domingo, 5 de diciembre de 2010

Capitulo 5: La Compañia

Capitulo 5

La compañía.



            Pasó el tiempo y después de la que película saliera de la mente de las personas decidimos volver a hacer una vida normal, era tan aburrido tener que quedarse en casa todo el tiempo. Los Volturis se habían encargado del director de la película y quedó como advertencia para todos los vampiros. Lo único que les había faltado era colgar la cabeza del tipo frente a su castillo en Volterra.
José Tomas, Grace y Tobías querían ir al liceo en tercero medio, pero yo me había aburrido de eso y quise trabajar en alguna cosa. El liceo me tenía más que aburrida y quería algo nuevo. Todos estuvieron de acuerdo con mi decisión así que la lleve a cabo apenas mi familia encontrara un liceo en donde postular el mismo marzo, el mes que comenzaban las clases en Chile. Los papeles ya estaban listos y Grace, Tobías y José Tomas tendrían 16 años, mientras que yo tendría 19 para poder trabajar sin problemas en cualquier parte que quisiera. Aunque nuestras posibilidades estaban bastantes reducidas, en Santiago el sol brillaba mucho en la época que terminaba el verano, pero los chicos encontraron un liceo cerca de el bosque colindante con “Las Parcelas” y ahí el sol tenia poco acceso, casi tan poco como teníamos cerca de casa. Yo me busque un trabajo cerca de donde terminaba el bosque, para que mi trabajo me liberara un poco de todo pensamiento y pudiera conocer a gente chilena. No me costo mucho encontrar trabajo de cajera en un supermercado cercano llamado “Gatuno”. La primera vez que vi el nombre no me dieron ni ganas de entrar, pero luego me di cuenta que estaba siendo muy prejuiciosa. El lugar era grande y tenía variadas cosas, era un sitio agradable. Hable con el encargado del supermercado y después de coquetear un poco con él me dio el trabajo sin problemas.
Quedaba poco para que los chicos fueran al liceo y faltaba poco para mi primer día de trabajo. Un día Grace fue a comprar lo necesario para pasar como adolescentes normales, compro los uniformes,  mochilas, cuadernos, lápices, etc. Ella estuvo muy feliz casi toda una semana porque encontró lápices con dibujitos de ‘Pucca’ y ella amaba a ‘Pucca’. Cuando por fin llego el primer día de clases de los chicos estaban con mucho ánimo por conocer a personas nuevas y olvidarse de lo ocurrido en Johady.
-¡Que genial!, ¡que genial!- gritaba Grace de aquí para allá. Tobías, con un gesto, me pidió permiso para pegarle un puñetazo, pero le dije que no. Se sentó en el sillón blanco que había comprado Grace hace unos pocos días y con otro gesto me pidió permiso para ensuciarlo.
-Tú lo lavaras- le indicó Grace. Tobías se sentó amurrado en el sillón y espero que Grace estuviera lista.
-¿Y José Tomas?- pregunte.
-Fue de caza- me contesto Tobías. Yo lo mire asintiendo y luego me di cuenta que ahora conocería gente nueva y que a lo mejor se olvidaría de mí. Sentí una punzada en el lugar donde mi corazón debiera latir. “Seria bueno” pensé. Él se merecía que lo quisieran con la misma intensidad.
Al rato estaban todos listos para irse al liceo.
-¿Tú, cuando entras?- me pregunto José Tomas.
-En una semana más- respondí. Y luego se fueron...

Paso la esperada semana y por fin tendría algo que hacer. Ese día me fui temprano y a las ocho de la mañana estaba parada frente a mi puesto. El encargado me enseñó todo y yo aprendí con suma rapidez, después de todo había hecho esto muchas veces antes. “¡Que chistoso!” pensé “un señor de cuarenta años enseñándole a alguien de ciento noventa”, claro que reserve mi pensamiento para mi... no necesitaba volver a escapar de algún lugar,
-Muchas gracias, señor- le dije al encargado después que termino con su instructivo.
-Por favor, llámeme Exequel- me contesto.
-Gracias, Exequel- me corregí.
-Bueno, usted es una de los hermanos Dawnther- pregunto un poco inquieto cuando menciono nuestro apellido que usábamos para catalogarnos como una familia.
-Si, Stephanie Dawnther- asentí. Luego, él me dejo y empecé mi trabajo.
Mi primer día fue bastante provechoso y aproveche lo fácil que era coquetearles a los hombres para que compraran mas cosas y así Exequel me encontrara una buena empleada.
Ese día conocí a varios chicos como de mi edad ficticia y eran muy buenas personas. Una chica se llamaba Daniela Miller y con ella fue la que mas hablé. La chica tenia 18 años y era rubia, casi de mi estatura y de belleza promedio, era muy sincera y se le notaba en como le brillaban los ojos cuando hablaba.
-Es un poco cansador este trabajo- me comentó cuando ninguna de las dos teníamos algo que hacer.
-Solo un poco- respondí. Bueno, para mi no era cansador, era como dormir. Pero se notaba que ella estaba fatigada. A la hora de almuerzo me invito a comer y acepté solo para conocerla más.
Fue una larga conversación y me tuve que tragar la comida porque ella se preocupaba que no comiera nada. Lo bueno era que ya me estaba acostumbrando a la comida humana. Cuando volvimos al trabajo y teníamos ratos libres conversábamos sobre la familia, sobre que yo era extranjera y no se me notaba. Me pregunto que como había aprendido el idioma y solo pude reír y decirle que me lo habían enseñado en el liceo.
Termino ese día y me sentí muy bien conmigo misma porque había hecho un buen trabajo en lo laboral como en lo personal. Salí a las ocho de la tarde y llegue a casa un poco sedienta tanto oler a los humanos.
-¿Cómo les fue?- les pregunte a los chicos. Ellos me respondieron que bien y me comentaron que José Tomas había conocido a una tal Vittha y lo molestaron mucho rato, mientras él se defendia diciendo que podria ser su hija.
-¿Vamos de caza?- me pregunto Tobías coqueteándome. Me sentí un poco cohibida, pero tengo que reconocer que no me molestó.
-Nos vemos después... Vittha- le dije a José Tomas y él me miro con odio.
Corrimos varios minutos antes de cazar, pero cuando lo hicimos no demoramos mucho tiempo. Yo cacé un puma y él un par de ciervos porque dijo que los pumas lo tenían aburrido. Con eso seria suficiente para mañana aguantar de matar a mis clientes, a Exequel o a Daniela. Cuando nos detuvimos, nos sentamos en una pequeña banca que había hecho Grace un día. Era cómodo estar con Tobías en ese momento porque no se comportó amorosamente hablando, si no que jugó como un hermano conmigo. Fue divertido pasar la noche jugando con él. Pero el amanecer llegó y tuvimos que arreglarnos para ir, cada uno a su respectivo lugar de diversión.
Llegue a mi trabajo y estaba Daniela esperándome para entrar. La salude y conversamos un rato sobre la noche y los sueños.
El trabajo estuvo arduo y Daniela estaba agotada y tengo que admitir que yo igual. Tocaron el timbre del almuerzo y el supermercado cerró para darnos nuestra hora. Pero Exequel me tenía preparada una sorpresa. Me llevo a su oficina y ahí se puso nervioso. “Cualquier insinuación y lo mato” pensé. Era segundo día... ¿para que me quería?
-Hola Stephanie- me saludó cortes.
-Hola, Exequel- respondí.
-¿Bien en el trabajo?-
-Si, excelente-. Sabía que Exequel algo quería decirme, pero no se atrevía. Rece para que no fuera una despedida o que en realidad tuviera que matarlo.
-Eee... bueno, yo... quería presentarle a alguien- dijo nervioso. –Mi hijo la vio ayer y quería conocerla- confesó.
-¿Y usted no se negó?- pregunte un poco molesta.
-Lo cierto es que ayer hicimos una apuesta con el juego de cartas y me ganó. Ganó conocerla a usted-. Me puse a pensar en lo estúpidos que se vuelven lo padres cada día, dejándose manipular con un juego de cartas. En mi tiempo eso no era así.
Exequel se fue dejándome sola en su oficina y cuando volvió venia acompañado de su hijo. “¡Wuau! Es precioso” pensé y sonreí. Él me miro coqueto y sonrió de inmediato.
-Bueno, Stephanie este es mi hijo Cristóbal Hadsome, Cristóbal esta es Stephanie Dawnther- nos presento Exequel mientras los dos nos mirábamos.
-Buenas tardes, Stephanie- saludo Cristóbal.
-Hola, Cristóbal- respondí.
-¿Me haría el honor de acompañarme a almorzar?- me preguntó. No tenia muy claro que decirle porque ahora yo tenia que trabajar y no me quedaban mas de 10 minutos para ‘almorzar’, además yo se que no le gustaría verme ‘almorzar’. ¿Y si lo almorzaba a él?...
-Me encantaría- dije respondiendo a mi pregunta anterior mas que a él -, es solo que entro a mi puesto en diez minutos. Quizás otro día, ¿puede ser?- respondí dejando la opción abierta.
-Cuando quiera- murmuró. Suspire y él se estremeció. –Déjeme decirle que es preciosa- agrego. Sonreí y baje la mirada intentando seducirlo. Adoraba usar un poco la ‘belleza’ que te daba esta vida  y poder utilizar a ciertas personas de la manera que se me antojara.
-Gracias- conteste con un susurro. Exequel miro a Cristóbal, quien tenía la vista fija en mí. –Bueno, permiso- dije intentando retirarme.
-Un gusto, Stephanie- me dijo Cristóbal.
-El gusto es mío, Cristóbal- me despedí. Salí de la oficina de Exequel y me dirigí a mi puesto. Cuando llegue, Daniela ya estaba atendiendo.
Me preguntó que me había pasado, pero le prometí que al final del turno le contaría.
El final del día llego y a las ocho justas de la tarde, salimos con Daniela. Me pregunto nuevamente que me había pasado a la hora de almuerzo y le conté la historia, omitiendo la apuesta y mi coquetería, obviamente.
-¿Cristóbal?- pregunto exaltada.
-Si- respondí casual.
-¡Wuau! Exequel es muy cuidadoso con su hijo, lo protege como a su vida. Claro, como es tan lindo...- me aseguro Daniela sonrojándose. Sonreí y me cuestione si contarle lo de la apuesta y luego de unos segundos entendí que seria buena forma para que entendiera porque Exequel había hecho eso. Le expliqué y ella solo pudo reír. Daniela vivía a la entrada del bosque “Las Parcelas” y ahí yo la dejaba y luego me iba a la casa.
Estaban todos en el sillón tirados viendo las noticias con suma atención.
-¿Qué pasa?- pregunte y me hicieron callar. Tobías me dio un tirón y me sentó junto a él. Las noticias mostraban como cada vez aumentaban los homicidios inexplicables en Johady. Ya iban 65 personas muertas sin ninguna gota de sangre y muertas sin explicación o motivo alguno. Toda la policía de la zona estaba preocupada porque hubo casos donde las personas aparecían muertas en sus propias camas.
-Maldición- dijo José Tomas apagando el televisor.
-¿Crees que sea el clan que nos visitó la ultima vez?- pregunte y él asintió.
-Están causando muchos problemas. Puede que tengan problemas con los Volturis, está reciente la noticia de la película- advirtió Grace en un susurro miedoso.
-Problema de ellos- dijo Tobías.
-Si, pero me da pena por la gente de ahí, Tobías. Nosotros conocimos a varios- dijo Grace triste. Concordé con ella y Tobías suspiro melancólico.
Intentamos no preocuparnos por el tema, pero se hizo imposible. Estuvimos en eso toda la noche. Cuando amaneció nos arreglamos con preocupación. Tobías se sentía un poco culpable por lo que había dicho en la noche, pero yo le asegure que sabía que esa no había sido su intención.
-Tobías...- le susurre al oído. Él se estremeció y me tomo por la cintura acercándome a él. Quedamos cara a cara y me dio miedo que intentara besarme nuevamente. “Soy una tonta, ¿intentar besarme nuevamente? La ultima vez yo le pedí que me besara y la primera le recibí el beso sin problemas” pensé sintiéndome una completa bastarda.
-Te quiero...- me susurró Tobías. Suspiré y acerqué mi rostro al suyo. Él sonrió levemente con una satisfacción que no se la podía.
Cuando mis labios rozaban con los suyos me repitió que me quería y lo besé. Después del beso escuche como emitía una pequeña carcajada. Quedé con el sabor dulce de los labios de Tobías. Lamentablemente cada vez me gustaba mas besarlo y sentía que ya no era mi hermano, si no un amigo con el que podía cambiar todo de un segundo a otro. Eso era bueno, por la forma en la que él me quería, eso era bueno.
Me fui al trabajo y como antes Daniela me esperaba en la puerta para entrar. Me comento que quería ir a comprarse ropa al centro de Santiago y me pidió compañía, pero no sabia ya que no tenia idea cuando llegaba el sol al centro de la ciudad. Le pedí que me diera unos días para ver si iba o no.
Ella se acomodo en su puesto y cuando llegue al mío estaba una compañía esperándome.
-Hola- saludó dándome un beso en la mejilla. Recordé como había querido besar a Tobías en la mañana y me alegré, por fin me estaba enamorando de Tobías.
-Hola, Cristóbal- respondí sin poder evadir la felicidad anterior. Pero creo que Cristóbal tomo mal mi alegría.
-¿Cómo estas?- preguntó.
-Bien, gracias. ¿Y tú?-
-Bien, excelente para mi buena suerte, esperando el día de hoy para que me acompañes a almorzar- me dijo. Me sorprendió que se haya dispuesto hoy para almorzar conmigo.
-Oh! Claro. Nos vemos a las dos- conteste rápidamente.
-Esperaré la hora- afirmó.
Cristóbal me caía bien porque se notaba que era una buena persona y me agradaba la forma en la que hablaba, con ese timbre tan sensual. Al mismo tiempo, físicamente, era precioso. Y pensé que yo también estaba esperando las dos…

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