domingo, 29 de mayo de 2011

Continuación del Capitulo 64

“¿Qué bebe?, ¿Cuál bebe?, ¿Cómo?, ¿Por qué?” me preguntaba en la mente. Bueno, el como no quería saberlo, pero ¿Por qué no nos lo contó? Beth nos debía explicaciones, pero por ahora tan solo nos quedaba esperar aquí… en un hospital, en el mismo hospital donde Carla se había atendido hace algunas semanas. Me debatía entre calmar a Carla o gritar a todo pulmón que porque nadie nos contó nada.
Isabella, Joseph, Franco y Emily me miraban algo nerviosos y las lucecitas amarillas que tanto los caracterizan aparecían de repente, cambiando el semblante de Joseph y Franco. Emily y mi hermana se veían imperturbables, aunque las lucecitas no estuvieran, aunque hubiera la tercera guerra mundial se quedarían quietas ahí, mirándome y mirando a Carla para ver como estábamos.
Felipe, caminando de un lado para el otro, se veía demacrado, preocupado por el bebé y la salud de una integrante de la familia. Lo que me parecía bastante extraño, él se veía bastante desosegado por Beth, como si no pudiera estar tranquila sabiendo que ella esta ahí con algún tipo de riesgo.
-¿Felipe?- pregunté. Él me observo con sigilo antes de prestarme verdadera atención. –Tranquilo, Beth estará bien- le serene. Pero él seguía pegado a su ensoñación de ser, nada menos que un perro guardián. Bien, cosa de él.
Carla, a mi lado, sonreía levemente intentando no mostrar cuanto le dolía saber que su madre estaba aquí, en un hospital. Quisimos que fuera a casa con Anita, Grace, Tobías y… Loreto, pero ella no quiso. Aparte en cuanto dijeron que Loreto igual se iba, se rehusó terminantemente a irse con ella. Recuerdo todavía ver a Tobías bufar por el odio que Carla le tenía a Loreto.
De nuevo nos había tocado que Mikael trabajara para alguien de la familia.
-¿Marcados por las tragedias?- pregunto riendo. No encontraba razón para que riera y estaba a punto de despedazarlo.
-No tiene idea- susurre bajo para que él no oyera.
-¿Cómo esta Beth?- pregunto Felipe casi amenazándolo.
-Ella esta bien, estable. Pero el bebé… ella puede perder al bebé- sentencio el medico. Todo dimos un paso atrás quedando algo pasmados de toda la situación.
Felipe bajo la cabeza dando a entender que no quería que eso sucediera. -¿Quién es el padre de la guagua?- pregunto y Felipe de inmediato levanto la mano.
-Yo lo soy-
-Bien, acompáñeme- le pidió Mikael. Mientras… nosotros veíamos a Felipe anonadados porque si él era el padre del bebé… o sea, Beth… tendría un nuevo hibrido…
-¡¿QUE?!- grito Isabella. Exacto, eso era lo mínimo que hacer por las situaciones que habían sucedido sin explicaciones.
-Tranquila- le calmo Emily -, él no es el verdadero padre del bebé-.
-Gracias al cielo- dijo Joe que ya no brillaba –No pretendo ver otro parto así-.
-Yo menos- agrego Isabella escondiéndose en sus brazos.
-¿Quién es?- pregunté. Emily me miro y dudo en contestarme. –Bien, no lo hagas- dije leyendo su expresión.

El ambiente quedo tranquilo. Después de unas horas, Felipe nos contó que el padre de la criatura era Miguel, el doctor que había atendido a Daniela. Pero… que él se haría cargo.
-Ya decía yo que no eran solo amigos- susurro Isabella mirando a Felipe. Él tan solo bajo la mirada avergonzado.
-Mi mama va a estar bien- nos dijo Carla asegurándonos con toda su fe que así seria. –Por ahora, hay otro problema- continuo. La tome de los hombros para que me mirara. Le pregunté que sucedía y ella apunto a la entrada. Ahí estaba una vampira… imponente y fiera… ahí estaba Samantha.

lunes, 23 de mayo de 2011

Capitulo 64: "¿Algo mas?"

Este capitulo esta narrado por dos partes, Isabella y Stephanie. Como antes, el subtitulo aclara quien narra.


¿Algo más?

Por Isabella Dawnther…

         Después de salir de casa, mis emociones se embotaban gracias a tantos sentimientos juntos que tenia; el dolor y el amor por Joseph, la culpa y desdicha de mi hermana, etc.
Nada me hacia mejor y aunque vi a Stephanie llegar algo mas alegre, eso no me convence. Nada lo hará mientras Loreto este en esa casa.
Algo dentro de mí me dice que ella no es buena, algo malo tiene que tener para causar tanto problema tan rápido. Un don… eso es, ella tiene un don para los problemas.
-¿Te quedaras ahí?- me preguntaron. Pensé en asentir, pero ni siquiera mi atención se merecía por ahora. La furia me golpeaba en demasía. –Isabella- me llamo. Mi cuerpo se estremeció ante su voz, pero ahora no demostraría eso. –Amor mío- susurro cerca de mi oído. Temblé, mi cuerpo reaccionaba aun fuera de mi voluntad.
-No te quiero cerca- murmure y, avergonzada ya que mi voz salio entrecortada, me aleje.
-¿Qué importa lo que paso antes de ti?- me pregunto. Me negué a contestar semejante estupidez. Se acerco y abrazándome, embotando mis sentidos, cerca de mi boca, susurro: -Isabella, ¿Qué importa un pasado sin ti? Nada, antes de ti nada importa-. No faltaron más palabras para que toda mi mente se centrara en el amor que, alocadamente, sentía por Joseph.
Él, con cuidado y sin apuros, beso mi mejilla haciendo un camino tortuoso a mi cuello y luego, con suma lentitud y como si su vida dependiese de eso, beso mi boca, preocupándose de que yo me dejara envolver por el amor infinito que sentía por mi. –Como me gustas, Isabella- me dijo sensual cuando sus labios volvieron a bajar a mi cuello, llevándome al extremo de la locura. No podía hacer más que perderme en su aroma, en su piel y la calidez que estaba provocando en mí.
-Joseph, te amo- le susurre. Me miro fijamente y en sus ojos se veía la satisfacción por mis palabras.
-Solo eso basta para que pueda vivir- me respondió. Me apretó mas fuerte en su abrazo y con ternura besaba mi frente, hasta nuevamente llegar a mi boca.
-¡Joseph!-. Escuchamos que alguien llamaba desesperado. –Joe, ¿Dónde estas?- pregunto la voz. No necesite más para saber quien era. Me hervía la sangre, ahora tenía que aparecer.
Como si de repente la magia lo dominara, Joe se alejo de mi y miro al lugar de donde procedía la voz.
-Joseph…- lo volvió a llamar. Bote el aire que tenia pegado a la garganta. “Isabella” me dije en la mente “encuentra la paz”. No dejaría que me hiciera salirme de mis casillas.
-¿Qué sucede?- pregunto mi novio. Me abrace a él en un intento inútil de que nuestra unión volviera, me había sentido tan bien antes que pensé que nada podría arruinarlo, pero me equivoque. Él intento mirarme, pero su concentración de perdió cuando Loreto hablo.
-Te necesito…- susurro bajando la mirada, siendo la perfecta perra que es. Pero mi Joe… él se acerco a ella a paso lento, haciéndome sufrir con cada centímetro que se alejaba de mí, me sentía vacía cada segundo que no sentía su calor junto al mío. No lo soportaba… Pero yo… no aguantaría.
Con la fuerza que me quedaba enfoque el árbol y, manejándolo con mi poder, lo arroje contra Loreto que nada pudo hacer después de que borre su vista con mi poder adicional. Al igual que mi hermana y Emily, tenia dos dones…
Se que la hundí en la mas completo oscuridad, tenia tanta rabia contra ella. ¿Así debió sentirse Stephanie cuando le arrebataron cruelmente a su amado Cristóbal? Creo que si.
-¡Isa!- me reprendió Joseph dejándome sin aliento. La estaba defendiendo, su posición lo dejaba claro. Sentía que cualquier palabra del podía destruirme. –La próxima vez que la toques, no respondo-.
-Ni siquiera me acerque a ella- reclame, furiosa y destruida a la vez.
-Te lo advierto- me susurro amenazante. Escondí mi mirada al notar que mis ojos dolían y que tan solo quería morirme. Suspire y, matándome en vida, arroje el mismo árbol contra Loreto… No me quedaban fuerzas.
Joe, rápidamente, esquivo el árbol y movió a Loreto para que quedara segura. Después, avanzo a mí, con paso resuelto, decidido a atacarme y acabar con mi vida porque había violentado a su ‘amiga’. Comencé a sollozar, yo estaba fuera de control. “No, por favor, no” pensé intentando que él me oyera, pero venia hacia mi con el instinto de la pelea.
-Será mejor que te alejes- advirtieron en la entrada sur del bosque. No quise mirar, lo suficientemente aturdida ya estaba. Mis nervios se tensaron cuando Joe le rugió a nuestro acompañante y me obligue a voltear para verlo. “Mi hermana” pensé al ver su figura. Ella venia mas que furiosa, su cara puesta en un gruñido de lo mas hondo de su garganta. Pero ni siquiera eso hizo reaccionar a mi novio que en cualquier minuto mataría a Stephanie.
-Hermanita- suplique y su cara, al verme, se descompuso. La mueca de dolor que tenía hizo que sintiera un calor alrededor mío, como cada vez que ella estaba cerca y había peligro, era casi como un abrazo.
Stephanie se acerco a mí y tomo mis hombros para acurrucarme en ella. Era mas pequeña que yo, pero aun así se me hizo grande… me sentía demasiado vulnerable y mi único puerto seguro era ella.
Al lugar entraron Franco y Tobías, que venían con la obvia intención de matar a cualquiera que pusiera en riesgo a su ‘Lorenita’. Aunque ninguna de nosotras planeaba hacerlo, nos tensamos para atacar. Éramos dos contra tres protectores firmes y teníamos todas las de perder. No pretendía que el final de mi hermana fuera así y en un intento de protección la coloque atrás mío. Ella trato de negarse, pero se lo impedí. Aun así… no pude hacer nada, sentí poco a poco como mis energías perdían contacto y lento… yo cerraba mis ojos, sin antes ver como Joseph y Franco iban contra mi hermana.

Por Stephanie…
        
         Vi como mi hermana cerraba los ojos. -Joseph, ¿Qué haces?- le pregunté y sin darme cuenta lo vi rodeado de una luz media amarilla, sintiendo su ser como si fuera propio… Era idéntico a lo que sentía cuando Isabella estaba en peligro. Intente tragar para sacar la ponzoña que tenía en la boca, pero no podía. Mi ser me decía que la pelea era inminente y debía prepararme. ¡Como deseaba que Grace estuviera aquí!... ¡Como deseaba que… Cristóbal estuviera aquí!
-Cuidado, Stephanie- dijo Franco tentandor mientras se acercaba a mí para tomarme por sorpresa.
Loreto, escondida tras de Tobías, se acerco a él y beso su cuello haciendo que Tobías gimiera. Se me partió el alma, pero seguí fuerte porque Franco quería atacarme aun.
Joseph, que minutos antes me miraba como desquiciado, ahora estaba parado mirándome, pero luego su atención de centro en Isabella, que tirada en el suelo, daba la impresión de estar muerta.
-¡Mi vida!- grito él y se acerco a mi hermana para tomarla suavemente y colocarla en su regazo. Beso cada parte de su rostro para que pudiera despertar. Joseph seguía con la luz amarilla e Isabella empezaba a tenerla otra vez. De nuevo, sentía como si fueran parte de mí.
Isabella despertó de la nada y al encontrarse en los brazos de su novio, se escurrió para quedar a mi lado en menos de tres segundos. Le rugió a Franco y él le rugía a ella.
Loreto aprovechaba a Tobías y casi se lo estaba comiendo a besos. Evite el temblor de mis manos y la rabia que ardía dentro de mí. Lamentablemente, un sollozo involuntario salio de mí al ver como él le correspondía. Todas esas caricias que algún día fueron mías, están en posesión de ella gracias a que sigo enamorada de un recuerdo… sigo con la loca idea de que Cristóbal algún día volverá. “Por la mierda, Stephanie, no lo hará, entiende” escuche dentro de mi… ¿de quien era esa voz? No pensé mucho antes de acordarme que era el tono exacto de Valeria, ella me decía esas mismas frases cuando estaba con Cristóbal en el lugar y momento equivocado, era ella la que me recordaba que Cristóbal… estaba casado con Daniela y tenia a Carla… y ahora tenían a Anita.
Entre en pánico cuando pensé en la posibilidad de que nos hubiéramos vuelto a separar con Valeria, pero para mi suerte mi conciencia estaba tranquila y sola.
-Stephanie…- me llamo Isabella al escucharme sollozar descontrolada. No me di ni cuenta cuando mis manos, mi cuerpo completo temblaba del dolor de los recuerdos. No me había dado ni cuenta que Tobías me tenía en sus brazos. Él me apretaba junto a él susurrándome que todo estaría bien, pero si él ya no amaba, si él ya no me apoyaba y si ya no lo tenia, nada estaría bien. No podía sola, lo necesitaba.
-Cosita- me susurro en el oído cuando mi sollozo fue aun más fuerte. No podía controlarme y no sentía nada, tan solo las manos de Tobías. Inconcientemente, me junte con él tratando de no poder dejarlo ir y él me correspondió. –Cosita, todo esta bien- volvió a decirme. Abrí los ojos para notar que todos estaban con luces amarillas, excepto Loreto y Franco, quien seguía fiel a su lado. Isabella, en los brazos de Joseph, me miraba intranquila. Y él la protegía como si el peligro estuviera ahí… Claro, el peligro obvio que estaba ahí… el peligro era Loreto. Ella arruino todo esto.
-Tobías… no me dejes- suplique haciendo que él se retorciera de dolor. –Nunca- lo hice prometer.
-Nunca- susurro bajo en mi oído. Beso mi cuello haciendo que recuperara los impulsos nerviosos y luego me hizo recuperar la estabilidad. Tomo mi cintura para que mi cuerpo y el de él se hicieran uno.
Los cuatro miramos a Loreto y esta dio un paso hacia atrás.
No hubo más tiempo.
-¡CHICOS!- grito fuerte Emily que, apenas llego, se vio rodeada de la luz amarilla.
-¿Qué sucedió?- pregunto Joseph.
-Es Beth- nos dijo y corrió con dirección a la casa.
Todos la seguimos y Tobías no quiso soltarme, no quiso separarse de mí. Yo tampoco lo quería.
Entramos y subimos al segundo piso, a la habitación de Beth. El olor a sangre era intenso. Me tape la boca y la nariz intentando no captar el aroma tan particular. Tobías entendió que no se me estaba haciendo fácil y me puso entre la pared y él. Mi dominio propio llego tan bajo que deje de ver la extrañas lucecitas amarillas.
Todo cambio en un segundo.
Joseph seguía con Isabella, aunque se notaba que luchaba.
Tobías estaba ya junto a su novia.
Felipe en una esquina tapándose la boca y evitando respirar. Y ahí, en medio de la habitación estaba Elizabeth sangrando como si estuviera en una menstruación.
-¡Mi bebe, ayúdenme, mi bebe se muere!- grito desesperada. Alcance a ver a Tobías llamar a un doctor.
Tras breves minutos se escucho la ambulancia.

viernes, 20 de mayo de 2011

Capitulo 63: Hipócrita (Stephanie Dawnther)

Hipócrita
(Stephanie Dawnther)

         Caminábamos lento hacia el centro de la ciudad, íbamos a un lugar donde conversar solos gracias a los anillos, aunque dudaba que hubiera sol, este abril había sido exageradamente raro, había llovido en demasía.
Ya había pasado casi un día desde el incidente que sucedió entre Tobías y Loreto, pero aunque habíamos venido a conversar sobre eso a mi no me importaba, a todo diría que si, que estaba bien, no pelearía en una batalla perdida. No, no me esforzaría en guerrear en algo que me dañaría hasta el alma. Prefería morir sola.
Nos sentamos en un restaurante y Tobías pidió un desayuno para ambos. Sin embargo, yo no comería. No quería nada más que terminar con esto para poder irme a casa y luchar por una vida feliz… sin Tobías.
-Stephanie- me llamo tomando mi mano, la apretó entre las suyas para luego besarla suavemente. La quite.
-Tu novia se podría enojar si sabe que eso ha sucedido- le recrimine con la inocencia nata. Tobías me miro algo ofuscado.
-No es mi novia- susurro muy bajo. No quería que lo escuchara, pero lo hice, aunque no tome en cuenta. Seria hipócrita…
-Tobías, ¿Qué pasa?, ¿Qué querías hablar conmigo?- pregunté con mi voz inocente de nuevo. La voz me salía ingenua, un poquito más alta de lo normal. Tobías se mordió el labio y volvió a tomar mi mano para apretarla, lo hizo con más fuerza de lo habitual.
-Tu tono de voz…- jadeo él. Sabía que producía en él cuando usaba esa inexperiencia fingida. No es que quisiera eso, pero… era entretenido y como me guiaba la hipocresía…
-Tobías, en serio, ¿Qué pasa?- volví a preguntar. Él intento concentrarse, suspiro y comenzó a hablar.
-Stephanie… sobre lo que pasa con Loreto…-. Ahí quedo su frase porque el mesero llego con el desayuno. Al servirlo, Tobías lo miro con odio y el pobre mesero se estremeció y luego me miro. Le sonreí mirando avergonzada por su evidente cara de coqueteo. Tobías rugió levemente y el mesero se retiro.
Si bien dije que no iba a comer nada, no iba a desaprovechar la oportunidad de poner incomodo a Tobías y de ser lo mas mala posible. Tome un pedazo de pan que había y lo unte a la mantequilla suavemente para luego llevármelo a la boca. Me saboreé los labios mientras Tobías bajaba la cabeza e intentaba controlar su respiración agitada.
-¿Acaso Loreto no te dio la satisfacción que esperabas?- pregunté algo irónica. Tobías me miro confundido. -¿Por qué lo hicieron, cierto?-. Tobías me fulmino con la mirada y tomo una poco de su café y luego se preparo un sándwich.
-Eso se hace con más tiempo- susurro, de nuevo, él no esperaba que lo escuchara.
-Tobías, seamos serios. Entiendo que no me ames- dije, pero me dolió más de lo necesario y la voz se me quebró. Avergonzada, intente recuperar mi verdadero acento, pero no funciono. Me mordí el labio que temblaba desolado.
Tobías suspiro.
-Se que… es difícil, no pretendo que… ¡POR DIOS! No lo se, no se que quiero- dijo apenado. Se tomo la cabeza enrabiado consigo mismo y un sollozo salio del.
Me conmoví. Buscando que decirle, me moví nerviosa, Tobías se veía tan mal y yo no hacia nada mejor que empeorarlo. Iba a pararme para abrazarlo, cuando…
-¡Tobías!- gritaron desde el otro lado de la calle. Llena de ira mire a quien había hablado.
-Loreto- murmuro Tobías con un suspiro. Las miradas entre nosotros dijeron más que mil palabras; debíamos arreglarnos, pero llego ella a arruinar todo. –Mi amor, ¿Qué paso?- le pregunto Tobías a su… novia.
-Te extrañe- susurro antes de esconderse en su pecho y besar su cuello. Tobías ni siquiera se inmuto. Sonreí, a pesar de todo, yo le causaba aun mucho más de lo que ella algún día le produciría.
-Yo igual- dijo Tobías por fin apegándose a ella y oliendo su cabello con dulzura. Gimió descontrolado.
-No tengo nada que hacer acá- dije y luego tome un taxi. Pedí que me llevara a casa para seguir con la hipocresía. ¿De donde se me ocurría que todo podría arreglarse con Tobías después que me confeso que hace semanas que quería a Loreto? “Eres tonta e ilusa, Stephanie” pensé. Apreté la mandíbula para no sollozar.
Al llegar me di cuenta que Isabella estaba sentada en el comedor y Joseph en el living, se miraban con algo de odio.
Grace, sentada al pie de la escalera, me miraba inquieta.
-Carla fue con Beth para que ella vuelva a clases, Anita las acompaño- me contesto Pablo después de preguntarle. Él había llegado recién y se sentó junto a Grace. Isabella, que no había emitido sonido, salio de la casa y Joseph comenzó a mirar la televisión.
-¿Dónde esta Katherine?- pregunté tan solo para evitar el tema de Tobías.
-Se fue a su nueva casa con Max- me contesto Grace.
No había alcanzado ni a sentarme cuando Tobías y Loreto entraron y se fueron directo a la habitación. Mire al cielo cuando Joseph sonrió. ¿Era por eso la pelea con Isabella?
-Ustedes…- comenzó Joseph, pero Grace lo interrumpió.
-Los matare, ¿me escucharon?- dijo Grace al ver las intenciones de la pareja. Tobías negó con la cabeza sonriendo y salio con Loreto de nuevo… para ir a un motel, supongo.
-Son unos desubicados- dijo Pablo.
-Están enamorados- me replico Joseph y me miro con furia. Salio de la casa y yo definitivamente no iba a aguantar más la situación. ¿Qué más iba a pasar?

Capitulo 62: La Revelación (Isabella Dawnther)

La Revelación
(Isabella Dawnther)

         Sentados, como estábamos, no servia de mucho que Grace nos calmara porque ella estaba más nerviosa y enojada que todos nosotros juntos, exceptuando a Tobías y Loreto, ellos se sentían mas enojados porque no tenían el apoyo de la mayoría. En realidad, siendo sincera conmigo misma, no es que tuviera mi apoyo en su relación, mi enojo va a que ni siquiera espero un día para estar con Loreto, por un poquito de respeto a mi hermana que, por cierto, igualmente lo ama.
Carla y Anita entraron y detrás veía Stephanie con la tristeza a flor de piel, pero ella no la demostraría porque seria ser débil frente a ellos… ¡Estupida! Debería gritarle a Tobías que como se le ocurre y, por ultimo, si querían tener algo al otro día ¡que no fuera en la casa donde Carla los podía ver!
Se que Tobías ha sufrido mucho por Stephanie, se que él igual merece ser feliz, pero ¿así, aquí? No, yo no voy a aguantar eso.
Mi hermana se sentó a mi lado y sonrió triunfante, igual como lo hace Katherine, se esta juntando mucho con ella.
Tobías y Loreto la miraron esperando los gritos, los reproches, sin embargo, nada pasó, Stephanie seguía tan radiante como cualquier día.
-Bien- suspiro Grace. –Lo peor de todo esto es que…-
-Grace- la llamo mi hermana y luego miro a Carla. Claro… ella estaba cuidando que Carla y Anita no vieran las discusiones que, mas a la noche, tendrían. Aun así, Carla tenia el martirio pegado a la cara y de repente miraba a Loreto con furia, obvio, le habían dañado a su hermana y eso ella no lo permitiría… el mismo sentimiento tenia yo, ¡era mi hermana!
Joseph, quien estaba mi lado, miraba a Loreto asintiendo. Lo regañé con la mirada.
-¿Podemos salir?- le pedí. Definitivamente, un reto se iba a ganar por estar apoyando a la… de Loreto.
Joseph me siguió sin mucho rodeo y corrimos hasta llegar a un lugar en el que los gritos no se escucharan. Joe me miro esperando que le dijera lo que tenia que decir, pero las palabras se quedaron en mi boca.
-¿Y bien?- me pregunto airado, casi regañándome por haberlo sacado de la casa en esas condiciones.
-¡Pero, ¿Por qué?!- le pregunté -¿Cómo puedes estar apoyando a Loreto?-. Él me prometió que siempre me iba a ayudar a cuidar a mi hermana y que la iba a apoyar en todo, ¿Dónde están esas promesas hoy, cuando de verdad ella necesita nuestro apoyo? No estoy pidiendo que saquemos a Tobías y Loreto de nuestras vidas, tan solo estoy pidiendo que los increpemos para que tengan un poco de respeto.
-Porque ella lo ama de verdad y Tobías… igual- me contesto, pero la ultima parte dudó.
-¿Y como lo sabes tú?- pregunté celosa. -¿Loreto te contó?-
-Si-
-¿Y cuando fue eso?-
-Un día que salí a cazar- me contesto como si fuera muy común.
-¿Y cuando fue eso?- volví a preguntar.
-Hace unas semanas- respondió algo nervioso.
-Entonces ella te contó que quería robarle la pareja a mi hermana y tú, simple y bonito, no haces nada, ¿cierto? ¡Pero que lindo, Joseph! Vamos a llegar súper lejos con nuestra relación así-. Me puse gritar cada cosa que se me ocurrió porque no aguantaba tanta traición de mi propia pareja.
-Pero, Isabella… Stephanie no lo quiere- se excuso.
-No, no uses eso de excusa porque si no lo quisiera, ella simplemente habría salvado a Cristóbal en la pelea que hubo y la historia que habría ahora seria muy distinta. Entiende, por algo lo salvo… dejo morir a Cristóbal por salvar a Tobías, si eso no es amor… si eso no lo es, por favor dime que es porque entonces no conozco lo que es amar-. Joseph apretó lo puños cuando dije la ultima parte.
-Ella sigue enamorada de Cristóbal-
-¡BRAVO! Joseph un punto para ti- comencé a aplaudir, parecía que eso esperaba él. -Obviamente sigue enamorada del… ¿te has dado cuenta que tiene que fingir ser la hermana de la viva imagen de Cristóbal, Carla y Anita?, ¿Has notado cuento cuesta olvidar a alguien que sigue presente en todo aun?-. Joseph no entendía, era difícil olvidar algo así. ¿Qué esperaba? Ella no lo iba a olvidar teniendo que convivir con sus recuerdos cada jornada.
-Isabella, eres tan complicada. En realidad no es tan difícil olvidar a alguien…- empezó, pero terminó abruptamente cuando mis ojos demostraron la sorpresa.
-¿Ya te has olvidado de alguien?- pregunté. Las cosas se empezaban a complicar.
Joseph siguió sin contestarme y repetí la pregunta, pero sin respuesta. –Joseph…- lo llame. Él me debía contesta eso, después de todo no se prácticamente nada del y él sabia todo de mi. –Joe- suplique.
-Yo conocí al grupo de Alex antes y por eso le dije a mi hermano que se fuera con ellos…-
-Joseph, ¿Quién fue tu pareja de ese grupo?- pregunté ya mas desilusionada. Él seguía sin ni siquiera mirarme. –Joseph Krauss- reprendí.
-Con Loreto- me contesto al fin.
-¿Qué?- pregunté atónita. Ahora entendía tanta confianza con la perra esa. No podía creer que él hubiese sido pareja del y en absoluto me haya contado. Estaba con la misma enemiga en la casa y jamás lo supe y lo hubiera sabido jamás de no ser por los problemas que pasaron recientes.
-Es algo pasado, nunca tuvo ni siquiera la mínima importancia de la que tienes tú- intento disculparse.
-O sea, Loreto estuvo contigo y ahora esta con la pareja de la hermana de la pareja tuya… ¡Bonito! ¿Cuánto falta para que este con Franco también?-
-Con la ex-pareja de la hermana de mi pareja- me corrigió.
-¡Importa una mierda que sean ahora! El problema es que son parientes y… Loreto es una perra y tú, Joseph Krauss, un mentiroso. ¿Cómo me ocultaste eso?- incrédula pregunté. Me esperaba cualquier cosa, pero no esto, esto en la vida ¿Cómo habíamos sido incapaces de ve que Loreto había llegado a arruinar ciertas cosas de la familia?
-No pensé que fuera importante- me dijo encogiéndose de hombros.
-¿Qué no era importante?, ¿Qué no lo era?- seguí cuestionando sintiéndome una completa tarada. -¿Qué pasa si de repente llegara Vicente y yo no te dijera que fue mi pareja?-
-Eso es distinto- me dijo él riéndose, no veía la graciosidad en esto. –Él esta muerto- me especifico. Me quede boquiabierta al oír eso, puse mi mano en el pecho para que no doliera tanto la indiferencia con la que él hablo de mi ex-pareja. Después de todo, Vicente fue muy importante, Joseph no tenia derecho a menospreciarlo.
Mire fijamente a mi… pareja y negué con la cabeza dispuesta a no creer en lo que me había dicho, pero clavaba hondo y me dolía demasiado como para dejarlo correr.
-Nunca mas en tu vida vuelvas a hablar de Vicente así, en tu vida, Joseph- le grite.
Las palabras no me salieron mas y decidí no discutir mas, no me servia. Ya me había dañado demasiado y no quería seguir, quería que esto parara. Necesitaba una disculpa de Joseph, pero sabia que él no me la daría tan fácil… no después de haber atacado a su ‘amiguita’.
Con la boca seca, con el corazón estrujado y pisado, corrí hacia la casa dejando a Joseph atrás. Tuve la esperanza de que me siguiera y me dijera que tan solo me amaba a mí, que yo era lo más importante, pero tan solo lo escuche decir que Loreto no tenia la culpa. Ardí en rabia.
Llegue a casa y abrí la puerta. Loreto estaba sentada con las manos cubriendo su cara, Emily a su lado y Franco al otro apoyándola. Mis labios tiritaron de la rabia contenida. “¿Cuánto va a pasar para que también este con Franco?” me pregunté en la mente y Emily me miro rabiosa.
-¿Dónde esta mi hermana?- pregunté. Franco me miro para responderme que había salido con Tobías.
Loreto, quien había estado algo ausente desde mi llegada, me miro odiosa.
-Sorpresa- articulo con los labios. Solo yo la pude ver…

 

martes, 17 de mayo de 2011

Capitulo 61: "La Separacion Final"

La separación final.


         Mi cama estaba mas blanda de lo normal, me molestaba de excesivamente. El cuerpo tenía control propio y no dejaba de temblar y temblar, ya no lo soportaba. Veía mi anillo que relucía, refulgía como ya no lo hacia yo. Todos ya teníamos nuestro anillo, incluido el de la habitación de abajo. No podía creer que metiera tanto ruido, a veces lo sentía respirar agitado, ni idea de lo que hacia en la maldita pieza, ¿estaba cambiando muebles? Pero ni siquiera eso podía hacerlo respirar así.
Carla entro a mi pieza y me mostró su atuendo, se veía hermosa.
-Buenos días, hermana- me saludo.
-Buenas- resumí. Ella se sentó en mi cama y empezó a ver mi vestimenta, yo llevaba un vestido celeste todo arrugado después de acostarme en la cama y no moverme por horas. Suspiro y comenzó a mirar para los lados, intranquila.
-¿Tú tienes algo con el tío Tobías?- pregunto de repente, sabia que algo quería decirme, aunque no era el tema preciso para hablar ahora, aun estaba dolida.
-Tenia…- deje en claro desde ya.
-Si, pero aun así, él debería respetar un cierto tiempo- exclamo Carla claramente ofuscada. La mire extrañada y la abrace para que contuviera las lágrimas que estaba a punto de salirse descontroladas.
-¿Por qué dices eso?-. Carla no aguantaba el llanto y se acurruco en mí, me sentí impotente al no poder luchar contra la pena que la agobiaba.
-Es triste- me contesto.
-¿Qué es triste?-. Necesitaba encontrar el motivo de su tristeza y derribarlo para que mi hermana estuviera bien otra vez.
-El tío Tobías esta con la tía Loreto. Lo vi subir muy… acaramelados- dijo pensando la ultima palabra con cierto asco. Me partió el alma… y ahora comprendí ciertas cosas; ayer, cuando Tobías termino conmigo, a él le costaba decirme porque todo lo mandaba a la mierda, ahora entiendo… él se enamoro de Loreto…
Bote el aire contenido para poder respirar de nuevo y sacar todo de mí. Me enfurecí porque el idiota de Tobías había permitido que Carla lo viera con Loreto, siendo que ayer estaba conmigo. Ella tendría un concepto de amor rápido, no quería que lo tuviera. Deje a Carla en mi habitación y fui a la suya. A medida que me acercaba se escuchaban mas claros los suspiros, las caricias… los ‘te amo’. Se me partió el corazón y tuve que apoyarme en la pared para no caer. Grace estuvo en un segundo conmigo y cuando escuchó lo que yo, se enfureció y se dispuso a ir a la habitación de Tobías, la seguí por inercia. Ella abrió la puerta de un solo golpe y ahí estaban… Tobías sobre Loreto y, por cierto, ninguno llevaba algo puesto de la cintura para arriba, sentí la necesidad de voltearme. El estomago se me lleno de dolores centralizados y los ojos, sin querer, me empezaron a doler, no me gustaba lo que veía. Tobías intento proteger a Loreto de la mirada airada que Grace le daba, él aun no me había visto. Salí para que pudiera ver que su… ‘ex’ también esta aquí, que debería tener un poquito de respeto por mi.
-Es insólito… ¿sabían que Carla los vio y esta llorando porque vio como tú estas engañando a Stephanie?- le grito Grace a Tobías.
-Yo no he engañado a nadie, estoy completamente soltero- dijo él levantando las manos. Tomo la blusa de Loreto y se la puso suavemente sobre su parte desnuda, luego tomo su camisa y se la puso. Grace quedo boquiabierta y me miro.
-Él… o sea, terminamos ayer- le conteste tartamudeando, no podía decir nada mas. Isabella subió en ese instante y se encontró con la escenita, me tomo por lo hombros para que no pudiera derrumbarme, pero debía conversar con Tobías y sincerarnos… ya que, como veo, antes toda conversa había sido una mentira.
-Déjennos solos- pedí, pero Loreto me miro furiosa y Tobías la protegió.
-Ella no se va, los demás si- dijo y tomo mi muñeca para adentrarme a su cuarto y que los demás se fueran. Me sentía tan nerviosa que poco pude aguantar el temblor de mis manos. -¿Qué sucede?- me pregunto cariñoso… ahora.
-Cuando… cuando ayer… terminamos, tú… o sea, era por… por… ¿por Loreto?- pregunté casi sin aire. No podía creer que todo se había acabado justo ahora. Tobías se tomo la cabeza y se sentó en su cama. Loreto ya vestida comenzó a mirar por la ventana.
-Stephanie…- me llamo él -, lo que siento por Loreto… ha ido creciendo… desde el momento que la vi por primera vez- me confeso.
-Pero… tú me dijiste que me ama…- hable rápido, pero no pude completar la frase. Di vuelta el rostro para que no fuera capaz de ver que había calado en lo más hondo de mi alma y que me encontraba herida. Tobías intento encontrar mi vista y la esquive. -¿Desde hace cuanto ya no me amas?- le pregunté. Tobías dudo al responderme.
-Creo que empezó a decaer desde… hace algunas semanas atrás… cuando Loreto… cuando la vi por primera vez- me contesto por fin. Luego su habla se volvió confusa, casi una suplica. –Stephanie… lo siento, se que te prometí mil cosas, pero ahora quiero ser feliz porque creo que… Loreto es lo que he buscado toda mi vida-.
–Yo debería sentirlo- dije sacando entereza -, siempre supe que no… no podría darte lo que querías… Loreto… ella puede hacerte… feliz-. Mi respuesta salia entrecortada, mi cuerpo tiritaba por completo gracias a la desolación que sentía dentro.
-Loreto me ama, Stephanie… Ella me ama y desde la primera vez que la vi, sentí algo muy intenso por ella- me explico. –Decidí que no podía hacer nada por tenerte cuando… caíste al agua con Katherine… ese día te bese, pero tú solo recordabas a Cristóbal- me dijo casi como una acusación, en verdad lo era. Respire para no llorar.
-Nos amamos, déjanos ser felices- me pidió Loreto que dejo de mirar la ventana para exigirme que dejara a Tobías en paz. La mire para asentir. Me acerque a Tobías, me agache y tome su rostro para que quedara a mi altura.
-Se feliz, te lo mereces- le felicite. En mis ojos se advertía la agonía, pero Tobías no quiso notarla y me pidió que saliera de la habitación. Le hice caso, pero quede quieta al cerrar la puerta. Lamentablemente pude escuchar lo que hablo con Loreto.
-¿La amaste?- le pregunto ella.
-¿En serio?... No lo se- sentí como él se acercaba a ella. –Creo que mas bien, Stephanie fue una preparación para poder sentir el verdadero amor que, ahora, siento por ti-. Bote el aire y cerré los ojos. Mi mente evoco recuerdos recientes…
“-Te amo- le susurre.
-Por siempre, cariño-. Sus manos tomaron mi cintura por debajo de la ropa y me apretó a él. Recorrí su pecho con las manos deleitándome de lo bien formado que era y de que él era mío. Raje su polera con fuerza y quedo hecha pequeños pedazos de tela, él no podía dar crédito a lo que yo había hecho. -¿Estas segura?- me pregunto y eso me hizo reaccionar.
-No, no lo estoy- le conteste, me voltee quedando encima de la cama lejos de Tobías y me acurruque en mi misma. Él se acerco y murmuro en mi oído.
-No te preocupes, estoy aquí- me aseguro.
-Eso espero, no puedo sin ti- le confesé y me di vuelta para esconderme en su regazo. Él me abrazo protector.
-Estoy contigo, este cuento de hadas aun no tiene final- me aseguro”
Ahora, ahora era el fin de este cuento. Su princesa había caído de su trono y quedo completamente sola por cada error cometido, el príncipe se enamoro de otra princesa y así era. Fin… ese era el fin. Ahora Tobías sabía el final.
Sin ver a nadie corrí hacia la casa de Cristóbal.

Mi llanto desconsolado sobre la tumba de Cristóbal me estremecía, cada vez sentía que se me oprimía más el pecho, cada vez sentía que más moría. Tome el retrato de Cristóbal y acaricie el recuerdo, era lo único que me quedaba. Mi cuerpo ya no tenia reacciones y sin darme cuenta ya había llegado la noche. Comencé a respirar un par de veces para poder calmarme, tenia la boca seca y sentía sed. Cace en unos segundos. Debía ir a casa.
Caminaba con fuerza y decidida, no soportaría que Tobías me mandara para abajo después de todo lo que me ha costado levantarme por Cristóbal. Prefería estar muerta que volver a sufrir así que seria indiferente, hipócrita de alguna forma porque pondría cara contenta cuando los viera. Después de todo, Tobías merecía ser feliz y yo no era la indicada, a lo mejor él tenia razón cuando dijo que jamás me amo y fue la preparación para de verdad amar.
La casa se veía iluminada y Anita estaba con Carla afuera de la casa, esperándome.
-¿Qué hacen afuera?- las reprendí. Anita me miro triste y tiro sus brazos hacia mi para que pudiera tomarla, cuando lo hice sentí como las gotas salían de sus ojos y se quedaban en mi cuello. Carla, que miraba igual que Anita, me tomo la mano y la apretó dándome fuerza. -¡Hey! Chicas, no estén tristes. Las cosas terminan solamente, pero estoy bien- les mentí como mejor pude. Carla y Anita asintieron. Sonreí para darles mayor confianza. –Lo que si nunca acabara es que somos hermanas- les bromee. Rieron sinceras, algo que yo no podía hacer ni por asomo.
-Entremos, están todos- dijo Carla.
-Vamos…- susurre.

domingo, 15 de mayo de 2011

Capitulo 60: Regalo (Stephanie Dawnther)

Regalo
(Stephanie Dawnther)


         La fiesta de mi hermana había sido toda una dicha. No podía creer que tanto amor la embargaba, me hacia feliz por ella. Estaba segura que jamás cambiaria su felicidad, que ellos estarían juntos por siempre. Después de lo regalos que cada uno le dio a mi hermana, había salido a tomar aire. Ahí estaba cuando sentí otra presencia cerca. De repente, me sentí llena de calor.
-Tobías…- susurre. Él se acerco lento y se sentó al borde del río. El agua sonaba tan angelical y la música que había dentro de la casa, sonaba como una música de fondo natural, algo hipnótico. Tobías seguía sentado y pensativo, pensando quizás en que… estupida, yo lo sabía. –Lo que paso en el baile…- empecé.
-No fue nada… lo se- susurro. Me quede congelada en ese momento cuando hablo, pensé que diría que había sido lo máximo, el comienzo de nuestra nueva vida… pensé que me diría cualquier cosa, excepto eso.
-Estas muy equivocado- le contrarresté. Él me quedo mirando y tomo mi mano para que me sentara en su regazo.
-Aun creo que no estas decidida y mientras no lo estés, todo lo que pase entre nosotros, mas allá de la hermandad, es un error. No forcemos las cosas, es estupido querer o forzar algo que, naturalmente, ya no se ha dado- me dijo Tobías. No podía creer que me había dicho eso, pero era obvio que algún día todo iba a acabar así.
-¿Has renunciado a mi?- pregunta con el alma hecha cenizas.
-He renunciado a querer lo imposible- me respondió Tobías.
-¿Has renunciado a mi?- volví a preguntar. Él había evadido mi pregunta y eso me alteraba de sobremanera.
-Cristóbal fue demasiado importante en tu vida… jamás lo fui tanto, Stephanie y no hay nada que lo cambie ahora-. Eso era un si, Tobías había renunciado a mi, él se había aburrido de estar a la siga de alguien embotado con alguien muerto. Si, porque Cristóbal había muerto, sin embargo, yo seguía con la ilusión pegada al corazón.
-Has renunciado a mi- confirme. Tobías tomo mi mentón y me miro directamente a los ojos. Asintió lentamente. Me estremecí. Sin consideración, me aleje del. No quería que me viera, no quería que viera cuanto me dañaba eso después de que son frutos de mis propios actos. Él jamás debía verme así. Sentí la misma opresión en el pecho… que había sentido cuando Cristóbal se fue de este mundo. Claro, ahora ya nada hay. Tobías había sido el cable a tierra que había tenido después de enfrentar el golpe de la muerte de Cristóbal. Mire al cielo y vi como la gotas de lluvia comenzaban a caer, dando la gotas que yo no podía dar, llorando cuando yo no podía llorar.
-¿Stephanie?- me llamo Isabella. Ella estaba sola y me miraba inquieta. Obviamente, ella había escuchado lo que pasó y estaría aquí para mí. Ella era lo que me quedaba ahora. Temblé al sentir que un día ella también podría irse y al final de todo… quedaría sola. Tanto como quede cuando mi familia humana murió, tanto como me sentí cuando estaba en Johady después de la supuesta muerte de…
-¿Qué ha pasado?- me interrumpió los pensamientos Isabella.
-¿Por qué ustedes me dijeron que había sido Grace la responsable de mi conversión?- le pregunté. Recuerdo el día del encuentro en la casona y su historia de mi vida… según su historia Grace me había convertido, pero cuando Tobías me contó todo… él hacia sido el que cambio mi humanidad o mi muerte segura por la inmortalidad.
-¿Él te contó todo?-. Asentí. Isabella suspiro y me miro acongojada.
-Estoy bien- le susurre de vuelta, no había sido mas traumante que lo normal. Mi hermana medio sonrió, rápido tomo mi mano y corrimos hacia la casa de Alex y los chicos. -¿Qué pasa?- pregunté.
-La que debería hacer esa pregunta soy yo porque de brujería no entiendo mucho- me dijo graciosa. Lo hacía para distraerme, esta era su arma de batalla para mis males… era efectiva. Entramos a la casa y tan solo se veía la silueta de Katherine que aparecía y desaparecía a medida que las llamas del fuego vivo lo hacían, iba acorde a ellas. Vi entrar a Max e Isabella se acerco a ellos.
-Esta listo- dijo Kathy con el aire triunfante que la caracterizaba. Max se gano a su lado y sonrió.
-Todo esta listo- concordó él. Emily, que había pasada encubierta por ahora, entro a escena mordiéndose suavemente el labio por lo desconocido.
-Tomen y vean nuestra maravilla- dijo Kathy pasándonos un muestrario de anillos. Había varios y algunos eran idénticos.
-‘De Isabella por siempre’, ‘De Joseph por siempre’- dijo Isabella leyendo el reverso de dos anillos idénticos. Tenían la forma de una enredadera hermosa, decorada con el brillo propio de un diamante.
-‘Los años son la convicción de un futuro’- dijo Emily leyendo otros dos reversos de anillos iguales. Debían ser de Franco y de ella.
-‘Soy nuevo’- leyó Max en cuatro anillos idénticos. Eran para Alex, Pablo, Marcelo y Loreto. Seria gracioso ver sus caras en este minuto al leer eso.
-‘Porque la muerte no mata el recuerdo’- leí yo, pero Katherine negó con la cabeza.
-Si crees que ese es tuyo, estas equivocada. Es de Grace… algo para evocar el recuerdo de José Tomas-. Asentí lento y sonreí.
-‘Al que vagó hasta encontrar su lugar’- leyó Max nuevamente.
-Felipe- dijimos todos al mismo tiempo, lo que nos hizo reír a carcajadas.
-‘Para la que le cambio la vida en un segundo’- leyó Emily.
-Para Eli, supongo- dijo mi hermana. Emily le pego un codazo.
-Beth- le replico. Isabella sonrió haciendo un gesto irónico.
-‘Al que ama atravesando barreras del tiempo’, ‘Su corazón indeciso debe decidir’- dijo Katherine por fin, leyendo dos anillos que se diferenciaban por muy poco. Suspire. –Tobías y Stephanie- anuncio ella.
Al rato, salimos de la casa y después de que todos se fueron y estábamos solas, me paso un papel. Ella sonrió antes de desaparecer por completo. Era una especie de carta.
‘Porque no se debe vivir de un recuerdo, sino del presente, aunque no del que te indican, sino del que tu quieres. Deja a la mente volar, ten tu corazón abierto a las posibilidades, pero cuida que quien entra a él deje todo tal como estaba, nada roto, nada partido, nada trizado, todo completo y con un regalo que llena mas el espacio y eso, al que metafóricamente llamo regalo, es el recuerdo. Cristóbal, si bien destrozo tu corazón, cada pedazo de él lo hizo añicos, dejo uno de los recuerdos más lindos… el poder amar más allá de la frontera del orgullo y del dolor. Y Tobías… si bien, te están imponiendo a Tobías como tu futuro… y aunque tú quieres aceptar, y aunque tú quieres seguir con lo que todos quieren… si no estas segura… por favor, no lo hagas. Tienes la vida por delante, tienes la experiencia detrás y ahora el presente se puede ver… como algo maravilloso’
“Como algo maravilloso” pensé.

miércoles, 11 de mayo de 2011

Capitulo 59: Brujos y Sorpresas (Isabella Dawnther)

Brujos y sorpresas
                  (Isabella Dawnther)

         Estábamos ya en casa para darle a mi hermana su espacio… además Tobías, de repente, tan solo con la mirada, nos rogaba que los dejáramos en paz. Al final de todo, los dejamos en la casa de Cristóbal y nos vinimos para la casa a ver como estaban Carla y Anita.
-Hola, Carla- salude -¿Dónde esta Anita?-
-Hola, tía Isa- me contesto –Ella esta durmiendo arriba-. Mire hacia el segundo piso, debía estar en su habitación placidamente. Suspire y busque a Joseph, pero tan solo me encontré con Franco.
-¿Y Joseph?- pregunté.
-No lo se- dijo haciendo un gesto y sonriendo disimuladamente.
-¿Dónde se metió?- pregunté furiosa. Estaba harta de que estos últimos días desapareciera de la nada. Pedí al cielo paciencia. -¿Isabella?- me llamo Franco.
-¿Qué?-
-¿Sabes que día es hoy?- pregunto.
-Viernes- conteste. Franco decepcionado, movió la cabeza.
-¿Sabes? Si yo fuera Joseph, no estaría contigo- me molestó Franco.
-Si tú fueras Joseph, nosotros ya no estaríamos juntos- le conteste. Él tan solo sonrió. Se movió lentamente hacia el comedor y se sentó a leer un libro. Estaba demasiado molesta como para quedarme quieta esperando que, por un milagro del cielo, supiera donde esta mi novio. Fui a la habitación de Carla a hacer su cama, pero… lo que me faltaba; Beth estaba ahí conversando con Carla. Cuando entre Carlita me sonrió.
-Hola, Bella- me saludo Beth. Herví en rabia, odiaba que me dijeran Bella, mi nombre era Isabella y mi diminutivo Isa… Ningún otro.
-Hola, Eli- le salude. Sabia que ella odiaba que le dijera eso, me miro furiosa. Carla seguía escribiendo en su cuaderno, sin prestar atención a la pelea que tenia con su ‘madre’. Decidí no estresarme.
-¿Qué haces, Carla?- le pregunté acercándome a ella. Escondió su cuaderno de inmediato.
-Nada- respondió y salio de la habitación. Escuche como entraba a la pieza de Stephanie y cerraba con un portazo, advirtiendo que nadie entrara.
-¿Qué les pasa a todos hoy?- pregunté al aire, no para la que me respondió.
-¿Sabes que día es hoy?- pregunto Beth.
-¡Si!, hoy en Viernes- conteste y salí de la pieza para ir a la mía y no hablar con nadie. No estaba de humor, pero en plena escalera sentí como a mi mente se venían recuerdos raros, ninguno que realmente yo haya vivido.
-Por favor, Isabella escúchame… Soy tu hermana, ayúdame- escuche decir a Stephanie. Entre en pánico y grite el nombre de Franco. Él vino en un segundo.
-¡Mi hermana!- le grite y en eso llego Grace, Tobías, Emily y Joseph. Ni siquiera me dio el tiempo de pensar que mi novio había aparecido. –Tenemos que ir a ayudar a mi hermana, ella esta casi en el limite de la ciudad- les informe. Entre todos corrimos hacia el auto y ahí Emily manejo viendo los recuerdos del suceso en mi mente. Estaba temblando por el miedo que me demostró Stephanie en sus pensamientos. ¿Cómo habrá hecho eso? Joseph fue el que me saco de todos mis pensamientos, poniendo su cabeza en mi hombro y besando mi cuello de repente. Me aleje y deje que estuviera solo, pero él insistía. Se acerco a mí y, con un movimiento ligero, me acuno en su regazo. Jugó con mi cabello y lo peino todo el camino, me beso muchas veces pero en ninguna le respondí, él tan solo reía.
-Isabella…- me llamaba, pero seguía sin responderle.
-Por favor, vamos a buscar a tu hermana, ¿okey?- me dijo Franco, lo fulmine con la mirada. No quería bromas de ningún tipo. Emily estaba riendo porque sabía cada pensamiento que había tenido en el auto. Joseph tomo mi mentón y me hizo la misma pregunta que me habían hecho todos los tarados.
-¿Sabes que día es hoy?-
-¡Lo se!- respondí alto, estaba muy airada. Joseph dio un suspiro de alivio.
-Yo también, así que no hay porque estar enojada- me susurro y beso apasionadamente.
-Yo insisto que no es el lugar ni el momento preciso…- comenzó a decir Franco, pero Emily lo freno en seco.
-¡Ahí están!- grito. Apenas nos importo que el mundo humano estuviera viendo el espectáculo, Tobías bajo hecho un rayo a ver como estaba mi hermana, lo seguí a su misma velocidad. Pero Grace se fue por otro lado a no se que. Emily miro fijo a la derecha y ahí estaba… era Samantha y Nicolás. Pero ¿Cómo? Ellos habían muerto y ahora estaban aquí… ¡Por Dios! No entiendo nada. En el instante que nos vieron tomaron su auto y se fueron, tenia el presentimiento que los volvería a ver. Corrimos a ver la baranda destrozada. Muchos autos habían caído al agua y pude ver, en la pequeña fracción de tierra que había en el agua, que mi hermana estaba con una chica.
-Katherine…- susurro Tobías. Y la quedo mirando.
-NO, PERO ¿QUE HA PASADO? ¡MI HERMANA!- gritaron Franco y Emily a la vez y luego ahogaron una risa en una tos. Mi hermana me miro y como un fantasma salio de ahí llevándose a la humana con ella.
-Humana no- me dijo Emily. –Ella es una bruja- me contó. “¡¿Qué?!” pensé.
-Genial…- bufe. Así que no éramos los único raritos en este mundo. -¿Y tú, como sabes?- le pregunté a Emily, ella miro a Tobías.
-Tenemos que ir a verlos- dijo Tobías. Así fue como corrimos y nos adentramos a un bosque, este rápidamente llevaba al otro extremo de la isla en la que estaba Stephanie, la oí reír de un momento a otro. Ahí la vimos con su bruja y otro chico. Mas desconocidos…
-¡Valeria!- grito Tobías y la envolvió en un abrazo. Tomo la cabeza de mi pobre hermana y la beso. Ella primero respondió, pero luego sentí como ella dejaba de estar ahí para estar en los recuerdos. Mire a Emily que estaba nerviosa.
-Tobías… la mataras- dijo Emily, pero se notaba que lo hacia para que Tobías tan solo la soltara. Stephanie no había alcanzado a cambiar su cara y seguía con la expresión ida.
-Tranquila…- le dije abrazándola. Sentí otra presencia en el claro y a Stephanie relajarse. Ahí había llegado Grace.
-Casi te di por muerta- grito ella a mi hermana. Sonrieron.
-¡Que día!- dijo la bruja.
-Sobrevivientes… definitivamente, día de sobrevivientes- acepto Stephanie. Luego ella se volvió a tensar y temí que ella hubiera sentido a Samantha.
-¿Kathy?- llamo mi hermana y la chica bruja la miro. -¿Tu bolso?- preguntó y Kathy se empalideció.
-¡Mierda! El anillo- dijo. El chico, la bruja y Stephanie reaccionaron ante esas palabras, mi hermana corrió hacia el borde de la isla y los otros dos desaparecieron de la nada. Todos los vampiros dimos un paso atrás cuando eso pasó, nos quedamos mirando.
-Extrañas personas para hacer amistad- dijo Emily a Tobías en un pensamiento del, supongo.

Cuando estábamos en el auto, los chicos nos contaron toda la historia, partiendo que Max y Katherine son brujos. Temblé ante la palabra, pero lo peor de todo es que íbamos a casa y de seguro Carla se enteraría que son… ella creería que Chucky y toda cosa paranormal era real. Ahora iba conduciendo mi novio porque, después de muchos rechazos, se dio cuenta que mi estado de humor no era el mejor. Stephanie sentada al lado mío me sonreía.
-Lo bueno es que tengo al muy especial- me dijo en un susurro. La mire extrañada y ella se confundió. Paramos en una joyería y me baje junto con mi hermana, Emily, Kathy y Max.
-¿Por qué estamos aquí?- pregunté. Pero nadie me respondió. Emily saco su tarjeta de crédito y se la pasó a Katherine, no entendí bien para que.
-Somos doce vampiros- dijo ella. Un humano justo pasó a nuestro lado y quedo mirándonos extraño. Juraría que tembló. –Obviamente son doce disfraces- agrego Emily para salir del paso. El humano se relajo aun así su caminata aumento de ritmo. Reímos.
-Bueno- dijo Kathy y entro a la joyería junto con Max.
-¿Te has dado cuenta que sigues mojada?- le pregunto Emily a mi hermana.
-No interesa- respondió ella. Emily la miro explicativamente. Lamentablemente y como todo en este día, yo no entendí.
-Insisto… deberíamos ir a comprar ropa-. Emily tomo del brazo a Steffi mientras ella me tomaba a mí. Fuimos a una tienda para comprarle un conjunto nuevo a Steffi que, después de alegar, acepto el regalo de Emily. Pero luego las cosas cambiarían. -Ahora tú- me dijo Emily. Prácticamente, me tiro al probador con cuatro tenidas conseguidas no se de adonde. Me probé cada una por solo darles el gusto, no dejaría que me compraran algo.
-Listo- salí del probador dejando las cuatro tenidas en el brazo de Emily.
-¿Cuál te gusto?- pregunto Stephanie.
-Ninguna- respondí.
-Te juro que no dejare que salgas de aquí antes de que te compres algo- me amenazo Emily tan potente que no dude que hablara en serio. Busque algo lindo que comprar pero mi mente volaba en otras cosas; en la pregunta que me habían hecho todos hoy, en las extrañas reacciones de Joseph, en lo que me dijo Steffi en el auto.
-¿Lista?- pregunto mi hermana saliendo de un mostrador. Me hizo pegar un grito ahogado.
-Casi me matas- le acuse.
-No, eso no es mi culpa. Eres tú por estar tan distraída- me contesto con un movimiento elegante y se dirigió hacia Emily que miraba divertida.
-Y… ¿Qué tienes de regalo?- pregunto mi amiga. La mire no entendiendo nada.
-¿Qué?- pregunté.
-¿Sabes que día es hoy?- me volvieron a preguntar. Suspire e intente no descargar mi rabia contra ellas. Sonreí lo más sarcástica que pude.
-Si, lo se- respondí controlando el tono de voz. Aun así un rugido se sintió en mi pecho. Tome unos jeans verdes y una polera blanca con un lindo diseño y estampado, una chaqueta ploma y unas botas negras. Me lo fui a probar y me quedaba perfecto, no quise volver a cambiarme así que me quede con la compra puesta. Pagamos y fuimos a buscar a Katherine. Ella esperaba fuera de la joyería con Max y una pequeña maleta negra. Emily hizo parar a un taxi y dio la dirección de la casa.
-¿Por qué nos bajamos aquí?- pregunté cuando quedaban más o menos unas tres cuadras para recién entrar al bosque donde estaba la casa.
-Tú solo camina- dijo Emily algo molesta. Stephanie se acerco a ella y creo que le hizo alguna pregunta mental porque Emily negó y Stephanie me miro furiosa.
-¿Qué te pasó?- le pregunté. Stephanie me hizo un desprecio y siguió caminando. “¿Qué mierda?” pensé. Cuando faltaba poco para llegar Kathy y Max desaparecieron como la última vez y Emily me quito las bolsas donde iba mi ropa antigua. Stephanie me tapo los ojos. Creo que empezaba a entender pero no del todo…
-No es mi cumpleaños- le avise a mi hermana.
-Estupida, se que no es tu cumpleaños… estamos a 21 de Abril- me dijo ella.
-Bien… ¿Y?-
-¿Sabes? A veces puedes ser una desconsiderada. ¿De verdad no sabes que día es hoy?-
-Bien, me rindo, no se que día es hoy… Aunque creo que es Viernes-
-Si, pero es Viernes 21 de Abril- me contesto ella mientras seguíamos caminando, yo con los ojos tapados. Sentí que sus manos fueron reemplazadas por unas manos que conocía bien; Joseph.
-¿Sabes que significa?- me pregunto.
-No- conteste casi suspirando. Su voz en mi oído me hizo temblar. Él me volteo y quede entre sus brazos y mi boca a centímetros de la suya.
-Este mismo día hace 10 años conocí a la mujer de mi vida. Feliz aniversario, mi amor- me dijo Joseph. Me derretí cuando me hablo, su voz era tan dulce, tan apasionada, tan sexy. Pero aun así…
-¡¿Qué?!- pregunté. “¿Pero como nadie me dijo algo?” pensé furiosa y Emily río. Una música de vals empezó a sonar y se oía muy linda. Max tomo a Katherine mientras Franco a Emily, Carla bailo con Pablo y Stephanie con Tobías. Los demás estaban junto a la mesa de regalos meciéndose todos juntos con una verdadera familia.
-Te amo- susurro en mi oído. Joseph me hizo una reverencia y como todo un caballero tomo mi mano, se arrodillo y la beso. –Isabella Ignacia Dawnther: ¿Tendría la amabilidad de darme el honor de bailar con usted?- murmuro. Sentí que temblaba de gozo. Me arrodille para quedar a la misma altura. joseph me miraba con sus ojos emocionados, no pude enternecer mas la perspectiva que me proponia detras de ese simple baile.
-Te amo- le dije aceptando pasar el resto de la eternidad con él. Joseph nos levanto y empezamos a mecernos al ritmo de la suave música. Tuve la panorámica de mi hermana besando a Tobías… Ahora todo estaba bien… mientras estuviera con Joseph… todo estaría bien.