lunes, 7 de marzo de 2011

Capitulo 14: El Correo

El Correo

Viernes, 27 de diciembre. Son las 6 de la madrugada.

Querido Diario:
            Estoy en el avión todavía, llego a Chile en media hora más. Estoy intentando juntar la mayor cordura posible para que el dolor no me pille desprevenida. Apenas llegue a Chile buscare un departamento para quedarme el tiempo que dure mi visita a Chile. O quizás una casa... no estoy segura de que la cordura me dure mucho en un departamento. Te confieso que tengo miedo de no encontrar nada, pero el mensaje que me llegó a mi celular me dio un poco mas de esperanza; “¡Que bien que viniste a Chile! Ahí busca el correo y encontraras algo para ti”. No se bien que esperar. Además me parecía raro que dijera ‘viniste’.
            He tardado mas de lo habitual en escribirte hoy, puede que sea que estar en un avión con dirección a Chile me produzca una especie de deja vú. Bueno, pero tengo las esperanzas puestas en esto.
            Diario, ha pasado la media hora y están diciendo que aterrizaremos ahora. Deséame mucha suerte para el camino que estoy emprendiendo. Prometo que te escribiré todos los días para contarte cualquier cosa que pase... si no se me olvida.
            Te quiero amigo...
                                   Adiós...
                                               Steff.

Cuando me baje del avión lo hice con un malestar en el estomago bastante incomodo. Apenas tuve los bolsos en mis manos me dirigí al correo que estaba dentro del aeropuerto. Di mi nombre sin saber bien que esperar y me dieron un paquete con ciertas cosas, lo abrí un poco preocupada y con miedo; unas llaves de auto, unas llaves de casa, un cheque por 50 millones de pesos y una nota que decía ‘El auto es que esta al fondo del estacionamiento, lo encontraras de inmediato porque es el mas despampanante. Tu nueva dirección es Las Diucas #3856, en el cerro llamado “Gabriela”. Lamento que sea tan soleado, pero intenta que eso no te moleste. El dinero es para que puedas comprarte ropa o si te quieres cambiar de casa’. La señorita que me entrego el paquete me quedo viendo y me pregunto que si era familiar de la que me había enviado el paquete, si era algo de la remitente.
-¿La que me envió el paquete?- pregunte concentrándome en la palabra ‘la’. Eso quería decir que era una mujer, además si me encontró parecida a ella quería decir que era vampira.
-Si, es que su color de piel y el color de sus ojos son el mismo- dijo ella con un poco de desconfianza. O sea, era una mujer vampira que se alimentaba de animales.
-Si, somos familiares- afirme sin saber mucho, tan solo lo hice para que ella me dejara en paz. Tome mis cosas y me dirigí al estacionamiento buscando el auto con las indicaciones de la nota. No se equivocaba al describirlo como despampanante, era una camioneta roja año 2010 muy linda, pero también un tanto melancólica, sin querer sentí un gran peso en mi cuerpo, como si la camioneta fuera una instancia de salvar mi vida. Intente liberarme de las tonterías de mi mente y me subí con dirección a la casa, a mi casa. Era un tanto apartado de la ciudad e incluso me dio cosa seguir porque no sabia porque estaba siguiendo las instrucciones una extraña, pero confiaba en ella sin razón y sin ningún miedo. Tan solo que la inseguridad era algo presente en cada cosa después de... el suceso ocurrido hace algunos años. Llegue a la casa y se encontraba con las luces prendidas, me estremecí al pensar que alguien podría estar esperándome, pero si así fuera la chica de las pistas me lo hubiera dicho, ¿cierto? Confiaba en ella, debía hacerlo, no tenía muchas opciones para saber sobre mi pasado. Estacione frente y cerca de la casa, tal vez esperando que si encontraba a alguien desagradable correría a la camioneta para poder escapar, a menos que fuera un vampiro. Camine insegura y abrí la puerta de igual forma. No había nadie y por mis sentidos un poco mas desarrollados sabía que no había nadie, por ahora. La casa estaba amueblada, pero con muebles viejos o como de otra época, aunque se notaba que alguien los había limpiado y ordenado nuevamente. Con mis bolsos en las manos entre tensada, lista para defenderme, pero no había de que, así que pronto me relaje. Solté los bolsos y estos hicieron un sonido espeluznante que hizo que me volviera a tensar.
-Bien, paranoia- susurre para mí. Cuando me asegure de que no había nadie inspeccione la casa hasta el rincón más recóndito. Encontré varias habitaciones y decidí quedarme en una que se veía un poco mas acogedora, incluso estaba decorada como a mi me gustaba, a diferencia de toda la casa. Puse mi ropa en el armario que estaba en la habitación y cuando deje todo listo me senté en un sillón del living con mi diario, el control del televisor y mi celular. Encendí la televisión y para mi suerte tenia cable así que vi mi serie; ‘NCIS’. Pase la noche viendo películas y cosas así.
Al otro día me puse en acción para buscar cosas que me dieran una pista de mi pasado, primero buscando en la casa y no fallaba. En un cajón de la habitación de al lado encontré muchas fotos, diversas personas y lugares. Pero lo que me llamo la atención es que la foto que yo tenia se parecía en muchas características, incluso podría asegurar que habían sido sacadas con la misma cámara. Al ver las fotos empecé a encontrarme... tenia aproximadamente diez años y vestía de acuerdo a la época. En una foto que salía con otra chica de mi misma edad estaba escrito atrás ‘Cinco de diciembre, cumpleaños de Valeria, Sophia y Valeria’. “Así que no soy yo, es una tal Valeria” pensé. Quede sorprendida y encontré mas fotos que decían lo mismo, pero con distintas personas. Después la escena cambio y pude reconocer de inmediato que las fotos ahora eran sacadas en esta casa. Me estremecí al pensar que la tal Valeria podía haber vivido aquí. Esta Valeria era un poco más grande y por lo que encontré al reverso de las fotos ahora tenia catorce años. Se parecía tanto a mí que me daba miedo. Salía con Sophia nuevamente, pero también salía otra chica, mas grande que Valeria y Sophia... yo la conocía y al darme cuenta quede aturdida. Era Isabella, la chica que estaba con nosotros en Johady. ¿Qué relación guardaba conmigo y estas fotos? Empecé a encontrarla en mas fotos, y la mayoría salía con Valeria, pero luego pare de encontrarla a los quince años de Valeria, con la tal Valeria que era igual a mi a medida que crecía, hasta que quede en shock... halle una foto en la que salía solo Valeria con dieciséis años... era idéntica a mi. Corrí al baño de la casa con la foto en mano y cuando me mire al espejo puse la foto al lado de mi rostro. Éramos idénticas, ningún cambio, solo distintas épocas. El cabello, la forma de la cara, el cuerpo... todo con excepción de lo ojos ya que no sabia de que color eran porque la foto estaba en colores sepia. Además... era obvio que no serian los mismos... Pero el parecido... de Valeria y yo... yo estaba segura de que éramos la misma persona. Corrí a la habitación de las fotos y encontré más de Valeria a sus dieciséis. La misma cara, los mismos gestos incluso. Era tan increíble que sin darme cuenta solté todas las fotos que tenia en mis manos y me aturdí...

Domingo, 29 de diciembre.

Querido Amigo:
            Estoy preocupada. No se cuanto tiempo estuve aturdida el viernes, pero tengo claro que fue el suficiente tiempo como para que la noche llegara y me asustara con ella. Estaba completamente mal, sollocé toda la noche e incluso gran parte del amanecer del día sábado, puede que por eso no pude escribir. Solo recordé cuanto dolor me causaba estar en Chile sin... tener a mi... Cristóbal. Y que encontrara las fotos no me ayudo mucho a mantener la calma y que conservara la cordura. Pronto olvide que mi motivo en Chile era encontrar mi pasado humano y no recordar mi pasado vampírico. Me sumergí en mi dolor y no podía salir a flote, fue terrible... Pero, bueno, para que seguir recordando. Ahora estoy bien y alerta para encontrar más cosas sobre lo que me interesa.
            He llamado a Katherine y me ha contado que encontró a un chico que es agradable... más que un amigo. Fue bueno por ella, Katherine se merece lo mejor y espero que el chico la haga feliz. De verdad, lo espero...
No tengo mucho más que decir... Solo te pido que me apoyes y estés conmigo...
Te quiero mucho. Eres lo mejor...
                                                           Un beso...
                                                                       Stephanie Dawnther.

Eran aproximadamente las dos de la tarde y la sed era insoportable. Los problemas de mi vida me tenían harta y no sabia cuanto mas resistiría. Camine hacia un bosque cercano muy lentamente porque el tiempo últimamente me sobraba. Que fuera tan solitario el lugar era bueno porque podía salir y que mi piel brillara como un diamante sin temor a asustar a alguien. Ese día andaba de suerte; encontré un puma que intente por todos los medios que no me trajeran recuerdos, pero no lo conseguí del todo. Seguí mis instintos y calmé mi sed. Y luego pude sentir el aroma del lugar, un olor dulce... un vampiro.
Me puse en alerta al máximo y estaba preparada para atacar, respiraba con lentitud para que mi perseguidor no me sintiera. Sabía que no tendría la suerte para salir sin problemas de ahí, nunca la tendría, pero igualmente desee con todas mis fuerzas que no debiera enfrentar a algún vampiro porque yo estaba débil y... perdería. La idea de perder la vida casi me hizo sonreír, perder la vida y poder dejar de sentir todo el dolor de siempre, todo el sufrimiento de siempre.
Un sonido me saco de la idea de perder en un combate, alguien me acechaba y me acababa de volver una presa, al igual que mi anterior puma. Me voltee con sigilo porque sentía que me miraban, pero no había nada.
-¡Gabriela!- dijo una voz varonil, dulce y sensual al extremo de dejarte sin voz, pero a mi me hizo el efecto contrario; solo quise proferir un grito, pero me aguante porque no era buena idea demostrar mi debilidad. Me voltee y quede mirando fijamente al vampiro que tenia al frente.

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