domingo, 20 de marzo de 2011

Capitulo 37: Tus Cinco Años.

"Tus Cinco Años" es un solo capitulo, pero esta separado en tres partes. El subtitulo aclara quien narra esa parte.


Tus Cinco Años



Por Emily…

            Ya han pasado cinco años. Salí de mi habitación como cada noche a cazar. Quería poder llenarme de sangre y en realidad olvidar que necesito a Franco cada vez más. Me sentía más que extraña esta noche. Sentía como una presencia estaba mirándome aunque sabía que nadie estaba cerca de mí. Camine lentamente por el bosque por fin dejándome llevar por el sentimiento del viento, del olvido. No pensando, solo sintiendo la sed y los instintos que me llevaran a saciarla. Un aroma tan distinto estaba en el bosque, lo aromatizaba todo y me hacia sentir con la emoción a flor de piel. Estaba ansiosa por encontrar lo que producía ese olor. Era felicidad intensa, tanto que dolía. “Vamos por ella” pensé. Si, iba por la felicidad que tenia el bosque, por la ternura que me producía saber que había algo que no había descubierto hasta ahora. Cada paso me hacia sentir mejor, mas llena, iba borrando cada día malo que había pasado y me traía lindos recuerdos; Isabella, Stephanie y todos lo momentos lindo con las personas importantes. También recordé a mis padres y mi hermana biológicas, era tan real el sentimiento que casi los llamo en voz alta, pero cuando lo iba a hacer el recuerdo se esfumo dando paso a cuando cambie de forma, cuando deje de ser humana…
“Tenia oficialmente 17 años. Las flores decoraban el parque con cierta gracia. Sophia, mi hermana pequeña de sangre, corría y de vez en cuando caía en el pasto con ternura. Reíamos juntas. Nuestros padres estaban atrás, abrazados, mirándonos con amor. Éramos un orgullo para ellos. Una familia de alta clase en el año 1496, una familia normal que paseaba por el parque que estaba en su patio trasero. Sophia se había caído una vez mas y su vestido celeste se mancho con el verde. Volvimos a reír y mi hermana tuvo la intención de botarme para que mi vestido lila también se ensuciara, pero no lo consiguió. Corrimos hasta que nos cansamos y luego nos tiramos arriba de las flores para descansar y ver el cielo y el sol que presenciaba el amor de nuestra familia. Esa era la última vez que vería el sol junto a mis padres y Sophia. Todo fue rápido, no recuerdo bien, pero de la nada aparecieron tipos con armas que apuntaron a mis padres. No alcance a escuchar lo que les preguntaron, pero sin poder hacer nada, les dispararon. Juntos cayeron al suelo. De repente Sophia ya no estaba en mis brazos y un tipo la despojaba de su vestido celeste con verde. Grite su nombre pero alguien me tenía sujeta y mis gritos se apagaron junto con la respiración de mi hermana. Llore y pedí que me soltaran, pero tan solo sentí el disparo cerca de mi estomago. Me dolió mucho, pero no quise gritar porque sentí como mi hermana respiraba aun y no quería asustarla. Pasaron los minutos y mi hermana lentamente abrió los ojos, me miro desconcertada y luego miro a nuestros padres; estaban abrazados tirados en el suelo cubiertos de sangre. Sophia lloro desconsolada, me miro con ternura para luego cerrar los ojos y respirar por ultima vez. Jamás había sentido un dolor así, ni siquiera el disparo podía hacerme sentir tan mal. Grite su nombre, pero no respondía. Y empecé a llorar, quería morir rápido y poder juntarme con mi hermana y mis padres. Pero la muerte no venia. El cielo se empezó a oscurecer, las nubes lo cubrían, pero raramente quede cegada por el brillo de no se que cosa… una persona venia hacia mi, temí porque pudiera hacerme mas daño.
-Tranquila- susurro un hombre. Su voz la conocía. Era Franco, el nuevo chico que había llegado. No supe mucho del, pero ahora se volvía un gran salvador. Estaba a punto de pedirle que me matara cuando hizo algo mucho peor; se acerco y me mordió en el cuello. Era terrible, me quemaba, el fuego se sentía por todo mi cuerpo. No recuerdo bien si pasaron dos o tres días, pero cuando termino el dolor, estaba acostada en mi dormitorio con Franco a mi lado mirándome y también había una pareja recostada en la puerta. Me senté y vi como a Franco se le iba la preocupación y como la pareja me miraba con suficiencia. Luego una chica entro a la habitación, tenia el pelo completamente negro y sus ondas caían suavemente, me recordaba a Sophia. Luego supe que ella tenía ese nombre… así nos hicimos pasar por hermanas hasta que Sophia se enamoro y se fue de mi lado. Yo… me fui con Franco y con la pareja siniestra”
Sacudí la cabeza, eran Francisca y Arturo. Y Franco… mi Franco me había salvado de la muerte, pero también me había provocado el mayor dolor; no ser correspondida. Sin embargo, era por eso que me empeñaba en salvarlo porque el me había salvado a mi. Camine sin darme cuenta hacia donde me dirigía, me encontraba casi al limite del bosque y ahí estaba… sentado hermosamente; Franco.
-Estas caminando hacia acá muy lento, Emily- me dijo. Su pelo rubio se movía lentamente con la brisa de forma cadenciosa. Sus ojos estaban oscuros, casi negros pero seguían siendo completamente hermosos.
-Si, problema mío- conteste a la defensiva y luego no se como, pero me desquite de todo el dolor, le dije toda la verdad: -¿Cómo pudiste?, ¿para que lo hiciste?, ¿por qué me salvaste si me ibas a dejar enamorada de ti? No puedo creer que me hayas dado la vida eterna para no poder pasarla feliz, sino enamorada de ti sin remedio. Di mucho por ti, tantas veces. Tú sabes que Francisca mil veces te ha amenazado para usar mi conocimiento, pero a ti no te importa. Claro, solo te importa la estupida de Francisca. Ella no te quiere, ¿lo sabes? Ella esta enamorada de Tobías. Lo que sientes porque ella no te toma en cuenta siento yo porque tú no me quieres de la forma que yo lo hago. Te amo, Franco, de verdad te amo, pero no se que hacer para que algo funcione entre nosotros- solté respirando agitadamente, no había tomado el suficiente aire para el discurso que había dado. Había caminado de un lado a otro moviendo los brazos para decirle lo que por siglos le oculte. Franco me miraba confundido, en segundos llego a mi lado.
-Emily… ¿Por qué crees que te salve?- me pregunto, frente de mí. Encogí los hombros, jamás lo había sabido, era uno de los misterios más grandes para mí. ¿Por qué no se limito a dejarme morir?, ¿por qué no se limito a matarme con beber mi sangre? Agradezco que me haya salvado porque pude conocer a gente maravillosa, pero también lo lamento… estaba condenada a estar enamorada de alguien que no me quería. Franco se acerco, tomo mi cintura y me acerco a él. –Te amo, Emily. Pero todavía tengo sentimientos por Francisca y no creo que te merezcas a alguien a medias- murmuro cerca de mi rostro. Me quede congelada, jamás pensé que Franco me diría eso. Estaba preparada para que me mandara al infierno, pero no para que me dijera que me amaba y que creía que no era buena para mí…
-Eres justamente lo que merezco- le susurre. Franco sonrió y luego me beso tiernamente. Dio paso a que mi corazón se reventara de emoción… tantos siglos esperando por esto. Por fin estaba todo balanceado; si, había sido terrible ver como mis padres y mi hermana morían, pero estaba compensado por haber conocido a mi hermana vampiro Sophia, mis mejores amigos y amigas y ahora… por Franco. Algo bueno saque de estos cinco años.

Por Stephanie…


Ya han pasado cinco años. Llego el día en el que Cristóbal decidió irse. Lo vi arreglar sus cosas, después de haber hablado con su hija que en algunos días cumple ocho años. Cristóbal esta muy tranquilo, se le nota y también se ve radiante. Sin embargo aquí estoy yo, sentada cerca del río del bosque mirando el amanecer y tratando de encontrar la fuerza para despedirlo. ¿Cómo? Si la razón porque la que he estado bien estos cinco años ha sido él aunque me haya dicho que… ya no me ama. Isabella me ha llamado para saber como estoy hace algunas horas, pero le mentí. No podía decirle que moría porque él me eligiera, no podía ser tan egoísta. Él quiso su futuro junto a su hija y Daniela, ni yo ni nadie podía hacer algo para que eso cambiara. El sol sigue subiendo lentamente y sigo pensando en como lo voy a despedir. Si tan solo pensar que esta a punto de marcharse me provoca tanto dolor que apenas puedo soportarlo. Me duele la zona del pecho, el estomago esta apretado intentando que yo no gimotee. Mis manos están cerradas en un puño para no poder hacerme algo y hacerle algo al pobre bosque. ¡Como duele! Es tan intenso. Siento que el mundo se me viene debajo de nuevo y no se como levantarlo, ahora si que no se como levantarlo, me aplasta, me ahoga y no puedo hacer nada por detenerlo. Estoy en un ovillo tratando de aplacar el dolor, intentando protegerme de algo que esta dentro de mí, de algo que jamás podré sacar. ¿Cómo voy a empezar de nuevo? Yo ya no puedo, ya agote todas las fuerzas que me quedaban para sobrevivir cuando pensé que estaba muerto, ahora no me queda nada. Solo quiero dejar de sentir esto por él porque me mata, me carcome. Tratando de respirar me levanto para adentrarme en el bosque y cazar algo. No podía correr, las piernas estaban casi temblorosas y la necesidad de gritar era horrible. Lo amaba, siempre lo hice, lo hago y lo haré. Lo que paso con Tobías no fue nada, esa fue Valeria… pero yo, Stephanie Dawnther amo a Cristóbal Hadsome. Temblé, esperando a que Valeria dijera algo y luego me di cuenta que jamás la oiría de nuevo, ahora somos una. Completamente una, así que la teoría de que lo que paso con Tobías fue por Valeria queda desechada. Me caí al suelo no soportando mi propio peso. Tire la cabeza hacia tras y sollozo involuntario salio de mi boca. Me estremecí pensando en que alguien me pudiera ver, no quería publico para este dolor. Ya no necesitaba que alguien me dijera que tenía que superar esto.
-Stephanie…- susurro. Y si, era él.
-Cristóbal- me las arregle para decir. Pero la voz me salio tan dolida. Él me miro y despacio se acerco a mí y antes que pudiera llegar muy lejos había algo que tenia que hacer: -Ya estas listo, ¿no? Viniste a despedirte- le dije y Cristóbal me abrazo. Apareció de la nada y me apretó contra él. Su boca estaba en mi cuello y me decía suavecito que me quería. Tuve que reunir el valor y la fuerza de voluntad para alejarlo y por fin ser sincera, evitar que él me produjera el tabú y el dolor de decir las cosas por su nombre.
-¿Qué te esta pasando, Stephanie?, ¿Acaso ya no sientes nada por mi?- me dijo cuando me aleje de él con cierto remordimiento.
-¿Tú eres estupido? Yo te amo, pero tú eres él que se va con otra- le conteste ciega por el dolor. Por la mierda, cuantas veces me jure que no sentiría más dolor y lo siento, lo siento ahora como lo había sentido la primera vez que lo perdí. ¿Por qué fui ese día? Estoy pagando demasiado alto por ese error y ahora no hay nada para volver a atrás, esta todo hecho. Cristóbal me miro furioso.
-Tengo una hija, Stephanie- se excuso. Sonreí irónicamente, eso yo ya lo sabía, no tenia porque repetirlo.
-Lo se, sabia eso desde hace casi seis años. Pero, seamos sinceros, tú me avisaste de que ya no me amabas, entonces ¿por qué sigues con esto?, ¿tanta lastima te doy?- le eché en cara. Cristóbal me miro incrédulo, no podía creer lo que le decía, pero era cierto. Él me dijo con todas sus letras que no me amaba, que ya no lo hacia y cuando llegue a casa él le declaraba su amor a mi mejor amiga… mi ex mejor amiga.
-Jamás me has dado lastima, pero las cosas ya no son iguales- susurro. No sabia si aceptar eso, era obvio que las cosas no eran iguales, pero ¿podían dejar de empeorar? Era una suplica, sino iba a morir del dolor. Suspire y mire hacia otro lado. No podía dejar que esto llegara más lejos…
-Vete- le pedí. Cristóbal se acerco a mí y me estremecí. No quería que él se acercara para que arruinase mi autocontrol y cordura. Sabia que Valeria me estaba dando la fuerza para dejarlo ir. Cristóbal seguía acercándose. –Vete...- le volví a pedir.
-Stephanie, por favor… eres mi primer amor- confeso. Reí con tristeza. Me di la fuerza y lo mire a la cara.
-Cristóbal, la pase muy mal cuando creí que habías muerto. Ahora no se si sea capaz de volver a levantarme y seguir con la vida, pero entre mas luego te vayas, mas tiempo tendré para intentarlo- decía y la ultima frase era la que me sentenciaría a lo que menos quería; perderlo. –Si algo me quieres todavía… vete, por favor, vete-. Cristóbal no lo pensó dos veces, rápidamente se acerco a mí y tomando mi cara casi con furia me beso en la boca haciendo pedazos mi autocontrol. Me entregue al beso completamente, al cabo de unos minutos él me soltó y con mi cara entre sus manos pronuncio su adiós:
-Me gustaría que las cosas fueran diferentes, pero hay alguien que me necesita y no me refiero a Daniela… Te quiero, Stephanie… no sabes cuanto. Adiós-. Y me dejo, él echo a correr adentrándose al bosque. Pero antes de perderse por completo, completó su despedida: -Todavía te amo, Stephanie Dawnther-. Me pareció un deja vú. De nuevo cuando me dejaba me decía que me amaba. No iba a caer de nuevo sola, no, ahora tenia la fuerza de dos personas dentro de mi y además tenia el apoyo de mi hermana y mis amigos. Corrí en la dirección contraria que Cristóbal… corrí hacia donde estaba Isabella, pasaría unos días con ella para que pudiera, por lo menos, soportar el sufrimiento de perder a lo que le habia dado color a la vida... el sufrimiento de perderlo.



Por Cristóbal…


            Estaba llenando cada bolso con la ropa que me había dado José Tomas cuando decidí que seria bueno hablar con mi hija una vez mas antes de subirme al avión para verla… mi niña cumpliría ocho años y me sentía tan culpable de haberme perdido casi seis años de su vida, pero al recompensaría tremendamente ahora. Sabía que mi vida estaría limitada a pasarla en la casa cuando hiciera mucho sol, pero no era problema; los días que llegaba el sol a “Las Parcelas” eran contados. Marque el numero y después de dos tonos mi Anais contestó.
-Hola, papá- me saludo alegre. Siempre con su tono de voz tan particular, tan hermoso. La extrañaba tanto.
-Hola, Anais. ¿Cómo estas hoy?- le pregunte ansioso por saber como había estado desde que despertó. Aunque no eran muchas horas… ¿Qué horas serian?
-Papá, es temprano. De hecho me has despertado- contesto. Claro, era raro acostumbrarme a que mi hija dormía.
-Cierto-. Anais se rió por mi tontera, pero fue tan dichoso como cuando tenía dos años. Todavía recordaba como su ponía su boca cuando sonreía de esa forma. –Hoy me voy a Chile, amor- le recordé.
-¡SI LO SE!- grito. Supe que casi se cae de la cama porque escuche el sonido de su palma contra el velador o algo así.
-Cuidado, cariño- le advertí. Ella volvió a reír.
-Hoy nos veremos, entonces- se despedía.
-Si, hoy en la noche, supongo- conteste inseguro. No recordaba cuantas horas podían ser, ya que definitivamente eran más horas de las que demoramos cuando vinimos con Isabella.
-Bueno, te quiero mucho- me dijo mi hija.
-Te quiero mucho también- le conteste y luego corte. Estaba feliz por poder ver a mi hija en tan solo horas. Era la emoción más grande que había tenido. Había terminado de arreglar los bolsos cuando vi a Grace pasar por fuera de mi habitación. Iba en dirección a Tobías. Salí para ver que pasaba. Solo pude escuchar como Grace preguntaba donde estaba Stephanie y a Tobías contestar que esto era mi culpa. Si, lo era, pero tenía que irme. Por Anais y Daniela tenia que irme. Entre de nuevo a mi pieza vacilando, quería ir ver que Stephanie estaba bien y… despedirme de ella. Deje mis cosas en el living de la casa y fui en busca de mi querida. Busque algunos minutos hasta encontrar su aroma y escuchar su sollozo, fue tan terrible que quise tenerla entre mis brazos y borrarle toda agonía que tuviera, pero tan solo pronuncie su nombre.
-Stephanie- le susurre. Ella se irguió rápidamente para decir con dolor mi nombre.
-Cristóbal-. Sentí como estaba insegura buscando alguna idea en su cabeza, pero me sorprendió con su pequeño discurso: - Ya estas listo, ¿no? Viniste a despedirte-. Pararon todos los pensamientos que tenia en la cabeza para pensar en el dolor que le producía, me acerque rápidamente a ella y con suaves besos llene su cuello. Ella era tan dulce, tan linda. Y sabía que era mía, aunque yo me iba con otra. Stephanie se debatia entre seguir con mi juego o mandarme a la mierda, se decidió por lo ultimo y se separo de mi.
-¿Qué te esta pasando, Stephanie?, ¿Acaso ya no sientes nada por mi?- le pregunte desconsolado. ¿Por qué todavía estaba tan enamorado de ella? Se sentía extraño que ella me rechazara que no pude evitar preguntarle todo.
-¿Tú eres estupido? Yo te amo, pero tú eres él que se va con otra- me respondió airada. Por lo menos me confeso que todavía me amaba, eso era algo. Pero me dedique a pensar en mi hija. Anais no tenia culpa de nada y no iba a pagar por mis errores. Me llene de un furia tan grande que veía todo rojo. Stephanie no entendía nada.
-Tengo una hija, Stephanie- le declare, pero sonó como excusa. Ella rió, pero se notaba que no era una risa de felicidad. La ironía tenía a su voz como una presa.
-Lo se, sabia eso desde hace casi seis años. Pero, seamos sinceros, tú me avisaste de que ya no me amabas, entonces ¿por qué sigues con esto?, ¿tanta lastima te doy?- murmuro iracunda. ¿Cómo podía pensar que ella me daba lastima? Todavía la amaba con pasión, pero no podía dejar que eso se notara, necesitaba que Stephanie creyera que la había olvidado aunque me partiera el alma.
-Jamás me has dado lastima, pero las cosas ya no son iguales- le susurre. Era imposible como le mentía de nuevo, nada había cambiado. ¿Por qué ella no se daba cuenta?, ¿tanto ya la había dañado que Steffi juraba que ya todo era distinto?
-Vete- me suplico. Pero no quería, yo no la dejaría ahora. Me iba acercando lentamente hacia ella, la tendría entre mis brazos y le diría toda la verdad, que esto es sobre Anais y que jamás la deje de amar, pero ella se estremecía y quería alejarse sin la voluntad, su cuerpo quería otra cosa. –Vete- volvió a pedir. No quería porque si ella sufría todo seria negro para mi vida.
-Stephanie, por favor… eres mi primer amor- le dije con la intención de que se calmara, pero ella solo rió triste nuevamente.
-Cristóbal, la pase muy mal cuando creí que habías muerto. Ahora no se si sea capaz de volver a levantarme y seguir con la vida, pero entre mas luego te vayas, mas tiempo tendré para intentarlo- me decía con la fuerza que sacaba no se de adonde, a mi me partía el alma dejarla, pero ella ahora se veía entera. Después, Stephanie me dejo sin aliento: –Si algo me quieres todavía… vete, por favor, vete-. No lo dude, necesitaba tenerla cerca. Cuando estaba lo suficientemente cerca, tome su rostro y la bese con pasión. ¡Como se derretía en mí! Era delicioso saber que la ponía de esa manera. La quería tanto aun, como extrañaba su boca. Termine de besarla y su rostro quedo en mi manos. Tenía que despedirla, pero me dolía y no quería que esto quedara así. Mi cabeza se inundo con la voz de mi hija y le dije adiós a Stephanie… siendo, por fin, sincero.
-Me gustaría que las cosas fueran diferentes, pero hay alguien que me necesita y no me refiero a Daniela… Te quiero, Stephanie… no sabes cuanto. Adiós-. Corrí hacia el bosque para alejarme de ella y que pudiera empezar como había prometido. Sin embargo, no había dicho toda la verdad aun: -Todavía te amo, Stephanie Dawnther-. Fue la última vez que le hable ese día. Corrí hacia la casa para tomar mis cosas e irme al aeropuerto porque ya se hacia tarde. Solo sentí cuando Stephanie empezó a correr, tuve la esperanza de que viniera a mí. No, ella iba en dirección contraria. Donde Isabella, quizás.
Llegue a la casa y Grace, José Tomas y Tobías estaban afuera esperándome.
-¿Y Stephanie?- me pregunto furioso el idiota de Tobías. Aun lo odiaba porque él quería a Stephanie, pero ya no debía molestarme, después de todo… yo me iba.
-Creo que fue con Isabella- le respondí. Tobías corrió de inmediato donde ella. ¡Que ganas de ser él!
-¿Estas listo? Te llevaremos- me dijo Grace con preocupación. Ella pensaba en mi querida.
-Lo estoy- susurre casi inaudible. José Tomas entendió cuanto me había costado dejar a mi único amor. Miro a Grace y con eso le pidió que se fuera. Grace nos dejo solos.
-Lo siento- me dijo José Tomas.
-Gracias, JT- le respondí. No tenía ganas de decir nada más. Nos subimos al auto, en poco minutos llegamos al aeropuerto. Estaba nublado así que entramos sin mas. Mi vuelo salía en media hora. Había llegado más que atrasado. Fui a dejar mis cosas donde debía y volví donde José Tomas. Él me esperaba algo inquieto.
-Cuidare de Steffi- me prometió.
-Con tu vida… y por favor… cuando la veas dile que la amo con todo mi ser- le pedí. Él acepto. Se estaba acabando el tiempo y pensar en mi querida me hizo sentir miserable. Cuanto daño le hacia, eso era obvio. La amaba todavía. La necesitaba, pero la necesidad de Anais también era fuerte. Todavía me quedaban veinte minutos… y no sabia que hacer…




sábado, 19 de marzo de 2011

Capitulo 36: Nuevo (Isabella Dawnther)

Cambie la letra porque no me gustaba como se veia... Bueno, eso.

Nuevo
                                                                              (Isabella Dawnther)

            Estos meses que han pasado han cambiado mucho la perspectiva de las cosas. Sobre todo en el amor. Creo que me volví a enamorar, pero siento que es la persona correcta, ya no hay miedo y temor. Lo que tengo dentro de mi es la pura felicidad de la oportunidad que tengo a mi lado. Lo veo, él esta con la vista al frente, mirando el sol quizás. Pero yo lo observo, su perfección, su belleza, su totalidad. Su poder es asombroso así que no necesito palabras para decirle que de verdad estoy enamorada del. Tan solo con tocarle, le demuestro que él es el correcto, él que espere toda mi vida, él sabe lo que pienso. Lamentaba pensar así tan rápidamente, pero el amor me lleno y no hay nada que hacer.
-Yo también te amo y no sabes cuanto espere por ti, Isabella- me respondió Joseph. Mi Joseph Krauss. Seguimos mirando el horizonte para darnos cuenta que ya atardecía y la noche envolvía el momento y el lugar.
Recordé a Vicente, él había sido un gran amor, por él había cambiado mi humanidad por la eternidad. Sin embargo, siempre sentí que me faltaba algo, el amor no era completo. Aquí esta lo que realmente yo buscaba.
-Mi hermana estará feliz cuando sepa que estamos… juntos- murmure imaginando la cara de Stephanie oyendo la noticia. Joseph rió junto conmigo. Por lo menos sabía que mi compañero de vida seria un aliado más para ayudar a proteger a mi hermana.
-Siempre, Isabella- prometió. Eso era una tranquilidad, estaría con él por siempre.
-Vamos, Joe- le pedí cuando las estrellas acompañaron al silencio. Él se paro y rápidamente llegamos donde Francisca. Esta estaba sentada mirando la televisión junto a Arturo. Franco miraba el techo desde el suelo de la terraza, lo note porque su piel estaba ligeramente brillando gracias a las lámparas que lo alumbraban directamente. Y Emily, ella estaba en el segundo piso haciendo quizás que cosa, no la he visto mucho últimamente. Me evita y eso me da miedo. No se que tendrá que ver Francisca en esto, pero ella es la culpable de todo. Eso yo lo se.
Bese a Joe suavemente en los labios para luego ir a la habitación de Emily. Joseph salio a acompañar a Franco. Toque la puerta y Emily dejo de estar en movimiento.
-Emy, soy yo- le dije a través de la puerta.
-¿Qué quieres?- pregunto, su voz estaba tan mal. Algo tendría que haber pasado para que Emily estuviera así.
-Quiero pasar- le conteste. Ella suspiró y me abrió a puerta. Allí estaba mi amiga; con su cabello café oscuro hasta los hombros, su piel más morena que la mía pero la palidez visible, hermosa como siempre había sido. Se le notaba triste y eso me preocupaba. Con la agilidad que la caracterizaba ella se sentó sobre su sillón de cuero. No me hizo ninguna invitación, pero entre cerrando la puerta tras de mi y sentándome en la alfombra blanca. Las paredes celestes de la pieza de Emily estaba muy poco alumbradas, solo la lámpara de velador y la luna le daba luz al lugar. Vi con consternación como había eliminado varios Cd’s y libros de su colección. No quise preguntar, era un tema de ella, pero ¿por qué todos los Cd’s que faltaban eran de música romántica? Claro, era obvio. Franco también tenía que ver en esto. Se que para ella fue terrible ver que su amor no correspondido estaba en peligro si ella no hacialo que debia. Todavía lamento que las cosas llegaran a ese punto. Emily tembló, supongo que al leer mis pensamientos.
-¿Y bien?- me dijo Emily. No sabia bien que contestarle porque aunque tenia mil preguntas, sabia que eran hirientes o entrometidas. Me costo decidirme.
-¿Qué pasa?- pregunte de vuelta.
-Nada- respondió, pero esa era su respuesta refleja cuando alguien le preguntaba que le pasaba este último tiempo. La mire a los ojos y vi la chispa de miedo y dolor que había. Ella sufría demasiado y quería encontrar desesperadamente lo que la tenia así. Pero si ella no me ayudaba no iba a llegar muy lejos. Mi amiga hizo una mueca, había leído cada cosa que yo pensaba. –Es en serio- respondió.
-Pues no te creo- le respondí sinceramente. No sacaba nada con mentirle a ella, Emily tenía su don extraordinario y sabría de inmediato cuando yo le mintiera. Adoraría tener su poder unos minutos y saber que esta pasando por su cabeza cuando tiene la mirada perdida, cuando suspira levemente o cuando se va sin explicaciones al bosque a pensar.
-No hay nada que saber, Isa- me aseguro.
-Sigo sin creerte- le respondí. Era cierto, aunque me dijera con el lenguaje del habla que todo estaba bien, el lenguaje del corazón hablaba a través de sus ojos y decía que nada iba bien, que necesitaba ayuda y que se sentía terriblemente culpable.
-¿Qué quieres que haga para que estés segura de que estoy bien? Mis ojos no hablan por si acaso- me dijo en tono de broma, pero esto no era broma. Ella hizo una mueca de disgusto. –Isabella, estoy bien- me contestó cortante y con un gesto me pidió que saliera de su cuarto, pero esta vez no iba a ser tan fácil. Ya no seria amable, ahora vamos directo al punto.
-¿Es por Franco?- le pregunte y ella se estremeció. Si, ese era un si. Emily negó con la cabeza para mi pensamiento. –Entonces, ¿qué hizo Francisca?- le pregunte. Y mi amiga no podía más. Suspiro y agacho la cabeza. Si eran ambas cosas… significaba que algo le había hecho Francisca a Franco, su eterno enamorado. Emily sollozo. No debí pensar eso. –Estoy en lo correcto- afirme. Algo había pasado entre Francisca y Franco y Emily los había visto.
-No, no es eso- me hablo y la sentí sincera. Ella no me mentía ahora. Algo quería decir y otra cosa la cerraba a la posibilidad de confiar en mí. –Isabella, estaré bien mientras la mantengamos vigilada. Francisca no debe salir a ningun lado sin alguno de nosotros- me advirtió y seguido salio de su habitación llevándose su propia nube negra. Algo tenía que hacer por ella y porque pensé de inmediato en mi hermana…



viernes, 18 de marzo de 2011

Capitulo 34: Mis Recuerdos (segunda parte, Cristobal Hadsome)

Mis Recuerdos
                         (Parte 2, Cristóbal Hadsome)

            Me agarre el pelo y me tire con el fin de hacerme daño. ¿Cómo pude esa noche creer que todo estaría bien con Daniela? Soy un maldito y bastardo iluso… sin querer, me sumí en los recuerdos de la mañana siguiente…
            “Desperté no sabiendo donde estaba. Pensé encontrarme en el departamento tirado en la cama rodeado de botellas de alcohol, pero sorpresa me lleve cuando vi a Daniela a mi lado rodeada solo por sabanas. Mire el techo… ¿Qué había hecho? Bueno, no, yo sabia perfectamente lo que había hecho. La pregunta era en realidad; ¿qué me había movido para hacer eso? Encontré mis pantalones en el suelo y fui al baño a mirarme al espejo para ver mi estupida cara. Claro, ahí estaba el reflejo del pobre estupido. Me cepille rápidamente y luego volví a la cama a pensar. Quise levantarme, ya no me sentía cómodo y la imágenes que se venían a mi cabeza era terrible. Vi a Daniela revolverse inquieta en la cama y luego abrió sus ojos y note que se encontraba tan desorientada como yo cuando desperté. Bostezo y luego miro alrededor. Cuando me vio, ella sonrió. Me retorcí. Pero, bueno, ya había actuado así que asumiría consecuencias.
-Buenos días- salude y ella sonrió de nuevo. Se ruborizo lentamente al verse desnuda. Rodé mis ojos. Se sentó mirando al frente y luego miro su reloj que estaba en el velador.
-Es tarde…- susurro para ella misma.
-Debe serlo- conteste. Daniela suspiro y me di cuenta de mi tono, era súper cortante. Se debía sentir horrible y esto no era su culpa. –Daniela- la nombré acercándome a ella. Se acurruco a mi lado.
-Lo siento- murmuro triste.
-No, Daniela… no hay nada de que disculparse- dije y luego la bese”.
No se que expresión debía tener en ese momento porque Stephanie me miraba asustada como si yo estuviera sufriendo algún paro cardiaco. Se acerco de a poco y me miraba fijamente. Asentí para decirle que estaba bien. Suspiro mas tranquila y movió su cabeza un poco nerviosa, luego me miro un poco más. Se resigno, lo vi en sus ojos. Se preparo para correr, pero cuando se iba a adentrar en el bosque, ella volteo y me dijo:
-Puedes usar cualquier celular de la casa para llamarla-. Sonreí, hablaría con mi hija que ya estaba cerca de cumplir lo tres años. Claro, Daniela quedo embarazada la primera vez que me acosté con ella. Parece que mi cara no iba en paralelo a mis pensamientos porque seguía sonriendo. Stephanie me miraba desconcertada y no tenía que ser Emily para saber que pensaba; que yo amaba a Daniela.
-Gracias- conteste. Stephanie quería que yo siguiera hablando, pero no había nada que decirle por ahora. Yo estaba enfocado en hablar con mi hija. La extrañaba demasiado y por eso será que estaba más que decidido a casarme con Daniela. Ella me había dado a lo que mas amaba en este mundo; Carla Anais Hadsome Miller, y como me gustaba llamarla; Anais. Stephanie seguía ahí. -¿Algo que decir?- pregunte pero mi voz salio tan mal, tan furiosa. Ella miro a otro lado, estaba claro que no quería que supiera cuanto le dolía.
-No, nada-. Ella corrió. La vi irse tan desconsolada, pero no había opción. Anais estaba en Chile esperando por mí. Sabía que Daniela de verdad me amaba y que estaba desesperada buscándome. Tenia que hacer algo por ellas. La tentación de seguir a Stephanie fue demasiado fuerte. Casi sin pensar me pare y fui tras de ella. Stephanie me sintió y corrió más rápido.
-Stephanie… quiero solo llamar- aclare y ella paro la carrera, la pase por algunos metros y la vi quedarse quieta.
-¿Ya no me amas?- pregunto seria.
-No, ya no lo hago- conteste rápidamente antes de que la voz se me quebrara, antes de que se diera cuenta que miento al decir eso, antes de que se diera cuenta que la amo con toda el alma. Corrí hacia la casa mientras sentía como Stephanie caía al suelo sollozando con un sonido sordo.

Llegue a la casa casi muriéndome por haber mentido de tal forma, por haber dejado a Stephanie ahí. Grace me quito ese pensamiento cuando de la nada salio con un celular.
-Steffi dijo que querías uno-. Le agradecí con la mirada estaba tan ansioso por hablar con mi hija que olvide que alguien moría en el bosque. Antes de entrar mire a Grace y ella se confundió.
-Ahí alguien en el bosque que no esta bien- le dije y ella entendió de inmediato. La dirección donde iba era la correcta. Me senté en el sillón y marque el número de Daniela. Un tono, dos tonos…
-¿Alo?- contesto ella. Su voz estaba nerviosa, Daniela estaba nerviosa. Tantos sentimientos me recorrieron en ese instante que me quede pasmado. ¿Por qué la extrañaba tanto? Difícil pregunta… ¿La extraño mas de lo que voy a extrañar a Stephanie? Pregunta más difícil aun.
-Hola, Daniela- le dije y ella dejo de respirar. Sentí por el teléfono como se pego a una pared, intentando no caerse supongo.
-¿Cristóbal?- pregunto atónita.
-Si, soy yo. ¿Cómo estas?-. Ella no contesto, solo sentí llorar. Ella lloraba por mí. Un sonido de caída escuche detrás de la línea. Sabía que algo tenía que decirle pero la imagen de Stephanie inundo mi mente. Verla ahí fue tan triste, estocadas, pero era mejor… ella decía creer que no la amaba para poder irme con mi hija y que ella me olvide.
-Te extraño…- susurro adolorida.
-Yo también te extraño, Daniela-
-Te amo-
-Yo también te amo, Daniela- conteste con una sonrisa. Se escuchaba los pasitos de Anais en la línea, pero tan metido en mi ensoñación estaba que no me di cuenta quien había entrado. Stephanie estaba con Grace en la puerta, la primera me miraba y la segunda miraba a la primera.
-La amas… ahora tú la amas- dijo Stephanie. No fue pregunta, no fue resignación, simplemente la acotación de un hecho para ella evidente. No pude contestarle nada porque Daniela me hablaba. Seguí mi conversación con ella, pero vi los labios de Grace moviéndose y preguntándole a Stephanie si estaba bien y ella contestando que no importaba. Stephanie subió al segundo piso, a su habitación supuse. No había dicho nada mas, su cara se veía normal. ¿Ya lo había asumido?, ¿ya no le dolía?
-¿Quieres hablar con Anais?- pregunto Daniela.
-¡Claro!- grite y por fin pude escuchar la vocecita de mi hija. Era tan hermosa.
-Papi…- me saludo. Fue la emoción más grande que había vivido. La extrañaba tanto, quería poder abrazarla y borrar estos meses en los que hemos estado separados.
-Mi amor- le conteste. Ella rió, con su tono mágico. Todo era tan lindo, todo tan bonito que quería llorar de alegría. Pero se vio empañado cuando vi a Grace moverse nerviosa a José Tomas que recién había llegado.
-No se que hacer con ella. Necesitamos a Isabella. No la podemos dejar así- articulo solamente, pero eso bastaba para yo saber de quien hablaba.

jueves, 17 de marzo de 2011

Capitulo 34: Mis Recuerdos (Parte 1, Cristobal Hadsome)

Mis Recuerdos
                            (Parte 1, Cristóbal Hadsome)


            Estaba sentado en el sillón después de ir de caza con Stephanie y Grace. Había ya pasado más o menos cinco meses de mi transformación y  aun mi control era pobre. Todavía no me explicaba como Stephanie podía tocarme, besarme, sin sentir la urgente necesidad de matarme. Yo lo habría querido. Quizás que estupidez podría haberle hecho a mi hija. Temblé sin querer, Stephanie que me miraba con sus ojitos ámbar se dio cuenta, pero intento no preguntar. Yo no había sido muy justo con ella, la había evitado este ultimo mes y es porque me decidí a que no puedo mandar a la mierda mi matrimonio y a mi hija. Porque las amo, si, a Anais y Daniela, yo las amo. Aunque… no se compara con otros sentimientos que tengo, no se compara a lo que siento por la chica dolida que tengo a unos metros. Mierda, había sido tan injusto con ella y conmigo mismo porque nos amábamos, pero no podíamos tenernos, no podíamos ser algo mas que un recuerdo precioso guardado en mi cabeza. La mire nuevamente, ella miraba la ventana. Su pelo caía suavemente por sus hombros hasta llegar al principio de sus… ¡Mierda! No podía dejar de pensar en que la amaba con pasión.
-¿Qué pasa?- pregunto Stephanie sin mirarme. No le respondí porque no quería mentir y si decía la verdad… ahora estando solos, definitivamente no vamos a terminar bien…
Después de un rato ella suspiro casi imperceptiblemente y cuando soltó un sollozo me sentí miserable, así que me pare del sillón y me fui hacia el bosque un rato a pensar.
-Por si acaso, tu voz esta mas normal. Podrás hablar con… tu novia cuando quieras-. Sentí su voz romperse en la ultima oración.
-Gracias- conteste. Salí de la casa mientras escuchaba como ella no podía parar de sollozar. Podía imaginármela en el sillón sollozando por mi culpa, podía imaginar cual doloroso era para ella estar así porque para mi también lo era. Corrí hacia el centro del bosque y me senté junto a un árbol. No se sentía nadie a kilómetros a la redonda.
Miraba el cielo y recordé como, cumplido un año de que Stephanie se había ido, me decidí por la que seria mi esposa…
            “Ya era entrada la noche, en realidad no tenia ganas de nada y solo quería ir a acostarme. Se había cumplido un año de que Stephanie se fue y me dolía el corazón en demasía. Mi padre cree que es por la muerte de mi madre, pero no es así. Porque ni eso se compara a lo que siento cuando tan solo recuerdo a mi querida. Iba en el auto, ya un poco borracho, queriendo evitar el dolor. Me iba directo al departamento que por tantos días fue mi refugio con mi ex. Tenía que pasar por el frente del negocio de mi padre, pero no seria problema porque no habría nadie. Decidí ir en busca de algunas botellas de ron para apagar el dolor que me estaba quemando lento pero seguro. Estacione y me baje, casi pierdo el equilibrio y tambaleando fui hasta la entrada, pero no estaba solo. Ahí, cerrando el portón, estaba Daniela. La mejor amiga de mi ex, la chica que ahora recién mire… estaba hermosa; un vestido corto, unas lindas chalas, su pelo estaba amarrado en una coleta muy desordenada. Se veía sexy. Me acerque a ella con cuidado. Lo tome por lo hombros y ella salto del miedo.
-¿Qué haces aquí?- me pregunto cuando me vio.
-Iba de fiesta- contesté y sonreí por la ironía. ¿De fiesta? Solo quería morirme.
-Mmm…- solo dijo y siguió cerrando el portón. Ella estaba temblando, no se si de frío  o por los nervios. Yo sabía que algo le provocaba porque su mirada se encendía. Tome su cintura y la abrace, ella suspiro. Se dio la vuelta y quedo entre el portón y yo.
-¿Quieres acompañarme?- le pregunte cuando estaba besando su cuello. Asintió levemente. Nos subimos al auto sin llevar las botellas que había preparado sacar, pero daba lo mismo. Había otra idea en mi mente para sacar el dolor. Llegamos rápido, pero no la lleve al departamento, si no a un hotel.
-Pensé que iríamos al departamento- dijo inocente. Sonreí con pesar. Jamás la llevaría ahí, a nadie nunca. Subimos y al entrar ella dejo su bolso cerca de la puerta. Me tire a la cama inmediatamente, de repente me había dado sueño, mucho sueño. Ella se acostó a mi lado.
-Duerme…- me susurro en un canto, pero no quería dormir. No podía seguir viendo la imagen de Stephanie detrás de mis parpados, era insoportable… Me senté en la cama y la mire, el vestido se le había subido levemente y dejaba al descubierto sus piernas. Sentí el deseo. Y más que eso… sentí que olvidaba a Stephanie. Me alegre y ella sutilmente me acaricio la espalda. -¿Qué pasa?- pregunto. Tome su rostro y la bese. Fue un beso de necesidad, necesitaba olvidar todo. Ella no se quito y se acostó en medio de la cama, la seguí. Después de varios besos, ella busco mi mirada y con su voz suave me pregunto:
-¿Quieres acostarte conmigo?-. No tenia que decir más. Rápidamente le saque la ropa.”

Capitulo 33: Nadie como tú

Nadie como tú
                   (Stephanie Dawnther)

            Estábamos sentadas en el comedor de la casa de Katherine, ex–casa mía. Habíamos hablado de muchas cosas, pero destacando mi viaje a Chile y ahí fue cuando le conté todo lo que había pasado. A medida de que iba contándole cosas ella se iba traumando más y mas, hasta que al final miro al frente y se preguntaba como eso podía ser real.
-Lo es, Katherine- afirme. Ella rodó los ojos y me miro nuevamente. Termine por contarle lo ocurrido con Isabella últimamente y sus ojos derramaron las lagrimas que yo no podía. Me sentí impotente, la envidie.
-Es terrible-.
-Lo se, Katherine- repetí acongojada, sumida en la tristeza que me tenia no saber como estaba mi hermana, no saber como estaban mis amigos. Mi amiga noto mi pena, me abrazo de repente y sentí apoyo, por fin.
-Te extrañe mucho- me dijo amable.
-Yo también te extrañe- le asegure.
Las horas pasaron y hablamos de cosas más superficiales. La tensión iba disminuyendo. Me había olvidado de todo el caos que tenía que enfrentar, olvidado que tenia que salvar a Isabella, olvidado de que Cristóbal me dejaría algún día… olvidado.
-Steff…- susurro. La tensión volvió a subir, pero no era mala. Tan solo curiosa.
-Dime-
-Tengo algo que decirte-
-¿Qué es?- pregunte y ¡Por Dios! El vaso de bebida que estaba en la mesa del living, lo había visto claramente, prácticamente voló por el aire para estar en las manos de Katherine. Me llegue a asustar, fue tan rápido, tan violento. Mi amiga observaba con mucho cuidado mi reacción, no pude hacer mas que mirarla atónita.
-¿Cómo hiciste eso?- pregunte. Ella sonrió y dejo el vaso en la mesa del comedor.
-Soy una bruja- dijo y me quede quieta. ¿Ella era que?, ¿una que? Sacudí la cabeza de un lado a otro para darme cuenta que miraba a Katherine como si hubiera visto un ovni. Claro, si los vampiros existían, los brujos también, ¿por qué no?
-¡Wuau! Y ¿cuándo supiste?- pregunte ansiosa. Quería saber como había pasado todo esto.
-Pocos días después de que te fuiste-
-Lo siento-. Me sentía culpable, debería haber estado ahí cuando ella supo todo esto. La mire con mis ojos desconsolados, pidiendo perdón.
-Relájate, hubo alguien que me ayudo- dijo y su voz salio demasiado feliz.
-Así que es él quien te pone así- asegure y ella rió. Era tan obvio que estaba feliz, tan obvio que me irradiaba la felicidad a mí también. Asintió avergonzada.
-De hecho, lo conocerás porque vendrá en un par de minutos. Su nombre es Max-. ¿Para que más explicaciones? Yo sabía perfectamente quien era su Max. 
Katherine no dijo mas, se fue a arreglar mientras yo miraba el cable. La temporada de la seria ‘NCIS’ había terminado y estaba otra, pero seguía sin tener mucha ciencia. Al cabo de un rato, Katy estaba lista. Bajo muy vanidosa, me miro y se dio una vuelta.
-Perfecta- resumí. Ella seguía arreglando las cosas para la visita de su Max.
-Ding Dong- imite a un timbre. A los segundos tocaron el timbre real. Katherine me miro con los ojos en blanco.
-Esto de tener amigas vampiros…- burlo. Sonreí. Inmediatamente sentí el olor de Max inundar la casa. Olía bien, como a chocolate o algo así. Se saludo con Katherine para luego entrar al comedor. Y me miro, abrió sus ojos desmesuradamente y odie que lo hiciera, después de todo era el novio de mi amiga Katherine. Pero ella solo rió.
-Stephanie este es Max. Max ella es Stephanie- nos presento. Lo salude con una sonrisa y una toma de mano. Él no me dijo nada y apenas sonrió, es mas, se veía concentrado, como intentando recordar algo.
-Si, nos conocemos- le dije a Max y mi amiga se confundió.
-El avión- afirmo él y luego le explico a Katherine sobre nuestro encuentro anterior. Ella solo rió nuevamente.
-¡Que chico es el mundo!-.

miércoles, 16 de marzo de 2011

Capitulo 32: Una vez mas. (Emily de la Fuente)

Una vez más
                  (Emily De la Fuente)


            A las horas que Valeria se fue con Tobías y los demás, quedamos muy pensativos, todos. Isabella no se separo de Joseph y Franco, al verse libre, se fue al bosque a saciar su sed. Quise seguirle pero alguien me detuvo con sus pensamientos. Creí que estaba sola en mi cuarto, pero al parecer no era así.
-Francisca- susurre y esta se sentó en mi sillón de cuero negro.
-Emily… que agradable es tenerte de vuelta- admitió con cierta ironía. No quería más estupideces. Su mente era un caos, obviamente me ocultaba algo.
-¿Qué quieres?- pregunte. Me hizo un gesto para que me sentara con ella. Yo no podía estar peor, había condenado a Isabella a estar lejos de su hermana y a Joseph de perder su libertad que tanto lucho por conseguir. Extrañaba a Valeria como nunca y no sabía que pensaría ella de mí ahora. Pero si lo que pensaba Francisca en este instante.
-Quiero que me digas que relación tiene Stephanie o como quiera que se llame con Cristóbal-.
-Olvídalo-
-¿Sabes quien fue de caza últimamente?- me pregunto. Asentí lentamente. -¿Sabes quien fue recién para matarlo si te niegas a decirme lo que quiero?-. Maldita sea, estaba amenazando a Franco otra vez, no mas, por favor no mas. Podía soportar hasta mi muerte, pero no la de Franco, sabiendo que yo puedo hacer algo.
-No son nada- intente mentir, pero no me salía bien. Francisca se dio cuenta en el instante. De la nada apareció Arturo en mi puerta. Su novia lo miro y movió la cabeza con elegancia y egocentrismo. Su melena castaña rojiza callo sobre sus hombros delicadamente.
-No me quiere decir nada. Yo la sostengo, tu ve a decirle a Sergio que mate a Franco- dijo arrogante. Sabia que cuando hablaba no bromeaba, de verdad iba a matar a Franco. Sin importar lo que él sienta por ella, sin importar lo que yo sienta por él. Arturo sonrió y se iba hacia la puerta de salida.
-Espera…- murmure y Francisca me miro inocentemente. “Perra bastarda” pensé.
-¿Si?-
-¿Qué quieres saber sobre ellos?- pregunte. Ella camino de un lado a otro unos segundos y luego con cara relumbrante pronuncio su pregunta.
-¿Se aman?-. ¿Qué decir? Estaba mal, estaba enredada. ¿Qué decir? Porque la verdad es que si, ambos se amaban, pero Cristóbal… ya no la amaba como antes. Ahora cuando esta con ella siente culpa y piensa en su hija y futura esposa. Pero en cambio Stephanie lo amaba con locura aun. Aunque Valeria dentro de ella odiaba la situación, había que admitir que lentamente ella estaba tratando de ayudar a Stephanie a olvidarlo, pero era imposible. Aferrada a él, sin más. -¿Y?- pregunto Francisca. La mire consternada.
-Él ya no la ama tanto, pero Stephanie sigue completamente enamorada- conteste. Francisca sonrió y con su brazo le hizo un gesto a Arturo para que no siguiera la anterior orden. Me odie, de nuevo había entregado a Stephanie e Isabella. Francisca se iba de mi habitación cuando volteo y me dijo con su voz petulante:
-Una vez mas, Emily. Una vez más has traicionado a Valeria-. No se cuantos minutos pasaron luego de caerme en el sofá plenamente pasmada.

Capitulo 31: Date Cuenta.

Date Cuenta


            No hay nada peor que irte sabiendo que dejar a tu hermana en el mayor peligro que pueda haber, para mi; Francisca. Estar en casa de Grace de nuevo fue terrible y la mirada de odio entre Cristóbal y Tobías era peor aun.
-Suficiente- murmure con mucho mas odio cuando vi como Tobías lo desafió y Cristóbal quería asumir el desafío. Cristóbal se sintió culpable y se sentó a mi lado en el sofá, Tobías bufó y se fue al bosque.
-No puede ser tan así… ahora entiendo porque nunca quisiste llevarme a tu casa- me dijo Cristóbal y sonreí. Un momento me miraba y al otro me beso tan apasionado que Grace y José Tomas se fueron del living. –Mi niña, mi niñita hermosa. Te extrañe tanto esos años… fue casi imposible vivir sin ti- confeso. Me sentí tan emocionada, por fin me había dicho que le fue difícil seguir sin mí.
-Creo que al leer mi diario comprendiste como fue para mi- susurre y baje la mirada. Tomo mi mentón y me volvió a besar. El ambiente se iba acalorando.
-¿Terminaron o me tengo que ir mas tiempo?- dijo Tobías al llegar. Terminamos el beso abruptamente y Cristóbal lo miro con cara de odio.
-Si, vete un par de horas… no querrás saber lo que le hago a ella… ¿o si?- burlo Cristóbal.
-No me tientes, niñito. Sabes quien ganara entre tu y yo- dijo Tobías muy pagado de si mismo.
-¿En qué cosa?, ¿en un combate o en su corazón? Porque a lo mejor un combate entre tu y yo… bueno, es probable que pierda. Pero en su corazón, no hay nada que puedas hacer. Ella es mía- confirmo Cristóbal y se paro frente a Tobías. Me quede sentada en el sillón viendo como estaban apunto de matarse entre ellos. No es por ser egocéntrica… pero me halagaba. Y asustaba… no quería que esto terminara mal…
-No completamente, eso lo puedo asegurar. Ella también es mía- dijo Tobías.
-Okey… cállense o mueran- dijo Grace entrando con su danza y se sentó a mi lado con la delicadeza de una pluma. –Hay alguien que quiere hablar contigo- me dijo. Cristóbal me miro confundido y Tobías se molesto al punto que se fue del living.
-¿Quién?- pregunte.
-Alguien a quien debes ir a ver- contesto y me paso mi celular.
“Ojala estés bien, me he preocupado mucho ya que no me has llamado. Cuando leas este mensaje llámame urgente. Te extraño mucho… Katherine”
Mierda, Katherine. Jamás la llame de nuevo y la extrañaba demasiado. Sabía que era obligación ir a verla. Pensé en la promesa que había roto, le debía muchas explicaciones y algunas confesiones.
-Lo cuidas- ordene a Grace y Cristóbal hizo una mueca.
-Ya soy grandecito para cuidarme solo- aclaro. Lo mire incrédula.
-Seguro…-. Cristóbal me tomo por la cintura y me miro directamente a los ojos, sabia que había había preocupación, pero también que lo que le dijo a Tobías cuando llego era cierto, él me quería…
¡No! Familia, Anais, Daniela… No… “Por fin… cordura, Stephanie” pensó la amigable de Valeria en mi mente. “Mira, Valeria… no me hagas odiarte de nuevo” desafié, “Me extrañaste” aseguro muy feliz por eso. “Entré en pánico, Valeria”.
-Me voy…-. Me separe de Cristóbal y lo bese flashmente en la boca. Él intento atraparme, pero fui más rápida. Mire a Grace haciendo que esta afirmara.
-No lo tocara…- prometió. Bien, eso estaría bien. Tobías era un peligro para él…

Mi auto, como extrañaba el auto. Iba por el camino hacia mi ex-casa y como siempre, el sol estaba más que escondido. Disfrutaba por fin tener un tiempo para mi sola. Me sentía mal por Isabella, Emily y Joseph. Ellos no debían porque pasar eso, si a lo mejor hubiéramos luchado hubiéramos ganado, pero… ¿Quién seria el precio de nuestra victoria? No quise pensar eso. Además tenía a Cristóbal aquí en peligro junto a Tobías. Y más importante aun… todavía estaba enamorada de Cristóbal, pero él se estaba cuestionando si quedarse conmigo o volver con su hija. ¡Como arreglaremos esto!... Anais no tenia culpa de esto y para ser sincera conmigo, Daniela tampoco, ella tan solo hizo su vida… ahora que haya sido Cristóbal el elegido no me causaba ninguna gracia.
“Stephanie, no es por ser mala… pero Cristóbal también la eligió a ella” dijo Valeria.
“Lo se, Valeria, pero no puedo evitar sacarlo de toda culpa” respondí.
“Pues deberías ser mas justa. Si bien él te ama…” comenzó, pero la interrumpí.
“¿Él me ama, según tu?” pregunte. Pude notar como Valeria se molestaba por hacer la pregunta más tonta.
“Continuo… Si bien él te ama, Daniela es su pareja y Cristóbal tiene una hija con ella; Anais. Por favor, Steff, date cuenta” sentencio mi amiga, mi otro ser.
“Mierda” odiaba cuando ella tenia razón, “Bueno, pero cambiando de tema… ¿Tobías?” pregunte y ella se estremeció.  
-¡STEPHANIE!- grito Katherine sin previo aviso. Ni siquiera la vi, estaba en el patio delantero arreglando algunos maceteros, mi conversación con Valeria había quedado inconclusa, pero llegaría la hora en que hablaríamos.
-Katy…- susurre y la vi venir a mi con toda su rapidez. Me abrazo y algo había cambiado en ella; su cabella con rulos estaba mas largo, estaba mas alta y en su cara estaba grabada las facciones de la felicidad. ¡Suerte!
-Amiga, ¿Cómo has estado?- pregunto.
-No tienes ni idea- conteste.


domingo, 13 de marzo de 2011

Capitulo 30: Esto no es Posible (Stephanie Dawnther)

Esto no es posible
                         (Stephanie Dawnther)


            Mientras corríamos completamente asustados hacia la casa de Francisca oímos un grito que nos hizo mirarnos entre nosotros y correr más rápido aun. José Tomas iba liderando la carrera, Grace y yo un poco más atrás y Cristóbal y Tobías más atrás aun. Miraba a cada rato hacia atrás para saber que Tobías no se había puesto a pelear con Cristóbal. No seria el momento más oportuno, que digamos.
-Ya casi llegamos- dijo Grace y en su tono formal. Mi cuerpo me envió una señal de alarma, peligro y toda sensación de miedo que podía haber cuando vi a Isabella con Joseph anonadada por la situación que tenia frente a sus ojos.
-Isa…- susurre y me gane a su lado abrazándola. Grace frunció el ceño cuando vio la cercanía que nosotras teníamos o a lo mejor fue que seria fuerte para ella saber que de la noche a la mañana se toda mi verdad. Joseph estaba protegiéndonos con su cuerpo y por fin mire al frente, me estremecí…
Emily estaba entre dos vampiros que la tenían quieta en su lugar, sin ella poder hacer nada. Reconocí a Arturo y Sergio. Pero había alguien mas, alguien que estaba apunto de ser decapitado por la chica que sin haberla visto nunca, sabia quien era; Francisca.
-No…- articulo con sus labios Tobías. Su cara estaba hecha una pena, él no podía creer que estuviera pasando eso. En cambio Cristóbal todavía estaba con su cara de preocupación y confusión. En un momento Francisca se desconcentro de su matanza y enfoco sus ojos en mi.
-Imposible…- dijo con una sonrisa en el rostro. Atónita me puse en posición para defenderme. Isabella rugió y me gano tras de ella. Tobías de inmediato se puso a mi lado con intención de defenderme. Grace y José Tomas defendieron a Cristóbal y lo agradecí en el alma. –Por fin tengo el agrado de conocer a la adorable Gabriela- dijo y su voz macabra me hizo perder el control de mis actos. Cristóbal miro confundido; primero Stephanie, luego Valeria y ahora Gabriela… Pobre, que confusión debía tener en su cabeza. Rugí fuertemente y Tobías me tomo del brazo.
-No, por favor, Val… Stephanie- susurro y tembló al acabar de decir la frase. Estuvo a punto de llamarme Valeria y no entendía porque eso me llenaba de ternura. Poco a poco Emily fue subiendo su cabeza y mirarnos a todos los que habíamos ido a salvarla.
-Chicos- susurro y luego bajo su cabeza de golpe. Me dolió la manera en que ella se sumía ante Arturo y Sergio.
-¿Podría haber paz, no?- pregunto Grace en tono autoritario que se fue de inmediato cuando le respondieron.
-No, no creo, dulzura- dijo Arturo y ella se encogió tras el abrazo de José Tomas. Francisca sonrió triunfante.
-Bueno… podríamos presentarnos, ya que nunca nos habíamos visto- dijo solo dirigiéndose a mi. “Maldita perra” pensé para ella. Había matado a mi familia humana, me había separado de la única persona que era de mi familia realmente y ¿ahora dañaba a mi mejor amiga, a Emily? No, esto se fue de las manos. Esto no puede estar pasando. Concluyentemente, esto no es posible. Emily me miro adolorida cuando escucho su nombre en mis pensamientos.
-Esto debe acabar. ¿Qué mierda quieres, Francisca?- dijo Tobías todavía pegado a mi. Francisca me miro con odio y luego con tristeza a Tobías. ¿Tristeza? Claro, eso era. Por eso ella me odiaba… todo estaba tan claro ahora. Ella amaba a Tobías. Sonreí al darme cuenta de eso y me acerque mas a Tobías, él me tomo de la cintura acercándome suavemente, algo que hizo enloquecer a Francisca.
-¡Déjalo ya!- casi grito ella. Grace se sacudió y actuó sobre ella para calmarla. Me di cuenta porque su expresión cambio tan repentinamente que solo Grace pudo haber hecho eso.
-¡TERMINEMOS CON ESTO!- grito Isabella.
-¿Qué quieres?- pregunto Emily con voz desastrosa viendo a Franco cerrar los ojos y esperar el final. Francisca espero pacientemente y luego sonrió al hablar.
-Quería la muerte de Valeria, pero ya que todo ha salido tan mal… que solo quiero que vuelvan; Isabella, Emily y Joseph. Tan solo eso pido…-. Me enfurecí cuando puso a Isabella como parte del trato. Mi hermana miro a Emily que estaba decidiendo que hacer.
-Franco vivirá- dijo tajante Emily poniendo una condición en el trato.
-Obviamente- contesto Francisca. Mi mejor amiga le rogó a Isabella y Joseph con la mirada. Entre ellos se miraron.
-Mi hermana en paz- dijo Isabella.
-Mi hermano también- sentencio Joseph.
-Por supuesto…- sonrió Francisca.
-No- murmure atónita. Mi hermana se quedaría con la bruja de Francisca solo para que me dejara en paz. No, la había encontrado hace tan poco y ya la perdería de nuevo. No podía permitir eso. –Isabella- la llame, me abrazo y susurro al oído que todo estaría bien, que era necesario hacer esto por Franco, Felipe y por mi. Isabella vio a Joseph y este a Emily.
-De acuerdo- dijeron al unísono. No podía hablar, mi hermana, mi amiga y Joseph… por mi culpa, no…
-Vámonos…- dijo Tobías tomándome del brazo. Grace tomo a Cristóbal y José Tomas se quedo viendo a Francisca.
Íbamos a pocos metros de ellos caminando cuando escuche a José Tomas:
-Déjala en paz-. La risa de Francisca lleno el lugar.

sábado, 12 de marzo de 2011

Capitulo 29: Un Cambio. (Isabella Dawnther)

Un Cambio
                              (Isabella Dawnther)

            -Tenemos que apurarnos si queremos llegar a tiempo- dije y mire como Joseph venia detrás de mi con la misma cara que tenia en el camioneta cuando íbamos camino a Argentina. ¿Qué significaba?, ¿Qué pensaba cuando me miraba así? Temblé por lo desconocido.
-Lo se, Isabella- me respondió y sentí como mi nombre lo pronuncio en una caricia, con dulzura. Tenia que saber que pasaba, todo esto me estaba poniendo nerviosa y necesitaba mi cien por ciento para salvar a Emily del destino que se estaba condenando. Cerca de un árbol paré y Joseph casi choca conmigo. -¿Algún problema?- pregunto confuso, su mirada tan tierna. No sabia que contestar, ¿Qué le diría?, ¿Qué la manera en que pronunciaba mi nombre me hacia sentir nerviosa?, ¿Qué cuando lo miraba a los ojos me perdía completamente? Yo necesitaba un psicólogo, no, peor, yo necesitaba a un psiquiatra… era mejor que uno de esos me viera porque tenia el titulo de medico por ultimo.
-Joseph…- dije tartamudeando. Él se acerco y me arrincono al árbol.
-Dime- dijo con la voz temblorosa. Ambos estábamos completamente absortos en la situación y yo no sabia como pararla. Peor aun… ¿Por qué tendría que pararla? Dentro de mí yo sabía que desde la primera vez que vi Joseph quería que esto pasara. ¿Por qué? Dentro de mí sabia que lo que sentí la primera vez que vi a Joseph no se comparaba ni lo más mínimo a lo que alguna vez sentí por Vicente, eso era nada en comparación con lo que Joseph me producía.
-Yo…- susurre. Joseph se acercaba cada vez a mí y tenia que hacer algo para parar esto porque no era correcto. Había una excelente razón, pero no podía acordarme cual.
-¿Qué?- pregunto, mas cerca de mi, su boca estaba tan cerca de la mía, podía sentir su respiración lenta, pausada, pero forzada a ser normal.  La mía estaba igual tenia que admitirlo. –Isabella, por favor dime… ¿qué pasa?- murmuro y no podía mas. Mi cuerpo estaba entre el árbol y él, mi boca estaba cerca de la suya y se acercaba más y más. Que dijera mi nombre no me ayudo en nada a recordar la razón porque teníamos que seguir pero ¿A dónde?, ¿Por qué? No lo recordaba. –Bésame, Isabella- susurro y por fin sus labios estaban con los míos, rozándose levemente…
¡Un grito! Habían gritado tan fuerte y la voz era tan afinada que era obvio que era un vampiro, además su tono…
-¡Emily!- grite y Joseph tomo mi mano para correr hacia la casa de Francisca.
Si hubiera sido humana, mi cara estaría roja como la sangre mas intensa. No podía creer que había olvidado todas las razones importantes de porque me movía solo porque Joseph rozo sus labios con los míos. ¿Qué me pasaba?, ¿amor?, ¿en tan pocos días?
Estaba tan confundida…
-Isabella- dijo Joseph, pero su voz estaba cargada de dolor y miedo.
-¿Qué pasa?- pregunte aferrándome a él en un abrazo.
-Mira-. Y mire…
-¡NO! ¡Franco!- grite. Ahí estaba a punto de ser despedazado por Francisca frente a la mirada atónita de Emily.

Capitulo 28: El Reencuentro.

El Reencuentro

            Corrimos tan rápido como pudimos y al llegar a pocos metros de la casa sentí el canto de Grace. Ella estaba en el jardín. Fue tanta la felicidad que me dio saber que estaba ahí, que a lo mejor todo podía seguir igual…
-¡Grace!- casi grite y Cristóbal me miro asustado. –Tranquilo, estoy yo aquí- me apresure en decir. Él no se relajo, pero no tuve mas tiempo para decirle algo mas porque Grace ya venia a mi encuentro.
-¿Stephanie?- pregunto con su voz tan particular que hizo que me llenara de alegría. Sonreí abiertamente y ella me vio por fin. -¡STEPHANIE!- grito y ahí supe que José Tomas tendría que haberla oído.
-Grace…- suspire y me abrazo tan fuerte que podría haber matado a un humano. Le devolví el abrazo disfrutando la esencia de ella, tanto la extrañaba y como la quería.
Fue tan sensacional verla de nuevo que quise llorar, todos los meses malos que pasamos se fueron de mi mente y jamás volverían… borrón y cuenta nueva. Cuando el abrazo termino ella vio a Cristóbal y se quedo sin palabras. Él dio un paso atrás preparado para echarse a correr…
-Pero tu, ¿no estabas…?- pregunto Grace desconcertada.
-¿Muerto?- contesto Cristóbal con cierto macabro. Grace me observo de reojo y asentí.
-Si, Grace. Me equivoque, él no había muerto- dije sintiendo una verdadera estupida. Grace me observo absorta y luego frunció el ceño. -¿Qué pasa?- pregunte y pude saberlo al sentir que un vampiro se nos unía a nuestra charla.
-José Tomas…- murmure contenta. José Tomas no se acerco a mí de inmediato aunque se notaba que quería hacerlo, pero Grace ayudo a nuestro abrazo. Ella se gano en mi puesto y ahora Cristóbal estaba tras las dos, me moví con sumo cuidado y me lance a los brazos de José Tomas que me recibían con cuidado y calor. También su aroma fue un golpe de felicidad que hizo que me hinchara de amor. “Mis amigos, mis hermanos” pensé. Estábamos juntos de nuevo, era tan bueno… tanto que algo tenia que pasar. Otro vampiro se acercaba con cuidado y la tensión se apoderaba del lugar. Cuando vi el chico que se nos unía me acerque rápidamente a Cristóbal y lo escude porque temía por él. Suspire y la garganta me dolía: -Tobías- susurre, todo el cuerpo me dolía al pronunciar su nombre, pero tenia que admitir que verlo de nuevo fue un shock entre alegría y miedo. Él me miro y trato de no sonreír de la satisfacción, no lo logro completamente. Sabia, se notaba que quería tenerme entre sus brazos, pero yo no le iba a dar ese lujo. Él para mi estaba mas o menos vetado en la vida.
-Stephanie…- murmuro conteniendo un sollozo. Me dio tanta pena, mi protección hacia él aumento, pero no podía, jamás volvería a caer en sus juegos. Tobías hizo una mueca de dolor y miro hacia otro lado para hablar.
-¿Él no es tu novio?- pregunto obviamente por Cristóbal. Me sentí incomoda y él también me miro confundido. Esa pregunta no debía hacerse, él me quería olvidar y note como le molestaba que lo relacionaran así conmigo. Se me partió el alma en pedazos irreparables.
-No, no lo es- aclare con voz fuerte, pero al final se me quebró. Cristóbal bajo la mirada y un sollozo rápido escapo de sus labios. Me acerque a él suavemente y lo abrace. Vi como José Tomas y Grace se ponían entre nosotros y Tobías. Cristóbal al sentirse apretado por mi intento apartarse, temblé y mire al suelo destrozada. Di un paso hacia atrás y la mirada de Cristóbal se encontró con la mía para decirme lo que su boca no podía… Él me amaba aun, pero estaba luchando contra eso por Anais y Daniela, por su hija y su boda… que supongo que aun se haría. Sacudí la cabeza y mire al frente para notar como Tobías miraba hacia el cielo con tristeza.
-Bueno, pero ¿Qué ha pasado?- pregunto Grace y recordé porque había venido.
-¡GRACE!- grite. Ella se asusto y se gano a mi lado.
-¿Qué pasa, Steffi?- pregunto.
-Claro, Stephanie, Gabriela o… Valeria…- pronuncie y Grace dio un paso hacia atrás. “Tobías…” pronuncio una voz en mi cabeza que no era yo. “VALERIA” grite en mi mente y me di cuenta que ella tenia la imagen de Tobías grabada en si. Susurro su nombre una vez más y luego lloro, jamás la había visto más débil que esa vez, ella lloraba desconsolada y yo no sabía como ayudarla. “Valeria, calma. ¿Qué pasa?” pregunte, pero ella ya no estaba. “Valeria, no me hagas esto de nuevo. Vuelve, por favor” rogué desesperada, pero tuve que dejar mi pelea y búsqueda interna para ver como Grace seguía mirándome asustada después de decir mi nombre de humana. José Tomas también estaba miedoso, él único raro era Tobías que me miraba ilusionado.
-¿Valeria?- pregunto Tobías con el mismo tono que Valeria había preguntado por él. Yo lo mire y por un solo momento, por un momento la que estaba dentro de la cabeza era yo y Valeria era la que controlaba mi cuerpo. La mirada de amor que le dio fue increíble, hizo que Tobías sonriera e intentara acercarse, pero Grace se lo impidió en el segundo que yo volvía a mi cuerpo. “¡NO! Déjame ser yo de nuevo” pidió Valeria.
¿Qué había sido eso?, ¿Qué pasaba conmigo y con Valeria?
-Stephanie… hay algo que tienes que decir- dijo Cristóbal con intención. Tobías emitió un rugido pequeño al escucharlo. Y recordé de nuevo.
-¡Emily!- casi grite. Grace me miro confundida, pero Tobías entendió.
-Francisca- susurro.
-Si- dije y todos corrimos rápidamente al todos entender que Emily estaba en peligro de muerte.

Capitulo 27: ¿Por qué, Emily?

¿Por qué, Emily?

            -No-. Fue el único sonido que pude emitir después de que Isabella me contara que Emily había estado aquí con el fin de matarme y al no poder hacerlo porque me quería se fue con Francisca para condenarse a muerte… Ni siquiera conocía a Francisca y ya estaba arruinándome la vida de todas las formas posibles. ¿Por qué?, ¿Por qué me odiaba?, ¿Por qué Emily se fue?, ¿Por qué, Emily?
-Imposible- concordó Cristóbal que había estado atento a la historia con el fin de entender que pasaba en esta familia. Cuando Isabella termino de hablar él se gano a mi lado desplazando a Joseph y me abrazo. Pero aunque Cristóbal estaba abrazándome, sabiendo que Valeria ya no estaba conmigo, no podía dejar de pensar en que Emily estaba en peligro…
-Tenemos que ir a por ella- grite e Isabella me miro significativamente. Ella no quería llevarme ahí, no quería que Francisca me viera, pero eso a mi me daba lo mismo, yo necesitaba que Emily estuviera bien.
-Si, hay que hacerlo- dijo Joseph y luego miro a Isabella. Ella con sus ojos le pidió que por favor yo no fuera, pero si ella creía que me iba a quedar tan tranquila se equivocaba rotundamente.
-Yo voy, Isabella. No me importa que digas- aclare y luego ella asintió.
-Arréglate, tenemos poco tiempo- dijo Joseph e Isabella al mismo tiempo, se miraron y sonrieron. No quise ver más… definitivamente no. Subí a mi cuarto y Cristóbal me siguió.
-¿Dónde vas?- pregunto.
-A Johady- respondí rápidamente mientras metía en mi mochila mi pasaporte falso, mi carné falso, dinero, las llaves de la camioneta que tenia, las llaves de la casa… la foto que me regaló Tobías en navidad.
-¿De ahí eres tú?-
-Si-. Lista, estaba lista. Ahora teníamos que llegar a Emily lo demasiado rápido como para defenderla de la tal Francisca. Pero… un momento. -¿Quieres ir? O quieres quedarte acá porque yo igual podría pasarte las llaves de la casa para que te instalaras aquí mientras que tomas tu control…-
-Para- dijo Cristóbal con voz firme, -Voy contigo-. No se porque, pero eso me subió el animo.
Bajamos y mi hermana estaba con un pequeño bolso listo y Joseph no había vuelto aun.
-Fue a buscar algunas cosas- aclaro mi hermana que estaba completamente aturdida por lo que estábamos pasando.
-Tranquila, Isa. Llegaremos a tiempo- la consolé. Sonrió.
-Listo- dijo Joseph al abrir la puerta.
-Perfecto- musito mi hermana y me quito las llaves de la camioneta y corrió hacia fuera por ella. Joseph la siguió solo para darme intimidad con Cristóbal.
-¿Seguro que quieres ir?- pregunte.
-Párate y vamos- respondió tomándome la mano y llevándome con él hacia afuera.


Sábado, 11 de enero

Querido diario:
            Como explicarte… estoy en a camioneta aun. Isabella quiere llegar hasta Argentina en camioneta para poder tomar su avión privado y volarlo a la velocidad que ella desee. Llegaremos mas rápido, dijo ella.
            Diario, estoy asustada por Emily. Ella se ha ido y no sabemos que pueda hacerle Francisca cuando sepa que yo sigo viva. Extraño demasiado a Emily y creo que me voy a volver loca si no llegamos a tiempo.
            Cristóbal esta sentado a mi lado sin preguntar nada, solo mirando el horizonte, ya esta atardeciendo. Joseph esta en el asiento de copiloto mirando como un tarado a mi hermana. Se que Isabella igual lo mira. Se que no es el momento pero me encantaría que estuvieran juntos y como van… bueno…
            Ay diario! No sabes como extraño a Valeria en mi mente. Ella se ha ido después de que la mande al demonio y no la he encontrado, he buscado en toda mi mente, pero ella no esta, simplemente desapareció. Me da miedo saber que nunca más sabré de sus comentarios estupidos, que nunca más la oiré. La extraño de verdad…
            Bueno diario, quiero pensar un momento. Te escribiré cuando pueda de nuevo.         
                                                           Stephanie Dawnther… ex Valeria Medina.

Mire hacia la ventana y metí mi diario a mi bolso. Ahí estaría seguro y nadie lo leería otra vez, nadie que no fuera yo, nadie. El viaje en la camioneta se me estaba haciendo demasiado largo, aunque la velocidad de Isabella era tres veces lo permitido en la carretera. Estar en la camioneta rápido me dio una especie de deja vú.
-Stephanie…- me hablo Cristóbal. No me había dado cuenta, pero parece que llevaba rato mirándome.
-Dime- respondí sin mirarlo. El sol me tenía cautivada, adoraba el atardecer.
-Ven acá-. Me tomo del brazo y con su increíble fuerza me tiro hacia él, me abrazo y susurro lo más despacio que pudo: -Te amo-. Su voz fue can cargada de dolor que yo sabia que algo mas iba a decir, pero se lo calló. No tenia intenciones en preguntar que era, las palabras que había pronunciado me hacían demasiado feliz como arruinarlas buscando otros significados. Acerque mi boca a la suya y con un suave roce de labios me beso tranquilamente. El sol ya dejo de parecer tan bonito.

Demoramos exactamente una hora y trece minutos, pero creo que fue mucho mas que eso, a mi se me hizo eterno pensar que Emily iba camino al peligro y que nos llevaba horas de ventajas, me estremecía pensar que podíamos llegar tarde.
Cristóbal se mantuvo a mi lado siempre, pero estaba distante. Pensativo, estaba evitando mi mirada y eso hizo que mi pánico aumentara.
Isabella corrió a su avión privado y nos hizo entrar casi volando. El avión partió rápido y casi me da algo al corazón… ¡que ironía!
-Isabella podrías solo relajarte por favor- le pedí a mi hermana, estaba temblando y el avión iba de una dirección a otra. –Joseph, podrías tomar el volante- pedí.
-NO!- grito Isabella. Con Joseph nos miramos y nadie quiso discutirle algo a ella después de su grito. Joseph se fue a sentar a un rincón y cerro los ojos como si estuviera dormido. Cristóbal y yo nos fuimos a sentar a otra parte del avión donde había más ventanas y se podía ver el cielo. No hablamos, no sabia si era por la tensión de Emily o porque entre nosotros ya no había tema, nada que decirnos. Estábamos unidos por un amor que él quería olvidar por su familia y yo debía olvidar por mi cordura. Sabíamos que tendríamos que estar un tiempo juntos y esa idea me emocionaba más a mí que a él. Como lo amaba todavía, de solo mirarlo me sentía feliz, era una lastima que él no sintiera lo mismo. Me dolía la parte donde debía estar mi corazón, ahí se sentía el vacío de los deseos que jamás se cumplirían. Acariciando mis manos me miro y me beso de repente, como respuesta a una idea que él pensaba. Le devolví el beso con todas mis ganas, pero a los segundos él estaba ausente, ya no se entregaba en el beso así que lo termine y triste me fui a sentar cerca de Isabella. Ella me miro y entendió a la perfección lo que me pasaba pero no me dijo nada. Cristóbal no hizo ningún ademán de seguirme de nuevo. Me sentía tan mal… ¿Cómo iba a terminar mi historia de amor?, ¿iba a ser capaz de sobrevivir esta vez?, ¿me dolería tanto como la primera vez que él se fue, que él me abandono? Saber que él estaría con Daniela y su hija en otra parte hacia que mis ojos se cerraran con fuerza por el dolor en el pecho que me oprimía.
-Ya vamos a llegar- dijo Isabella después de las horas que pasaron haciéndose pesar.
-¿Dónde aterrizaras?- pregunto Joseph abriendo los ojos.
-Aterrizaje improvisado- contesto Isabella y le sonrió. Mi hermana empezó a hacer que el avión aterrizara y lo hizo tan rápido que casi pierdo el equilibrio sino hubiera sido por Cristóbal que me sujetó.
-Cuidado- dijo y luego me dio un pequeño beso en el cuello juguetón, pero ya nada me importaba. Él me quería, pero ya no como antes. Ya no era su destino, sino el pasado que lo confunde. Después de que me fui jamás las cosas volverían a ser las mismas entre nosotros. Ahora soy la persona que lo atormenta.
-Jamás quise serlo- le dije haciendo un seguimiento a mis pensamiento. Él no alcanzo a preguntar porque había dicho eso. El avión había aterrizado ya. Isabella empezó a bajar y Joseph la siguió, luego tome mis cosas y también baje, Cristóbal bajo al final.
-¿Qué hacemos?- pregunte. Joseph mostró confusión en el rostro.
-¿Sabes que a lo mejor tendremos que pelear por Emily?- Isabella le pregunto a Cristóbal y temblé. Por instinto me puso en frente del. Isabella entendió que yo jamás dejaría que algo le pasara a manos de Francisca.
-Lo se- dijo Cristóbal seguro y entrelazo sus brazos en mi cintura.
-¿Será mejor que seamos mas?- pregunte solo para confirmar.
-¿Estas pensando en Grace y José Tomas?- pregunto mi hermana. Asentí. –Bueno, pero tendrías que ir a buscarlos ya. Con Joseph iremos a donde Francisca-. Volví a asentir.
-Sígueme- le dije a Cristóbal. Y corrí…