martes, 21 de junio de 2011

Capitulo 71: Mi historia (Grace Dawnther)  

Mi historia
(Grace Dawnther)
 
Era la tarde plena y la plaza se veía cómoda, aunque Linda estuviera aquí. Ella era mi hermana biológica y a veces no la reconocía, no nos parecíamos mucho. Ella se encontraba perturbada después de decirme que necesitaba contarme toda la historia, toda nuestra historia.
-Bueno, aquí estoy- comencé a decir, pero Linda me calló. Ella seguía en sus cavilaciones y pensaba mordiéndose las uñas. Movía la pierna insistentemente, mostrando más el nerviosismo que la embargaba.
-Grace, tengo tanto que contarte- me susurro.
-Pues, empieza- dijo terminando los rodeos. Necesitaba saber de que iba todo esto, ahora. Linda tomo mi mano y sollozo.
-Yo amaba a José Tomas, esa es mi única excusa-. Mire hacia otro lado, dándome cuenta que su muerte dolía tanto aun. Era una espina clavada en el pecho.
-¿Y que tiene que ver él aquí?- pregunté.
-Él nos convirtió, ¿no?- dijo intentando reír. Asentí.
-Sigo sin entender-. Solté mi mano de su agarre y me cruce de brazos. Seguía esperando sus ‘aclaraciones’.
-Cuando ocurrió el incendio de la casa, fue muy triste. Yo aun recuerdo a mamá y papá…-
-Yo también- la interrumpí. Odiaba, a veces recordar el episodio que marcó mi vida por siempre. Ese incendio acabo con todo y nuestro mayordomo se convirtió en nuestra salvación, José Tomas trabajaba como mayordomo en la casa. Él nos vio crecer, él vio crecer a las hermanas Dawnther.
-Quedamos sin nada- susurro Linda, conteniendo el sollozo. Cerré los ojos y recordé como esa noche vimos la casa quemarse y oír los gritos de nuestros padres, José Tomas nada pudo hacer, solo consiguió rescatarnos. Todavía oigo el fuego consumir la vida, oigo al fuego quemando todo a su paso… oigo a los vecinos gritar que papá y mamá se morían.
-Lo se- asentí, después de unos segundos. Estaba doliendo.
-Yo amaba a José Tomas- me dijo nuevamente. –Pero… él no a mi- dijo con pesar.
-También lo se- susurre. Él, mi amigo del alma, mi hermano, me contaba todo… éramos los mejores amigos.
-Después de convertirnos, vagamos mucho tiempo, ¿te acuerdas?-
-Si, muchos años- conteste y lentamente abrí los ojos y vi a mi hermana sollozar por cada recuerdo. Vagamos juntos mucho tiempo, pero luego Linda se fue de nuestro lado y al poco tiempo encontramos a Tobías.
-Él nunca me amo… él ya amaba a alguien y es eso lo que tengo que decir… porque no aguanto ni un día mas sintiéndome culpable- susurro de repente. La mire fijamente.
-¿Él amaba a alguien?- pregunté. Ella asintió. Él nunca me contó eso, ¡que extraño!
-Él la amaba con intensidad. Yo lo se. Un día, cuando había pasado poco de nuestra conversión… él pidió mi ayuda para conquistarla. Yo le dije que le escribiera una carta… por fuera, intente que no se me notara el dolor… por dentro, moría, él amaba a otra-
-¿Y como le fue?- pregunté intentando recordar alguna de nuestras sirvientas para ver cual de todas ellas era el amor de José Tomas.
-Pésimo… él me pidió que le entregara la carta y… nunca lo hice-
-¡¿Qué?! Estúpida, pero ¿cómo hiciste eso?- comencé a gritar -, él amaba a una chica y tú, egoísta, no hiciste nada por su felicidad. Eres una estúpida, Linda- seguí.
-Lo siento e insisto que mi única excusa era el amor que sentía por él-
-Linda… José Tomas murió- dije y se me tapo la garganta, tuve que toser voluntariamente para poder volver a hablar. –Y mas encima, ella nunca lo supo, a lo mejor ella también lo amaba y nunca estuvieron juntos… y ahora… ahora es tarde porque él esta muerto y… supongo que ella también-
-Grace-dijo suspirando -, es por eso que nunca le entregue la carta a la chica… tenia la esperanza de que él algún día me quisiera-
-¿Y tuviste suerte cuando ella murió?- pregunté.
-No…-
-¿Ves?- comencé a preguntar, pero me detuvo.
-Porque ella aun no muere-. La mire fijamente. –Él te amaba, Grace, pero jamás lo supiste y… él pensó que tú no le correspondías… por eso intento que hicieras tu vida normal, sin embargo, no fue lo suficientemente fuerte para dejarte-.
-¿Qué?- pregunté sollozando.
-Esta es la carta- dijo pasándome el papel, era tan antiguo. Linda comenzó a pararse… -Siento todo lo que ha sucedido, pero… nada puedo hacer ahora… además, que todo ya haya terminado… no significa que ya no te odie-. No escuche mas, ella se fue. Con dolor, abrí la carta:
"Grace Dawnther:
Siento que el corazón se me encoge al verte. Siento que me siento completo al sentirte, desde la primera vez que te vi… y lo sentiré… hasta mi último minuto.
Te amo, Grace, lo confieso mediante este simple papel. Mi vida cambio cuando te convertí ya que vi una pequeña luz de esperanza para nosotros, mi vida cambio cuando te convertí y así te has convertido en mi mundo y mucho mas, eres todo lo que deseo y alguna vez deseare.
Si ahora he sido valiente para escribirte es porque ya no puedo callar todo esto, no puedo ni un minuto mas. Se ha vuelto una tortura ver como sufres por... Arturo y yo aquí, amándote sin remedio, no puedo hacer nada.
Grace, amor mío, no pido que me correspondas, pido que sepas mis sentimientos y lo pienses… por si, por algún milagro de la vida, sientes lo mismo por mi.
Con todo mi cariño y mi amor…
José Tomas."
No pude aguantar el sollozo de mi garganta, de mi ser, del interior. Él me había visto con Arturo y cuando me convertí… y le conté a él, Arturo me dejo con el corazón roto. José Tomas se empeño en recuperar cada pedacito y volverlo a unir. Él me amaba y… murió… jamás pudo decírmelo de frente porque él pensaba que jamás sentí algo así por él… ¡LO HICE! Lo ame, pero jamás pensé que él pudiera haber sentido eso por mi, creí que me había tomado cariño por haberme visto crecer y no por ser una mujer. ¿Cómo paso todo esto?, ¿Cómo el destino no quiso vernos juntos?, ¿Por qué no pudimos sincerarnos uno con el otro?, ¿Por qué él murió?
Me sentí impotente de no poder llorar. Yo lo había visto, lo vi morir intentando protegerme de unos vampiros, vi como con entereza dio su vida por la mía. Él trato de salvarme por todos los medios que pudo y así… se le fue su propia vida. Reviví en mi mente el calvario que sentí después de verlo envuelto en fuego, reviví la mirada de adiós que me dio, sus ojos me decían el ‘hasta siempre’ que no podía darme él… reviví el dolor.
-José Tomas- pude susurrar aun recordando como, a veces, me miraba mucho rato seguido sin aburrirse, él bromeaba de que yo tenia un don para atraer miradas… pero… no, era porque él me amaba y… jamás pudo decirlo. Soñé como se habría escuchado esas dos palabras en su boca, en su voz… habría sido magnifico.
Moví un poco el papel y encontré que había otro papel… ¿otra carta? Tenia fecha del 6 de Diciembre de 1901, mientras Stephanie pasaba el cambio.
"Grace:
Te ves tan linda con tu cara de preocupación por Stephanie. Se ve todo lo bueno que tienes dentro de ti, se ve como eres perfecta… una vez mas.
Si te escribo es porque quería recordarte que aun te amo como te lo aclare en la primera carta que te hice. Te confieso que el sentimiento crece y crece… entiendo muy bien a Tobías cuando dice que Stephanie es su universo. Tú eres mi propio universo… el ideal para mi. Desearía ser el tuyo…
Se que tu respuesta es negativa ya que nunca me dijiste nada sobre la primera carta, pero aun así… esto sigue, Grace, que no se te olvide y cualquier día, a cualquier hora que tú quieras algo conmigo… estaré ahí para ti porque soy tuyo, amor mío.
Te amo demasiado…
José Tomas"
Al otro día, cuando José Tomas me entrego la carta, fue justo cuando Stephanie despertó y Tobías, prácticamente, nos lanzo a ver si ella estaba bien. No pude leerla. Después, cuando Linda termino la visita, esa carta desapareció de mi cajita secreta… tan solo Linda sabia donde estaba mi cajita. Por fin ahora, supe donde había quedado… la carta. Jamás la leí hasta hoy. ¿Cómo habría sido todo si la hubiese leído?, ¿Cómo seria si él no se hubiera puesto tan a la defensiva conmigo?, ¿Cómo seria haberlo tenido vivo y amándome?
Aquí, José Tomas aun me ama y ese día… fue cuando me confesé a mi misma, frente a un espejo que le amaba con locura, pero también fue el día que le vi dándole un beso a Linda… ¿habrá sido culpa de Linda el beso? No lo se, pero aun nada se puede hacer… Al que ame y el que me amaba, ha muerto sin reparación. Él ha muerto…
-Él ha muerto…- susurre con pesar –Al que ame y el que me amó… ha muerto-. Pasaron horas… el alba llegaba. 

Continuacion 70: Matricidio (Tobías Dawnther)


Matricidio
(Tobías Dawnther)

Este día me casaba. Tenia el traje encima de la cama y verlo me daba nauseas. Me senté en la ventana para ver la casa de Pablo en donde debía estar Loreto vistiéndose para nuestro… matrimonio. Temblaba de solo pensar en esa palabra. Sentí que alguien se quedaba en la puerta de mi habitación, rogué porque no fuera Loreto, no quería verla ahora. Stephanie miraba por la puerta y entró mirando mi vestimenta, tan solo llevaba unos pantalones y desabrochados más encima… quizás que estaría pensado. Suspiro creyendo que no había notado que entró, como no notarla, su aroma embriagaba. La observe y luego mire al traje y desee tirarme por la ventana. Se acerco y puso una mano en mi hombro dándome la corriente eléctrica que el día de mi matrimonio debía evitar.
-Oye… debes estar feliz. Te casaras- me dijo atorada. Quise que me dijera algo mas, como "No te cases" o "Vámonos de aquí", pero nada de eso paso.
-Gracias por tu… animo- le respondí alejándome del toque de ella.
-Bueno, ojala seas muy feliz. Te quiero mucho, Tobías- me dijo antes de ella irse a su habitación y cerrar con un portazo. Mire el traje una vez más y comencé a pensar si seria buena idea casarme ahora. Estaba dudando el mismo día…
Al final de todo me vestí y me arregle el cabello para estar presentable para mi novia y… futura esposa. Baje hacia el living y ahí estaban todos ya arreglados. Stephanie vestía un vestido rojo y el cinto de encaje negro le realzaba la cintura haciéndome pensar cosas… inapropiadas, por decir lo menos.
-¿Nos vamos?- pregunté sacándome los pensamientos.
-No, aun no. Esperen a que les llame- me respondió Emily, la que ayudaría a mi… futura esposa a arreglarse. Franco la siguió en cuanto ella salio.
Sentí que Stephanie daba un suspiro y salio de la casa dejándonos consternados. Carla quiso seguirla, pero Beth se lo impidió.
-Debes querer estar sola- le dijo. Carla comenzó a mirarme con furia. Me lo merecía después de todo.
Esperamos una hora y Emily me mando un mensaje de texto al celular. "Estamos listos para la boda" leí en mi mente.
-Bien, vamos- dije algo mas emocionado por ver la hermosura de Loreto y poder casarme con ella para estar juntos por siempre. Salí y me subí al auto, Franco, Felipe y Joseph se subieron conmigo. En el otro auto manejaba Grace y se llevaba a Carla, Beth y Anita y Alex, Pablo y Marcelo se irían juntos. Emily llevaría a Loreto al registro civil. Me casaría como Tobías Dawnther y ella como Loreto de la Fuente, Emily la dejó ocupar su apellido para que pudiera ser legal. Conduje lento hacia mis destino, era como si no quisiera llegar… de verdad, no quería llegar. Me estacione de repente.
-¿Qué pasa, Tobías?- pregunto Franco poniendo su mano en mi hombro haciéndome recordar a Stephanie y como se veía. Prendí la radio para relajarme con la música y seguir mi camino.
"Hoy se ha inaugurado el nuevo museo en el cerro ‘Gabriela’, la casona de la familia Medina Zambrano de los años 1890… se mostraran fotos de la época y artículos de los integrantes de la familia"
-La casona- dijimos Joe y yo al mismo tiempo y bajamos del auto para correr hacia allá. Ahí debía estar Stephanie e Isabella. No me dio el tiempo de pensar que estaba dejando plantada a mi novia en el registro civil. Tan solo corrí.
Entramos a la casona y vimos mucha gente recorriendo la estancia. Subimos al segundo piso y sentí el aroma a sangre en la última habitación, Joe también lo hizo y avanzamos hacia allá. Estaba Isabella, Stephanie y Nicolás… las personas muertas en el piso… temblé por el olor.
-Aléjate de ellas- advertimos con Joe al mismo tiempo, otra vez. Las chicas nos miraron y vieron nuestros trajes.
-No se molesten, tan solo les pido que cuiden las pequeñas…- intimidó Nicolás y miro con amabilidad excesiva a Stephanie, ardí en rabia, quería pegarle y destrozarlo porque no tenia derecho a mirarla así. De repente, agarró el brazo de Isabella y la adosó a él para besarla. Joe, furioso, la quito de él y la dejo entre Stephanie y yo. Le pegó el combo que yo deseaba darle a Nicolás y lo mando a la mierda, dejando la pared partida a la mitad.
-Mira, estúpido, vuelves a intentar besar a Isabella y te rompo la mandíbula, imbécil de mierda- le dijo Joe al idiota de Nicolás. Oímos pasos hacia la habitación y Nicolás salía por la ventana
-Tomen mi advertencia- dijo y quise pegarle, no alcance.
-Vienen hacia acá- dijo Isabella con miedo. Joe la ató a si y la sacó de la habitación por la ventana. Yo mire a Stephanie y le ofrecí un abrazo.
-Tenemos que hablar- le susurre y ella se tiró a mi brazos. La agarré bien y la saque de ahí dejándola sentada en el techo de la casona. Busque algún camino para salir de aquí. –Deberíamos irnos- dije. Y me siguieron ligeramente. No dirigimos a casa, pero me quede quieto cuando supe que era el punto exacto de mi elección… o iba a casa con Stephanie o me iba a casar con Loreto. Observe a Stephanie y le pedí perdón con los ojos… corrí hacia mi matrimonio. Apuesto que aun llego a tiempo.
En la puerta estaba Grace esperanzada con Pablo mirando las calles. Al verme, la sonrisa se desvaneció.
-Pensé que te habías ido con Stephanie- susurro ella. Entré a casarme y vi a Loreto… se veía hermosa… tenia un vestido blanco pegado a su cuerpo con detalles en crema. Su cabello liso peinado hacia la derecha. Sus tacones blancos y las rosas blancas en sus manos… una pequeña diosa. Me puse en mi posición para empezar la ceremonia.
-Bueno, ya que están aquí las dos partes involucradas podemos empezar la ceremonia- dijo el abogado que nos casaría. A la sala entró Grace y Pablo suspirando. –Por tiempo, nos acortaremos- aviso y luego procedió a dar las palabras que harían de Stephanie mi esposa… o sea… de Loreto, eso Loreto, mi esposa seria Loreto. –En primer lugar, quiero saber si ambos se unen con la voluntad propia- dijo y Loreto asintió… me obligue a asentir también. –Entonces… comenzando como es tradición… ¿hay alguien en esta sala que sepa de algún motivo por lo que esta pareja no pueda unirse? Que hable ahora o calle para siempre- pregunto. Carla quiso levantar la mano, pero Beth se lo impidió.
-Él no la ama- susurro tan bajo que solo los vampiros oímos. Temblé.
-¿Nadie? Bueno, entonces continuamos. Señor Tobías Dawnther, ¿acepta a la señorita Loreto de la Fuente en el sagrado vínculo de matrimonio para amarla, respetarla, cuidarla en cualquier situación, quererla en la salud y en la enfermedad, hasta que la muerte los separe?- pregunto y quede pasmado. Me mordí la lengua para evitar el ‘No’ que quería salir. Trague y mire a nuestros amigos… y algunos amigos de Loreto. Necesitaba que Stephanie estuviera aquí. La necesitaba de verdad. -¿Señor?- me preguntó de nuevo el abogado. Intente que la palabra saliera de mi, pero era imposible.
-Yo me opongo- dijo alguien abriendo la puerta. Era Stephanie… era mi Stephanie. –Yo me opongo y tengo una excelente razón… él no la ama, él me ama a mi- afirmo ella. Sentí como podía respirar tranquilo. La mire fijamente y todos estábamos igual.
-Eso no es cierto- dijo Loreto dando un paso en su dirección.
-Con cuidado- amenazo una voz detrás de ella, era Isabella.
-Buenas- saludo alguien entrando también a la sala. Ella… ¿no era Linda? –Yo también me opongo a la estupidez de matricidio que tienen aquí- burló ella. Grace se tenso en un segundo y tomo a Linda para sacarla de la sala. Ellas salieron y Pablo y Alex las siguieron.
-¿Es cierto eso, señor?, ¿Usted no ama a la señorita Loreto de la Fuente?- me pregunto el abogado.
-Tobías…- dijeron ambas al unísono. Sentí la mano de Carla en la mía y el calor que ella introducía en mi, era el mismo que estaba sintiendo de Stephanie.
-¿Señor?- preguntaron de nuevo.
-Es cierto- conteste. Loreto me miro tan furiosa y me tiro el ramo, pero Stephanie alcanzo a agarrarlo y en la cara de la que iba a ser mi esposa, lo rompió en trocitos. Ella sonrió satisfecha.
-Vamos- dijo alguien en la puerta. Mierda, era Samantha. Loreto la siguió aun enojada.
-¿Qué tienes que ver con ella?- le pregunté a Loreto.
-Nada que te importe- me dijo soltándose de mi apretón. Salio de la sala junto con Samantha. Mire a Stephanie y ella sonreía por haber evitado mi matrimonio. Tome su cintura y la atraje hacia mi.
-¿Qué me paso?- le pregunté.
-Nada, es que tan solo eres demasiado irresistible- me contesto abrazándose a mi.
-Me explicaras- le hice prometer.
-Lo haré-. 

Capítulo 70: Razón y encuentro Loca de tormento (Stephanie Dawnther)

Había pasado ya casi un mes de que Isabella se había ido de la casa y no podía creer que aun no la encontrara. Incluso llegue a entrar a una sala de la PDI para poder rastrear su teléfono, pero lo que encontré es que su celular esta moviéndose a cada segundo y en la misma carrera cada día. ¿Dónde lo había dejado?, ¿en un taxi?
Hablé con Kathy por si ella podía contactarla, pero me dijo que era imposible mientras ella se hallara decidida a no ser encontrada. Temblé de impotencia cuando no tenía más que hacer. Me quede mirando cada tarde la televisión, junto a Joe, ambos desesperados por saber de Isabella. Joseph la había buscado por cielo, mar y tierra pero no la encontró. Lo veía cada día llegar de recorrer Santiago, cansado y triste a sentarse en el living a ver televisión. Hubo un día que lo acompañe y al final se nos hizo un hábito.
Emily y Franco pasaban con Loreto y Tobías planeando su matrimonio que se celebraría dentro de un día. Ellos cuatro entraban y salían de la casa con vestido, algunas invitaciones, tortas y muestras de banquetes. Mañana se vería la obra de un mes.
Carla, que había vuelto con todas, se mostraba asqueada cada vez que veía a Loreto y hacia gestos de repugnancia. Este día se sentó junto a Joe a ver televisión. Eran las nueve de la noche y en los últimos días, ella tampoco podía dormir, soñaba demasiado con Isabella despertando con llantos.
-Quiero que sea el segundo semestre ya- dijo rápido. Ella entraría al colegio, a quinto básico y podría olvidarse de todo esto por unas horas.
Anita, que ya tenía casi dos meses, parecía de un año y ya caminaba, pero aun no hablaba. Emily decía que era de flojera. Anita camino hacia mí y la senté en mis piernas para ver la televisión. Se mostraba triste por el ánimo que había en casa. Beth y Felipe también se sentaron junto a nosotros ese día, ella ya tenia cinco meses de embarazo y la pancita ya se le notaba, mientras que Felipe comenzó a hacer una casa cerca de la nuestra para tener algo propio con ella. Se veían felices después de todo. Eran la familia perfecta.
-Mamá…- dijo Anita de repente dejándonos atónitos a todos -, la tía Isa no va a volver, ¿cierto?- preguntó y las lagrimas cayeron de sus ojos. Carla había aguantado fuerte, pero ya no pudo mas, se apretó a Joe y se puso a llorar a la par con su hermana. Beth se puso a temblar y me pidió a Anita, se la entregue y ella trato de consolarla. Sentía que se me oprimía el pecho. Extrañaba a mi hermana, la necesitaba ahora…
Escuche cerrar la puerta y vi a Loreto ir al dormitorio de Tobías. Más atrás vi a Grace que quiso pasar desapercibida. La había visto más de una vez llegar junto con Loreto. Ya no contuve las ganas de saber la verdad.
-Grace, fuera- le dije saliendo de la casa. Estaba furiosa. Ella me siguió y vi Pablo mirarnos por la ventana, le hice un gesto para que nos dejara en paz. -¿Qué te pasa?, ¿Ahora apoyas a Loreto, también?- pregunté. Ella negó con la cabeza al minuto.
-¡¿Cómo se te ocurre?!- me grito de vuelta.
-Entonces… No niegues, te he visto salir y entrar con Loreto más de una vez-
-Pero, es algo distinto-
-¿Qué cosa?- pregunté y Grace tembló. -¿Qué cosa, Grace?- pregunté de nuevo.
-Son problemas apartes- me respondió esquiva.
-Di la verdad, Grace- le advertí.
-¿Qué verdad?- pregunto.
-¡Grace!-
-¡Stephanie!-. Ella se sentó en la banca fuera de la casa y tapó su rostro con las manos, quiso desaparecer, lo supe. Pero yo no me iría así como así, después de que confeso que algo pasaba con Loreto.
-Grace, cuéntame, yo puedo ayudarte- le pedí sentándome a su lado. Ella negó.
-Nadie puede, nadie- contesto gimoteando. Pablo llego a nosotras y tomo a Grace para consolarla.
-Linda… todo estará bien- susurro él, pero de inmediato ella se quito.
-No me digas linda- grito sollozando más aun. Pablo me susurró al oído que quería un rato a solas con ella. Los deje en paz y entré a la casa. Todos me miraron, pero negué alguna respuesta de mi parte. No quería hablar del tema aun.
Pasaron las horas y Carla, Anita y Beth se quedaron dormidas en el sillón, las habíamos cubierto con mantas para que no pasaran frío.
Al final, Pablo y Grace entraron y se fueron directo a la habitación de esta ultima. Evite preguntar algo, no quería que Grace se volviera a alterar así por ahora, no ahora y no hoy. Hoy seria el matrimonio de Tobías con Loreto. Moví a Carla para que despertara.
-Oye… despierta, hay que usar el vestido morado que compramos- le dije y ella despertó.
-Si es por eso… prefiero no usarlo nunca- me respondió y luego sonrió. Felipe despertó a Beth y a Anita para que comenzaran el día… que seria muy importante para Tobías.
En un ataque de estupidez, subí a su habitación. Él se encontraba solo. Entre y vi su traje puesto en la cama, él estaba sentado en la ventana con la cabeza baja y apoyándose para no caer, apenas llevaba unos pantalones, debía haberlo pasado muy bien anoche. Suspire para que notara mi estancia. Me miro y luego miro su traje. Me acerque a él y puse una mano en su hombro.
-Oye… debes estar feliz. Te casaras- le dije con el nudo en la garganta. Tobías me miro esperando algo más, pero no encontré palabras para expresar felicidad siendo que moría por dentro.
-Gracias por tu… animo- dijo arrancando de mi toque.
-Bueno- me sentí incomoda de repente -, ojala seas muy feliz. Te quiero mucho, Tobías- le dije antes de yo arrancar de la habitación y subir con velocidad a la mía. Llegue cerrando la puerta y sollozando fui a buscar mi vestido para hoy. Era rojo sangre y tenía un lazo negro de encaje en la parte de la cintura que se apretaba bien a mi cuerpo. Me puse zapatos de taco aun con los ojos adoloridos y me fui al baño a arreglar mi cabello. Me hice media coleta y la amarre con un elástico que tenia el detalle de una rosa negra. Era ilógico, pero sabia que esa rosa, que usaría yo, Carla y Anita, era muestra de la tristeza por la situación. Me mire al espejo de cuerpo completo y me agrade. Fui a la habitación de Carla para verla como iba con su arreglo. Entre y vi como ella miraba el vacío al medio de su cama.
-¿Carla?- pregunté. Ella me miro y sonrió.
-Te ves hermosa- me halagó. Agradecí y la ayude a que se pusiera su vestido morado que tanto le había gustado el día que me acompaño a buscar a Isabella en el centro. Ella se dejo su cabello suelto y lo acomodo con pinches del mismo color que su vestido, puso una rosa negra en un pinche. Sus zapatos eran parecidos a los míos. Tomó su carterita y bajamos al living para esperar a los demás. Franco y Emily ya estaban listos, ellos combinaban ya que Emily uso un vestido celeste que calzaba a la perfección con su piel más morena y Franco usaba una camisa del mismo color que el vestido de su novia. Él vestía un traje negro tradicional. Nos sentamos y esperamos a que Joe bajara vestido de plomo con una camisa blanca. Mas atrás venia Grace con un vestido negro dando a entender el luto del momento, a su lado Pablo vestía completamente de negro siguiendo el estilo de Grace. Alex y Marcelo llegaron con traje negro y camisa blanca, tradicionales. Al final bajo Beth, Felipe y Anita. Nuestra bebé venia vestida de blanco y su vestido tenía vuelos al final, sus zapatitos blancos también y su pelo amarrado en una coleta completa y ordenada con la rosa negra. Felipe vestía traje negro y camisa verde oscuro, el mismo color del vestido de Beth. El vestido se ajustaba en lugares exactos para hacer notar que seria madre luego y verse linda a la vez.
-¿Nos vamos?- dijo Tobías que bajo al final con un smoking negro y una camisa blanca, perfectamente ajustado. Se veía hermoso. Evite el suspiro.
-No, aun no. Esperen a que los llame- dijo Emily y salio con Franco a ver a Loreto para ayudarla a arreglarse para su boda civil.
No pude contenerme más y salí de la casa con dirección a la casa de Cristóbal. Necesitaba estar ahí un momento. Necesitaba estar con el recuerdo de mi ¿primer? amor. Cuando llegue lo primero que hice fue arreglar las flores, quitar el polvo a todas las tumbas. Me detuve en la de José Tomas y arregle el decorado y las fotos.
-Si supieras…- comencé a hablarle -, Tobías hoy se casa con Loreto. Así que tu sueño de que estuviéramos juntos se perdió… hoy él se casa- le conté. Deje la foto en el lugar necesario y luego fui donde Miguel, el padre del bebe de Beth. –Tú… vas a ser padre en meses, ella es muy buena chica, entiendo porque la amabas. Esta hermosa con su pancita-. Vi más atrás la tumba de Fernanda y Helen. – ¡Ay! Chicas- me lamente -, hoy su hermana se casa con mi ex. ¿Pueden creerlo?- le pregunté creyéndome ya loca. Mire la tumba de Exequel, pero nada tenia que decirle mas que ‘perdón’. Después camine hacia la tumba de Daniela y me senté frente a ella. –Tienes unas hijas hermosas. Carla tiene el color de cabello de Cristóbal, pero ruliento como el tuyo cuando no te alisabas, es linda y tiene sus ojos parecidos a los tuyos. Y Anita… bella, una princesa, un ángel. Tierna como tú y hermosa como nadie. Son tus hijas, Daniela, son tuyas- susurre ya llorando. No podía aguantar el dolor que me embargaba. Después, mire la ultima tumba; Cristóbal. –Cariño, no sabes cuanto te extraño- le confesé a la foto del, su sonrisa me hacia temblar aunque fuera tan solo un retrato. –Hoy Tobías se casa y me deja sola… me abandona. Eso me hace extrañarte mas aun, creí que podría asumir tu muerte con él… pero ahora que no esta él… no se que hacer. Tan solo me apego a tus hijas que son mis pilares, pero aun así… me siento tan vacía-. Mire la foto de Cristóbal una vez mas y razoné… ¿Dónde estaría mi hermana?, ¿En que lugar se sentiría segura? Intente pensar y pensar, pero no se me ocurría. Luego recordé la noticia que hace poco habían dado en la televisión; era sobre la casona en el cerro ‘Gabriela’, la convertirían en museo ya que encontraron reliquias de mi época. Suspire, claro… que tonta, Isabella debía estar ahí. ¿Qué lugar mas apropiado para estar que en el lugar que naciste y creciste? Deje el retrato de Cristóbal después de besarlo suave y corrí hacia el cerro. Gracias al anillo no brillaba, pero tenía la extraña necesidad de sacármelo para que mi hermana supiera que voy por ella, para que me viera. Corrí sin percatarme que los humanos caminaban por la calle y miraban asustados por la ráfaga de viento que levantaba. Llegue al lugar y vi como lo estaban inaugurando. El alcalde estaba ahí cortando una cinta. Me situé entre los humanos con mi vestido apropiado, era una situación elegante. Y entré a recorrer la casa, estaba todo casi igual a como lo habíamos dejado… me hizo pensar en Cristóbal mas de la cuenta. Tome aire y seguí buscando a Isabella por los pasillos. Subí al segundo piso para entrar a la que era su habitación antes y allí estaba… mi hermana. Ella miraba con fervor unas fotos. -¡Oh, por Dios!- murmure. Eran nuestros padres… Mónica y Daniel… el día que se casaron. Me tape la boca y vi como ella era igual a Isabella en la sonrisa, en cambio yo me parecía en la forma de pararse. Isabella me abrazo y vimos todas las fotos en donde estaban ellos.
-Nuestros padres se amaban mucho- dijo temblando. Asentí y vi una foto de ellos con una pequeña… salía escrito abajo ‘Isabella Ignacia’. Era mi hermana cuando pequeña, sentí ganas de llorar. Habían varias de ellos, pero en una apareció una bebé con vestido… era yo… era yo cuando bebé, yo…
-No puedo creerlo-
-Me quede aquí mientras ellos arreglaban este lugar porque pude sentirme en casa, sentirme bien- me dijo. Miramos más fotos y en una salíamos ambas vestidas iguales. Yo estaba sentada en el suelo e Isabella apoyada en un árbol mirando coqueta, en cambio mi mirada estaba perdida. Salimos de la habitación y nos pusimos a reír.
-Te extrañe- le dije abrazándola.
-Yo también, pero quería un tiempo sola-. Asentí ante su cometido, ella aun no estaba dispuesta a volver.
-Te podré ver, por lo menos-. Ella confirmó. Miramos todas las cosas que estaban puestas para el mundo, todas nuestras cosas. Habían zapatos y vestidos antiguos… y nuestros. También había peines y muñecas de porcelana, las reconocí como mías porque la ‘V’ que tenían abajo era de mi letra.
-¿Y por qué vas tan arreglada?- pregunto mi hermana.
-Hoy se casa Tobías- le explique. Isabella resopló airada.
-¡Que bonito!- bromeo y sonreí. Al final llegamos a una habitación… era la que use yo porque había sido mi habitación y ahí… había gente mirando no se que cosa, pero al voltearse nos miraron asustados al máximo. Pude ver que los perturbó… las fotos eran de nosotras ya con nuestra edad máxima… iguales a nosotras ahora, exactamente iguales. Los miramos con ganas de arrancar, pero estábamos quietas sin poder hacer algo.
-Hola- saludo Nicolás entrando por la ventana dejando a los humanos más asustados aun. No duro ni dos segundo en matar a los cinco inocentes. –Las salve- nos dijo sonriendo.
-Nicolás…- susurro Isabella.
-Si, ¿Quién crees que soy?- pregunto él cómico. La sangre comenzaba a inundar e lugar y el aroma se hizo intenso. –Mmm- se regodeó Nicolás -, apetitoso, ¿no?- pregunto él. Con Isabella dejamos de respirar. –Huelan, vuelvan a sus instintos asesinos- nos sedujo Nicolás. Mire a mi hermana y dimos un paso atrás.
-Aléjate de ellas- advirtieron dos voces tras nosotras. Eran Tobías y Joseph, venían de traje aun. Pero ¿y el matrimonio?
-No se molesten, tan solo les pido que cuiden las pequeñas…- amenazo Nicolás y me miro coqueto. Tomó el brazo de Isabella rápidamente y la acerco a él para besarla. Joe se apresuro en quitarla y dejarla junto a mi y Tobías. Le pegó una bofetada fuerte a Nicolás empujándolo a la pared, dejándola trizada.
-Mira, estúpido, vuelves a intentar besar a Isabella y te rompo la mandíbula, imbécil de mierda- le dijo con toda su ira a Nicolás. Él se paro y al oír pasos hacia en desastre, salio por la ventana.
-Tomen mi advertencia- dijo antes de que Tobías le acertara un golpe.
-Vienen hacia acá- susurro mi hermana. Joseph tomó a mi hermana y la sacó por la ventana como una araña. Tobías me miro para estirarme sus brazos y que me uniera a él…
-Tenemos que hablar- me susurró y me tire a sus brazos. Él me elevó y me saco de la pieza antes de que nos pudieran descubrir. Quedamos en el techo. Mire a Joseph e Isabella que se miraban con las ganas de abrazarse, pero con odio a la vez. Los deje en paz, ellos verían que hacer. Me concentre en Tobías que buscaba la forma de bajar sin ser vistos. –Deberíamos irnos- dijo. Y lo seguimos por su camino… bajamos rápidamente y anduvimos hasta que los humanos no pudieran vernos. Emprendimos el camino a casa, pero Tobías se quedo quieto en el lugar que dictaba la diferencia… era el camino a casa conmigo o su matrimonio con Loreto. Trague pesado al verlo dudoso, buscó mi mirada para disculparse y luego corrió hacia su matrimonio.
-Lo siento- dijo mi hermana guiándome hacia la casa.
-No importa- mentí.

lunes, 13 de junio de 2011

Capitulo 69: ¿Dónde están? (Stephanie Dawnther)

¿Dónde están? 

(Stephanie Dawnther)


        Pablo me contenía para que no ayudara a Felipe a matar al idiota de Joe que ataco a mi hermana haciéndola trizas. No permitiría que ese imbécil le hiciera daño. Isabella se había ido sin despedirse de mí, ella debía estar muy consternada.
De repente, Tobías salio de la casa y me vio como estaba; despeinada, con la ropa rasgada, furiosa, herida, triste…
-Stephanie- él susurro y quise acercarse a mi, pero Pablo se lo impidió.
-Le has hecho bastante daño, ¿no?- le dijo poniéndome detrás del.
-Déjame tenerla- le ordeno Tobías y dejo al pobre de Pablo sin sus sentidos, él cayó al suelo y Tobías me tomó y me metió a la casa de los chicos, aunque Felipe y Joseph seguían peleando.
-Necesito ayudarlos- dije intentando soltarme de sus brazos.
-Steph…- me llamo y entramos hacia la habitación. Cerró la puerta y miro la ventana rota. Se extrañó y luego me miro de nuevo. Lento, tomo la parte de mi blusa rasgada y la retiro con un solo impulso. Capte sus intenciones.
-Aléjate- le dije intentando taparme. Pero él sonrió y se acerco a mi… no sentí nada de repente, mi visión, mi tacto… ya no estaba. Caí a la cama y sentí a Tobías subirse a mí. Quise alejarme, pero no podía porque no sentía nada. “Protegerme, protegerme” pensé y comencé a crear mi escudo, me costó un mundo, pero lo logre. En cuanto tuve mis cinco sentidos, tire suavemente a Tobías para quedar en la puerta de la habitación. Tendría que llevarlo hacia fuera y así tomar su poder y ayudar a Felipe. Lo bese y él me siguió el juego. Salimos de la pieza y quedamos en el sillón, mire hacia fuera mientras Tobías me tocaba. Aun Felipe y Joe peleaban, pero ahora Pablo intentaba ayudar al bueno. Me concentre en conseguir el poder de Tobías y lo obtuve… era como un calor que recorría el cuerpo. Mire a Joseph y en segundos cayó. Pablo y Felipe se miraron y luego vieron la escenita en la que me encontraba. De inmediato, entraron y tiraron a Tobías lejos para correr conmigo hacia la casa. Ahí se encontraba Emily, Franco y Loreto, los tres se miraban apenados.
-No quería, no quería- lloraba Loreto. Solo pude mirarla con odio para subir a mi habitación. Pablo me acompaño, cerró la puerta tras de él.
-¿Sabe Felipe donde esta Beth y las pequeñas?- pregunté. Y Pablo asintió, se sentó en una silla rosa y miro a su alrededor.
-¿Dónde están Beth y las pequeñas?- pregunté.
-Se fueron con Grace, creo que nombro a Katherine- me contesto. “Katherine” pensé, con ella estarían bien.
-¿Y mi hermana?-
-No se donde fue- me contesto. Mire mi celular y tenia llamadas perdidas de ella. Marqué y no me contestaba, marqué de nuevo y me salio el buzón de voz de inmediato. Suspire y me senté en la cama.
-Lo siento tanto- le susurre a Pablo. Él me miro extrañado. –Lo siento por todo, desde que nos conocieron toda su vida se ha complicado- le explique para que entendiera mi disculpa.
-No- dijo seguro de si mismo y se sentó a mi lado en la cama. –Ha sido una suerte conocerlos, sobre todo porque… yo me enamoré- dijo él confesándome eso. Cerré los ojos… no, por favor, dime que no es de mi. Necesito un amigo normal que me quiera como una amiga normal.
-¿De quien?- pregunté tiritando.
-De Grace- contesto. Di un suspiro y reí. Me sentía mejor, ahora me sentía mucho mejor. –Ella es tan… perfecta- susurro como si estuviera pensado en ella, como si la tuviera en frente.
-Ella es una excelente persona- concordé.
-Si- acepto él mordiéndose el labio… Reí y me saco la lengua.
-Se te están pegando sus gestos- le bromee. Él rió conmigo. Nos quedamos en silencio encima de la cama y tan solo se oían nuestras respiraciones. Se sentía bien estar tranquila después de tantas sensaciones que había pasado, aun no podía tomar el verdadero peso de la pelea con Joseph, pudo haber muerto Felipe, Isabella, Pablo… pude haber muerto…
Sonó mi celular rompiendo el mutismo.
-¿Alo?- conteste.
-Hola, Stephanie. Soy Katherine- saludo mi amiga bruja.
-Hola, ¿Cómo estas?- pregunté por cortesía, pero me moría por saber como estaban las pequeñas y Beth.
-Bien y por lo que se, tú no estas muy bien-. Suspire en respuesta. –Grace, Elizabeth, Carlita y Anita están aquí- me dijo.
-¡Oh, que bien!- respire mas tranquila.
-¿Quieres hablar con alguna?-
-Todavía están despiertas…- dije afirmando. Me sentí culpable por la vida que les estaba dando a ellas.
-Si- susurro Katy.
-Pásame a Beth- pedí y ella me contesto.
-¿Cómo estas?- me pregunto.
-Bien, ¿ustedes?-
-Bien- me contesto.
-¿Te sientes bien?- pregunté por su embarazo.
-Si, mi bebé y yo estamos bien-. Oí detrás de la línea como Max preguntaba “¿Estas embarazada?”. Sonreí.
-Que bien…-. Mire a Pablo y pedí hablar con Grace, le pase el celular a él.
-¿Alo?- oí como el contestaba a la voz de mi amiga. Hablaron un rato e intente no escuchar por darles privacidad. Al final, cortó y me entregó mi teléfono. –Gracias, lo necesitaba-.
-No es nada- dije yo. Bajamos hacia el primer piso cuando ya la mañana comenzaba. Vi a Franco y Emily abrazados en el sillón del living, ellos se veían mal, estaban casi pasmados aun. Me fui a sentar en el mismo sillón que ellos y abrace a Emily. Ella estaba triste y cerraba los ojos sin motivo, era como si estuviera cansada después de un gran trabajo. Ladee la cabeza intentando recordar si había hecho algo o se había encontrado en alguna pelea, pero no, ella no había luchado. Franco lo había hecho, pero se veía bien, se veía normal. Él me miraba de reojo.
-Lo siento- dijo de repente tomando mi mano, se veía realmente apenado. Dude si concederle mi perdón, pero luego… acepte su disculpa.
Seguimos en la misma posición hasta que la molestia andante apareció.
-Hola- dijo Loreto. Venia totalmente despeinada, con la camisa de Tobías y un short puesto a la rápida, no quería saber de que venia. Fue a la cocina y saco dos botellas de… sangre y se sentó en un sillón y luego prendió la televisión. Al rato, llego Tobías con un pantalón solamente. Lo quede mirando de pies a cabeza y él reparó en mi observación, se mordió los labios intentando ser sexy, pero tan solo provocó repulsión en mi. Se sentó junto a Loreto y tomó una de las botellas y comenzó a tomársela. Vi a mi alrededor y note como Pablo, Emily y Franco brillaban intensamente, ya no era un amarillo, eran un dorado fuerte. Los sentí parte de mí. No se que seria, pero era de mi, provenía de mi. Carla también lo había visto y anoche también vio como Joe quedaba sin esa luz antes de transformarse completamente.
Pablo se sentó a mi lado y comenzó a mirar mi vestimenta; unos jeans rajados al final, unas chalas sucias, una blusa completamente rota. Movió la cabeza, reprobatorio.
-Debería cambiarte- me dijo tomando una tira de mi blusa. –Y deberías lavarte ese cabello- dijo ahora tomando mi pelo. Sonreí por sus acotaciones y me pare. Pablo también lo hizo, pero sabia que él iba a su casa a ver los daños, aunque Tobías no lo tomo así.
-¿Se van a bañar juntos ahora?- pregunto irónico.
-Si, Tobías. Y no sabes que otras cosas vamos a hacer- respondí tomando a Pablo de la mano y guiándolo a mi habitación. Él tan solo me siguió. Ya dentro de mi pieza, me solté para sollozar en mi cama.
-Tranquila, es un imbécil- me tranquilizo.
-Lo se- le conteste. Aun así, dolían sus palabras. Yo no era la que se acostó con una extraña después de terminar con mi novia horas antes. Fue él.
-Ya, ahora, de verdad, báñate y luego vamos a mi casa- me dijo él moviendo mi cabello ya de por si desordenado.
-Ya voy- respondí y me dirigí al baño con ropa interior, un vestido y toallas. Pablo sonrió cuando deje mis compartimientos abiertos.
-Necesitas una cuota de orden urgente- bromeo. Sonreí y entre al baño. Di el agua y estaba calentita, tibia, excelente. Me desvestí para poder bañarme y al entrar a la tina sentí que temblaba por el contacto de algo tan caliente, pero me sirvió para relajar los músculos tensos. Me remojé bastantes minutos y luego me preocupe de mi cabello. Estaba lleno de barro y tierra, hasta pasto tenia. Me lo lave bien con mi shampoo preferido y trate de que quedara limpio. Me limpie de cada partícula de tierra que podría tener en el cuerpo y después salí del agua mas tranquila. Me seque para vestirme y al final me puse el vestido lila que tanto me gusta, lo ajuste bien para quedara ceñido a mi cuerpo. Comencé a secarme el pelo con el secador y trate de dejarlo como me gustaba, aun así algunas ondas se salieron de lugar. Me mire al espejo y vi que estaba bien arreglada. Salí para tener la aprobación de Pablo, pero al salir vi que él estaba ordenando mi ropa.
-Estaba ordenada- replique.
-Claro, no se que harías sin Grace- dijo y volteo para verme. -¡Wuau! Te ves bien-. Di una vuelta para que el vestido se elevara con el aire. Intente ayudar a Pablo a ordenar todo, pero él no me dejo. –Tocas mi orden y te mato- me amenazo. Me senté en mi cama y espere que concluyera.
Cuando por fin termino su orden, tome la ropa rota y baje para botarla a la basura. Pablo, como buen amigo, me escoltaba por cualquier cosa. En el living, todos seguían igual.
Salimos de la casa para ir a ver los daños de la morada de Alex, Marcelo y Pablo. Ellos estaban ordenando cuando llegamos. La pared estaba reparada y las ventanas también.
-¿Saben donde esta Joseph?- pregunté sentándome en un sillón mientras ellos arreglaban su casa.
-Ni idea, pero lo vi hace poco en el bosque, a lo mejor sigue ahí- me contesto Marcelo. Asentí por su respuesta. Necesitaba hablar con él y preguntarle que le había pasado que se descontrolo así, atacando incluso a su propia novia, a mi hermana.
-¿Tienes teléfono?- le pregunté a Pablo. Él me entrego su celular. Llame al numero de mi hermana, pero seguía sin contestar y la desesperación se inicio en mi.
-Debe estar bien- dijo Pablo y se sentó junto a mí.
-Eso espero- contesté y me acomode en mi amigo.
-¿Y a ti, no que te gustaba Grace?- pregunto Alex y Marcelo rió.
-Si, ella me gusta, la amo. Stephanie es mi amiga- aclaro Pablo y reí porque se puso nervioso.
-Tonto- le susurre. Él se encogió de hombros.
Fuimos con los chicos a cazar y sentimos que el aroma de Joseph estaba reciente, por lo menos él seguía en las cercanías. No demoramos mucho porque no había mucho por donde elegir, así que fue algo rápido.
Entramos a mi casa, si es que puede llamarse así, e increíblemente, todos seguían en la misma situación. Había solo un cambio; Joe estaba sentado en un sillón aparte mirando televisión. Los quede mirando y Emily me miro triste, la vi brillar doradamente. Ella se levanto de su posición y se fue con Alex, que la esperaba ya en la puerta. Una pregunta mental, supuse.
-Joseph…- llame, él enfoco su vista en mi. Tobías también lo hizo y vi su boca abrirse y su contemplación detenerse en sitios no apropiados, lo fulmine con la mirada. -¿Podemos salir?- hable a Joe. Él me siguió hacia fuera, él brillaba y sentía que no se soltaría de ese centelleo. Caminamos hacia cualquier dirección y le pregunté sobre lo que había pasado ayer.
-Stephanie, juro que no se que paso- me dijo apenado -, de verdad, perdí el control incluso atacando a mi hermano- sollozo. Sentí la necesidad de consolarlo, pero lo evite porque no se merecía ningún consuelo por ahora.
-Y por cierto, ¿Dónde esta tu hermano?- pregunté.
-Lo que se es que fue por Beth-. “Bien, eso esta bien” pensé. -¿Stephanie?- me llamo Joe.
-Dime-
-De verdad no se que paso. Al principio sentí que podía resistirme al sentimiento que crecía dentro de mí, pero luego se me hizo muy difícil, casi imposible, me dolía la cabeza y todo el cuerpo, tuve que seguir la ira dentro de mí- se eludió él.
-Pero… ¿sabes que causó esa ira en ti?- pregunté mas interesada. Tenía una teoría.
-No lo se- me dijo bajando la cabeza. Tome sus manos y me miro. –Necesito a Isabella-
-Y se que ella también a ti, pero si te dejas llevar por esos ‘impulsos’, como los llamas tú, la perderás- le avise. Él sollozo como un niño. –Tranquilo- dije frotando sus manos contra las mías. –Ella volverá-
-¿En serio no sabes donde esta?- pregunto.
-Ni siquiera me contesta el teléfono- le confesé. Él bajó la mirada nuevamente.
-Vamos a casa- al final murmuró.
Tenía una hipótesis y necesitaba probarla, pero Joe no era el indicado. Él me dijo que sentía que la ira iba dentro de él y que no sabia de donde venia, al principio pude resistirse… al principio cuando estaba con esa luz rara, pero luego lo perdí y su control se perdió. Entonces… ¿quién provocaba esa ira en él? Pude centellarlo, pero como no fue el tiempo suficiente, no sirvió de mucho. Y lo peor… él dijo que aunque estaba con esa luz, se sentía tentado, o sea, esa luz no era efectiva al cien por ciento. “Mierda” pensé.
Cuando volvimos, Emily ya había llegado y estaba junto a Franco… en donde pertenecía. La vi sonreír ante mi pensamiento.
Necesitaba comprobar mi suposición y ahora encontré al indicado. Mire a Tobías, maliciosa. Me mordí los labios mirándolo y comencé a ver las lucecitas con un dorado fuerte. Él seguía al lado de Loreto, pero eso no me importo. Me senté a horcadas encima de él y comencé a moverle el cabello. Loreto, al lado, miraba atónita lo que pasaba, ella se levanto.
-Tobías- le ordeno que parase, pero él seguía con la luz y me miraba con amor.
Sonreí ante la comprobación de mi presunción. -¡Tobías!- grito Loreto ahora. Él la miro, pero luego siguió enfocándose en mí. Era cierto… yo podía hacer que la gente se conservara igual aunque Loreto hiciera algo… no se que, pero ese algo hacia cambiar… yo lo protegía. ¡ESO ERA! Mi escudo, los protegía con mi escudo. Por fin, este poder se hizo fuerte y podía resguardarme y proteger a los demás. Aun así, tenia que perfeccionarlo porque ayer, en un golpe de estupidez, perdí el escudo con Joe y hubo el medio problema en la casa.
-Tú eres la perra que hace esto- dije parándome en frente de Loreto. Ella dio un paso hacia atrás y miro a Joseph, pero era tarde, yo ya lo tenia envuelto en mi escudo y estaba tan enrabiada que, dudo mucho, que mi escudo este débil. Di un paso mas a ella y esta tembló.
-Aléjate- me exigió sin fuerzas, pero yo no lo haría. Esta bastarda aquí al frente había deshecho mi familia cruelmente. Tome su brazo dispuesta a sacarlo de su sitio, pero…
-¡Paren!- gritaron desde la entrada. Era la voz de Grace. Pablo de inmediato fue a ella. Retrocedí y fui a su encuentro.
-¿Qué pasa?- pregunté, pero ella no respondió y sonrió algo triste, ella estaba ocultando algo. -¿Qué paso?- pregunté de nuevo. Ella siguió sin contestar.
-Quiero que paren- dijo como justificación. La mire extrañada y con desconfianza. Al estar tocando a Grace obtenía su poder y sentía lo que ella… ella estaba confusa, ella mentía.
Loreto salio de escondite con Tobías detrás de ella. “Mierda, lo perdí” pensé. Él ahora la seguía como perrito faldero. Entrecerré los ojos dispuesta a matarla, pero Grace me lo impidió.
-Tranquila, no debe haber muerte, ¿cierto?-. “Esa sonrisa no se la compro” cavilé. La mira mas desconfiada aun.
Emily se levanto de su asiento y saludo a Grace. Cuando quedamos solas, Emily me dijo:
-Yo tampoco le creo, esta evitando pensar en algo, lo se-. “¿Qué te pasa, Grace?” me pregunté.

Capitulo 68: A mis raices (Isabella Dawnther)

A mis raíces


(Isabella Dawnther)

        Quedamos casi en shock cuando Tobías nos dijo que se casaba con Loreto dentro de un mes. Stephanie se apoyaba en Pablo que, segundos antes, había lanzado una broma al estúpido novio que teníamos al frente.
Loreto, esa perra, miraba con suficiencia nuestras caras de consternación y se aguantaba las ganas de reírse.
Sin previo aviso, Grace se acerco a Tobías y le mando una bofetada, dejando a Tobías algo atontado… más de lo que es. Carla apoyo a Grace con un aplauso y la imite, primeramente rodeándola porque Loreto la miro furiosa.
-Aquí, casado con esta, no te quedas- advirtió Grace.
-Por supuesto, pero si fuera Stephanie y Cristóbal quienes se casan, no les dirían nada- dijo Tobías ofuscado. Ahora fue mi hermana quien le dio la bofetada. Tobías intento impedirlo, pero ella fue más fuerte.
-La próxima vez que saques en cara lo que sucedió con Cristóbal, lo lamentaras- le sugirió ella y muy bajito agregó: -también si hablas de él de nuevo frente a las chicas-. Pablo la tomo de los hombros para que se calmara y no le diera de golpes a Tobías otra vez. Loreto miraba la escena y, como victima, se puso a sollozar. Tobías se acerco a ella y la abrazo consolándola.
-No quiero que tengas problemas- le dijo y como si el destino me odiara en forma incoherente, Joe se acerco a ellos, principalmente a Loreto y los alentó.
-Felicitaciones, chicos-. Stephanie y yo lo miramos con ganas de pegarle ahora a él, pero nos armamos de paciencia y nos quedamos quietas. Mi hermana tomo a Anita y a Carla y se las llevo de la cocina. Las seguí. Me dejo a Anita y se llevo a Carla a su habitación, ella lloraba desconsolada.
Al poner a Anita en su cama, ella me miro extrañada y asustada. No quería quedarse sola.
-Me quedare con ella- dijo Alex entrando y sentándose al lado de la pequeña.
-Cuídala-
-La queremos como si fuera nuestra hija- dijo él por si mismo, Pablo y Marcelo. Este ultimo lo vi subir cuando yo lo hacia también. Ambos nos detuvimos en la pieza de Carla, ella aun lloraba.
-Yo vi al tío Joe no brillar- escuche a Carla decirle a mi hermana.
-No lo se, tan solo lo perdí- respondió ella. No entendí nada de la conversación. Luego, Carla comenzó a llorar más fuerte.
-No, no quiero que se casen- suplicaba a Stephanie, como le debía estar doliendo la situación y aun así tenia fuerza de aplacar la tristeza de su hermana chica.
-Pero si se aman- le excuso.
-¿Y tú? , ¿Estas contenta?- pregunto Carla.
-No, pero es su decisión-. De repente, la pequeña dejo de llorar y la sentí moverse, escuche como se sentaba cerca de mi hermana.
-¿Quién es Cristóbal?-. Stephanie suspiro y apuesto que se tenso como nunca, no quise que ella respondiera eso así que me decidí a interrumpir. –Y mas encima el tío Joseph esta de acuerdo- agregó Carla. Herví en rabia, mi Joe me había fallado otra vez.
-Pero si se aman- dije utilizando el pretexto que utilizo mi hermana. La vi temblar. Ella se paro de la cama de Carla y salio de la habitación, Marcelo la siguió, él seria un buen apoyo.
-No me importa, quiero que se vayan. Apoyo a Grace ciegamente- dijo ella acurrucándose bajo las sabanas.
Pasaron unos minutos y ella se quedo dormida, aunque las lágrimas seguían cayendo de sus ojos sin control. La deje en paz y salí del dormitorio. Entre a ver como estaba Anita; ella dormía y Alex miraba por la ventana al vacío, como sacando conclusiones. Suspire y cerré la puerta dejando de molestar. Baje al segundo piso y entre a mi habitación. Ahí estaba el traicionero…
-¿Qué haces aquí?- pregunté furiosa.
-Quiero que comprendas- me dijo tirándome hacia la cama. –Que comprendas lo que es amar- dijo tomándome con mas fuerza de lo normal.
-Suéltame, Joe- le exigí. Él seguía besando mi cuello más fuerte. –Joe- reclame de nuevo, pero él no me tomaba en cuenta. –Joseph- casi grite.
-Suéltala, idiota- dijo mi hermana entrando a la habitación junto con Marcelo y Pablo. Escuche como más se unían a esta disputa.
Joe miro a mi hermana con furia contenida y le rugió, con un certero golpe lo tire hacia el ventanal, rompiéndolo. Escuche el grito de Carla junto con el de Anita. Alex estaría con Anita así que alguien tenia que ir a ver la mas afectada hasta ahora, en ese pensamiento estaba cuando vi de reojo a Grace subir, pero alguien mas subía ¿Felipe y Beth?
-¿Qué mierda te pasa, estúpida?- grito Joe hacia mi. Ese grito fue suficiente para que mi hermana, rápida y letal, lo tirara sin compasión hacia el pasto, una caída de dos pisos. Vi por la ventana como Joe alcanzo a caer en buena posición y nos miraba para atacarnos.
Me tire hacia atrás y Marcelo junto con Pablo me protegieron, me tenían entre ellos para no desmoronarme. Sin embargo, mi hermana seguía mirando por la ventana en posición de ataque. Alguien entro a la habitación tirando a Stephanie hacia atrás; era Felipe.
Joseph, con un solo salto quedo de nuevo en la habitación y rugió.
-Hey, hermanito, soy yo, soy Felipe- dijo él intentando calmarlo. Pero él no entendía, no comprendía nada. Joseph ataco a su hermano y casi le saca el brazo sin piedad si no es porque Grace apareció de la nada y tiro a Joe reiteradamente al pasto. Felipe, atónito, no podía creer que su hermano… su propio hermano de sangre lo haya atacado. –Fuera de aquí- dijo él al final. –Todas las chicas fuera de aquí, en especial tú y tú- agrego apuntando a mi hermana y a mí. Pablo nos tomo del brazo y nos llevo hacia el living. Ahí estaba Carla con Beth y Anita con Alex. A penas llegamos, Alex le paso la bebé a Grace y subió junto con Pablo.
-¿Qué sucedió?- pidió explicaciones Beth mientras Carla se pegaba a Stephanie, ella lloraba por enésima vez. 
-Un problema- conteste.
-¿Dónde están Emily y Franco?- pregunto Grace. Beth miro hacia fuera. -¡Ah! Genial, o sea, ellos también los apoyan- grito Grace asustando a Anita que comenzó a gimotear. En ese segundo, entraron los aludidos, venían afirmando a Loreto que, a penas, se movía. Tobías venia mas atrás acongojado. Entre los cuatro se sentaron entraron a la sala donde se encontraban los instrumentos musicales.
-Vamos a nuestra casa- dijo Pablo que había bajado para que los humanos y la hibrida pudieran dormir. Abrigamos bien a Carla, Beth y Anita antes de sacarlas al frío. Eran aproximadamente las once de la noche y hacia mucho frío, el otoño se hacia notar. Caminamos hacia la casa de Pablo y los chicos y lo primero que hicimos fue acostar a Carla y Anita en la cama de Pablo, ellas estaban agotadas de tantas emociones. Beth seguía en vela, pero después de un rato se fue a dormir en la cama de Alex. –Prenderé la estufa para que no haga mucho frío- aviso él y puso una estufa en su cuarto y una en el cuarto de Alex.
-Stephanie…- llamo Beth. Ella fue y escuche como le decía que si podía comer algo. Stephanie se disponía a salir para ir a la cocina, pero Pablo la detuvo.
-Iré yo-. Grace miraba nerviosa y fue a acompañar a Elizabeth. Mire a mi hermana por primera vez siendo objetiva y vi su cara de consternación que tenia aun. Ella estaba destruida una vez más por el idiota de Tobías.
Llego Pablo con un plato de la cena que teníamos preparada por si acaso Beth quería comer algo mas tarde. Se necesitó.
-Lo lamento tanto- dijo Pablo después y abrazo a mi hermana que se arruinó en sus brazos, la sentó en el sillón y ambos la abrazamos.
-Se casa, Isabella. Él se casa- susurro en un sollozo. No hice más que protegerla de algo de su interior, me sentí una incompetente.
La puerta se abrió de repente y vi a Joseph caminar hacia nosotras. Pablo intento defendernos, pero no pudo hacer mucho cuando Franco, que había entrado por la ventana, lo tiro lejos rompiendo una pared por la intensidad del golpe.
Grace salio del cuarto y trato de calmar la furia de mi novio y Franco, pero no consiguió hacer mucho porque su concentración de perdió cuando Franco la tiro a la misma pared que había lanzado a Pablo.
-Joe…- suplique con mi hermana entre mis brazos. Felipe llego y tiro a Joe lejos de la casa. Sabía que le había dolido dañarlo, pero había que hacerlo. Percibí como el motor de un auto se encendía y vi como Pablo y Grace se llevaban a las pequeñas y a Beth sacándolas por la ventana. Escuche al auto partir, por lo menos ellas estarían bien. Pero aquí… mi hermana…
-Franco, déjala en paz. Yo estoy aquí, pero déjala a ella irse- imploré, Franco sonrió respondiéndome que no con un gesto de cabeza. Tratando de tener algo de comprensión de mi entorno, deje a Franco sin su visión y tome a mi hermana del brazo para correr hacia fuera. Pero vi… como Felipe y Joseph tenían un duelo de muerte…
-¡JOSEPH!- grite asustada. Stephanie escapo de mi abrazo y corrió a ayudar a Felipe. Sentí unos brazos tirarme, era Pablo.
-Isabella, no me sirves así. Reacciona- me ordeno. Moví la cabeza de un lado al otro para hacer lo que Pablo me pedía. –Toma algunas de tus cosas y vete, donde sea, pero vete-. Ni siquiera tome el peso de sus palabras y corrí hacia mi habitación hecha pedazos, saque un bolso y eché mi celular, dinero y algunas identificaciones falsas, algo de ropa y corrí hacia la dirección opuesta de la lucha. Me detuve en la puerta de la casa al ver a Emily seguir consolando a Loreto. Vi en su mirada como algo andaba mal con ella, sentí como quería moverse, pero no podía. Vi un gesto que me hizo reaccionar y volví a la lucha. Ahí estaba Pablo intentando contener a Stephanie que quería defender a Felipe, que iba perdiendo. Fui hacia Pablo. -¿Qué haces aquí?- me grito –Vete, vete- volvió a ordenarme.
-No se donde fueron las chicas, pero tienes que llevarles sus cosas- le dije.
-Grace esta con ellas, no hay nada que temer. Ahora vete antes de que Joe haga algo que podamos lamentar- me contesto. Así fue como corrí hacia cualquier parte, no me di ni el tiempo de ver que ya amanecía. Vi un taxi venir y lo hice parar.
Le di una dirección y me llevo hacia donde quería, al único lugar donde podía ir; a mis raíces.
(Isabella Dawnther)

Capitulo 67: Dávida de la Vida (Stephanie Dawnther)

Dádiva de la Vida

(Stephanie Dawnther)


     La semana había pasado lento. Me había ido del hospital porque necesitaba alguna paz. Fui a cazar a la cordillera. Cacé unos ciervos y de ahí volví a casa, demore unas horas que me hicieron pensar. No llegue a muchas conclusiones.
Emily me esperaba sentada en el umbral de la puerta con las manos tapándose la cara. Al sentirme, se paro y entro a la casa, dejándome entrar a mí también. Yo, sin tomarla en cuenta, subí hacia la habitación de Anita, pude escuchar su respiración y estaba dormida. Necesitaba la paz que ella podía provocar.
Me senté en un sillón de su dormitorio mientras ella se movía algo inquieta por la cama. Era una bebé hermosa, ya parecía de unos cinco o seis meses cuando en realidad recién tenia un mes de vida. Era 4 de Mayo y ella había nacido un 4 de Abril… era una pequeña. Queríamos celebrarle una fiesta por su mes, pero encontramos que no seria apropiado con Beth en urgencias.
Emily, a mi lado, se apoyo en mi hombro y comenzó a suspirar.
-Es un idiota- dijo. Sonreí y asentí.
-Lo se-. Mire a Emily y ella me veía extrañada porque estuviera tan calmada.
-No es tu calma, es tu rostro, parece que nada hubiese pasado-
-Nada ha pasado- le respondí. Lo hacia porque no quería que nadie viera cuanto me afectaba o cuanto me dañaba cada acción de Tobías. “Ahora ya no es Cristóbal el que me daña, es Tobías” pensé y me gane un codazo de Emily. Puso sus ojos en blanco. Pero luego dejo de prestarme atención.
-¿Anita?- preguntamos ambas al mismo tiempo. Ella seguía en su sueño, pero de repente se sentó a toda velocidad, aunque fuera pequeña, se vio grande tomándose las manos y poniéndose a llorar como si la cosa mas terrible hubiera sucedido. Tomo su cabello y lloro más aun. Con Emily nos acercamos de inmediato y la tomamos para que se calmara.
A la pieza entro Alex, Pablo y Marcelo a ver que le había sucedido a la bebé. Y ahí caí sentada a la cama junto con Anita y Emily… yo miraba hacia la pared, como al vacío… sabía que era Emily que leía la mente de Anita, pero al estar en contacto con ella… yo también podía ver…
Era Grace… ella corría hacia la casa y se topaba con Loreto y Tobías, había una especie de pelea… no podía oír que decían, era borroso, pero exacto a la vez, era obvio que eso sucedería, no importan los motivos o las palabras, eso sucedería sino se impedía. Grace luchaba contra Tobías… Loreto reía… Grace suplicaba.
-¡NO!- grite antes de salir corriendo hacia el lugar donde se provocaría la disputa. Grace no caería frente a Tobías… yo no lo permitiría. En un segundo, Anita estaba en brazos de Pablo y yo corría… corría hacia la salida y después al lugar exacto, yo sabia donde era.
Al llegar sentí la ráfaga de viento de demostraba que Grace estaría aquí. Me acerque a ella antes de que pudiera seguir caminando y no hubiera nada que hacer más que pelear.
-¿Qué pasa?- pregunto Grace cuando la empuje para que caminara en dirección opuesta.
-Ehh… No, nada- conteste y me puse a caminar.
-Te conozco, además tus emociones son de nerviosismo- me dijo quedándose quieta.
-Ya, si, pasa algo, pero camina- le rogué. Ella espero que hablara. –Parece que hemos descubierto el don de Anita- explique.
-¿Ah, si?- pregunto.
-Si-
-¿Y cual es?-
-Ver el futuro- contesté. Ella de inmediato capto la historia.
-Algo pasaba conmigo, ¿cierto?-. Asentí. –No quiero saber- me dijo ella.
-Mejor aun- replique más feliz. No habría querido explicarle que Anita la vio peleando contra Tobías y que él… ganaba. -¿Cómo esta Beth?- pregunté.
-Bien- me respondió. Miro su reloj y daban las ocho en punto. –Se vendrá a casa hoy porque Mikael dice que ella esta mejor y el bebé ya no corre ningún tipo de riesgo-.
-Mira, que bien- felicite al destino. Por lo menos no tendríamos que lamentar algo terrible.
-¿Me vas a creer que Beth tiene cuatro meses de embarazo?-. Casi me ahogo.
-¿CUATRO?- grite tosiendo y Grace asentía y reía a la vez.
-Si, cuatro meses-
-¡Wuau!- pude decir.
Habíamos llegado a casa y estaba Isabella, Joseph y Franco saliendo del auto de Felipe, este último ayudaba a Beth bajar. Pero no quiso arriesgarse y la tomó como a una niña pequeña.
-¡Bájame!- grito Beth. Felipe sonreía y la tomaba más fuerte. Franco se encargo de cerrar las puertas del auto. Entramos a casa y Felipe fue a dejar a… ¿su novia? a la habitación. La acostó suavemente y le dejo el pijama encima, luego sonrió y salio para dejarnos a todos fuera, excepto a Carla que ayudaría a Beth por si tenía algún problema. La oí alegar que podía vestirse sola y a Carla reír. Después pudimos entrar y saber como estaba. –Estoy mejor, gracias- dijo ella sonrojándose. Me senté a su lado y Carla me imito. Ambas abrazamos a nuestra ‘madre’.
-¡Que bien que estas aquí!- dijo ella. Afirme con la cabeza.
-Estoy mejor, cariño- le contesto. Grace había traído a Anita y esta gateaba hasta Beth, se acurruco en ella y comenzó a mirarla. Beth estaba feliz aquí en casa.
-Cualquier cosa, me llamas- dijo Felipe saliendo de la habitación con todos los demás detrás.
-Ehh… ¿podría hablar contigo?- pregunto. Felipe asintió y yo tome a Anita para que todos… incluidas sus hijas, salieran de la pieza. Se debían una conversación privada. Emily me quito a Anita y le daría de comer junto a Franco, tres menos. Grace, Isabella y Joseph se fueron al living, tres menos… Con Carla quedamos en la puerta dispuestas a escuchar la conversación. Nos miramos cómplices y comenzamos a escuchar sin respirar.
-¿Beth?, ¿querías decirme algo?- le pregunto Felipe.
-Si, tan solo quería darte las gracias- respondió ella.
-Ah… de nada-. Oí a Felipe sentarse en su cama.
-Gracias- dijo de nuevo Beth. –Estoy en deuda contigo-
-Podrías pagármela- contesto Felipe claramente agraviado.
-¿Cómo?-. El tono de ilusión de Beth era demasiado. Vi a Carla sonreír.
-Ven… dame un beso-. Ahí fue cuando se escuchó un portazo y ambas quedamos anonadadas con el aire atragantado. En el primer piso Alex, Pablo y Marcelo nos miraban descubriéndonos infragantes. Con Carla reímos y subimos corriendo a mi habitación. Cerramos la puerta de otro portazo y comenzamos a reír más fuerte.
-Mi mamá estará con Felipe- dijo Carla.
-Si- asentí con felicidad. Ellos hacían una pareja excelente.
-¡A comer!- grito Isabella desde el primer piso. Me sentí feliz y molestosa… mire a Carla como un depredador a su presa. Ella se estremeció y luego me tiro un cojín.
-Arranca que te mataré. Soy un vampiro- le dije, Carla comenzó a reír de nuevo y salio corriendo hacia el primer piso a toda velocidad. La deje que bajara hasta la puerta de la cocina y ahí aparecí… -¡BU!- grite y ella gritó del susto.
-Stephanie- me reprendió Franco. Le saque la lengua y entramos a la cocina, esta era tan grande que comimos allí. Carla tomaría once y nosotros, los vampiros, nos alimentaríamos de la sangre que habíamos obtenido. Era macabro, lo se, habían dos refrigeradores; uno con comida normal y el otro lleno de sangre. Recordé cuando Carla abrió el equivocado y pego un grito del susto, parecido al anterior. Sonreí ante el pensamiento y Emily… también.
Felipe apareció con la cara baja y… ¿eso era brillo labial?
-Hermanito, hermanito- le molesto Joseph. Felipe le quedo mirando. –Tienes labial en la boca… quizás que hacías en la habitación de Beth-. Todos reímos y Felipe se avergonzó aun mas, era tierno.
-Mientras no escuche nada por la noche, ningún problema- dijo Franco uniéndose a Joseph.
-No, tranquilo. Yo tendré respeto y tratare de que los demás no sepan que estoy íntimamente con mi pareja… no soy como tú, Franco- dijo Felipe e hizo una bandeja con comida para Beth. Emily, abochornada, ayudo a Felipe. Luego, se abrazo a su novio y él le besó la frente. Felipe subió con la comida y seguimos conversando de cualquier cosa.
-¿Mi hermana ya duerme?- pregunto Carla.
-No, esta con Pablo en la sala de juegos- contesto Grace entrando también a la cocina.
-Cuando termine de comer, ¿puedo ir también?- pregunto.
-Claro-. Grace asintió a nosotros para dejar en claro que ella la cuidaría.
-Si, mejor que juegue con Anita en la sala que con Stephanie a los espías- molestó Marcelo. Alex rió y lo apoyó. Con Carla les hicimos un desprecio y sonreímos. Posteriormente, entró Pablo con Anita.
Se veía tan bonito el paisaje, todos juntos como una familia verdadera… pero tenían que llegar a arruinar el momento.
-Buenas, familia- dijo Tobías. Todos suspiramos y fue instantáneo; las lucecitas se prendieron en todos los de la familia. Excepto en Carla… ella no brillaba amarillo, ella brillaba anaranjado.
-Si, buenas- dijo Loreto que estaba mas atrás de él.
-Tenemos una estupenda noticia- dijo Tobías entusiasmado.
-¿Se van?- pregunto Pablo irónico. Mire a Pablo y sonreí… me caía muy bien.
-No- contesto Loreto molesta.
-Me caso, familia- dijo Tobías -, con Loreto me caso dentro de un mes-.

Capitulo 66: Se ha roto, irremediablemente (Tobias Dawnther)

Se ha roto, irremediablemente…

(Tobías Dawnther)


        Con Stephanie quedamos fuera del hospital, con una sola mirada deje a todos en claro que quería un espacio con ella a solas.
Isabella me miro con odio, era obvio que me odiaría después de lo que le hice a su hermana. Pero Emily asintió triste y, muy pegada a Franco, entro sin más.
-¿Te sucede algo?- me preguntó Stephanie sin acercarse, ella tenía una ilusión que después de que me quede por ella, sin tomar en cuenta a Loreto, las cosas se arreglarían, pero… no era tan fácil. Sentía un amor inexplicable por Loreto y, a veces, tan solo a veces, lo que alguna vez sentí por Stephanie ni siquiera se comparaba.
-Ven a mí y abrázame. No sabes cuanto te necesito- le suplique y ella boto el respiro. Dio un paso hacia mí y luego dudo, ella no quería que la viera débil. -Por favor- le rogué de nuevo al verla así.
-No, Tobías. No ahora- me respondió. Baje los brazos que, antes, tenía levantados para recibirla entre ellos. Había ocasiones, momentos que necesitaba tanto a Stephanie que dolía… como ahora.
-Por favor- volví a suplicar y su cara se descompuso.
-No puedo- se excuso.
-Se que… se lo que has visto… se que piensas que me he acostado con Loreto una y otra vez, pero es mentira. Yo… sigo siendo… yo no me he acostado con ella y… no lo haría- le manifesté de repente. Se sentía bien ser sincero con ella. Sin embargo, Stephanie no hizo más que reír.
-No me tienes que dar explicaciones- dijo burlándose -, yo soy tu ex- me explico.
-Si, lo eres- dije agrio. Ella se burlo de la confesión más importante que le había hecho después de que todo terminara entre nosotros.
-¿Entonces?- susurro aclarándose la voz. Sentí un auto estacionarse.
-No debería, tienes razón-. Estaba enrabiado con ella de una manera inexplicable e irracional. –No debería porque no importas… porque ya no importas- le dije riendo. De repente, un odio intenso me corrió por la venas contra ella. Mientras Stephanie me miraba atónita.
-¿Ya no importo?- me preguntó temblando, pero intento ser fuerte.
-No- contesté decidido. Era verdad, nunca había sentido algo tan verdadero en la vida. Estaba siendo sincero por primera vez con ella. Sentía que Stephanie nunca importo, o si lo hizo fue para enseñarme a amar lo auténtico…
-¿Nunca importe?- pregunto ella, de nuevo. Trague saliva al verla desolada. Tenia un sentimiento encontrado que quería salir a flote, pero era imposible, la rabia de la verdad me carcomía y necesitaba decirla ahora para luego no sentirme culpable por haberle mentido.
-No, Stephanie- le contesté y luego me acerque a ella, tome su mentón y la hice que me mirara directo a los ojos. –Insisto que me da rabia haberte prometido cosas imposibles y aunque en ese momento lo sentí verdad… no lo era y ahora lo descubrí-. Stephanie me miro y en sus ojos se vio la tristeza por mis palabras.
-Necesitabas ser sincero, Tobías- me dijo Loreto atrás de mi, tomo mis hombros y me tiro hacia ella. Sentí la electricidad característica de ella dándome el calor que siempre anhelaba. –Deberías dejarlo en paz, lo prometiste- ahora ella se dirigía a la del frente… ¿Cómo se llamaba?
-¡Tobías!- me llamo la chica. Ella suplicaba. –Tobías, mírame… ¿quién soy?- me pregunto. Apuntándose, obligándome a recordar, ella gritaba. Vi salir a una chica más del hospital ganándose al lado de la otra.
-¿De verdad ni siquiera la recuerdas?, ¿Tan caliente estas por Loreto que ni siquiera recuerdas a Stephanie?- dijo la segundo chica… ella leía mi mente… Emily, eso era. Ella era Emily.
-No lo se. Me vuelve loco- dije por Loreto. Emily se enfureció mientras que… ¿Stephanie? sollozaba a su lado.
-Tengo una idea- le susurro Stephanie a su amiga. Emily sonrió. La primera comenzó a mirarme y sentí como desde dentro empezaba a salir un calor envolvente, dentro de mi ser había un abrazo dándome el calor propio de… de ella, era ella, era su calor. Poco a poco comencé a recordar quien era ella… Stephanie, mi amor eterno.
Di un paso hacia ella y esta sonrió, di otro y Emily dio uno hacia atrás. Otro más y Stephanie se acerco a mí.
-¿Tobías?- pregunto Loreto detrás de mí. Pero no podía escucharla con claridad, era una voz de lejos, ahora lo único que sabía y sentía era que mi Stephanie me rodeaba en ella. Al estar cerca sentí como algo dentro de mí se rompía. No pude más que dar vuelta la cabeza y ver como Loreto se perdía en sus cavilaciones.
-No pude mantenerlo- casi grito Stephanie frente de mí. Pero seguí caminando hacia ella con una idea en mi mente. Ella sonrió y estaba con aire triunfante. Emily también comenzaba a sentirse animada. Al llegar al lado de Stephanie, con maldad le susurre, cerca de su oído:
-No harás que vuelva a estar detrás de ti-. Luego, me acerque a Loreto y tomándola de su hermosa cintura la apegue a mí, besándola.
-Vamos al auto- me dijo con sentido malicioso. Al estar dentro del auto a punto de partir, vi a Stephanie cerrar los ojos y modular con los labios:
-Se ha acabado, todo se ha roto… irremediablemente-.

Capitulo 65: Como si no fuera bastante.

Como si no fuera bastante

(Stephanie Dawnther)

         Salí del hospital junto con Emily e Isabella. Ellas se obstinaron en seguirme aunque, más de una vez, les pedí que no lo hicieran. No quería que se vieran cubiertas en cualquier drama que pudiera tener con Samantha.
Al estar afuera descubrí que ella no estaba sola, sino con Nicolás y otra chica; su tez pálida, sus ojos de fuego intenso, más o menos alta y con su cabello oscuro y algo largo acomodado elegantemente a la derecha, apoyada en el asiento de la camioneta ploma nos miraba como si fuéramos de menor categoría que ella, pero después de ver la mirada furiosa de Emy se calmo y se concentro en mirar el cielo.
-Fue bastante útil el anillo, fíjate- me dijo Samantha y se gano al lado de Nicolás. Sonrieron cómplices.
-Si, que bueno- le felicite mostrando mi propio anillo con orgullo. La chica rió y mostró su mano derecha; tenia un anillo idéntico al que Samantha nos había robado, ella lo había duplicado.
-Tengo mis métodos- halagó la chica al ver nuestra cara de consternación. Apreté la mandíbula para no rugir.
-¿Sabes? Mi problema no es contigo… es con Grace. Así que si tuvieras la amabilidad de decirle que Linda quiere hablar con ella… de nuevo… serias bastante útil-.
Mire a Samantha odiándola por ser tan estupida, odiándola por ser tan insoportable, odiándola… tan solo por ser ella.
-¿Qué tiene que ver Grace en todo esto?- pregunto Emily y entrecerró los ojos para mirar a Nicolás, supongo que por un pensamiento de él.
-Bastante- respondió Linda.
Un auto se detuvo tras la camioneta ploma deteniendo nuestra charla. Salio Grace, Tobías y mas atrás… Loreto. Caminaban lento hacia la entrada del hospital sin ni siquiera percatarse que estábamos nosotros. Grace tenía el martirio en el rostro, Tobías miraba al suelo desconcentrado y Loreto… ella tenia la mirada fija, puesta en Samantha, con miedo, con temor… ¿Qué pasaba ahora?
Mientras Nicolás miraba a Loreto con la coquetería más fingida y placida que alguna vez había visto, ella tomo el auto y a toda velocidad salia de la escena, como un rayo. Samantha tan solo pudo reír…
-Lo que hemos provocado- bromeo Nicolás y Linda también se unió a risa.
-Ni siquiera se ha llevado a la mascota- molestó Samantha. Tobías, furioso, la miro fijamente intentando dejarla sin sus sentidos, quizás... pero nada sucedió. Él dio un paso atrás asustado y después de eso, él se acerco a mí y me abrazo dejándome claramente fuera de cualquier pelea que podría ocasionarse.
-Pero si es cierto, imposible no sentir esa atracción por… Loreto- dijo Nicolás y Tobías rugió dando un paso al frente. Quedamos consternados. Isabella me pidió ayuda con la mirada, ella quería que lo calmara. Lo tome aunque tenia el corazón algo dañado, él se había puesto celoso… era primera escena de celos que veía por ella… me dolió.
Salio Franco y Joseph.
-¿Qué suce…?- empezó a decir Franco, pero al mirar a nuestra compañía se acerco a Emily y tomo su mano. -¿Qué hacen aquí?- pregunto molesto.
-Mmm… Buscando a Grace, ¿quizás?- dijo Linda coqueteándole. Emily se indigno y quiso matarla, lo se, ella por un momento considero matarla como una buena idea. Franco se lo impidió, la empujo un poco para atrás.
-Deja en paz a Grace… ya es suficiente, él ha muerto- contesto Franco. Todos los miramos porque nadie entendió nada, ni siquiera Emily… su mirada se mostraba igual que la nuestra. ¿Cómo podía ella estar confundida teniendo su don de leer mentes?
-¡Ay! Franco… tranquilo. Lo que quiero es que ella sepa algunas verdades- la voz de ‘amorosa’ que tenia se hizo insoportable. Suspire para no ir y despedazarla. –Y… por si acaso, Emily… tengo un escudo temporal y puedo proteger a quienes quiero… o borrar algunos momentos para que te llevas la sorpresa completa-.
-¡CÁLLATE!- grito Franco –No vuelvas a hablarle a Emily así o lo vas a lamentar, Linda, te juro que lo harás-.
-Suficiente- dijo Samantha con un gesto de manos. –Ustedes nos han demostrado ser unos tarados de pies a cabeza, desde el mas antiguo a la mas joven- dijo mirando a Franco y luego a mi. –Tienen el enemigo dentro de su propia casa, viviendo con ustedes-.
-Loreto…- susurro Isabella. Tobías la miro furioso.
-¿Loreto?- pregunto Linda riendo. –No, no, ella no. Es alguien más… Pero lo dejo a criterio de ustedes si quieren descubrirlo o no-. Juro que vi a Grace temblar después de las palabras de Linda.
-Váyanse- dijo ella casi en un murmullo.
-Bueno, hermana- dijo ella subiéndose a la camioneta ploma. Grace tembló más aun. Samantha y Nicolás la siguieron. Antes de partir, Samantha bajo la ventana y nos miro… en especial a Franco.
-Hay algo más… No importa que haya muerto, hay algo mas; la venganza- susurro. Temblamos a verla llena de ira.
Grace entro al hospital rápidamente, todos la siguieron… excepto Tobías y yo… espero algo bueno de esta conversa. 

domingo, 29 de mayo de 2011

Continuación del Capitulo 64

“¿Qué bebe?, ¿Cuál bebe?, ¿Cómo?, ¿Por qué?” me preguntaba en la mente. Bueno, el como no quería saberlo, pero ¿Por qué no nos lo contó? Beth nos debía explicaciones, pero por ahora tan solo nos quedaba esperar aquí… en un hospital, en el mismo hospital donde Carla se había atendido hace algunas semanas. Me debatía entre calmar a Carla o gritar a todo pulmón que porque nadie nos contó nada.
Isabella, Joseph, Franco y Emily me miraban algo nerviosos y las lucecitas amarillas que tanto los caracterizan aparecían de repente, cambiando el semblante de Joseph y Franco. Emily y mi hermana se veían imperturbables, aunque las lucecitas no estuvieran, aunque hubiera la tercera guerra mundial se quedarían quietas ahí, mirándome y mirando a Carla para ver como estábamos.
Felipe, caminando de un lado para el otro, se veía demacrado, preocupado por el bebé y la salud de una integrante de la familia. Lo que me parecía bastante extraño, él se veía bastante desosegado por Beth, como si no pudiera estar tranquila sabiendo que ella esta ahí con algún tipo de riesgo.
-¿Felipe?- pregunté. Él me observo con sigilo antes de prestarme verdadera atención. –Tranquilo, Beth estará bien- le serene. Pero él seguía pegado a su ensoñación de ser, nada menos que un perro guardián. Bien, cosa de él.
Carla, a mi lado, sonreía levemente intentando no mostrar cuanto le dolía saber que su madre estaba aquí, en un hospital. Quisimos que fuera a casa con Anita, Grace, Tobías y… Loreto, pero ella no quiso. Aparte en cuanto dijeron que Loreto igual se iba, se rehusó terminantemente a irse con ella. Recuerdo todavía ver a Tobías bufar por el odio que Carla le tenía a Loreto.
De nuevo nos había tocado que Mikael trabajara para alguien de la familia.
-¿Marcados por las tragedias?- pregunto riendo. No encontraba razón para que riera y estaba a punto de despedazarlo.
-No tiene idea- susurre bajo para que él no oyera.
-¿Cómo esta Beth?- pregunto Felipe casi amenazándolo.
-Ella esta bien, estable. Pero el bebé… ella puede perder al bebé- sentencio el medico. Todo dimos un paso atrás quedando algo pasmados de toda la situación.
Felipe bajo la cabeza dando a entender que no quería que eso sucediera. -¿Quién es el padre de la guagua?- pregunto y Felipe de inmediato levanto la mano.
-Yo lo soy-
-Bien, acompáñeme- le pidió Mikael. Mientras… nosotros veíamos a Felipe anonadados porque si él era el padre del bebé… o sea, Beth… tendría un nuevo hibrido…
-¡¿QUE?!- grito Isabella. Exacto, eso era lo mínimo que hacer por las situaciones que habían sucedido sin explicaciones.
-Tranquila- le calmo Emily -, él no es el verdadero padre del bebé-.
-Gracias al cielo- dijo Joe que ya no brillaba –No pretendo ver otro parto así-.
-Yo menos- agrego Isabella escondiéndose en sus brazos.
-¿Quién es?- pregunté. Emily me miro y dudo en contestarme. –Bien, no lo hagas- dije leyendo su expresión.

El ambiente quedo tranquilo. Después de unas horas, Felipe nos contó que el padre de la criatura era Miguel, el doctor que había atendido a Daniela. Pero… que él se haría cargo.
-Ya decía yo que no eran solo amigos- susurro Isabella mirando a Felipe. Él tan solo bajo la mirada avergonzado.
-Mi mama va a estar bien- nos dijo Carla asegurándonos con toda su fe que así seria. –Por ahora, hay otro problema- continuo. La tome de los hombros para que me mirara. Le pregunté que sucedía y ella apunto a la entrada. Ahí estaba una vampira… imponente y fiera… ahí estaba Samantha.

lunes, 23 de mayo de 2011

Capitulo 64: "¿Algo mas?"

Este capitulo esta narrado por dos partes, Isabella y Stephanie. Como antes, el subtitulo aclara quien narra.


¿Algo más?

Por Isabella Dawnther…

         Después de salir de casa, mis emociones se embotaban gracias a tantos sentimientos juntos que tenia; el dolor y el amor por Joseph, la culpa y desdicha de mi hermana, etc.
Nada me hacia mejor y aunque vi a Stephanie llegar algo mas alegre, eso no me convence. Nada lo hará mientras Loreto este en esa casa.
Algo dentro de mí me dice que ella no es buena, algo malo tiene que tener para causar tanto problema tan rápido. Un don… eso es, ella tiene un don para los problemas.
-¿Te quedaras ahí?- me preguntaron. Pensé en asentir, pero ni siquiera mi atención se merecía por ahora. La furia me golpeaba en demasía. –Isabella- me llamo. Mi cuerpo se estremeció ante su voz, pero ahora no demostraría eso. –Amor mío- susurro cerca de mi oído. Temblé, mi cuerpo reaccionaba aun fuera de mi voluntad.
-No te quiero cerca- murmure y, avergonzada ya que mi voz salio entrecortada, me aleje.
-¿Qué importa lo que paso antes de ti?- me pregunto. Me negué a contestar semejante estupidez. Se acerco y abrazándome, embotando mis sentidos, cerca de mi boca, susurro: -Isabella, ¿Qué importa un pasado sin ti? Nada, antes de ti nada importa-. No faltaron más palabras para que toda mi mente se centrara en el amor que, alocadamente, sentía por Joseph.
Él, con cuidado y sin apuros, beso mi mejilla haciendo un camino tortuoso a mi cuello y luego, con suma lentitud y como si su vida dependiese de eso, beso mi boca, preocupándose de que yo me dejara envolver por el amor infinito que sentía por mi. –Como me gustas, Isabella- me dijo sensual cuando sus labios volvieron a bajar a mi cuello, llevándome al extremo de la locura. No podía hacer más que perderme en su aroma, en su piel y la calidez que estaba provocando en mí.
-Joseph, te amo- le susurre. Me miro fijamente y en sus ojos se veía la satisfacción por mis palabras.
-Solo eso basta para que pueda vivir- me respondió. Me apretó mas fuerte en su abrazo y con ternura besaba mi frente, hasta nuevamente llegar a mi boca.
-¡Joseph!-. Escuchamos que alguien llamaba desesperado. –Joe, ¿Dónde estas?- pregunto la voz. No necesite más para saber quien era. Me hervía la sangre, ahora tenía que aparecer.
Como si de repente la magia lo dominara, Joe se alejo de mi y miro al lugar de donde procedía la voz.
-Joseph…- lo volvió a llamar. Bote el aire que tenia pegado a la garganta. “Isabella” me dije en la mente “encuentra la paz”. No dejaría que me hiciera salirme de mis casillas.
-¿Qué sucede?- pregunto mi novio. Me abrace a él en un intento inútil de que nuestra unión volviera, me había sentido tan bien antes que pensé que nada podría arruinarlo, pero me equivoque. Él intento mirarme, pero su concentración de perdió cuando Loreto hablo.
-Te necesito…- susurro bajando la mirada, siendo la perfecta perra que es. Pero mi Joe… él se acerco a ella a paso lento, haciéndome sufrir con cada centímetro que se alejaba de mí, me sentía vacía cada segundo que no sentía su calor junto al mío. No lo soportaba… Pero yo… no aguantaría.
Con la fuerza que me quedaba enfoque el árbol y, manejándolo con mi poder, lo arroje contra Loreto que nada pudo hacer después de que borre su vista con mi poder adicional. Al igual que mi hermana y Emily, tenia dos dones…
Se que la hundí en la mas completo oscuridad, tenia tanta rabia contra ella. ¿Así debió sentirse Stephanie cuando le arrebataron cruelmente a su amado Cristóbal? Creo que si.
-¡Isa!- me reprendió Joseph dejándome sin aliento. La estaba defendiendo, su posición lo dejaba claro. Sentía que cualquier palabra del podía destruirme. –La próxima vez que la toques, no respondo-.
-Ni siquiera me acerque a ella- reclame, furiosa y destruida a la vez.
-Te lo advierto- me susurro amenazante. Escondí mi mirada al notar que mis ojos dolían y que tan solo quería morirme. Suspire y, matándome en vida, arroje el mismo árbol contra Loreto… No me quedaban fuerzas.
Joe, rápidamente, esquivo el árbol y movió a Loreto para que quedara segura. Después, avanzo a mí, con paso resuelto, decidido a atacarme y acabar con mi vida porque había violentado a su ‘amiga’. Comencé a sollozar, yo estaba fuera de control. “No, por favor, no” pensé intentando que él me oyera, pero venia hacia mi con el instinto de la pelea.
-Será mejor que te alejes- advirtieron en la entrada sur del bosque. No quise mirar, lo suficientemente aturdida ya estaba. Mis nervios se tensaron cuando Joe le rugió a nuestro acompañante y me obligue a voltear para verlo. “Mi hermana” pensé al ver su figura. Ella venia mas que furiosa, su cara puesta en un gruñido de lo mas hondo de su garganta. Pero ni siquiera eso hizo reaccionar a mi novio que en cualquier minuto mataría a Stephanie.
-Hermanita- suplique y su cara, al verme, se descompuso. La mueca de dolor que tenía hizo que sintiera un calor alrededor mío, como cada vez que ella estaba cerca y había peligro, era casi como un abrazo.
Stephanie se acerco a mí y tomo mis hombros para acurrucarme en ella. Era mas pequeña que yo, pero aun así se me hizo grande… me sentía demasiado vulnerable y mi único puerto seguro era ella.
Al lugar entraron Franco y Tobías, que venían con la obvia intención de matar a cualquiera que pusiera en riesgo a su ‘Lorenita’. Aunque ninguna de nosotras planeaba hacerlo, nos tensamos para atacar. Éramos dos contra tres protectores firmes y teníamos todas las de perder. No pretendía que el final de mi hermana fuera así y en un intento de protección la coloque atrás mío. Ella trato de negarse, pero se lo impedí. Aun así… no pude hacer nada, sentí poco a poco como mis energías perdían contacto y lento… yo cerraba mis ojos, sin antes ver como Joseph y Franco iban contra mi hermana.

Por Stephanie…
        
         Vi como mi hermana cerraba los ojos. -Joseph, ¿Qué haces?- le pregunté y sin darme cuenta lo vi rodeado de una luz media amarilla, sintiendo su ser como si fuera propio… Era idéntico a lo que sentía cuando Isabella estaba en peligro. Intente tragar para sacar la ponzoña que tenía en la boca, pero no podía. Mi ser me decía que la pelea era inminente y debía prepararme. ¡Como deseaba que Grace estuviera aquí!... ¡Como deseaba que… Cristóbal estuviera aquí!
-Cuidado, Stephanie- dijo Franco tentandor mientras se acercaba a mí para tomarme por sorpresa.
Loreto, escondida tras de Tobías, se acerco a él y beso su cuello haciendo que Tobías gimiera. Se me partió el alma, pero seguí fuerte porque Franco quería atacarme aun.
Joseph, que minutos antes me miraba como desquiciado, ahora estaba parado mirándome, pero luego su atención de centro en Isabella, que tirada en el suelo, daba la impresión de estar muerta.
-¡Mi vida!- grito él y se acerco a mi hermana para tomarla suavemente y colocarla en su regazo. Beso cada parte de su rostro para que pudiera despertar. Joseph seguía con la luz amarilla e Isabella empezaba a tenerla otra vez. De nuevo, sentía como si fueran parte de mí.
Isabella despertó de la nada y al encontrarse en los brazos de su novio, se escurrió para quedar a mi lado en menos de tres segundos. Le rugió a Franco y él le rugía a ella.
Loreto aprovechaba a Tobías y casi se lo estaba comiendo a besos. Evite el temblor de mis manos y la rabia que ardía dentro de mí. Lamentablemente, un sollozo involuntario salio de mí al ver como él le correspondía. Todas esas caricias que algún día fueron mías, están en posesión de ella gracias a que sigo enamorada de un recuerdo… sigo con la loca idea de que Cristóbal algún día volverá. “Por la mierda, Stephanie, no lo hará, entiende” escuche dentro de mi… ¿de quien era esa voz? No pensé mucho antes de acordarme que era el tono exacto de Valeria, ella me decía esas mismas frases cuando estaba con Cristóbal en el lugar y momento equivocado, era ella la que me recordaba que Cristóbal… estaba casado con Daniela y tenia a Carla… y ahora tenían a Anita.
Entre en pánico cuando pensé en la posibilidad de que nos hubiéramos vuelto a separar con Valeria, pero para mi suerte mi conciencia estaba tranquila y sola.
-Stephanie…- me llamo Isabella al escucharme sollozar descontrolada. No me di ni cuenta cuando mis manos, mi cuerpo completo temblaba del dolor de los recuerdos. No me había dado ni cuenta que Tobías me tenía en sus brazos. Él me apretaba junto a él susurrándome que todo estaría bien, pero si él ya no amaba, si él ya no me apoyaba y si ya no lo tenia, nada estaría bien. No podía sola, lo necesitaba.
-Cosita- me susurro en el oído cuando mi sollozo fue aun más fuerte. No podía controlarme y no sentía nada, tan solo las manos de Tobías. Inconcientemente, me junte con él tratando de no poder dejarlo ir y él me correspondió. –Cosita, todo esta bien- volvió a decirme. Abrí los ojos para notar que todos estaban con luces amarillas, excepto Loreto y Franco, quien seguía fiel a su lado. Isabella, en los brazos de Joseph, me miraba intranquila. Y él la protegía como si el peligro estuviera ahí… Claro, el peligro obvio que estaba ahí… el peligro era Loreto. Ella arruino todo esto.
-Tobías… no me dejes- suplique haciendo que él se retorciera de dolor. –Nunca- lo hice prometer.
-Nunca- susurro bajo en mi oído. Beso mi cuello haciendo que recuperara los impulsos nerviosos y luego me hizo recuperar la estabilidad. Tomo mi cintura para que mi cuerpo y el de él se hicieran uno.
Los cuatro miramos a Loreto y esta dio un paso hacia atrás.
No hubo más tiempo.
-¡CHICOS!- grito fuerte Emily que, apenas llego, se vio rodeada de la luz amarilla.
-¿Qué sucedió?- pregunto Joseph.
-Es Beth- nos dijo y corrió con dirección a la casa.
Todos la seguimos y Tobías no quiso soltarme, no quiso separarse de mí. Yo tampoco lo quería.
Entramos y subimos al segundo piso, a la habitación de Beth. El olor a sangre era intenso. Me tape la boca y la nariz intentando no captar el aroma tan particular. Tobías entendió que no se me estaba haciendo fácil y me puso entre la pared y él. Mi dominio propio llego tan bajo que deje de ver la extrañas lucecitas amarillas.
Todo cambio en un segundo.
Joseph seguía con Isabella, aunque se notaba que luchaba.
Tobías estaba ya junto a su novia.
Felipe en una esquina tapándose la boca y evitando respirar. Y ahí, en medio de la habitación estaba Elizabeth sangrando como si estuviera en una menstruación.
-¡Mi bebe, ayúdenme, mi bebe se muere!- grito desesperada. Alcance a ver a Tobías llamar a un doctor.
Tras breves minutos se escucho la ambulancia.