viernes, 4 de marzo de 2011

Capitulo 12: Un Cambio de Prioridades

Un cambio de prioridades


Martes, 24 de diciembre.

Querido Diario:
            Creo que estoy esperando la primavera, sin darme cuenta me cambie de lado de hemisferio por lo que ahora estoy en el invierno... otra vez. Guarda algún parecido con el interior de mi ser.
            Te compre esta víspera de navidad porque pienso que esto me esta superando. Creo que han pasado un poco más de cuatro años de que Cristóbal, el amor de mi vida, murió. Y debo admitir que todavía me duele tanto como el primer día, la primera hora que me enteré y me aventuraría a decir que me duele mas ahora. No fui a su funeral porque sabía que luego dolería más. Mi vida, desde que murió él, ha estado completamente vacía. Pero... no hay mucho que yo pueda hacer. Pienso que la resignación se esta haciendo una compañera mía habitual. Eso me da miedo...
            El 5 de diciembre del año en que él murió, el día de mi cumpleaños, me escape de donde estaba; Chile, casi como un regalo propio. Me hizo bien, debo admitirlo aunque creo que el dolor es algo que te sigue a cualquier parte y por ahora esa teoría sigue en pie. Estoy en Johady, extrañaba mucho este sitio como para no venir. Pero estoy sola, decidí apartarme del grupo de Grace, aunque ella también este en aquí, pero fue porque no quise hacer que ella eligiera, lo prometí una vez y lo cumpliría. Pero por lo que supe, mi decisión no sirvió de mucho ya que Tobías también se aparto, creo que se fue al el grupo de la tal Francisca. En una de esas, quizás... iré a ver a Grace mañana. No estamos lejos, pero con el dolor que llevo dentro, el ir a esa casa es como una visita al infierno. Antes de ayer recibí una carta de José Tomas saludándome y rogándome que volviera, pero yo se que eso es imposible, el dolor... es simplemente inaguantable. Además puede que Tobías... decida volver y... yo... no lo quiero ver.
            Otra razón por la que te compre es porque mi vida se esta complicando desde hace una semana, después de que recibí una carta anónima. Lo interesante es que hacia alusión a mi pasado y eso me esta incumbiendo mas de la cuenta, dice que debo volver a Chile, pero no se si mis fuerzas son las suficientes para volver al centro, al epicentro del dolor. Así que estoy viendo las ventajas y las desventajas de poder encontrar la realidad de mi pasado, si lo encuentro... Por suerte tengo la eternidad para ver que hacer. Lo malo es que también tengo la eternidad para sufrir por malas decisiones.  
            Estoy trabajando en una farmacia donde me contrataron como vendedora por un tiempo, por ser navidad. Me hizo bien encontrar este trabajo ya que por lo menos puedo liberarme de mi vida por ocho horas. He conocido a una humana que tiene mi edad y se llama Katherine y es agradable, casi tanto como Daniela... Si tan solo hubieras podido ver como me retorcí al pensar en eso... creo que tendré que dejarlo o aguantarme las consecuencias de mis actos. Me quedo con primera opción, creo. Volviendo al tema de Katherine, lo bueno es que con ella he podido ser un poco mas sincera, bueno... ella sabe que yo soy una vampira y eso hace todo mas fácil, incluso mas de lo que pensé. Si hubieras visto como ella se lo tomo cuando le conté, lo hice para poder alejarla de mi porque no quería ningún contacto con humanos, pero para mi mala suerte ella ni siquiera se inmutó, era como si le hubiera dicho que el cielo era azul. Incluso más tranquilo. También le conté sobre mi dolor... y me entendió. Desde ese día que ella es mi mejor amiga, mi única amiga...
            Decidí ir a ver  Grace mañana pero si tan solo hace alguna acotación sobre quedarme ahí, me vendré en seguida, no quiero ni siquiera pensar en la posibilidad. Lo prometo. Además igual le extraño mucho, al igual que a José Tomas. Tendré que comprarles algo como regalo de navidad, menos mal que ya tengo algo para Katherine. Para Grace podría ser algunos cojines estilo conejo y para José Tomas alguna camiseta de Colo-Colo, por lo que se y recuerdo... se encariño con ese equipo en Chile. Pero, ¿dónde encontrare una camiseta aquí, en Johady? Bueno, tendré que buscarla. Ojala pueda localizarla.
            Siento que mi escritura sea tan rara, confundida y que este cambiando de un tema a otro de la nada y en seguida, pero es que estoy tratando de evitar cualquier recuerdo que... duela. Espero que lo entiendas... Mañana te escribiré... si me acuerdo,  ya que nunca he sido muy buena para llevar un diario.
                                               Adiós, por ahora...
                                                                       Stephanie.


Luego de escribir el diario lo guarde bajo mi sillón. Sabía que no dudaría ahí mucho tiempo ahí acostada así que me paré.
Intente hacer cualquier cosa, pero no me funciono. Escribir sobre la muerte de... fue un poco mas terrible de lo que pensaba. Decidí salir a caminar por algunas horas. La noche estaba fría, serian aproximadamente las once de la noche y no se veía a nadie en las calles. Luego, quise ir a cazar, estaba sedienta y mis ojos estaban a punto de ser negros. Corrí hasta el bosque en el que habitualmente cazaba y encontré a unos venados, antes de que pudiera pensar en algo, ya tenía a uno en mis manos con el cuello partido. Tome su sangre un poco más apresurada de lo normal y cuando termine me quise volver a casa. Ahora no corrí, sino camine lentamente. Pero aun así, el camino se me hizo demasiado corto como para distraerme. Llegue a mi casa tan lentamente que hasta un humano podría ganarme. Prendí el televisor y puse un canal de cable cualquiera para ver cualquier cosa. Me interese por una película que estaban dando sobre unos zombis y en eso me quede pegada por toda la noche, cambiando el canal cuando la película o serie terminaba. Luego pensé en la película de los zombis y... me di cuenta que algo parecido me estaba convirtiendo.
La mañana llego luego y a primera hora quise ir a comprar los regalos. Me puse en marcha y en el camino al mall de Johady me encontré a Katherine.
-Hola, Steff- me saludó ella. Me habían puesto un nuevo apodo.
-Hola, Katherine- conteste intentando imitar una sonrisa. Ella hizo una mueca de disgusto ya que sabía perfectamente los motivos que me atormentaban y siempre trataba de subirme el ánimo y era por eso que la quería tanto.
-¿Cómo estas?- pregunto y luego se arrepintió de haber preguntado eso, movió la cabeza de un lado a otro dándome a entender que no quería que le respondiera esa pregunta, era una ley entre nosotras. Me sentí un poco mal.
-¿Ya te aburrió que siempre te cuente porque estoy mal?- pregunte y la voz se quebró cuando dije la palabra ‘mal’.
-¡NO!- contesto ella casi con un grito, se sorprendió que haya sacado esa conclusión. -, ¿Cómo se te ocurre eso, tonta?- replicó. Sonreí sin esfuerzo, sinceramente y ella me respondió con otra sonrisa.
-A veces los vampiros sacamos conclusiones rápidas- respondí con un susurro.
-Corrección; a veces los vampiros sacan conclusiones tontas- dijo con cierta gracia. Conversamos todo el camino al mall, ella igual iba a comprar algunos regalos extras. Las calles estaban casi vacías por ser navidad, pero aun así el mall estaba abierto... raro, pero cierto.
Katherine entro y se fue directamente a una tienda a buscar algún paquete. Yo la espere mientras sonreía porque había una tiendo que tenia camisetas del equipo que se te ocurriera. Cuando Katherine llego venia con un regalo envuelto en un papel rojo con flores azules y una rosa de color añil.
-Mira, este es para ti- me dijo entregándomelo. Me sorprendí y la abrace muy fuerte. Katherine se había transformado en algo que me ayudaba a sobrevivir cada día.
-Muchas gracias- dije con la voz emocionada. –Tu regalo esta en mi casa- le avise. Ella se sorprendió y me abrazo nuevamente. Luego ella me acompaño a comprar la camiseta y algunos cojines, como lo tenía planeado. No demoramos más de tres horas y aunque la pase muy bien, quería que terminara luego, para poder ir a ver a Grace. Katherine me dejo en la puerta de mi casa y ahí le pase su regalo. Hace algunas semanas había visto un collar que encajaba perfecto con la personalidad de Katherine, así que lo compre sin más. Cuando Katherine se fue a su casa, después de desearme felices navidades, y dejara el regalo que ella me había dado al lado del sillón, yo me metí a mi auto y maneje rápidamente a la casa de Grace. A medida que iba pasando por en medio del bosque el dolor se estaba apoderando de mí e incluso pensé en volverme. “No puedes ser tan cobarde” pensé en mi contra. Seguí en mi manejo controlando lo temblores que tenia mi cuerpo. Al rato, llegue a la casa. Frene en seco y temí el auto hubiera sufrido algún daño, pero no, por suerte no. Salí con cierto miedo a no saber que me esperaba dentro de esa casa. Me sentía extraña e incluso el pánico me invadió por algunos segundos. “Tonta... ¿Qué podría estar esperándote allí dentro?” pensé y luego temblé. Esa no era una buena pregunta para mí. Pero de repente, todo cambio, me sentí tranquila y feliz, incluso en paz conmigo misma y antes de aterrarme me acorde de quienes vivían ahí.
-Grace- murmure levemente. Y la vi salir con toda su gracia de bailarina, ella corrió a mí y me abrazo tan fuerte que hubiera hecho partículas a una persona normal.
-¡Stephanie... hermana mía!- grito ella. José Tomas salio y se quedo en el umbral de la puerta mirándome feliz. Quede un poco impactada por lo que estaba sintiendo y sabia que no era por el don de Grace, esta feliz... realmente feliz, creo que muy pocas veces me había sentido así después de la muerte de... Cristóbal y la mayoría de las veces que me sentía feliz habían sido por causa de Katherine, pero ahora, aun cerca del dolor, estaba feliz con Grace y José Tomas. “Genial y totalmente... asombroso” pensé cuando me liberaba del abrazo de Grace. Me acerque a José Tomas y este me envolvió en un abrazo tan confortable, tan cómodo, tan amigable que hizo que por alguna vez en estos cuatro años me sintiera... completa. Si es que este sentimiento podía llamarse así...
-Hola, pequeña- me saludo José Tomas. Yo lo salude con una sonrisa casi tan sincera que las que utilizaba con Katherine. Entramos a la casa y estaba el árbol de navidad de siempre, adornado con el típico estilo de Grace. Estaba todo tan bonito, se parecía a como pasábamos las navidades cada año y recordé que faltaba alguien para que todo fuera como cada año anterior.
-¡Que genial que estés acá!- dijo Grace con entusiasmo. Solo podía sonreír, estaba insegura del tono de mi voz y preferí no arriesgarme. –Te hemos extrañado tanto, Stephanie. No tienes idea de lo que hemos sufrido...- musito Grace insegura hasta que al final se callo dejando a mi imaginación el final de su conversa. José Tomas me miraba ansioso y contento, satisfecho de que yo me encontrara ahí. Eso estaba bien...

No hay comentarios:

Publicar un comentario