lunes, 6 de diciembre de 2010

Capitulo 8: Noticias.

Capitulo 8

Noticias.


Íbamos en el auto y encendí la radio.
-Estas noticias…- musito Cristóbal y apago la radio. Me extrañe por su reacción y volví a prender la radio.
-¿Cuál es el problema?- pregunte y él me miro acongojado. Pude entender que había algo que no me estaba contando, ahora fui yo la que apago la radio. -¿Qué esta pasando?- agregue preocupada, su expresión se estaba volviendo tormentosa y eso me estaba doliendo en lo mas profundo.
-Mi hermana desapareció hace algunos días- contesto y paro el andar del auto.
-Pero, ¿Por qué no me contaste?- exigí.
-No quería preocuparte- contesto. “Una hermana… una hermana…” pensé y dolía. Abrí lo ojos mirando fijamente el vidrio delantero y me di cuenta que pensar en una hermana desaparecida dolía mucho, como pequeñas dagas atravesándote el cuerpo en certeras puñaladas. Cerré los ojos intentando tener la compostura intacta y que todo dolería menos. “No, es insoportable” pensé sufriendo. De verdad, no era algo que pudiera parar aun concentrándose en no sentirlo.
-Te amo y siempre tienes que contar conmigo- le pedí. Él asintió y me dejo en el lugar de siempre. Bajo del auto y me dio un beso como siempre.
Lo vi irse y luego corrí a casa, necesitaba hablar con Grace. Cuando llegue estaba Tobías hablando con ella.
-Hola- salude normalmente. Tobías se levanto y me saludo con un beso en la mejilla y un gran abrazo, me susurro que me quería y que siempre actuaría de acuerdo a lo que me convenía y luego me dejo sola con Grace. –Okey, no entendí- confesé.
-Yo tampoco- dijo Grace con tono irónico. Pero en su mirada se notaba un grado de lastima hacia mi, quise preguntar siendo indirecta.
-¿De que hablaban?- pregunte y ella no contesto con gestos que Tobías todavía podía escucharnos.
-De nada que te importe- contesto con un guiño. Asentí en silencio y luego suspiro frustrada para que Tobías pudiera escucharme y que no se enojara con Grace. Luego, me di cuenta que tenia cosas mucho más importantes que hablar con ella.
-Bien, ahora yo quiero hablar contigo- dije más despacio y deje que ella juzgara si seguía hablando. Primero me hizo callar, pero luego de algunos segundos me dio el victo bueno.
-Bien, ahora- me apunto. –Tengo una pregunta antes- dijo con cierta despreocupación fingida.
-¿Cuál?-
-Tú nunca le contaras a Cristóbal que somos... vampiros- dijo afirmando.
-Eso es algo indiscutible- dije un poco incomoda. No me agradaba hablar sobre si mezclar o no a Cristóbal en esta vida de misterio y cuentos de terror.
-¿Crees que algún día él solo se de cuenta?- pregunto.
-He sido lo bastante cauta como para que él nunca sospeche. Además por lo que supe, nunca vio la ‘autobiografía’ del vampiro valiente- murmure. Ella asintió con indiscutible preocupación que no pudo esconder. Suspire y le pregunte sobre como se estaba tomando Tobías la relación que yo tenía con Cristóbal. Me contesto que las cosas no iban sobre ruedas, pero que se podría mejorar.
-¿Cómo?- pregunte rematadamente impotente.
-Intégralo más a tu vida, que no solo te bases en Cristóbal para sobrevivir. Incluso a mi me has dejado olvidada- reclamo.
-Lo se- afirme.
-Además, Tobías esta preocupado por nuestro secreto. Él no quiere que Cristóbal sepa de nosotros más de la cuenta- me explico con ciertos temblores en su cuerpo, no supe si tomar eso como que ella estaba de acuerdo con eso o algo aparte. Sin tomar mucha atención a su advertencia pensé en como me cambio la vida la llegada de Cristóbal a ella.
-¿Sabes? Es un cambio tan drástico enamorarse de alguien, cambia tu visión de las cosas por completo. Nunca pensé que algo así me podría suceder- confesé y mi fuero interno agregue: “aunque… creo que alguna vez habia sentido esto con más intensidad”. Ella ladeo la cabeza y me miro sorprendida. -¿Qué?- pregunte. Ella sonrió y bajo la cabeza.
-Lo se perfectamente. Se como se siente. Ya que cuando me transformaron yo... estaba enamorada de alguien- susurró descendiendo la mirada. Me interese en lo que tendría que contarme, Grace nunca hablaba de su vida pasada porque era doloroso. Para cualquiera era doloroso hablar de eso.
-¿Y que paso?- pregunte.
-Me dejo- contesto en un suspiro de lamento-, fui sincera con él contándole que yo ahora era una vampira y él... simplemente me dejo-. Oírla hablar fue lo más duro que me había tocado en la vida... perdón, existencia. Sus palabras estaban cargadas de dolor insoportable, acariciaba con dulzura la palabra ‘enamorarse’, pero con la misma intensidad maldecía la palabra ‘dejó’ con lamento interminable. Sonrió a duras penas y luego se apoyo en el respaldo de la silla.
-¿Cómo se llamaba?- pregunte un poco confusa.
-Arturo- respondió con un suspiro. Recordé al Arturo que hablo un día el tal Felipe.
-¿Y que paso con él?- pregunte y ella cerró los puños adolorida. Lamente haber echo esa pregunta, pero era necesario saber su pasado.
-Se convirtió- musito ella. “¿Se convirtió?, ¿Vampiro?” pensé aun confusa. Las cosas estaban tomando un cauce que no me gustaba para nada, pero igualmente quise indagar a fondo la vida de Grace.
-¿Quién lo convirtió?-
-No se, en realidad. Solo supe que estaba con una pareja y parece que fue ella con lo convirtió, supongo- dijo ella mas para si misma que respondiéndome. –Por eso te digo que se lo que sientes, un amor es algo que te cambia el mundo. Lo que te une a tus seres queridos queda nulo y tu fuerza de gravedad es la persona amada. No hay nada que hacer contra eso- afirmo Grace mientras comía unas papas fritas.
-¿Dieta humana?- pregunte.
-Junaeb- me contesto. –En el liceo te dan comida, hay que aprender a comer. Aunque sea asqueroso- dijo con una mueca de asco.
-No es tan malo- la anime.
-No, claro que no- me contesto con sarcasmo.

La tarde se paso lenta y después de la conversación con Grace no había mucho que hacer. La ayude un poco en sus tareas, pero luego eso me aburrió. Grace dijo que las dejaría para mas tarde porque ahora estaba arreglando la casa con lo cojines que había comprado. Eran azules y peluditos, eran bonitos pero un poco exagerados y nada parecido a los conejos, así que saque por conclusión que la etapa de los conejos para Grace estaba superada. Al rato fui a ver la casa de Cristóbal y ver que estaba bien. Por calma mía, él estaba bien tomando once con su familia, pero se le veía un poco preocupado. “¿Qué le podría estar pasando?” pensé, pero luego decidí dejarlo tranquilo. Llegue a la casa y Grace estaba en sus tareas concentrada... con su calculadora.
-Eso es trampa. Yo hacia todo sin calculadora. Además ¿para que la quieres si te sabes todo eso de memoria? Eres vampiro y tienes un cerebro espectacular, cierto?- dije con cierta ironía. Mi largo párrafo dejo a Grace mirándome fijamente con furia.
-Si, pero mi súper cerebro no quiere ni siquiera pensar en porque estoy sentada aquí- dijo con mas tranquilidad. Me senté en el sillón y mire la televisión. Tobías no se había aparecido por la casa y eso lo encontraba un poco raro, excepto a que él quisiera evitarme. Lo encontraba justo, pero triste. José Tomas estaba de caza y cuando llego pregunto por Tobías.
-¿No ha llegado?- pregunto cuando nosotras le dimos nuestra negativa sobre la llegada de Tobías.
-No- contesto Grace sentándose a mi lado. Había terminado sus tareas y ya tenia todo arreglado para el otro día.
-¡Que raro! Me dejo solo mientras cazaba, pero me aseguro que se venia a casa- explico. Trate de no darle muchas vueltas al asunto después de darme cuenta que Tobías si me evitaba. Vimos televisión sin ver nada en verdad. Y así pasaron horas y Tobías no llegaba...

domingo, 5 de diciembre de 2010

Capitulo 7: Amor

Capitulo 7

Amor.



El trabajo se paso rápido y las ocho de la tarde llegaron. Daniela se despidió un poco fría para mi gusto, pero no me di mucho tiempo para pensar en eso porque sabia que Cristóbal me esperaba afuera del local. Efectivamente... ahí estaba.
-Hola, Stephanie- me saludo. Yo sentía como el mundo dejaba de girar tan solo porque él hablaba y me obligue a seguir caminando hacia él.
-Hola, Cristóbal- respondí mientras él me atrapaba en un abrazo.
-¿Cómo pasaste el día?- pregunto cariñoso. Su boca, que al principio estaba en mi frente, comenzó a descender lentamente hasta llegar a mi boca.
-Bien- alcance a contestar. Me besó con la misma pasión que ocupó en su departamento, pero ahora había más necesidad de mi boca. No importaba, mi intensidad crecía igualmente.
-Te llevo a tu casa, bueno?- pregunto. Asentí y luego me di cuenta quien me esperaba en casa...
-Pero solo hasta el principio del bosque, no quiero mas allá...- le pedí. Él no entendió bien mi petición, pero la acepto sin mucho revoloteo.
Llegamos en su auto hasta el inicio del bosque y se despidió con un suave beso entre la boca y la mejilla. Fue tierno y de nuevo sentía como si mi corazón volviera a latir para poder parar de repente.
Me fui lentamente caminando hacia la casa porque no quería verle la cara a Tobías, no después de que supiera que... estaba enamorada de Cristóbal. Me arrepentía tanto de haberle devuelto el beso la primera vez que Tobías se atrevió a dármelo, luego de aceptarle otro beso y seguir aceptando los demás. Era culpable de todo lo que me estaba pasando, pero aunque Grace me decía lo contrario, hoy concordaría conmigo, estaba segura.
Pero no podía evitar llegar a la casa y cuando lo hice estaba todo muy tranquilo. Grace y José Tomas estaban sentados en el sillón mirando televisión, aunque las noticias ahora eran mas alentadoras... las muertes en Johady habían parado repentinamente. Los salude y busque a Tobías, pregunte por él y José Tomas me miro extrañado.
-¿No esta contigo?- preguntó. Yo me sorprendí y negué con la cabeza.
-Dijo que te iba a ir a buscar al trabajo porque tenían las intenciones de pedirte que fueran novios- me aclaro Grace. José Tomas la miro furioso porque ella había arruinado mi ‘sorpresa’ y esta pidió disculpas...
¿Al trabajo?
-No...- susurre y José Tomas se paro a mi lado.
-¿Qué paso?- pregunto tomándome por los hombros. Yo estaba aturdida y aunque hubieran entrado los Volturis por la puerta no habría reaccionado. ¿Al trabajo? O sea que él vio cuando Cristóbal y yo...
-No...- volví a susurrar. José Tomas se estaba asustando y Grace se gano a mi lado. Me sacudieron, pero yo no reaccionaba. Grace quiso actuar sobre mí, pero no consiguió nada. Yo solo veía un hoyo negro sin fondo, pero sabía que al fondo... estaba Tobías. Me sentía tan mal que es difícil de describir.
-No...- por tercera vez susurre queriendo haber evitado todas las situaciones románticas con Cristóbal de ese día. No era justo, no para él. Él era muy buena persona como para que tuviera que sufrir de este modo y yo era muy egoísta para evitarlo...
-Stephanie... reacciona, ahora- ordenó Grace, pero no podía contestarle. Estaba mal, en shock, ninguno de mis músculos reaccionaba a mis órdenes. Y de repente, caí al suelo. Grace y José Tomas quisieron evitarlo pero no alcanzaron, fue tan repentina mi reacción que no consiguieron nada más que caer conmigo.
-No...- se estaba volviendo la única palabra que podía decir. Grace y José Tomas estaban paranoicos.
-Steffi... por favor...- suplico Grace. Por fin pude verla y decir algo más, aunque no servia de mucho.
-Tobías...- susurre entrecortadamente.
-Si, Tobías. ¿Qué paso con él?- pregunto José Tomas.
-Yo... no... Tobías...- alcance a decir antes de que mis músculos volvieran a funcionar y corriera a toda velocidad en dirección a al puerta. Recorrí el bosque completo en busca de Tobías y podía sentir como José Tomas y Grace estaban detrás de mí. Pare y ellos también se detuvieron.
-Busquen a Tobías... ¡AHORA!- grité. Ellos comprendieron de inmediato y nos dividimos. Yo fui al norte, Grace al este y José Tomas a suroeste. Después de buscar mucho rato, me estaba rindiendo. Quise saber si Grace o José Tomas lo habían encontrado, pero... yo lo encontré.
-Tobías...- grite y me acerque a él antes de que pudiera arrancar.
-¿Qué?- pregunto enojado. Se soltó y cayó sentado al pasto.
-Tobías, no... Por favor...- suplique mientras me arrodillaba frente a él. Tobías me miraba con tristeza y gemía del dolor. Yo no podía evitar querer matarme para que él estuviera bien. Solo hacia daño, ¿qué pasaba conmigo?
-¿Qué?- pregunto nuevamente.
-Tú me fuiste a buscar...-
-Si... ¿y?- pregunto él intentando parecer indiferente.
-Tú me viste... con... Cristóbal- afirme.
-Se llama Cristóbal, bueno saberlo- dijo.
-Tobías...- suplique.
-¿Qué estabas pensando?, ¿Por qué me diste ilusiones?- me cuestiono.
-Tobías, yo... nunca te di ilusiones- le grite con toda mi fuerza.
-¿No?... a lo mejor los besos tienen otro significado para ti- me dijo completamente furioso.
-¿Los besos?- pregunte.
-Si, o ¿ya se te olvido que nos besamos?- pregunto.
-No, obvio que no. Es solamente que yo... te besaba por… no provocarte dolor- le explique entre gemidos. Él me miraba incrédulo, intentando tapar el dolor con una mascara de furia.
-Aaaa! MUCHAS GRACIAS- me grito -, te juro que ahora duele menos-. Yo gemía arrodillada con el rostro entra las manos, Tobías se paro y me miraba sollozando.
-Tobías...- susurre entrecortadamente y gimiendo. Él cayó arrodillado frente a mí y me pidió, me rogó que no estuviera así.
-No, por favor. Stephanie, no... No estés así. Yo fui el estúpido que se hizo ilusiones sin tu consentimiento- se culpó.
-No, Tobías. Yo... Tobías, perdóname- dije mientras lo abrazaba. Él suspiro y me pidió que le diera el último beso. Intente decirle que luego dolería, pero ya me estaba besando. Se notaba en la intensidad la necesidad que tenia Tobías. Me tomo por la cintura y me coloco abajo del. Lo deje por el simple hecho que no quería causarle mas daño, pero sabía que le estaba haciendo un mal. Dentro de mi sentia como algo me gritaba que todo esto estaba bien… pero ¿cómo podria esto estar bien?
Luego que todo termino, él me miro con pasión y me levanto.
-Vamos a casa...-
Pasaron los días y mi relación con Cristóbal crecía cada vez más, pero mi relación con mi familia y Daniela iba cada vez peor. Exequel me quería mucho, pero la madre de Cristóbal no me quería para nada. Siempre le dije a Cristóbal que no intentara que yo le cayera bien, pero él insistía.
No podía entender porque Daniela cada vez se alejaba más de mí, ya ni siquiera me esperaba en la mañana como siempre, ahora me esperaba Cristóbal. Pero el bichito de la curiosidad siempre punzó. Un día martes de Julio me tuve que ir a trabajar. Me despedí de Grace como siempre, de José Tomas con un saludo frío y con Tobías con uno peor.
De camino me encontré con Daniela, pero no hice el intento de hablarle. Cuando llegue Cristóbal me esperaba en la puerta.
-Hola, amor- me saludo y luego me besó. Daniela paso a lado nuestro muy tensa. Intente que esto no me molestara, pero era inevitable. Yo había aprendido a quererla mucho, ella fue mi amiga, mi primera amiga en Santiago de Chile.
-Hola, Cris- le conteste.
-¿Cómo dormiste?- pregunto. Al igual que Daniela, él siempre hacia esa pregunta. Y yo seguía sonriendo.
-Como siempre- respondía para no mentir.
-En cambio yo... soñé mucho- confeso.
-¿Y que soñaste?- pregunte curiosa.
-Contigo, pero no querrás saber que...- dijo murmurando. Si hubiera podido sonrojarme, estaría como tomate. Sonreí y él me beso apasionadamente antes de dejarme en mi puesto de trabajo.
El día paso rápido y en la hora de almuerzo se estaba haciendo habitual que Cristóbal me llevara a un departamento que había arrendado para poder salir de su casa y los problemas. Ahí comíamos cualquier cosa, pero yo trataba de comer lo menos posible. Él me retaba, pero le decía que no era muy hambrienta, era mi excusa.
Ese día Cristóbal había comprado una pizza y un par de bebidas. Nos sentamos en la misma parte donde él me confeso que estaba enamorado de mi. Arreglo las cosas para comer y luego saco una rosa.
-Te amo- me dijo tiernamente pasándome la rosa.
-Te amo con la vida- le dije de vuelta.
-¿Quieres ser mi novia?- pregunto. Me dejo totalmente sorprendida y le dije que si de inmediato. Él me besó y así se paso el día...

En la casa le pedí a Grace que fuéramos a cazar juntas y ella aceptó. Después de cazar, hablamos.
-¿Y como vas con Cristóbal?- me pregunto.
-Genial, hoy me pidió que fuera su novia- conteste orgullosa. Grace sonrió y me dio las felicitaciones, pero luego su sonrisa se desvaneció y me miro preocupada.
-Le dirás que nosotros somos...- comenzó Grace.
-No- interrumpí tajante. –Él no debe saberlo nunca- exigí.
-¿Lo conoceré?- pregunto Grace ansiosa.
-Obvio, cuando quieras-
-Llévalo mañana a la casa-
-¿A la casa?-
-Oh! Es cierto... Tobías...-. Era difícil recordar que Tobías podía salir dañado con cada mala decisión que yo tenga. Me sentí un poco triste por la situación que estábamos pasando. No era justo... no era justo.
Grace y yo nos fuimos a la casa y encontramos a Tobías y José Tomas viendo el partido de fútbol. Grace suspiro y fue a hacer sus tareas.
-¿Quién juega?- pregunte sentándome al lado de José Tomas.
-La Universidad de Chile contra Colo-Colo- me contesto Tobías. Quise intentar recuperar la relación que tenía con él y me cambie de asiento; me puse a su lado. Él me abrazo y me pidió que fuera de la Universidad de Chile porque él era de ese equipo y José Tomas era colocolino. Asentí y le grite en la cara a José Tomas que yo era de la U.
-Bastarda- susurro él.
-¿Qué dijiste?- pregunte teatralmente furiosa.
-Te dijo bastarda- me explico Tobías. Yo reí porque Tobías estaba tan calmado, era como si los últimos años no hubieran pasado. Le pegue a José Tomas en la cabeza y todos empezamos a pegarlos con los cojines. Rompimos varios cojines lanzándolos de aquí para allá. Y cuando bajó Grace...
-Aaaa! ¡BASTARDOS!- nos grito con toda su furia. –Mis cojines blancos, peluditos como conejo. Malditos chupasangres, ¡me las pagaran!- nos amenazo Grace. Nosotros nos detuvimos en un instante y luego José Tomas le tiro un cojín a Grace. Con Tobías no reímos a carcajadas y esta le volvió a tirar el cojín a José Tomas.
Jugamos toda la noche a tirarnos cojines y la casa quedo completamente desordenada.
Al amanecer, Grace avisó que no iría al liceo porque alguien tendría que ordenar la casa y comprar nuevos cojines blancos y peluditos como conejos.
-De verdad, tienes un problema serio con los conejos, yo que tú me hago ver- le dije con gracia. Grace sacó su lengua en tono de burla.
Yo iría a trabajar nuevamente, pero ahora mas feliz después de lo ocurrido en la noche. Era como si los dos años recién pasados no hubieran ocurrido nunca, me sentía tan feliz. Ahora mi único cabo suelto era Daniela.
-Hola, Steffi- me dijo Cristóbal cuando llegue al local.
-Hola, Cris- respondí y como siempre me besó.
El día fue normal, trabajo, almuerzo en el departamento, Cristóbal, la indiferencia de Daniela, etc.
En la tarde, Cristóbal por primera vez me había preguntado por mi familia. Y sin mentir, eso me incomodo mucho ya que mi familia era un tema un poco complicado como para tomar a la ligera.
-¿Me llevaras algún día a tu casa?- preguntó ansioso. Quise poder darle vuelta la pregunta pero sabía que a su madre no se le haría gracia verme aunque Exequel me aceptara. Así que tuve que saber responder con una mentira, solo en parte.
-Algún día… sabes que en mi casa las situaciones no son las mejores- respondí.
-¿Tu hermano te cela mucho?- pregunto un poco enojado. Claro… esa era nuestra farsa, aunque nosotros no la hayamos difundido la misma gente hizo sus suposiciones; Tobías, Grace, José Tomas y yo éramos hermanos.
-Un poco- respondí aun mas incomoda. Mi ‘familia’ era el único tema que no podía tratar con toda sinceridad con Cristóbal. Me daba rabia que fuera así, pero odiaría la idea de decirle que yo… era una… no quise seguir pensando en todo eso.
-Bueno, pero eso no se interpondrá entre nosotros, cierto?- pregunto.
-Obvio que no- conteste con toda seguridad, aunque no sabia a que grado yo misma me podría creer eso, por lo menos sonó convincente.
Salimos del trabajo y me invitó a tomar un helado. Sonreía cada vez que él me invitaba a comer algo ya que no era mi actividad favorita. Aunque de una u otra forma siempre terminaba botando la comida en alguna parte. Cuando llegamos a la heladería, él pidió un café helado y yo un helado de chocolate con vainilla.
-¿Te ha ido bien?- pregunte un poco confusa, no sabia por que diablos había hecho esa pregunta.
-¿En que sentido?- pregunto. “No se” pensé en contestarle, pero me di cuenta que era algo muy estúpido así que aproveche la oportunidad para saber de su familia.
-Tu familia- conteste. Él bajo la mirada y le dio un sorbo a su café. Sin darme cuenta yo también comía el helado.
-Tú sabes que nunca me va bien en ese sentido. Además ahora que mi madre esta embarazada...- respondió tajante. Era un tema doloroso, tanto para él como para mí ya que sentía el sufrimiento como propio. Lo amaba y odiaba a cualquiera que pudiera presentar un peligro o un dolor para él. Estaría dispuesta a morir por él y eso lo tenía claro. Cristóbal se había vuelto la persona que cambio mi mundo en el segundo que menos lo pensé, se había vuelto esencial para mi sobre vivencia, algo importante, lo mas importante. Creo que todo se dio vuelta en mí cuando vi su expresión de dolor. Esa situación era intolerable.
-Lo siento- me disculpe y me senté en sus piernas. Él me abrazo fuertemente, quito mi helado y lo dejo dentro de su café para poder besarme sin interrupciones. En medio del beso sentí su mano bajar por mi espalda trazando la línea de mi columna. Me estremecí y Cristóbal sonrió. Tome su cabeza y lo aferre a mi como casi siempre lo hacia, pero ahora con mas necesidad. De la cintura me acerco más a él y termine el beso en sus labios para seguir por su cuello. Él tirito y me susurro que me amaba, entre besos le respondí que era lo más importante que en mi existencia había tenido. No podía creer que fuera tan feliz, pero luego recordé que el tiempo pasa y yo… tendría que irme. ¿Cómo seria lo suficientemente fuerte para dejarlo y que él continuara su vida?, porque tenia claro que una vida conmigo no la conseguiría nunca, por mucho que se intentase. Hubiera dado cualquier cosa por ser un humano y seguir mi vida con él, pero… pedía demasiado.
-Te amo, eres mi vida, lo que ilumino mi existencia- me susurró al oído. Me estremecí nuevamente porque los pensamientos que estaba teniendo en ese momento no eran los apropiados para que pudiera aparentar normalidad. Me amaba y yo a él… ¿Qué podíamos hacer? Estábamos condenados a seguir caminos diferentes aunque muriéramos del dolor, sabia que tendría que dejarlo. Pero lo que me consolaba era que él podría olvidarme y enamorarse de alguien bueno y normal, que le de lo que él quiera. Eso estaba bien, aunque yo… jamás pudiera olvidar.

Capitulo 6: El almuerzo.

Capitulo 6

El almuerzo.



No hubo mucho que hacer ya que el día estaba lloviendo y no fue mucha gente al supermercado. Daniela me comento que era raro que lloviera en marzo. Dieron las dos de la tarde y Daniela me invitó a almorzar, pero le dije que Cristóbal me había invitado. Noté un pequeño gesto de decepción en su cara y para borrarlo le prometí que iría con ella de compras. No sabia como, pero tendría que cumplir esa promesa.
Cristóbal estaba en la puerta esperando con su auto. Un BWB negro muy lindo. Cristóbal estaba arreglado con un jeans oscuro y una polera negra que lo hacia verse muy guapo. Su pelo negro, liso era atractivo y sus ojos color caramelo oscuro aun mas. Mire cada detalle de su cara y me quede pegada en su boca ya que esta era parecida en la forma a la boca de Tobías. Me hizo subir al auto con caballerosidad y se dio la vuelta lentamente, intentando poder respirar tranquilamente. Cuando se subió lo hizo con lentitud, pero cuando empezó a manejar fue bastante bueno y rápido.
Para parecer humana le pedí que bajara la velocidad porque era mucha imitando al hecho de un libro que había leído  y él lo hizo sin problemas. Llegamos a un restorán del centro de Santiago, pero como llovía y el sol no se asomaba por ninguna parte no me preocupaba. Entramos y él dijo su nombre y nos llevaron a una mesa.
-¿Hiciste una reservación?- pregunté. Él se sonrojo y afirmó levemente bajando la mirada. Encontré tan tierno como bajo la mirada que le tome el mentón y le hice que me mirara a los ojos. Luego me arrepentí, no tenia porque haber hecho eso. En una cierta manera le debía respeto a Tobías. Además mi piel era fría y él sintió eso. Tembló, pero intentó impedirlo.
Nos sentamos y él me pasó la carta, vi el menú y quede sorprendida. Para un humano normal y mas encima joven como era Cristóbal este restorán era bastante caro. Trate de pedir algo sutil porque no era mi actividad favorita comer comida de humanos aunque me estuviera acostumbrando. Él pidió lo mismo que yo.
-¿No eres chilena?- pregunto para iniciar la conversación.
-No, no lo soy. Soy de Alaska- respondí.
-Un cambio radical venirte a Chile, tanto como por el ambiente y por el idioma- comento un poco nervioso.
-Si, mas o menos. Pero no es tanto, ya he estado en climas más tropicales y el idioma lo aprendí en el liceo- dije un poco nerviosa y solté la misma mentira que a Daniela... por si acaso.
-Oh! Que bien... Y ¿planeas quedarte aquí en Santiago todo el resto de tu vida?- pregunto ansioso. Sonreí al pensar si me quedara aquí el resto de mi vida...
-No, no creo. Me iré en unos cinco o seis años- afirme. Vi como su expresión cambio. Se puso triste y me sentí incomoda, pero con el deseo de abrazarlo. Me resistí porque recién lo estaba conociendo. Luego Cristóbal vio que me estaba sintiendo culpable por su expresión y cambio su rostro triste a una sonrisa enorme.
El almuerzo me lo comí por obligación o por educación, mejor dicho. Pero la conversación fue amena y pude ver que la vida de Cristóbal no es la mejor del mundo. Sufría ya que no se llevaba muy bien con su padre ni su madre y su hermana mayor era una completa irresponsable. Sentí pena por él, pero no había mucho que yo pudiera hacer así que intente tomar sus sentimientos lo mas superficial posible. Cuando el almuerzo terminó llovía a mares y Cristóbal me avisó que Exequel había cerrado el supermercado por la lluvia. Y se ofreció llevarme a casa, acepte por cortesía aunque solo dejaría que me llevara hasta el inicio del bosque y no permitiría que se adentrara.

Llegue a la casa corriendo porque odiaba mojarme y cuando llegue encontré a los chicos en la misma posición que los había encontrado el día anterior. En las noticias; la misma situación. Las muertes en Johady ya eran alarmantes, el día de ayer habían encontrado cincuenta cadáveres escondidos en una casa con distintas fechas de muerte. Me quede sorprendida y sali del shock. Cuando Tobías me saludo con un beso en la boca.
-Hola- dijo coqueto. Sonreí y ahora fui yo la que le dio un beso, pero más largo. Cuando Tobías terminó el beso me percate que Grace y José Tomas ya no estaban. Le pregunte a Tobías a donde habían ido y me dijo que querían ir de caza. Él me abrazo y me pregunto si quería ir de caza también, pero negué y él me llevo al sillón. Me tiro con él y quede encima, supe velozmente sus intenciones. Y el porque de la ida de Grace y José tomas.
-No, Tobías.... por favor...- suplique. Él se detuvo inmediatamente y se sentó.
-Lo siento... es solo que yo...- empezó a decir nervioso.
-No te preocupes- dije abrazándolo -, yo igual quiero pero no en este momento, okey?-. Él sonrió a medias y para sentirme plena lo bese nuevamente. Él se agito y me dejo sentada sola.
-Lo siento... si quieres que no pase aun... tendrás que evitar eso... a toda costa- advirtió. Reí por su extraña acotación.

Pasaron los meses y llego el invierno que fue tan helado como lo era en Alaska. Incluso a mi, me dio frío.
Estábamos en Junio y era día viernes. Estábamos felices porque esa semana había sido completamente agotadora. Agotarse era entretenido porque te libraba de la rutina. Pero todo a su extremo es malo.
-Me voy a trabajar- me despedí. Tobías se despidió con la mano, cosa normal después de que le aclarara en una pelea que tuvimos en mayo que éramos hermanos. Las situaciones románticas quedaron en nada cuando tuvimos esa discusión, desde ese día que ya no pasaba nada con Tobías. Sabia que él no perdía las esperanzas, pero yo... a mí... me agradaba Cristóbal y... no sabia nada, estaba confundida y no quería dañar a Tobías.
Llegue a la entrada del supermercado y como cada día de trabajo en la mañana, Daniela me esperaba para entrar. Las cosas seguían mejor con ella, nos habíamos hecho amigas y la promesa de las compras de efectuó un día nublado.
-Y, ¿cómo dormiste?- pregunto Daniela. La mayoría de los días preguntaba eso y yo siempre sonreía por el chiste personal.
-Bien, como siempre, Daniela. Sabes que no soy muy inquieta para dormir- respondí. Daniela sonrió y luego se le cayeron las llaves del auto. Nos agachamos a recogerlas al mismo tiempo y nuestras manos entraron en contacto.
-Siempre tan fría- exclamó ella pensante. Sonreí y deje que el incidente pasara. Siempre intentaba tener el menos contacto físico con lo humanos, pero había situaciones inevitables. Volvimos al tema de los sueño y sin preguntarle ella me contó el sueño que había tenido.
-Fue muy raro, yo sabía que tú estabas en alguna parte, pero no podía verte ni encontrarte. Y de repente te vi, pero con tu piel mas blanca aun y con la boca llena de sangre... tú eras una... una vampira- confesó. Yo me tense y luego me eche a reír. Lo que puede hacer el subconsciente de un humano; decirte la verdad, pero aunque Daniela confiara ciegamente en su subconsciente, que yo fuera vampira era imposible, para los humanos incrédulos.
-Tienes que dejar de ver películas de terror- le ofrecí. Ella asintió y se rió nerviosa. En el puesto de trabajo, me esperaba Cristóbal. Casi todos los días lo hacia ya que había comenzado a trabajar aquí desde hace unos dos meses.
-Hola- saludo amigable.
-Hola, Cristóbal- salude con un beso en la mejilla que era lo habitual que hacia, incluso con lo helado de mi piel. Pero el corrió la cara y el beso no se dio.
-No- dijo él tajante.
-¿Qué pasa, Cristóbal?- pregunte sorprendida. Pensé que se debía la temperatura ya que él siempre se estremecía cuando mi piel tenia contacto con la suya... temperatura, cierto?
-Es solo que hoy tengo que hablar contigo... un tema un poco delicado...- confesó. Y luego se fue a su caja.
Me quede pensativa ya que Cristóbal no era de ese tipo de chicos... que necesitara ‘hablar’ cosas serias. Al pensar en ‘cosas serias’ me acorde del libro ‘El Principito’ y estuve recordando cada palabra que sale en ese libro toda la mañana. Lo había leído mil veces y el hecho casi me hizo sonreír.
Llegaron las dos de la tarde y Cristóbal me invitó al departamento que había alquilado recientemente en el edificio que habían inaugurado hace unos tres días atrás, cerca del supermercado. Al principio me molestó su invitación, pero luego acorde conmigo misma que no dejaría que pasara algo. Recordé cuando su padre, Exequel, me había llevado a su oficina y pensé en que si hacia la menor insinuación lo mataba, pero ahora todo era distinto... porque si Cristóbal hacia la insinuación yo... no sabia si quería... matarlo,  lo mejor... me agradaría. Agite mi cabeza de derecha a izquierda intentando sacar esas palabras de mi mente, sabia que podía dañarlo en cualquier minuto sin querer. Subimos y cuando estábamos en el comedor, él se sentó y me habló afligido, casi se pareció a la cara de Tobías cuando me confeso que él estaba... enamorado de mi.
-Yo... quería decirte algo- empezó. Vi a Cristóbal muy acongojado y no pude evitar abrazarlo. Cuando se libero de mi abrazo, se paro y empezó a dar vueltas por el living, al final se sentó en un sillón.
-¿Qué pasa?- pregunte ganándome a su lado.
-Me enamore de ti- confeso. “¡Wuau! Sin anestesia” pensé aturdida. Cristóbal estaba enamorado de mi y yo... ¿estaba enamorada del? Hace mucho tiempo que me estaba haciendo la misma pregunta, esperaba con ansias las dos de la tarde para poder verlo y eso no era normal y por eso que creció la duda en mí.
No tenía nada claro, a mi mente se vino el recuerdo de la colina y Tobías... esto era tan distinto porque... yo si sentía algo por Cristóbal y por Tobías… lo que habia sentido por Tobías era un recuerdo vago. Pero ¿qué pasaría si nos correspondemos?, ¿si él me quiere tanto como yo lo quiero a él? Espera... ¿yo lo quiero a él? Mi mente estaba echa un caos porque sabia que si dejaba que pasara algo con Cristóbal alguien iba a sufrir; Tobías.
-Yo... Cristóbal... yo también te quiero, pero no se si estoy enamorada de ti- confesé. Fueron casi las mismas palabras que le había soltado a Tobías con la misma confesión de parte del. Cristóbal me miro esperanzado y se acerco a mí, ya ni siquiera me importaba estar sentada en su departamento, solo me importaba que decisión tomaría yo. Él tomo mi rostro y lo acerco al suyo con suma lentitud, intentando dejarme a mi la posibilidad de decidir si queria o no. Recordé cuando Tobías me beso por primera vez y me dio un escalofrío. Cristóbal tenía su boca más cerca de la mía y recordé el primer almuerzo con él. Cuando por fin sus labios rozaron con los míos recordé la cara de Daniela... ¿de Daniela?....
Cristóbal me besó apasionadamente pero con ternura. La parte de mi mente que quería que esto no sucediera murió en el instante en el que sentí su piel calida contra la mía. Tome su cabeza y me aferre a él dándome cuenta que si... estaba enamorada de Cristóbal. Él me acerco él por la cintura y me susurro que me amaba. Recordé los besos de Tobías y no se podían comparar, me producían sensaciones totalmente distintas. Me estremecí cuando sentí sus manos debajo de mi polera aunque no me incomodaba. Estaba enamorada de Cristóbal sin retorno, sin salida, ninguna posibilidad de escapar a esto. Cuando el beso termino fue como si del cielo volviera a la tierra, pero a una mas linda de la que me fui. Mire fijamente a Cristóbal y él sonrió.
-Te amo- me dijo en un suspiro. Yo baje la vista y luego me arrepentí de haberlo hecho, necesitaba verlo y necesitaba del como nunca. En toda esta fastidiosa vida no me había sentido tan plena, tan llena que pensé que iba a romperme. Olvide que estaba condenada a vivir una especie de deja vú para lo que durara mi existencia.
-Te amo- respondí recalcando cada silaba de las dos palabras mas importantes que había dicho en mi vida...
Cristóbal me miraba como si necesitara mirarme, pero lo entendía porque yo estaba en la misma situación. Nos paramos y nos fuimos al supermercado abrazados, sentía que estaba tan feliz...
Pero de camino sentía como algo dentro de mi me día que si había sentido algo parecido e incluso mucho mas intenso… Algo más fuerte que lo que algún día sentiría por Cristóbal.

Capitulo 5: La Compañia

Capitulo 5

La compañía.



            Pasó el tiempo y después de la que película saliera de la mente de las personas decidimos volver a hacer una vida normal, era tan aburrido tener que quedarse en casa todo el tiempo. Los Volturis se habían encargado del director de la película y quedó como advertencia para todos los vampiros. Lo único que les había faltado era colgar la cabeza del tipo frente a su castillo en Volterra.
José Tomas, Grace y Tobías querían ir al liceo en tercero medio, pero yo me había aburrido de eso y quise trabajar en alguna cosa. El liceo me tenía más que aburrida y quería algo nuevo. Todos estuvieron de acuerdo con mi decisión así que la lleve a cabo apenas mi familia encontrara un liceo en donde postular el mismo marzo, el mes que comenzaban las clases en Chile. Los papeles ya estaban listos y Grace, Tobías y José Tomas tendrían 16 años, mientras que yo tendría 19 para poder trabajar sin problemas en cualquier parte que quisiera. Aunque nuestras posibilidades estaban bastantes reducidas, en Santiago el sol brillaba mucho en la época que terminaba el verano, pero los chicos encontraron un liceo cerca de el bosque colindante con “Las Parcelas” y ahí el sol tenia poco acceso, casi tan poco como teníamos cerca de casa. Yo me busque un trabajo cerca de donde terminaba el bosque, para que mi trabajo me liberara un poco de todo pensamiento y pudiera conocer a gente chilena. No me costo mucho encontrar trabajo de cajera en un supermercado cercano llamado “Gatuno”. La primera vez que vi el nombre no me dieron ni ganas de entrar, pero luego me di cuenta que estaba siendo muy prejuiciosa. El lugar era grande y tenía variadas cosas, era un sitio agradable. Hable con el encargado del supermercado y después de coquetear un poco con él me dio el trabajo sin problemas.
Quedaba poco para que los chicos fueran al liceo y faltaba poco para mi primer día de trabajo. Un día Grace fue a comprar lo necesario para pasar como adolescentes normales, compro los uniformes,  mochilas, cuadernos, lápices, etc. Ella estuvo muy feliz casi toda una semana porque encontró lápices con dibujitos de ‘Pucca’ y ella amaba a ‘Pucca’. Cuando por fin llego el primer día de clases de los chicos estaban con mucho ánimo por conocer a personas nuevas y olvidarse de lo ocurrido en Johady.
-¡Que genial!, ¡que genial!- gritaba Grace de aquí para allá. Tobías, con un gesto, me pidió permiso para pegarle un puñetazo, pero le dije que no. Se sentó en el sillón blanco que había comprado Grace hace unos pocos días y con otro gesto me pidió permiso para ensuciarlo.
-Tú lo lavaras- le indicó Grace. Tobías se sentó amurrado en el sillón y espero que Grace estuviera lista.
-¿Y José Tomas?- pregunte.
-Fue de caza- me contesto Tobías. Yo lo mire asintiendo y luego me di cuenta que ahora conocería gente nueva y que a lo mejor se olvidaría de mí. Sentí una punzada en el lugar donde mi corazón debiera latir. “Seria bueno” pensé. Él se merecía que lo quisieran con la misma intensidad.
Al rato estaban todos listos para irse al liceo.
-¿Tú, cuando entras?- me pregunto José Tomas.
-En una semana más- respondí. Y luego se fueron...

Paso la esperada semana y por fin tendría algo que hacer. Ese día me fui temprano y a las ocho de la mañana estaba parada frente a mi puesto. El encargado me enseñó todo y yo aprendí con suma rapidez, después de todo había hecho esto muchas veces antes. “¡Que chistoso!” pensé “un señor de cuarenta años enseñándole a alguien de ciento noventa”, claro que reserve mi pensamiento para mi... no necesitaba volver a escapar de algún lugar,
-Muchas gracias, señor- le dije al encargado después que termino con su instructivo.
-Por favor, llámeme Exequel- me contesto.
-Gracias, Exequel- me corregí.
-Bueno, usted es una de los hermanos Dawnther- pregunto un poco inquieto cuando menciono nuestro apellido que usábamos para catalogarnos como una familia.
-Si, Stephanie Dawnther- asentí. Luego, él me dejo y empecé mi trabajo.
Mi primer día fue bastante provechoso y aproveche lo fácil que era coquetearles a los hombres para que compraran mas cosas y así Exequel me encontrara una buena empleada.
Ese día conocí a varios chicos como de mi edad ficticia y eran muy buenas personas. Una chica se llamaba Daniela Miller y con ella fue la que mas hablé. La chica tenia 18 años y era rubia, casi de mi estatura y de belleza promedio, era muy sincera y se le notaba en como le brillaban los ojos cuando hablaba.
-Es un poco cansador este trabajo- me comentó cuando ninguna de las dos teníamos algo que hacer.
-Solo un poco- respondí. Bueno, para mi no era cansador, era como dormir. Pero se notaba que ella estaba fatigada. A la hora de almuerzo me invito a comer y acepté solo para conocerla más.
Fue una larga conversación y me tuve que tragar la comida porque ella se preocupaba que no comiera nada. Lo bueno era que ya me estaba acostumbrando a la comida humana. Cuando volvimos al trabajo y teníamos ratos libres conversábamos sobre la familia, sobre que yo era extranjera y no se me notaba. Me pregunto que como había aprendido el idioma y solo pude reír y decirle que me lo habían enseñado en el liceo.
Termino ese día y me sentí muy bien conmigo misma porque había hecho un buen trabajo en lo laboral como en lo personal. Salí a las ocho de la tarde y llegue a casa un poco sedienta tanto oler a los humanos.
-¿Cómo les fue?- les pregunte a los chicos. Ellos me respondieron que bien y me comentaron que José Tomas había conocido a una tal Vittha y lo molestaron mucho rato, mientras él se defendia diciendo que podria ser su hija.
-¿Vamos de caza?- me pregunto Tobías coqueteándome. Me sentí un poco cohibida, pero tengo que reconocer que no me molestó.
-Nos vemos después... Vittha- le dije a José Tomas y él me miro con odio.
Corrimos varios minutos antes de cazar, pero cuando lo hicimos no demoramos mucho tiempo. Yo cacé un puma y él un par de ciervos porque dijo que los pumas lo tenían aburrido. Con eso seria suficiente para mañana aguantar de matar a mis clientes, a Exequel o a Daniela. Cuando nos detuvimos, nos sentamos en una pequeña banca que había hecho Grace un día. Era cómodo estar con Tobías en ese momento porque no se comportó amorosamente hablando, si no que jugó como un hermano conmigo. Fue divertido pasar la noche jugando con él. Pero el amanecer llegó y tuvimos que arreglarnos para ir, cada uno a su respectivo lugar de diversión.
Llegue a mi trabajo y estaba Daniela esperándome para entrar. La salude y conversamos un rato sobre la noche y los sueños.
El trabajo estuvo arduo y Daniela estaba agotada y tengo que admitir que yo igual. Tocaron el timbre del almuerzo y el supermercado cerró para darnos nuestra hora. Pero Exequel me tenía preparada una sorpresa. Me llevo a su oficina y ahí se puso nervioso. “Cualquier insinuación y lo mato” pensé. Era segundo día... ¿para que me quería?
-Hola Stephanie- me saludó cortes.
-Hola, Exequel- respondí.
-¿Bien en el trabajo?-
-Si, excelente-. Sabía que Exequel algo quería decirme, pero no se atrevía. Rece para que no fuera una despedida o que en realidad tuviera que matarlo.
-Eee... bueno, yo... quería presentarle a alguien- dijo nervioso. –Mi hijo la vio ayer y quería conocerla- confesó.
-¿Y usted no se negó?- pregunte un poco molesta.
-Lo cierto es que ayer hicimos una apuesta con el juego de cartas y me ganó. Ganó conocerla a usted-. Me puse a pensar en lo estúpidos que se vuelven lo padres cada día, dejándose manipular con un juego de cartas. En mi tiempo eso no era así.
Exequel se fue dejándome sola en su oficina y cuando volvió venia acompañado de su hijo. “¡Wuau! Es precioso” pensé y sonreí. Él me miro coqueto y sonrió de inmediato.
-Bueno, Stephanie este es mi hijo Cristóbal Hadsome, Cristóbal esta es Stephanie Dawnther- nos presento Exequel mientras los dos nos mirábamos.
-Buenas tardes, Stephanie- saludo Cristóbal.
-Hola, Cristóbal- respondí.
-¿Me haría el honor de acompañarme a almorzar?- me preguntó. No tenia muy claro que decirle porque ahora yo tenia que trabajar y no me quedaban mas de 10 minutos para ‘almorzar’, además yo se que no le gustaría verme ‘almorzar’. ¿Y si lo almorzaba a él?...
-Me encantaría- dije respondiendo a mi pregunta anterior mas que a él -, es solo que entro a mi puesto en diez minutos. Quizás otro día, ¿puede ser?- respondí dejando la opción abierta.
-Cuando quiera- murmuró. Suspire y él se estremeció. –Déjeme decirle que es preciosa- agrego. Sonreí y baje la mirada intentando seducirlo. Adoraba usar un poco la ‘belleza’ que te daba esta vida  y poder utilizar a ciertas personas de la manera que se me antojara.
-Gracias- conteste con un susurro. Exequel miro a Cristóbal, quien tenía la vista fija en mí. –Bueno, permiso- dije intentando retirarme.
-Un gusto, Stephanie- me dijo Cristóbal.
-El gusto es mío, Cristóbal- me despedí. Salí de la oficina de Exequel y me dirigí a mi puesto. Cuando llegue, Daniela ya estaba atendiendo.
Me preguntó que me había pasado, pero le prometí que al final del turno le contaría.
El final del día llego y a las ocho justas de la tarde, salimos con Daniela. Me pregunto nuevamente que me había pasado a la hora de almuerzo y le conté la historia, omitiendo la apuesta y mi coquetería, obviamente.
-¿Cristóbal?- pregunto exaltada.
-Si- respondí casual.
-¡Wuau! Exequel es muy cuidadoso con su hijo, lo protege como a su vida. Claro, como es tan lindo...- me aseguro Daniela sonrojándose. Sonreí y me cuestione si contarle lo de la apuesta y luego de unos segundos entendí que seria buena forma para que entendiera porque Exequel había hecho eso. Le expliqué y ella solo pudo reír. Daniela vivía a la entrada del bosque “Las Parcelas” y ahí yo la dejaba y luego me iba a la casa.
Estaban todos en el sillón tirados viendo las noticias con suma atención.
-¿Qué pasa?- pregunte y me hicieron callar. Tobías me dio un tirón y me sentó junto a él. Las noticias mostraban como cada vez aumentaban los homicidios inexplicables en Johady. Ya iban 65 personas muertas sin ninguna gota de sangre y muertas sin explicación o motivo alguno. Toda la policía de la zona estaba preocupada porque hubo casos donde las personas aparecían muertas en sus propias camas.
-Maldición- dijo José Tomas apagando el televisor.
-¿Crees que sea el clan que nos visitó la ultima vez?- pregunte y él asintió.
-Están causando muchos problemas. Puede que tengan problemas con los Volturis, está reciente la noticia de la película- advirtió Grace en un susurro miedoso.
-Problema de ellos- dijo Tobías.
-Si, pero me da pena por la gente de ahí, Tobías. Nosotros conocimos a varios- dijo Grace triste. Concordé con ella y Tobías suspiro melancólico.
Intentamos no preocuparnos por el tema, pero se hizo imposible. Estuvimos en eso toda la noche. Cuando amaneció nos arreglamos con preocupación. Tobías se sentía un poco culpable por lo que había dicho en la noche, pero yo le asegure que sabía que esa no había sido su intención.
-Tobías...- le susurre al oído. Él se estremeció y me tomo por la cintura acercándome a él. Quedamos cara a cara y me dio miedo que intentara besarme nuevamente. “Soy una tonta, ¿intentar besarme nuevamente? La ultima vez yo le pedí que me besara y la primera le recibí el beso sin problemas” pensé sintiéndome una completa bastarda.
-Te quiero...- me susurró Tobías. Suspiré y acerqué mi rostro al suyo. Él sonrió levemente con una satisfacción que no se la podía.
Cuando mis labios rozaban con los suyos me repitió que me quería y lo besé. Después del beso escuche como emitía una pequeña carcajada. Quedé con el sabor dulce de los labios de Tobías. Lamentablemente cada vez me gustaba mas besarlo y sentía que ya no era mi hermano, si no un amigo con el que podía cambiar todo de un segundo a otro. Eso era bueno, por la forma en la que él me quería, eso era bueno.
Me fui al trabajo y como antes Daniela me esperaba en la puerta para entrar. Me comento que quería ir a comprarse ropa al centro de Santiago y me pidió compañía, pero no sabia ya que no tenia idea cuando llegaba el sol al centro de la ciudad. Le pedí que me diera unos días para ver si iba o no.
Ella se acomodo en su puesto y cuando llegue al mío estaba una compañía esperándome.
-Hola- saludó dándome un beso en la mejilla. Recordé como había querido besar a Tobías en la mañana y me alegré, por fin me estaba enamorando de Tobías.
-Hola, Cristóbal- respondí sin poder evadir la felicidad anterior. Pero creo que Cristóbal tomo mal mi alegría.
-¿Cómo estas?- preguntó.
-Bien, gracias. ¿Y tú?-
-Bien, excelente para mi buena suerte, esperando el día de hoy para que me acompañes a almorzar- me dijo. Me sorprendió que se haya dispuesto hoy para almorzar conmigo.
-Oh! Claro. Nos vemos a las dos- conteste rápidamente.
-Esperaré la hora- afirmó.
Cristóbal me caía bien porque se notaba que era una buena persona y me agradaba la forma en la que hablaba, con ese timbre tan sensual. Al mismo tiempo, físicamente, era precioso. Y pensé que yo también estaba esperando las dos…

Capitulo 4: Chile

Capitulo 4

Chile.



Pasaron las horas tan lento, que llegue a Chile muy irritable. Lo único que quería era tirarme a un sillón y hacer nada, como siempre lo había hecho. Estábamos todos en el mismo animo, lo supe cuando vi a José Tomas y a Grace con mi misma expresión. Tomamos un taxi con las maletas de mano que nos llevara a donde iba a aterrizar el avión con todas nuestras cosas. Santiago era muy bonito, pero extrañaba Johady. Llegamos a un tipo de parque enorme y el avión ya bajaba. Cuando aterrizo el chico que manejaba salio un poco asombrado al vernos.
-Hola- dijo nervioso.
-Hola, Max- contesto José Tomas. Grace, Tobías y yo hicimos un gesto con la mano y el tal Max miro con picardía a Grace y luego a mí. Le di un pequeño golpe a ella en el estomago y esta sonrió y bajo la mirada coqueta. Max me miró nuevamente, pero Tobías me abrazó dejándole una cierta advertencia y Max desvió la vista hacia Grace. Tobías solo sonreía ahora.
-Todas las cosas están a salvo- aseguró Max entrecortadamente. Grace dio un paso en la dirección del muchacho y este se sonrojo.
-Muchas gracias, de verdad- murmuro Grace. José Tomas la tomo por el brazo y la hizo dar dos pasos atrás ¿protegiéndola?
-¿Sabes donde podemos conseguir una casa rápido?- pregunto Tobías. Yo me estaba inquietando porque de verdad quería irme a una casa y cazar... solo quería cazar y hacerlo ahora si no querían que el tal Max pagara las consecuencias.
-¿Arrendar?- pregunto Max.
-No, comprar- corrigió Grace. Él puso cara de pensativo y Grace sonrió, Max se sonrojo nuevamente y Grace dio una pequeña carcajada. Era obvio que Max se pusiera nervioso con ella, si a los ojos humanos los vampiros éramos totalmente hermosos y Grace aun más; su pelo castaño claro, largo hasta la cintura y liso era muy lindo y su altura y esbelta figura era lo que volvía loco a Max. Por lo contrario yo era más bajita y con el pelo hasta los hombros, el color era distintos tonos de castaño y era ondulado. Pero entre nosotras no desentonábamos, éramos distintos tipos de belleza, mientras ella parecía modelo, yo estaba más cerca del promedio humano. Y para que hablar de Tobías y José Tomas, los chicos perfectos, por los que todas las chicas mueren. Tobías tenía el pelo café oscuro liso, alto, con cuerpo de deportista y su boca era perfecta, la forma perfecta. José Tomas, por otra parte, era de la misma altura, pero mas parecido a un chico promedio en el físico, el pelo ondulado rubio era muy lindo, y adoraba la forma de sus ojos.
Lo que me saco del pensamiento fue escuchar nuestra nueva dirección.
-Antonia Toledo, #4565, cerca del bosque “Las Parcelas”, es alejado del centro de la ciudad, incluso mas cerca de la cordillera. Tienen que tener cuidado porque se dice que ahí andan muchos pumas, mucho animal peligroso- advirtió Max y reí ya que la advertencia le salio como a una persona vieja y supersticiosa. Con Tobías nos miramos entretenidos. “Pumas... Hace mucho tiempo que veo pumas, solo ciervos y eso...” pensé satisfecha. Y así nos encontramos con la que seria nuestra nueva casa.

Grace estaba ordenando la casa con ayuda de Tobías. José Tomas sacaba las cosas del camión que había comprado acá en Chile para movilizar los muebles y las demás cosas
-¿Qué hiciste con el camión que compraste en Johady?- pregunte cuando me acorde de este.
-Se lo di a un caballero que vi por la calle, si hubieras visto lo feliz que estaba- me dijo con alegría.
-¿Y con el avión?- pregunte.
-Se lo di a Max, para que volviera a Johady- respondió. Sonreí por lo bondadoso que estaba José Tomas.
Salí a ver las cercanías de la casa y ver si era verdad el cuento sobre los pumas. Cuando había recorrido bastante, encontré lo que quería; varios animalitos carnívoros me miraban con miedo. “Pumas... genial” pensé.
Me volví a la casa porque todavía no conocía bien el perímetro ni tampoco sabía si teníamos vecinos cercanos, no quería asustar a la gente ni menos que algún humano con la imaginación sin límites se pusiera a pensar en nuestra naturaleza. Cuando llegue estaba todo como en la casa de Johady.
-¡Genial!- exclame cuando vi la casa, Grace estaba poniendo el ultima detalle; rosas rojas en el florero azul en la mesa central del living.
-¿Cierto?- pregunto felizmente Grace. Asentí y les conté sobre los animalitos que había encontrado.
-Tendremos que tener cuidado, no queremos su extinción aquí- dijo José Tomas.
-Si, además no se si tenemos vecinos cercanos- agregue.
-¿Saben?- dijo Tobías de repente. –Yo se quien nos puede ayudar a tener papeles en Chile- dijo muy contento consigo mismo.
-Si, y ¿quién?- pregunto Grace.
-Es J Jenks. Se que ha trabajado con varios como nosotros y puede hacernos los papeles de inmediato. Es bueno en eso- dijo Tobías apoyándose en mi.
-Cuando dices “con varios como nosotros”...- dijo Grace con tono preguntón.
-Vampiros- afirmo Tobías. “¡Wuau!” pensé sobre ese tal J Jenks. Debía ser valiente como para trabajar con gente como nosotros.
-¿Esta en Chile?- pregunto José Tomas. Tobías lo miro con una cara de furia teatral ya que la pregunta de José Tomas fue bastante tonta. Aun así Tobías le respondió.
-No, esta en Suiza. Pero voy a ir para allá a decirle que me haga los papeles- dijo Tobías con sarcasmo. Yo reí y Grace también.
-¿Sabes donde esta exactamente?- pregunto José Tomas siendo mas especifico con lo que en realidad quería saber.
-Dijo que se quedaría en una casa en Santiago, Las Condes se llama la comuna- respondió.
-Perfecto, comunícalo luego- dijo Grace. Y en eso quedamos...

Pasamos una semana aproximadamente revisando todo alrededor de nuestra nueva casa, solo para asegurarnos. No vivía nadie cerca, había mucho animal salvaje y también era un lugar frío, donde el sol no tenía mucho acceso. Era buen lugar, para gente como nosotros. Pero había nostalgia por la casa en Johady. Teníamos una vida casi normal en esa ciudad, si no hubiera sido por la maldita película... seguiríamos ahí.
Pero se me había ido un gran detalle que aun no aclaraba. Pensar que la gota de miedo a mi historia no la repercutiría era un completo error. Era día jueves y había ido recién de caza, los chicos habían iniciado la suya y Grace cortaba algunas flores que habían plantado en el jardín trasero, llevábamos un mes en Chile y planeábamos escondernos por un año.
-¿Gabriela?- pregunte molesta y confusa. Grace se tenso de inmediato, por la pregunta y porque no se había percatado que estaba detrás de ella.
-Gabriela- me respondió. Siguió en su tarea de las flores y sabía que por las buenas no iba a conseguir nada. Tome por los hombros a Grace y la deje en una posición que me mirara a los ojos.
-Los chicos están muy lejos y no llegaran a tiempo para impedir que consiga lo que quiero y tengo varios métodos para obligarte a que me digas la verdad- amenacé. Pude sentir que Grace usaba su don en mí, pero luego lo dejó. La solté extrañada, ¿por qué ella había usado su don tan poco tiempo? Con los segundos que actuó sobre mi no consiguió nada.
-Stephanie... ¿Se puede saber que hiciste para que la paz fluyera en mi y no en ti?- pregunto Grace. Yo di un paso atrás porque sabía que yo no estaba haciendo nada, supongo.
-Nada- conteste de inmediato.
-Entonces...- siguió ella pensante. Cambio su expresión y empezó a observarme como un cazador a su presa. Retrocedí otro paso y esta dio un paso a mí. Me asuste y quise poder haber borrado mi amenaza. “Me esta cambiando el tema” pensé. Eso era... ella hizo esto para evadirme el tema.
-¿Gabriela?- volví a preguntar.
Grace suspiro y siguió con su tarea en las flores. Empezó a tararear una melodía extraña y yo me senté en la banca blanca que había en el patio trasero. La observe un buen rato y cuando llego José Tomas y Tobías volví a insistir con mis preguntas. Ellos también estaban implicados en el asunto.
-Gabriela...- repliqué cuando José Tomas y Tobías nos saludaban por nuestros nombres. José Tomas me miro suplicante por el tema, pero yo necesitaba la verdad. -¿Siete años?, ¿La muerte de Stephanie?- pregunte y entre todos se miraron. -¿Qué mierda me están ocultando?- agregue. Tobías se sentó a mi lado y me abrazo con ternura, escondió su rostro en mi cabello y suspiro, acerco sus labios a mi cuello y con cortos y suaves besos lleno mi cuerpo de una extraña sensación, a veces seguia la linea hacia mi boca, pero luego retrocedia..
-¿Qué quieres saber?- me pregunto José Tomas un poco molesto.
-El porque de las mentiras que dijeron al clan que vimos- exigí dando a entender que lo que quería era obvio.
-Queríamos protegerte- respondió con sencillez Grace.
-¿Quién es Francisca?- pregunte incomoda porque sin quererlo ese nombre no me agradaba para nada.
-Una amiga- respondió José Tomas.
-¿Querían protegerme de Francisca?- pregunte y parece que di en el clavo. Grace abrió sus ojos de tal forma que me asusté y José Tomas estaba nervioso. Tobías seguía tranquilo, pero pude notar que cuando nombre a Francisca él me abrazaba mas fuerte. Sentía como quería protegerme aunque fuera de un recuerdo vago e impreciso. Tobías me beso el cuello con delicadeza y suspiro en oído que todo estaba bien, que tan solo era una exageración.
-No- respondió tajante Grace. Ella estaba completamente tensa y actuó sobre mí, consiguió relajarme solo un momento porque mi tensión era mucho más potente que su paz, además ella no estaba tan concentrada como para hacer que su don causara mucho efecto en mí. Creo que por alguna vez en mi vida... mi escudo sirvió.
Pasaron semanas y todas esas explicaciones vagas hicieron que recordara mi pasado y que quisiera saber del a toda costa, pero no sabia por donde empezar porque el único recuerdo que tengo es de despertar en la casa de Grace en una ciudad extraña y ver la preocupación de Tobías y luego… sus preguntas. Pero eso no era ni siquiera una pista. Me propuse investigar, pero luego me di cuenta que no sacaba con buscar porque a lo mejor no me gustaría lo que encontraría así que preferí dejar la búsqueda y concentrarme en esta vida. Total... ¿qué cosa tan importante tendría que encontrar?...

martes, 30 de noviembre de 2010

Capitulo 3: Imposible


Capitulo 3

Imposible.





Paso un mes después del suceso del beso, eso casi habia sido un precedente que marcaba el antes y el después.. Las cosas se quedaron en ese punto, no nos llevábamos mejor aunque tampoco peor y eso se agradecía. La película se volvió un hecho completamente molesto y fastidioso. Todo el pueblo nos empezaba a mirar raro y tenia miedo de nosotros hasta el punto que dejamos de ir al liceo y de salir de casa, pero eso fue peor. Las sospechas se volvieron más fuertes y la policía quiso eliminarnos. José Tomas investigó sobre el director de esa película porque nos mostraba exactamente como éramos física, social y psicológicamente y el hallazgo fue muy sorprendente.
-¿Un vampiro como director de cine?- pregunto Grace totalmente consternada. Abrí la boca sorprendida.
-Así es, el maldito es un vampiro que quiso hacer un ‘autobiografía’. Te prometo que lo odio al bastardo- dijo José Tomas totalmente rabioso. Con Tobías nos miramos extrañados, ¿por qué un vampiro querría mostrarse así? Estaba loco, apenas los Volturis supieran de la existencia de esa película lo eliminarían como una rata inservible. ¿Acaso no se daba cuenta que la ‘realeza’ de nuestra especie haria cualquier cosa para mantenernos ocultos?, ¿no entendia el significado de ‘oculto’?
-Quería morir con gloria- dijo Tobías divertido. Todos sonreímos, pero sabíamos que seria la ultima sonrisa en esa casa. Discutimos si llevarnos cosas de esa casa o comprar todo nuevo porque teníamos suficiente dinero como para vivir en una mansión o mas aun, el dinero es algo accesible cuando tienes mil horas de tu vida libres para poder trabajar y conseguirlo. Quedamos de acuerdo que nos llevaríamos casi todo porque tenia muchos recuerdos, pasamos ahí diez años escondiéndonos y luego otros cinco tratando de llevar una vida normal y nos encariñamos con esas cosas, compraríamos un camión y aun avión grande y nos iríamos en él con las cosas, nada de correr. También acordamos que tendríamos que escondernos por algún tiempo hasta que esa película se olvidara.

Teníamos todo listo para retirarnos del lugar, nuestro destino seria Chile que, extrañamente, me producia sensaciones en el estomago difíciles de llevar, salimos de caza la ultima vez para recorrer el hogar que fue nuestra casa por mucho tiempo.
Estaba en la mitad justa del bosque recordando el último combate que tuve con Tobías como hermanos. Fue una pelea divertida y amigable, añoraba poder volver el tiempo atrás y cambiar las cosas, que pudieran ser como antes, que todo siguiera el mismo curso y no este que tomo inesperadamente. Luego fui a la colina en la que Tobías me confeso su amor. Faltaba poco para llegar y encontré una figura sentada ahí; Tobías. Lo observe mucho rato y sabia que él tenia claro que yo estaba ahí. Pasaron horas así y nadie se cansaba de mirar; Tobías el horizonte y yo a él. Por primera vez... desee llorar. Quise poder hacerlo y liberarme de toda esta rabia y tristeza que tenía dentro de mí, quise poder llegar a su lado y abrazarlo como en los viejos tiempos, quise que todo fuera como antes. ¿Por qué todo tenia que complicarse? No era justo, ni para él ni para mí. No puedo ser quien quiere él que sea, no puedo...
-¿Te quedaras ahí todo el tiempo?- me pregunto mi compañía. Yo asentí y él volvió a mirar su punto fijo. Nuevamente quise poder llorar. Es indescriptible lo que sentía en ese minuto; dolor, rabia, pena, congoja, todo junto de una sola vez. Un golpe directo al corazón. Una punzada que prometía no cansarse nunca de doler. ¿Cuánto aguantaríamos así? Algún día el dolor seria insoportable para uno de los dos y nos separaríamos, ¿Qué pasaría con Grace y José Tomas? Sufrirían, obviamente. Pero... ¿con quien se quedarían, si hubiera que elegir? Me prometí evitar esa situación a toda costa. Si tuviera que hacer una visita fatal a los Volturis para que no tuvieran que elegir... lo haría.
Escuche el grito de Grace, fue un grito que tuve que taparme la boca para no proferir uno del mismo tipo. Tobías se gano a mi lado de inmediato.
-¿Estas bien?- pregunto asustado por mi expresión.
-Si, pero que Grace no- conteste parándome y corriendo. Él me siguió en silencio, pero sabía que su cabeza era un caos por dentro. Cuando llegamos nos encontramos con la sorpresa; unos vampiros nómadas que no venían en mucha actitud de paz.
-Hola- saludo la rubia. Los vi y en total eran cinco; dos chicas y tres chicos. Por sus ojos pude saber que no seguían nuestra dieta, rojos como un fuego violento y puro. Creí conocer a las muchachas pero luego dejo de importarme si lo hacia o no. Grace estaba en el umbral de la puerta con expresión asustada y José Tomas la acompañaba un poco mas calmado. Quise poder ganarme a su lado, pero sabia que una mala maniobra desencadenaría una pelea en la que teníamos todas las de perder, éramos minoría.
-Hola- saludo Tobías por educación. Ella sonrió y dio un paso hacia él, lo tome de la mano y me acerque a él, la chica sonrió disimuladamente y volvió a su puesto.
-No era mi intención quitarle el compañero a alguien- musitó coqueta y teatralmente culpable. Iba a contradecirla diciendo que Tobías no era mi compañero pero no necesitaba ver un sufrimiento de Tobías y tampoco me dieron ganas de hablar cuando el chico más alto, el que parecía ser el líder del grupo, hablo.
-Suficiente Pamela, no queremos pelear, somos minoría- exclamo enojado. “¿Minoría?” me pregunte. ¿Quién mas estaba en nuestra casa?, ¿Quién mas, que presentara un peligro decía yo? Respondiendo esa pregunta, salio una chica que se puso al lado de Grace, era alta, pelo café oscuro liso, de tez blanca como la de nosotros y sus ojos ámbar demostraban que era nuestra aliada. También me di cuenta de a donde conocía a las chicas; eran Pamela y Catalina, las eternas enamoradas de Tobías. Sentí celos, si porque eso era, no podía negarlo. Abrace a Tobías demostrando que él era mío, las miradas de Pamela y Catalina ya me estaban fastidiando demasiado. Tobías me abrazó y escondió su cara en mi cabello, senti sus labios en mi cuello susurrando que él era mio, algo que hizo sentirme tan miserable. Pude ver como Catalina se desilusionaba, pero Pamela seguí la vista fija en él. Avance un paso en su dirección con actitud amenazante, pero Tobías me agarro enérgicamente para que no pudiera desafiarlas. “Me ganarían en fuerza por ser jóvenes, pero no en técnica” pensé contenta conmigo misma, pero luego recordé que si peleaba con alguna de ellas, su grupo las defendería y si me dañaban e incluso antes, mi grupo me defendería. Pero luego paso algo que me saco de todo pensamiento; una pareja salio de nuestra casa, el chico de pelo castaño claro y la chica de pelo negro. Se notaba que eran compañeros por la forma en la que se protegían uno al otro. Sus ojos eran pardillos, mas aliados. Ahora entendía porque el líder dijo ‘minoría’, éramos siete vampiros fuertes y con mucho entrenamiento contra tres entrenados y dos neófitas.
-Me presento, me llamo Felipe, un amigo de Arturo- dijo el alto muy calmado, sin intenciones de que el ambiente cambiara a un combate, pero la expresión de Grace se estremeció cuando escucho el nombre de Arturo. –Ella es Pamela, ella Catalina, él Sergio y él Matías- continuo. Bien, ya sabía los nombres de nuestra ‘visita’, ahora quería saber el motivo.
-¿Qué les hizo pasara por las cercanías?- pregunte sin emoción. El que respondía a Matías me contesto coqueto.
-Viendo las bellezas del pueblo-. Sentí como Tobías sacaba el rostro de mi cabello y lo miraba con furia, ahora era yo la que usaba la fuerza para detenerlo conmigo. Matías sonrió satisfecho por la reacción de Tobías, parece que él quería que la pelea empezara ahora. Matias emitio un pequeño rugido y Tobías me tomo el rostro y lo pego contra su pecho, ahí pude sentir como rugia en silencio. Grace miro a Tobías reprendiéndolo por su actitud y la entendí, si bien ganaríamos no sabíamos si lo haríamos sin o con bajas y eso nos estremecía. José Tomas miraba fijamente a Sergio, quien me miraba fijamente a mí como si estuviera feliz por ¿conocerme? La primera chica que salió y se ganó al lado de Grace se tensaba mientras Felipe la miraba desafiante. “¿Qué esta pasando?” me pregunte. Sabía que nadie me daría la respuesta, así que tendría que esperar.
-Se podrían presentar ustedes ahora, cierto?- dijo Sergio mientras me miraba. Grace tomó la palabra antes de que yo pudiera decir algo.
-Por supuesto, yo soy Grace, él José Tomas, la chica de mi lado es Emily y la pareja son Isabella y Vicente. Los de allá son Gabriela y Tobías- respondió lo mas natural posible, tanto que hasta yo le creí. Pero algo me quedo dando vuelta, ¿Gabriela? Yo que supiera me llamaba Stephanie...
-¿En serio? Oh! Podría jurar que ella era Stephanie - dijo Sergio desilusionado pero también un poco suspicaz. Ladee la cabeza intentando encontrar una explicación lógica para mi nuevo nombre. Felipe me miro de pies a cabeza como comparándome con una imagen mental. Quede totalmente confundida, ¿por qué Grace no le decía mi verdadero nombre?
-¿Realmente te llamas Gabriela?- me preguntó Felipe.
-Gabriela- asentí. Sin saber porque, sabía que no era conveniente decir mí nombre real. Todos me miraban expectantes y Tobías intentaba ganarse frente de mí para protegerme. Suspire casualmente y todos miraron para distintas direcciones, solo Sergio me miraba con desconfianza aun. Las chicas se veían un poco asustadas ahora y sabían que si se provocaba una pelea, ellas morirían por ser nuevas en esto. Se juntaron y se encogieron ante la expectativa de una pelea.
-Gabriela...- dijo Sergio luego de observarme -, se parece a Stephanie- agrego sonriendo.
-Sabes perfectamente la historia de Steffi- dijo Grace intentando disimular que quería que la conversación sobre ‘Stephanie’ llegara hasta ahí.
-Recuerdo que le decían Steffi de cariño. ¡Que ternura!- dijo Felipe como recordando a alguien, que sabia perfectamente a quien. Todos mis aliados se estaban poniendo cada vez más inquietos, la tensión se sentía. –Que lamentable que ella haya muerto- agregó Felipe. Todos los aliados miraron a Felipe y luego a mí. Me estremecí, pero mi subconsciente me decía que no era buena idea demostrarlo. Sonreí y Tobías me abrazo más fuerte de lo que lo había hecho.
-Bésame- me pidio él y ahí fue cuando me di cuenta que mi labios estaban intentando pegarse a los suyos, mi boca estaba deseando la suya con intensidad. Tobías se sorprendió al ver mi entusiasmo, pero cuando se dio cuenta que lo hacia para no perder los estribos y demostrarles a los enemigos que estaba completamente confundida, él lo hizo sin mas explicaciones. Fue dulce ese beso, mas que el anterior y también sentí el nerviosismo por la situación. Tuve que admitirme a mi misma que me agradaba besar a Tobías. Después del beso me susurro que me amaba. Se que todos pudieron escuchar a Tobías y eso me incomodó. “Disimula, disimula” me decía mi misma con la esperanza de hacerme caso. Me arrepentí de haberle dejado que me besara, ¿qué tenia en la cabeza? Grace dio un paso al frente y se puso al frente de Felipe.
-Si, una lastima. Ahora ¿por qué están aquí?- preguntó con un tono alto. Él miro a sus compañeros y luego suspiró.
-Estuvimos buscando compañeras- respondió mirando levemente a Pamela y Catalina.
-¿Hace cuanto las convirtieron?- pregunto Isabella. Su voz era totalmente envidiable.
-Hace poco, no más de un mes, creo- respondió Felipe nuevamente.
-Duele, cierto?- pregunto Vicente a Pamela y Catalina, ellas se miraron y temblaron nerviosas.
-El peor dolor que he sentido en toda la vida- contesto Catalina con la voz casi inaudible.
-Nos han producido muchos problemas. Por su causa tenemos que irnos- dijo José Tomas muy molesto.
-Oh! Lo sentimos, de verdad. Bueno, nosotros no seguimos su estilo de vida y ellas... tampoco quieren seguirlo- respondió Felipe. Todas las preguntas iban hacia él y ninguno de sus compañeros pretendía alegar algo que él dijera. El liderazgo era algo obvio, pero se notaba que era asumido no por la decisión del grupo en si.
-No importa. En todo caso, ya se estaban empezando a dar cuenta que no envejecíamos nunca. Éramos la envidia de las chicas- dijo Grace aparentando calma con una sonrisa.
-¿Cuánto han estado aquí?- pregunto Matías.
-Siete años; tres escondiéndonos y cuatro haciendo una ‘vida normal’- respondió de inmediato Grace. Otra mentira más, mi mente estaba completamente confusa y no sabia que decir o que hacer. Tobías me abrazo y caminamos hasta el umbral de la puerta.
-Bueno- dijo Tobías -, Gabriela y yo tenemos que llevar las cosas al camión- explico. Entramos y empezamos a llevar las maletas y muebles al camión que había comprado José Tomas. Dentro de la casa, todo se veía muy desolado, incluso me dio pena. Pero todavía me preguntaba porque una mentira sobre mi persona y otra sobre el grupo. Pero sabia que el otro clan podía escucharnos todavía y no quería arriesgarme a estropear alguna clase de maniobra que tenia Grace para protegerme. Luego entro Isabella y Vicente a ayudarnos a llevar cosas en completo silencio. Aun podía escuchar la discusión que tenían afuera. Todo se basó en que el otro clan había causado nuestra partida del lugar y que le dijeran a una tal Francisca que igualmente la visitarían a menudo.
-Lleven a Gabriela algún día, se que Francisca estaría contenta de conocerla- dijo Sergio. Grace asintió con una sola palabra y luego el clan se fue. Grace, José Tomas y Emily entraron silenciosamente y no dijeron nada. “¿Puede aun escucharnos?” me pregunte. Era probable...

Estábamos de camino al aeropuerto en el que nos iríamos en pareja separados, pero aun no sabia con quien irme. Todavía no preguntaba sobre mi nombre ficticio, mi supuesta muerte y los ‘siete’ años que habíamos pasado en Johady. Todavía no quería saber, todavía no quería perder la calma... Pero luego pensaba en que no me interesaba mayormente, había vivido todos estos años con el misterio de mi vida humana y esto no era mas que agregarle un gota mas de miedo a mi historia.
Grace manejaba y José Tomas iba en el asiento delantero. Tobías iba mirando por la ventana completamente ido en sus pensamientos y no sabia si interrumpirlo. En la media hora pasada había pensado mucho en que él me quería más que a una hermana y había sacado un par de conclusiones que quería poner en práctica. ¿No seria yo la que me estaba cerrando a la posibilidad de querer a Tobías? Sabia que no seria tan dificl volver a sentir lo que ya habia sentido alguna vez. No era imposible quererlo, si él pudo, igual yo. Me acerque y me acurruque en él. Tobías me miro extrañado, pero luego de mi sonrisa, él me sonrió y me abrazo fuerte todo el camino al aeropuerto.
Faltaban diez minutos para que el vuelo saliera y Grace se iría con José Tomas.
-Me sorprendes- dijo Grace suspirando.
-Olvídalo- dije adivinando a lo que se refería -, aun estoy en shock y no quiero perder el control, pero en Chile... es otra cosa-. Ella sonrió y asintió un poco preocupada.
-Contrataron un avión para llevar algunas cosas, cierto?- pregunte.
-Compramos un avión enorme para llevar todas las cosas- me corrigió José Tomas.
-Luego, quiero pilotear el avión y estrellarlo. Okey?- pregunto Tobías.
-Haz lo que quieras, chupasangre- le contesto Grace irónica.
Había llamado a Grace y José Tomas para su vuelo y en segundos nos llamarían a nosotros también, así que cada uno se fue a su vuelo correspondiente.
Con Tobías, camine lentamente. Él insistió en comprar comida para el viaje.
-¿Para que quieres comida comprada, si la puedes conseguir gratis en el avión?- dije con cierta maldad.
-Porque todavía no se pilotear un avión y no me gustaría que el piloto denunciara a dos vampiros sicópatas. Tú si, cierto Steffi? Apuesto que te encantaría que hiciéramos un show en el avión frente al mundo- respondió llevando en sus brazos tres bebidas grandes, chocolates y una bolsa grande de papas fritas.
-No te dejaran entrar con eso- le advertí.
-A que si...- me respondió. Cuando entramos, ocurrió lo que premedite; le pidieron a Tobías que se desasiera de la comida. Pero él tenía un plan bajo la manga, con su don dejo sin sentidos a los guardias y así pudo entrar con todo lo que había comprado. Su don era plenamente increíble, era genial.
Mientras nos acomodábamos sentía como Tobías tomaba un sorbo de bebida. Sentí una punzada en el estomago porque de verdad a mi eso me parecía asqueroso.
Ya sentados en el avión, este se puso en marcha y cuando íbamos por los aires, Tobías hablo.
-Nuestra familia es increíble y por eso que somos tan molestados por otros clanes; la chica que controla emociones, la chica del escudo, el chico que te deja sin sentidos y el chico que... que... es muy simpático- murmuro. Sonreí ya que Tobías adoraba molestar a José Tomas por no tener ningún don en especial, pero si algo había que rescatar era que tenía una fuerza impresionante, que superaba a la fuerza de un neófito e incluso a toda la familia junta.
-No te olvides que José Tomas es fuerte- le corregí.
-Mmm... Puede que eso sea algo similar a un don de nosotros- afirmo. No quise seguir hablando así que deje que la conversación quedara hasta ahí, además un caballero atrás de nosotros se puso atento. No voy a negar que me daban ganas de hablarle a Tobías sobre alguna masacre que hayamos cometido y que el señor nos escuchara, a ver si le darían ganas de escuchar conversaciones ajenas de nuevo. Pero me retuve porque a lo mejor nos denunciaba a la policía. Y eso... era lo que menos necesitábamos ahora.