domingo, 15 de mayo de 2011

Capitulo 60: Regalo (Stephanie Dawnther)

Regalo
(Stephanie Dawnther)


         La fiesta de mi hermana había sido toda una dicha. No podía creer que tanto amor la embargaba, me hacia feliz por ella. Estaba segura que jamás cambiaria su felicidad, que ellos estarían juntos por siempre. Después de lo regalos que cada uno le dio a mi hermana, había salido a tomar aire. Ahí estaba cuando sentí otra presencia cerca. De repente, me sentí llena de calor.
-Tobías…- susurre. Él se acerco lento y se sentó al borde del río. El agua sonaba tan angelical y la música que había dentro de la casa, sonaba como una música de fondo natural, algo hipnótico. Tobías seguía sentado y pensativo, pensando quizás en que… estupida, yo lo sabía. –Lo que paso en el baile…- empecé.
-No fue nada… lo se- susurro. Me quede congelada en ese momento cuando hablo, pensé que diría que había sido lo máximo, el comienzo de nuestra nueva vida… pensé que me diría cualquier cosa, excepto eso.
-Estas muy equivocado- le contrarresté. Él me quedo mirando y tomo mi mano para que me sentara en su regazo.
-Aun creo que no estas decidida y mientras no lo estés, todo lo que pase entre nosotros, mas allá de la hermandad, es un error. No forcemos las cosas, es estupido querer o forzar algo que, naturalmente, ya no se ha dado- me dijo Tobías. No podía creer que me había dicho eso, pero era obvio que algún día todo iba a acabar así.
-¿Has renunciado a mi?- pregunta con el alma hecha cenizas.
-He renunciado a querer lo imposible- me respondió Tobías.
-¿Has renunciado a mi?- volví a preguntar. Él había evadido mi pregunta y eso me alteraba de sobremanera.
-Cristóbal fue demasiado importante en tu vida… jamás lo fui tanto, Stephanie y no hay nada que lo cambie ahora-. Eso era un si, Tobías había renunciado a mi, él se había aburrido de estar a la siga de alguien embotado con alguien muerto. Si, porque Cristóbal había muerto, sin embargo, yo seguía con la ilusión pegada al corazón.
-Has renunciado a mi- confirme. Tobías tomo mi mentón y me miro directamente a los ojos. Asintió lentamente. Me estremecí. Sin consideración, me aleje del. No quería que me viera, no quería que viera cuanto me dañaba eso después de que son frutos de mis propios actos. Él jamás debía verme así. Sentí la misma opresión en el pecho… que había sentido cuando Cristóbal se fue de este mundo. Claro, ahora ya nada hay. Tobías había sido el cable a tierra que había tenido después de enfrentar el golpe de la muerte de Cristóbal. Mire al cielo y vi como la gotas de lluvia comenzaban a caer, dando la gotas que yo no podía dar, llorando cuando yo no podía llorar.
-¿Stephanie?- me llamo Isabella. Ella estaba sola y me miraba inquieta. Obviamente, ella había escuchado lo que pasó y estaría aquí para mí. Ella era lo que me quedaba ahora. Temblé al sentir que un día ella también podría irse y al final de todo… quedaría sola. Tanto como quede cuando mi familia humana murió, tanto como me sentí cuando estaba en Johady después de la supuesta muerte de…
-¿Qué ha pasado?- me interrumpió los pensamientos Isabella.
-¿Por qué ustedes me dijeron que había sido Grace la responsable de mi conversión?- le pregunté. Recuerdo el día del encuentro en la casona y su historia de mi vida… según su historia Grace me había convertido, pero cuando Tobías me contó todo… él hacia sido el que cambio mi humanidad o mi muerte segura por la inmortalidad.
-¿Él te contó todo?-. Asentí. Isabella suspiro y me miro acongojada.
-Estoy bien- le susurre de vuelta, no había sido mas traumante que lo normal. Mi hermana medio sonrió, rápido tomo mi mano y corrimos hacia la casa de Alex y los chicos. -¿Qué pasa?- pregunté.
-La que debería hacer esa pregunta soy yo porque de brujería no entiendo mucho- me dijo graciosa. Lo hacía para distraerme, esta era su arma de batalla para mis males… era efectiva. Entramos a la casa y tan solo se veía la silueta de Katherine que aparecía y desaparecía a medida que las llamas del fuego vivo lo hacían, iba acorde a ellas. Vi entrar a Max e Isabella se acerco a ellos.
-Esta listo- dijo Kathy con el aire triunfante que la caracterizaba. Max se gano a su lado y sonrió.
-Todo esta listo- concordó él. Emily, que había pasada encubierta por ahora, entro a escena mordiéndose suavemente el labio por lo desconocido.
-Tomen y vean nuestra maravilla- dijo Kathy pasándonos un muestrario de anillos. Había varios y algunos eran idénticos.
-‘De Isabella por siempre’, ‘De Joseph por siempre’- dijo Isabella leyendo el reverso de dos anillos idénticos. Tenían la forma de una enredadera hermosa, decorada con el brillo propio de un diamante.
-‘Los años son la convicción de un futuro’- dijo Emily leyendo otros dos reversos de anillos iguales. Debían ser de Franco y de ella.
-‘Soy nuevo’- leyó Max en cuatro anillos idénticos. Eran para Alex, Pablo, Marcelo y Loreto. Seria gracioso ver sus caras en este minuto al leer eso.
-‘Porque la muerte no mata el recuerdo’- leí yo, pero Katherine negó con la cabeza.
-Si crees que ese es tuyo, estas equivocada. Es de Grace… algo para evocar el recuerdo de José Tomas-. Asentí lento y sonreí.
-‘Al que vagó hasta encontrar su lugar’- leyó Max nuevamente.
-Felipe- dijimos todos al mismo tiempo, lo que nos hizo reír a carcajadas.
-‘Para la que le cambio la vida en un segundo’- leyó Emily.
-Para Eli, supongo- dijo mi hermana. Emily le pego un codazo.
-Beth- le replico. Isabella sonrió haciendo un gesto irónico.
-‘Al que ama atravesando barreras del tiempo’, ‘Su corazón indeciso debe decidir’- dijo Katherine por fin, leyendo dos anillos que se diferenciaban por muy poco. Suspire. –Tobías y Stephanie- anuncio ella.
Al rato, salimos de la casa y después de que todos se fueron y estábamos solas, me paso un papel. Ella sonrió antes de desaparecer por completo. Era una especie de carta.
‘Porque no se debe vivir de un recuerdo, sino del presente, aunque no del que te indican, sino del que tu quieres. Deja a la mente volar, ten tu corazón abierto a las posibilidades, pero cuida que quien entra a él deje todo tal como estaba, nada roto, nada partido, nada trizado, todo completo y con un regalo que llena mas el espacio y eso, al que metafóricamente llamo regalo, es el recuerdo. Cristóbal, si bien destrozo tu corazón, cada pedazo de él lo hizo añicos, dejo uno de los recuerdos más lindos… el poder amar más allá de la frontera del orgullo y del dolor. Y Tobías… si bien, te están imponiendo a Tobías como tu futuro… y aunque tú quieres aceptar, y aunque tú quieres seguir con lo que todos quieren… si no estas segura… por favor, no lo hagas. Tienes la vida por delante, tienes la experiencia detrás y ahora el presente se puede ver… como algo maravilloso’
“Como algo maravilloso” pensé.

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