lunes, 7 de marzo de 2011

Capitulo 23: Pd: Sin embargo, te amo. (Cristobal Hadsome)

Pd: Sin embargo, te amo.
                                     (Cristóbal Hadsome)



            Encontrar a Stephanie este día fue lo mejor que me podría haber pasado. Podría haber sido mejor si no tuviera el peso de tener un futuro ya armado y ella no estaba en él. Todavía me dolía la muerte de mi hermana a sus manos, pero aun así no interesaba, ya nada importaba, después de besarla todo mi mundo desapareció y solo existía ella. Seguía pensando cosas tan superficiales, preguntas tontas mientras miraba el dormitorio con intenciones de llevarla ahí. Esa era la única parte que tenia en buen estado, y solo porque cuando el dolor de haberla perdido se hacia insoportable me quedaba a dormir ahí, recordando que alguna vez existió. Stephanie me miro con ojos pasionales y luego enfoco sus agraciados ojos en el dormitorio. Caminé lentamente y llevándola conmigo hacia la habitación. Me pregunte como seria hacer el amor con ella... con ella siendo una vampira. Con la única persona que había tenido ese contacto físico había sido con Daniela, pero después de que todo terminaba me sentía vacío y durante el hecho también. Nunca podía llegar a sentir con ella lo que deseaba sentir, siempre quise poder sacarme de la cabeza el pensamiento de que podría haber tenido a Stephanie en mis brazos, ahí conmigo cada vez que lo quisiera. Creí que ese pensamiento había desaparecido completamente cuando había nacido Anais porque pude notar una conexión especial con Daniela, después de todo era fruto de nuestro ‘mutuo amor’. Pero ahora, ahora llevando a Stephanie a nuestra cama, todo eso se acabo... Daniela paso a segundo plano... pero Anais... ella siempre seguía presente, no quería dañarla porque ella no tenia culpa alguna sobre todo esto, ella nació inocente y no merecía que le pasara esto.
-Lo siento- dijo la razón de mi existencia. –Tal vez... no debiera pasar- agrego ella con su voz tan... triste. Hacerle sentir eso debía ser un crimen.
-Amor... no lo sientas- dije sintiéndome tonto y sin saber bien porque se disculpaba.
-Cristóbal, yo... O sea, tú ya tienes una vida armada, una vida que yo no puedo llegar y destruir... y sobre todo por Anais, tu hija- me respondió. Me tense al momento de escuchar el nombre de mi hija, era dar en el punto. Sabía que Stephanie tenía razón... que por el amor que le tenía a mi hija y que... por mi matrimonio con Daniela todo esto debía acabar... pero, ¿cómo? Si cada célula de mi quería sentirla fundirse conmigo en la expresión máxima de amor.
Di un paso atrás con los ojos abiertos y quedando sin aliento de repente. Mi matrimonio... Se me había olvidado contarle ese pequeño detalle a Stephanie. Y ella ahí, tan tierna me miraba preguntándome que me pasaba, pero no podía responder. Yo me casaría con Daniela en pocos días y estaba con Stephanie deseando acostarme con ella y hacerla mía. Mi matrimonio había sido lo que dejo sin respiración y todo se volvió negro en un instante. Me pregunte que habría pasado si Anais no se hubiera enfermado tan gravemente hace algunos días atrás... yo estaría casado con la madre de mi hija y Stephanie... ¿ella hubiera estado aquí? Y si lo hubiera hecho ¿estaría aquí con ella, a pesar de estar casado? Esa pregunta era fácil de responder después de darme cuenta lo que ella producía en mí. Habría encontrado la forma de estar con ella y sentiría los mismos deseos que siento ahora. Pero ¿si no?, ¿y si ella no hubiera venido nunca? Creo que habría sentido lo mismo que siento desde hace mas de cuatro años.
Me acerque a Stephanie convenciéndome que debía ser sincero con ella. Debía, de alguna forma decirle que estaba a días de casarme con su mejor amiga...
-Stephanie...- susurre con miedo. No podía lastimarla así, después de todo lo que recientemente había pasado. Nuestras bocas se habían unido y habíamos sentido que nada más existía y ahora... estaba a punto de decirle que me casaría. Vino a mi mente el motivo de porque me aleje de ella, la ultima discusión que habíamos tenido aquí, justo aquí. Recordé como ella sufría marcando en su expresión la tristeza y el dolor que le producía que la dejara, pero para mi tampoco había sido fácil. Yo la pase muy mal y sumando la muerte de Damián y mi madre todo fue peor, pero debo admitir que el dolor de la partida de Stephanie no se comparaba con lo que sentía por la partida de mi familia, a lo mejor fue porque no tenia mucha conexión con mi familia, pero Stephanie se había vuelto mi todo en solo días. El rostro de mi hermana se quedo en mi mente y quite la vista de los ojos de Stephanie, no quería que ella viera que aun le guardaba algo de rencor por eso. Y después fue la secuencia de imágenes; cuando quede completamente seguro que Stephanie se había ido, cuando comencé a hablar con Daniela, el día en que presente a Daniela como mi novia, cuanto dolor había sentido ese mismo día por querer que fuera Stephanie y no Daniela, la primera vez que me acosté con Daniela y como me odie por querer que ella fuera Stephanie, otra vez. También recordé cuando Daniela me dijo que estaba embarazada, la primera ecografía, el parto de Anais y la primera vez que vi su carita. Todo estaba tan nítido que sentía que estaba ahí, pero era solo mi conciencia advirtiéndome que estaba echando la mitad de mi ‘vida’ a la basura por seguir mis instintos y mis verdaderos sentimientos. Habían sido cuatro años verdaderamente largos, tanto por los cambios como porque cada día tenía que prepararme para sobrevivir con el dolor de haber perdido a lo que yo catalogaba como el amor de mi vida entera.
Sentí a Stephanie acercarse desconcertada y con las intenciones de irse, sentía como ella se sentía culpable por mi estado. Y no podía soportar eso, era simplemente intolerable. Todo fue mi culpa...
-¿Tienes algo que decirme?- me pregunto con su voz tímida y casi inaudible. Pensé que tendría la fuerza suficiente para decirle que me casaría y a lo mejor la tendría, pero ¿seria lo suficientemente fuerte como para decirle que se alejara, otra vez, porque tenía una vida que continuar, cuando la verdad es que ella era mi única vida? No lo sabía y empecé por decirle lo que ella... ya sabía.
-Daniela es mi pareja y madre de mi hija, ¿lo sabes?- pregunte. Ella abrió sus ojos asombrada y luego su expresión se volvió fría y entristecida e intentando evitarla frente a mí, solo asintió. Se sintió muy mal contarle que tenía una existencia aparte de la que ella era una completa desconocida. Y su expresión lo hizo aun peor, pensé que ella iba a desmoronarse ahí mismo.
Pero luego, ella suspiro y se aclaro la garganta para poder hablar.
-Lo se...- dijo tratando de encontrar su tono normal, sin poder conseguirlo. Quería poder decirle más de lo que tenía planeado antes de que ella llegara pero las palabras estaban quietas en mi garganta sin ninguna gana de salir de ahí. Sin embargo, tenía que ser sincero con ella, lo más posible.
-Stephanie... yo... estoy... comprometido con ella, me casaré en unos días- dije con mi voz confusa, no queriendo decir eso y con el fuego del remordimiento en mi boca. Sentía como mi pulso se detenía para esperar la reacción de ella, pero lo único que paso fue que se aturdió. Ella dio un paso atrás y se quedo quieta con los ojos abiertos desconsolada con la pena invadiendo todo el alrededor de ella. Era como si por un segundo ella hubiera quedado en coma, pero viva... no me había percatado que yo también estaba inmóvil hasta cuando quise poder acercarme a ella y mis músculos no me respondían. Moví la cabeza de un lado a otro queriendo salir del aturdimiento y lo conseguí, tan solo que el dolor era inaguantable. Quise poder olvidarme de mí y de toda mi vida y solo concentrarme en ella, en que le estaba infligiendo dolor a la persona mas amaba de mi presencia. Me acerque a Stephanie y pareció que no se percato, luego la abrace y ella parpadeo retorciéndose entera. La sentí fría en mis brazos, pero no la solté. Stephanie puso sus brazos en mis hombros con ternura y como lo encontré imposible, me aleje para ver lo que pasaba. Ella estaba con los ojos fijos en la pared y viéndose a través de su rostro que se estaba muriendo por dentro. Era tan doloroso que tuve que mirar para otro lado y recuperar mi sentido. Stephanie seguía ahí, con sus ojos en la misma posición y sus brazos abiertos en una invitación que no podía contener. Me envolvió con sus brazos y de inmediato la abrace haciéndola mía, besando su cuello frío y pálido e intentando tocar más allá de lo permitido. Su polera estaba mas arriba de lo normal gracias a la insuficiencia que sentía de ella, quería saciarme de ella una y otra vez y hacer una vida con ella, pero sabia que después de todo lo que había hecho y pasado, eso no podría ser. Sus manos seguían en mis hombros quietas y haciéndome sentir miserable por haberle dicho que me casaría. No tendría que haberle dicho nunca y haber solo terminado con Daniela y mandar a la mierda a mi vida pasada, pero no podía porque había alguien que no merecía todo eso; Anais.
-Stephanie... por favor- rogué, aun así ella seguía en la misma posición pasmada. Quise poder retroceder el tiempo y haber esperado que ella viniera por mí, después de todo lo que había pasado. Sin embargo, ya nada se podía hacer, era tarde. Toque su espalda con pasión y mis labios se toparon con los suyos, sentía todo mi cuerpo arder por tenerla conmigo. Stephanie no me devolvía el beso por más que mi boca fue constante y fogosa, aunque demostraba necesidad de ella, no reaccionaba a mis actos. Empecé a sentir que toda mi vida había sido un mero engaño, que nunca había sido realmente feliz y que nunca lo podría ser, exceptuando cuando Anais estaba en mi vida. Aunque eso... yo ya lo sabía.
-Yo lo siento, de verdad lo siento- fue lo único que escuche de parte de mi ángel. Después sentí mis brazos vacíos y en la habitación solo estaba yo. Mire hacia toda dirección y la puerta de departamento estaba abierta. Sin pensarlo, corrí lo mas rápido que pude y baje las escaleras del edificio en segundos.
-¿Ha visto bajar...- pregunte y antes de que pudiera terminar la pregunta el conserje afirmo apuntando la puerta.
-Ella es rápida- dijo con un leve miedo. Asentí y corrí hacia mi auto. Saliendo, la vi apoyada a un poste con la mano en su boca conteniendo un grito. Me estremecí al pensar todo lo que le había hecho pasar a mi vida entera, a Stephanie. Cuando di otro paso, ella volteo y corrió desesperadamente pero no pudiendo llegar muy lejos porque sus piernas, al parecer, no le respondieron. Sabiendo que si ella se disponía a correr de verdad la perdería, me subí al auto y lo puse en marcha en segundos. Stephanie escucho el motor y ahora si que pudo correr, más rápido de lo que pensaba. Sin pensar en partes o policías puse el auto a la mayor velocidad y la seguí. Ella se detuvo en el local de mi padre y se subió al auto rápidamente, antes de que pudiera aprovechar la oportunidad de detenerla, ella estaba en marcha con el auto a máxima velocidad. Hicimos una larga carrera por todo Santiago y no podía creer como le hice todo esto. Me sentía tan miserable, tan estúpido dejando que toda mi felicidad se fuera por la borda solo por seguir una vida con la que no seria feliz nunca, porque lo que siento por Daniela jamás se podría comparar con lo que siento por Stephanie. Ella es la verdadera razón por la que me levantaba cada día para seguir, inconcientemente esperaba por ella aun. Pero solo no pensé que esto podría pasar...
Esto tampoco lo espere, un auto que se materializo de la nada... no espere que mi vida terminara tan repentinamente... por un accidente automovilístico.

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