lunes, 25 de abril de 2011

Capitulo 55: Siempre con Nosotros.

Siempre con Nosotros.


         ¿Era necesario? Tan solo era esa mi pregunta. Cuando entre, algo mas calmada porque Carla ya sabia toda la verdad… o parte de ella, casi me voy directo al hospital para que me internen. La casa estaba decorada con muchos globos de todos colores, serpentinas por aquí y por allá. Era casi un mareo ver tanta cosa dentro de la casa. ¿De donde sacó Grace todas estas cosas? Porque, obviamente, esto era gracias a Grace. Sonaba la música de fondo, ¿”Go all the way”?, ¿En serio esa era la canción que sonaba insistentemente?, por lo menos la música era buena. Carla se veía contenta viendo la casa, casi tuvimos que contenerla para que no fuera a ver su habitación de inmediato. Luego de un rato ya se calmo mas, Anita estaba viéndola con los ojos abiertos y tiraba sus brazos para que Carla la cargara. Grace se la pasó con cierto miedo y Tobías se gano cerca por cualquier cosa. Pero ya mi mente no estaba ahí, estaba en Joseph y en la que fue la casa de Cristóbal. Intente no prestar atención a eso, pero ni Carla me hacia salir de la imágenes de mi mente… Pelear al lado de mi hermana y ganarle a la chica que nos hizo la vida casi imposible, luego ver como Tobías perdía contra Arturo… el pánico que hubo en mí al pensar que podía perderlo, el fuego consumiendo los restos… Cristóbal luchando hasta su última fuerza contra Nicolás, pero no podía hacer mucho… el grito que produjo cuando él… lo mató… ver como tiraba sus restos al fuego, riendo de nuestra derrota, la furia que me embargo y como lo destruí… el fuego calentando mi pena. ¡Como dolía recordar! Que ganas de ser Carla…
-¿Estas bien?- me pregunto mi hermana. –Parece que hubieras quedado pasmada- me dijo. La mire con los ojos algo vidriosos, estaba a punto de gritar en agonía, entrar en pánico. Suspire y saque las cosas de mi mente.
-Estoy bien- le conteste y me fui. Solía mentir bien cuando de decir que me encontraba bien se trataba. Podía, con cierta facilidad, decir que todo estaba bien cuando no era cierto. Salí por la puerta de la cocina, esta daba al río. Me senté entre las piedras y mire a los árboles que decoraban nuestro paisaje, siempre nuestras casas solían tener un paisaje similar. Deje que mis manos tocaran el agua clara del río y solo sentí la textura tan particular. Como dolía, cerré los ojos y bote el aire. “Mi Cristóbal” pensé.
-¿Por qué me mentiste?- me preguntó Isabella.
-¿Qué quieres?- le conteste parándome y secando mis manos en mis pantalones.
-Saber que te pasa-
-Isabella… ¿Qué crees que me pasa?-
-Lo siento, sabes que si. Pero tenemos que tener la entereza de Grace y Tobías, tienes que seguir su ejemplo-. Ella se movió nerviosa cuando bufe.
-Perdí a mucha gente, muchos murieron por mi culpa. Pero ni siquiera logre mi objetivo porque Cristóbal murió, él ha muerto y no hice nada para remediarlo. No pude hacer nada… nada-. Contradecía furiosa conmigo, era después de todo mi culpa.
-También me siento culpable por la muerte de Cristóbal- me dijo Isabella.
-Eso no se compara, hermana- le conteste. Camine hacia el río, entrando en él para sentir mas el agua, el cielo tenia un extraño color grisáceo, pero de repente se azulaba, llovería. El viento me golpeo la cara, moviéndome el cabello. Isabella suspiro y se sentó en una roca.
-Créeme que se lo que sientes. Perder a quien amas es… terrible- me dijo Isabella. No le respondí, seguí mirando el agua a mis pies. –Recuerdo a Vicente cada día de mi vida- agrego. Cerré los ojos adolorida. –Cuando Francisca lo mató por venganza a nosotras fue lo que mas me había chocado… claro, después de haberte perdido-. Isabella seguía hablando, pero yo seguía sin prestar atención porque, si bien ella no tenía ninguna culpa y no debería descarga mi dolor con ella, no quería compañía, debía estar sola, superar lo que me dañaba. –Stephanie…- me llamo. Pero no conteste. Isabella me miro y se paro para irse. Seguí su camino con la mirada, odiándome por esto. Antes de que ella desapareciera me susurro: -Deberías ver que hizo Joseph con la casa-.

El volvo de Beth ronroneaba calidamente mientras lo conducía hacia la casa de Cristóbal. No sabia si me dolería tanto como ya me dolía, pero tenia que saberlo, además Isabella despertó mi interés y curiosidad. Sabia que ella corría detrás del Volvo escondida entre las sombras. Estaba lloviendo levemente, un tanto calmado, pero era la calma antes de la tormenta. Moví mis hombros al pensar que me estaría esperando. Mi celular sonó.
-¿Alo?- conteste algo furiosa. Estaba en mis cavilaciones y casi me da un paro cuando el celular sonó.
-¿Stephanie?, ¿Vienes para acá?- me pregunto Joseph al otro lado de la línea.
-Voy en camino, Joe-. Oí el suspiro que supuse seria de Pablo.
-Eso esta muy bien- me congratuló, pero lo que menos necesitaba ahora eran sus felicitaciones. Quise contestarle mis pensamientos, pero no era adecuado que me descargara con Joseph, él tampoco tenia culpa. Mierda, ¿Quién la tenia? Fácil respuesta; yo misma.
-Nos vemos-. Le corte algo mas calmada. Había oído a Loreto decir que eso me haría bien, ¿pero que eso?, ¿Qué hicieron en la casa de Cristóbal? Conduje algo más rápido y sentí el golpe en el capo del auto, con dos movimientos, mi hermana estaba dentro del auto.
-Isabella…- reclame. Ella ni siquiera me miro, solo miraba la carretera hacia la casa de Cristóbal. Me dolió en cuello y el corazón al pensar de nuevo en él.
-Llegamos- dijo Isabella saliendo del Volvo y caminando hacia la casa. Para ella estaba todo normal, ella ya había visto todo esto, pero para mi era nuevo. “Esto no estaba así cuando… lo vi por ultima vez” pensé. Quede quieta en el lugar…
-¿Qué mierda?- pregunté. La casa blanca ya ni siquiera tenia rastros de que una batalla campal se haya presentado ahí, estaba completamente blanca de nuevo. Recordé como bese a Cristóbal por última vez… Seguí mis pasos, camine por inercia. Adentro no había ni un alma, se sentían los sonidos en el patio trasero. Pero yo estaba pegada dentro del living, no lo había visto nunca y aun así sabia que esto no era lo mas bonito cuando estábamos en medio de la lucha. Todo ordenado, nada fuera de lugar… Estaba temblando cuando caminaba hacia fuera, ya sabía que esperar… mire a mí alrededor al llegar al final, en la esquina derecha… Llore desconsolada…
-Lo siento, sentimos que esto era lo mejor. Algún recuerdo tenia que haber en esto…- me dijo Joseph. Él estaba frente a la lápida de Cristóbal mientras que Isabella, con los ojos cerrados tal vez recordando, estaba frente a la lápida de Daniela. Me sentí más que herida, en todo este tiempo jamás se me ocurrió recordarlos así. En la tumba de Cristóbal había una foto del hace algunos años, estaba igual que el día que me invito a almorzar. En cambio Daniela tenía una foto de pequeña, estaba adorable con su vestido verde claro y sus mejillas sonrojadas.  Atrás estaba la lapida de Exequel y Miguel, el doctor. Ambos tenían una foto también. Observe que había en la esquina izquierda y Loreto con Pablo miraban los recuerdos de Fernanda y Helen… Lleno de flores, fotos y más estaba la lápida de José Tomas. Bote un sollozo. Joseph me abrazo. –Sabíamos que algo debíamos hacer con todo este desastre, no se nos ocurrió nada mejor- se excuso.
-Gracias, Joseph- le conteste, mirándolo directo a los ojos. Él asintió y volvió a abrazarme mientras mirábamos el recuerdo de José Tomas. Me dolía tanto aun. Estaba una copia de la foto que yo tenia en mi velador, él sonreía mientras nos abrazaba con ademán protector. También había una foto donde él estaba con Grace y Tobías, sonreían mientras el sol los iluminaba, creo que yo aun no llegaba a ellos en ese tiempo. Recordé como se veía cuando su cara mostraba la mas pura alegría e inocencia, como él era capaz de sostenernos cuando habíamos caído a lo mas bajo, como él era capaz de alegrarnos con el mas simple gesto, tan solo con su presencia.
-“Siempre con nosotros”. No se me ocurrió nada mejor- me dijo Joseph. Claro, escrito con flores estaba esa frase. “Siempre con nosotros” pensé. Todos, todos ellos, siempre estarían con nosotros.
Sentí que alguien se nos unía a nuestra reunión. Grace entraba algo sorprendida, Tobías la seguía algo mas firme, pero cuando vieron la tumba de José Tomas apretaron la mandíbula para no sollozar. Ella se acerco lento y Tobías no se quería mover. Grace se sentó al lado de las fotos y miro cada uno recordando cada momento pasado con su amigo de siempre. Tobías por fin se movió, se sentó al lado de Grace y le tomo la mano. Ambos sonrieron al ver la foto donde brillaban.
-No saben… cuantos recuerdos nos trae esta foto- nos dijo Grace. Pablo asintió y Loreto se escondió en su abrazo. Mire a mi hermana, ella seguía con la vista fija en la tumba de Daniela… pero la vi… La vi claramente como le hablaba llena de dolor a la tumba de Cristóbal.
-Lo siento- pronuncio Isabella.

jueves, 21 de abril de 2011

Capitulo 54: Explicacion.

Explicación


Jueves, 20 de abril del 2006.

Querido diario:
            Tobías es increíble. Tiene un poder maravilloso. Él te puede dejar sin sentidos, pero mejor aun… él puede hacer que olvidemos que tiene ese don. Tobías puede encubrirse.  Lo escribo porque no quiero olvidarlo. (Cuando lo recuerde y me de dolor de cabeza, tendré que usar mi escudo). Bien, ya lo anote… Ahora no lo olvidare.
            Ya han pasado dos semanas y hoy por fin podremos ir a buscar a Carla. Estoy algo ansiosa, pero también algo nerviosa. Será raro para ella que Anita hace dos semanas parecía una bebe de casi un mes y ahora parece una bebe de dos o tres meses. Es increíble como crece desaforadamente esta chica. Temo que no podamos tenerla demasiado, estaremos averiguando si alguna vez esto ha ocurrido. 
Más de una vez he pensado que Beth y mi hermana no se llevan bien, ¡pero esto se ha ido de los límites! Ahora están discutiendo por quien sacara a Carla de su habitación ya que el doctor permitió que cualquiera de nosotros lo hiciera. Isabella dice que será mejor que ella la saque porque tiene mejores reflejos para ayudar a Carla y Beth dice que ella es su madre. Isabella alega contra eso…
Grace acaba de gritarles. Les ha dicho que seré yo quien sacara a Carla de su habitación. Tobías la ha apoyado. Entonces, eso es todo… yo iré a buscar directamente a Carla.
Genial…
                        Adiós diario.
                                   Valeria Dawnther. =D

Guarde mi diario en mi velador y me pare de mi cama para ir al comedor donde Isabella y Beth están. En cuanto entre a la sala las dos me acosaron de preguntas. Si una podía acompañarme, si podían conducir, etc.
-A ver…- empecé a decir algo intranquila -, voy a buscarla sola. Tobías va a conducir y listo. Además- le dije, especialmente a Isabella -, no te pasaría el volante ni aunque me paguen-. Ella entorno los ojos.
-Acuérdate que es hereditario-
-Lo se y es por eso que Tobías conducirá- le dije sonriente. Tobías se puso a mi lado para ir conmigo. –Espérennos aquí y hagan algo lindo para cuando volvamos con Carla-. Iba saliendo cuando Grace me detuvo.
-Steffi… ¿Qué le diremos por Anita?- pregunto.
-Le contaremos la verdad- dije simplemente. Ella me miro algo confundida y sorprendida. -¿Qué esperabas?- le pregunté. En serio me asuste, ¡de verdad creía que íbamos a poder tapar el crecimiento de Anita! Pero que equivocada estaba.
-Bueno, no lo se- respondió algo confusa aun -, pero jamás espere que le dijéramos todo tan rápido-. Se mordió el labio y miro hacia dentro de la casa donde Beth la miraba algo asustada. Grace enfoco su mirada en mí para luego posarse en Tobías. Él miraba al cielo, no se porque, a lo mejor Grace lo sabia. Le pregunté tan solo con la mirada y ella negó la respuesta. No espere mas y me fui directo al Volvo de Beth. Casi todos tenían auto, pero yo no y por mientras usaría el de Beth. Me puse a conducir despacio porque me había dado ganas de manejar la situación de principio a fin y Tobías, sentado como copiloto, me miraba algo inquieto.
-Steffi- me susurro.
-Dime- le conteste.
-¿Le dirás todo?, ¿Hasta que Beth no es su madre?- pregunto.
-¡NO!- grite. ¿Cómo había podido sacar esa conclusión? -, tan solo le contaremos que su padre fue vampiro y Anita es hibrida-.
-Vale… tu historia tiene muchas lagunas. Por ejemplo, ¿Beth sobrevivió así, de la nada? Además ella no tiene ni siquiera indicios que haber, algún día, estado embarazada- me replico Tobías. Suspire y mire a las gotas de lluvia que caían con furia, tuve dos segundos para pensar que él me había llamado Valeria. Había demasiados huecos en la historia y no sabia como llenarnos. No podía contarle todo de golpe, la mandaría de nuevo al hospital por un paro cardiaco o me mandaría a mí al psiquiatra. Seguí conduciendo cavilando opciones. ¿Cómo le diría todo?, ¿Cómo hacer que calcen las historias para que no toda la vida de Anais sea una mentira? Le mentiría tan solo un poco y le diría la verdad cuando fuera más grande. Pero no puedo, no soy capaz de decir tal mentira para que luego sepa la verdad. En ese caso me va a odiar por siempre y jamás nos perdonara. Debo reducir al mínimo toda la falsificación de la historia que le creamos. Pero ¿Cómo? No se me ocurría nada que fuera útil… Tobías había dado un golpe cuando me hizo ver que Beth no podía haber salido ilesa de todo esto… y cuando vea a Anita de nuevo, ella hará preguntas… Se que las hará.
-No se que hacer, Tobías- le confesé poniendo mi cabeza en el volante, cuando estacione al frente del hospital, Carla debía estar esperándonos. Él me tomo por el hombro y me llevo hacia él. Me acurruco y me susurro que todo saldría bien, pero no era cierto si no se me ocurría algo convincente en 10 minutos.
-Podríamos decirle que Anita nació especial… Nada de vampiros por ahora- me dijo.
-Pero, Tobías… no podemos reprimir así a Anita. Ella tiene que ser como es y ¿Cómo le explico que ella bebe sangre?, ¿Cómo explicamos que nunca comemos, que tan solo necesitamos salir un rato para estar satisfechos?, ¿Qué le decimos cuando vea que nuestros ojos están mucho mas claros que hace otros días?-. Las preguntas se me subieron a la cabeza y me hacían pensar en cada situación peligrosa. Algún día ella podría ir al bosque mientras nosotros cazábamos… si ella estaba en el lugar equivocado… y en un momento equivocado… Mierda, podría pasar lo peor. Cada uno podría ser responsable de la muerte de ella. No se como lo hizo Cristóbal para explicarle todo cuando Daniela tuvo que beber sangre y cuando su embarazo estaba mucho mas precipitado de lo normal. ¿Tan solo la sentó en el living y le contó todo? No lo creo e insisto que de nuevo la mandaríamos al hospital con un paro.
-Es hora, Stephanie- me contó él. Suspire de nuevo y salí del auto con un paraguas. -¿Sabes que harás?- me pregunto. Negué con la cabeza y entre al hospital y vi a Mikael Berger esperándonos.
-Buenos días, pensé que no vendrían- nos saludo. Nos llevo a la habitación de Carla y ahí estaba ella guardando unas cosas en su bolso. Todavía estaba en cama y tendría que vestirse. –Bien, los dejo- nos dijo Mikael y él se fue. Carla nos saludo animosa.
-Hola, fría- me saludo. La bese en la mejilla y me senté al final de su cama. Tobías la saludo con un gran abrazo y luego se sentó a mi lado.
-¿Cómo has estado hoy?- le pregunto él. Ella empezó a hablar, pero no la escuche muy bien. Seguía pensando que decirle cuando estuviéramos en el auto.
-… estoy ansiosa por ver a mi hermana chica. Ella debe estar muy grande- le alcance a escuchar. “No te imaginas” pensé y mire a Tobías que tenia mi misma expresión. Pronto Anita caminaría y hasta quizás hablaría, no quería pensar que diría. Sabíamos que Anita aprendía pronto y que ya sabia como comportarse con humanos… Recordé cuando Grace, Loreto, Pablo y Alex la llevaron hacia el centro comercial. Nos contaron como todo el mundo se daba vuelta a mirar a la perfecta niña que llevaban en brazos. Pero aun así, ella necesita ser como es y no reprimirse cuando Carla la vea, algún día Anita cometerá un error…
-Bueno, Stephanie te ayudara a arreglarte- le dijo Tobías y salio de la habitación. Yo aun estaba media aturdida y no me di cuenta que Carla quería pararse para irse del hospital ahora.
-Estoy ansiosa- me explico mientras buscaba su ropa. Ella llevo un conjunto al baño para poder vestirse con intimidad. Empecé a buscar todas sus cosas y las guarde en el bolso. Cuando estaba lista no habían pasado más de 50 segundos. Carla seguía vistiéndose en el baño. Ella tarareaba cierta canción… Mi celular empezó a sonar.
-¿Alo?- conteste.
-Hola, soy Joseph- me saludo.
-Hola, Joe. ¿Qué paso?-
-Nada importante, pero nos gustaría que vinieras a la casa de Cristóbal… Si es posible-
-No puedo ahora-
-Es importante-. Se notaba el apremio en la voz de Joseph. No quise dejarlo así, pero asumía algo mucho más importante que hacer ahora. Tenia que inventar la vida de una chica de 10 años.
-En serio, Joseph. No puedo ir-. Lo oí suspirar en la línea.
-Bueno, pero cuando la vayas a dejar a la casa, ¿podrás venir hacia acá?- me pregunto.
-¿Tú no estas en la casa?- pregunté algo furiosa. Ella tenía que conocernos a todo de una vez.
-No puedo- se excusó.
-¿Qué haces allá, Joseph?, ¿Mi hermana esta contigo?- le pregunté.
-Si, ella esta conmigo. Pero luego se ira a la casa. Pablo, Loreto y yo nos quedaremos-
-No respondiste a mi primera pregunta-
-Es algo… algo que debes ver por ti misma- me contesto algo esquivo. Fruncí la boca hacia la pared. Había algo que Joseph no me quería decir y estaba segura que me daría más de un susto. Suspire y trate de dejar eso por ahora.
-Lo siento, Joseph. Creo que iré después de varias horas. No puedo dejar a Carla así- me disculpe.
-Bueno…- contesto suspirando. ¿Qué tan importante podría ser?
-Nos vemos-
-Nos vemos, Stephanie-. Luego me corto. Me quede mirando la pared que tenia al frente un poco distraída. Carla salio del baño ya vestida y peinada para irse a la casa. Se había puesto un cintillo para arreglar su cabello con rulos. Tomo su bolso ya dispuesta a irse cuando me miro.
-¿Vamos?- pregunto. La mire fijamente. -¿Pasa algo?- me pregunto acercándose a mi. Tomo mi brazo y me sacudió un poco.
-Nada, pero en el auto tendrás que saber ciertas cosas que temo que te de algo con lo que te tengan que volver a internar-. Carla se estremeció.
-Pues vamos-. Salio de la habitación dejándome algo pasmada. Salí y Tobías estaba con ella, pero buscaba mi mirada impaciente. Nos subimos al auto, yo volvería a manejar y Tobías se sentaría atrás con Carla.
-¿Y mi mamá?- ella pregunto cuando empecé a conducir hacia la casa.
-Ella esta en casa- le contesto Tobías.
-Recuerdo que algo tienen que decirme- dijo ella y me miro por el espejo.
-Claro… Hay mucho que contar- le conteste. Tobías estaba algo inquieto cuando Carla le echo para atrás para escuchar la historia. –Carla…- la llamé, ella me presto la mayor atención posible: -, por favor, déjanos explicar todo antes de que te formes una opinión-. Espere que ella asintiera. –Bien, hay algunas cosas que no todos saben, pero si están… Por ejemplo algunas leyendas. Algunas leyendas son… entre comillas, ciertas…-. Carla se confundía cada vez más y Tobías se intranquilizaba. No sabia como decirle bien las cosas.
-No entiendo. ¿Algunas leyendas son ciertas?, ¿Cómo cuales?- pregunto Carla.
-Como… ¿has oído hablar de… vampiros?- pregunto Tobías. Ella asintió.
-Siempre he querido ser uno- nos contesto graciosa. Los vampiros temblamos. Carla nos miraba algo nerviosa, a lo mejor pensaba que tendría que llevarnos al hospital.
-Mira, Carla. A veces pasan muchas cosas raras. Bueno, nosotros somos algo más que humanos…- empecé algo nerviosa. Pero no espere esto.
-Carla… Nosotros somos vampiros- le dijo Tobías de repente. “¿Cómo puedes decírselo así?” pregunté en mi mente. Carla se echo para tras de nuevo algo mas fuerte que la vez anterior. Nos miraba con los ojos desorbitados y luego se puso un gorro que cubría su rostro. No pudimos verla, su expresión estaba vetada para nosotros. Conduje más rápido de lo normal hacia la casa. Cuando estacione al frente, ella nos miro algo mas despejada. Tobías bajo por la derecha.
-¿Algo más?- nos pregunto.
-Tu hermana es mitad vampiro, mitad humana- dijo Tobías mientras sacaba el bolso de Carla. Hablo como si fuera lo más superficial del mundo. Carla puso los ojos en blanco y yo quede paralizada en la puerta para ver como reaccionaba, pero tan solo bajo y se dio la vuelta para verme.
-Hermana…- me susurro. La mire temblando. Creo que yo estaba más perturbada que ella. –Tranquila, no me trauma tanto. Ya sabía que no eran normales. De hecho…- empezó algo avergonzada, me miro y continuó: -Llegue a pensar en fantasmas… Pero nunca se me paso por la cabeza los vampiros. Ahora se que son realmente y no tendré que andar especulando cosas-. Ela sentía un gran alivio, como si de verdad se había creído que éramos fantasmas. Suspire.
-Bueno, fue más fácil de lo que pensé- me dije a mi misma. Carla sonrió.
-Luego me contaran como es ser vampiro-. Carla Anais entro a la casa mientras yo cerraba el auto. Estaba un poco más serena, pero no lo suficiente. Iba a tener que acostumbrarme que Carla se tomara todo con tanta naturalidad. Recordé a Katherine… Ella llegaría en, mas o menos, un mes. Así Carla y Katherine podrían hablar y darse cuenta que ambas tienen el mismo problema psicológico. Ambas toman el asunto de ser vampiro con demasiada naturalidad…

Capitulo 53: Encubrimiento.

Encubrimiento


         Había estado todo el día con dolores de cabezas fuertes y no sabia porque, en realidad sabia que algo pensaba que me provocaba, pero no podía recordar que. Estaba con Tobías de caza cerca de casa. Me llevaba haciendo una historia de toda mi vida de nuevo para ver si encontraba el hecho que me provocaba la molestia, como había llegado hasta este punto de la misma nada. Cuando de repente… ¡POR DIOS! ¿Cómo lo había olvidado? Recordé cuando Samantha hablo sobre nuestros poderes y dejo afuera a Tobías. Pero él si tenía su poder… razoné una y otra vez como ella no pudo darse cuenta y como a cada uno de nosotros de nos habíamos olvidado que él poseía un don magnifico y especial. Y él nunca negó… él jamás alego cuando Samantha no lo nombro. Tobías me miro algo confundido. Él se acercaba lento preguntándose el porque de mi expresión.
-¿Pasa algo?- me pregunto. Lo mire y sentí una gran dolor de cabeza… no recordaba que estaba pensando hace pocos segundos y cuando intentaba recordar que era sentía como mi cabeza iba a explotar… de nuevo.
-Nada- le respondí y me concentre en los árboles alrededor. Sabia que algo importante estaba pensando hace poco, pero ¿Por qué no podía recordar que era? Sentí un dolor en el estomago. Tuve que sentarme. “Demasiada alimentación por hoy” pensé. El dolor de cabeza no disminuía. Tuve que dejar mi mente en blanco, aun así, inconcientemente, trataba de recordar. No podía… Mierda… Mi cabeza…
-Lo siento- se disculpo ganándose a mi lado. Me tomo por los brazos y me puso en su regazo mientras yo quería borrarme el dolor de cabeza.
-¿Por qué lo sientes?- pude preguntar.
-Soy yo él que produce eso en ti- se confeso.
-¿Qué cosa?- le pregunté. Volví a olvidar todo lo que recién había pasado.
-Pensabas en mi poder- me recordó. Me pare de inmediato y lo apunte.
-¡Si! Pero… ya no recuerdo nada- le manifesté y mi cabeza dolió demasiado. Él se paro y me puso contra el árbol y él.
-Espera un poco- me señalo. Después de treinta dolorosos segundos, deje de sentir que mi cabeza reventaba.
-¿Qué paso?- le pregunté. Me tambalee y tuve que apoyarme en el árbol para no caer.
-Hace un tiempo descubrí que puedo encubrirme. Nadie puede saber que soy un vampiro no normal- me dijo. Lo mire algo escéptica.
-¿Cómo es eso?-
-Cuando alguien intenta pensar en mi don principal, o sea dejar sin sentidos, este mismo hace que le duela todo el cuerpo y que pronto lo olvide. Por ejemplo, Samantha no pudo nombrarme porque cuando iba a hacerlo, un dolor de cabeza lo impidió. Ella de inmediato borro la idea de verme de nuevo. El sufrimiento es muy intenso- me dijo Tobías. Asentí. Lo había vivido recién.
-¿Eso también hace que lo olvidemos? Porque juro que había olvidado por completo tu don-. Tobías sonrió.
-Si, también-.
-¿Hace cuanto lo descubriste?- le pregunté. Tobías cambio la cara, se puso muy triste.
-Hace unos meses. No recuerdo cuantos exactamente, creo que perdí todo recuerdo después de que José Tomas... Bueno, cuando él murió- me contesto con gran pesar. Suspiro y luego continuó: -Un día José Tomas se acordó de mi poder y le dio un gran dolor de cabeza. De inmediato escribió en un papel lo que había pensado para no olvidarlo. Cuando me vio me entrego el papel y me sorprendí. Él había escrito “Tobías= dejar sin sentidos”. Le pregunté que significaba y José Tomas no se acordaba de nada, así que tuve que recordárselo. A él le volvió a dar dolor. Me contó después de que yo controlara todo esto, que cuando se acordó de mí y mi poder y le dolió el cuerpo lo escribió para no olvidarlo porque ya había conocido a alguien quien tenía un don parecido, pero el vampiro podía encubrir su presencia. Nadie sabía que estaba allí hasta que él quería. Y, al igual que yo, cuando trataban de recordarlo, sentían fuertes dolores- me explico Tobías. “¡Guau! Que genial” pensé. Y sonreí.
-¿Y porque no nos habías contado?- le pregunté.
-Porque no se había presentado una oportunidad. Además nadie quiere sentir ese dolor- me contesto.
-¿Se me olvidara?, ¿mi escudo no puede hacer nada contra eso?- le susurre. Él me miro.
-Intentemos-. Me senté y él se sentó al frente. Empecé a sentir los dolores cuando pensé en su poder. Intente poner mi escudo y lentamente los dolores se fueron apagando, fue lento, pero seguro. Hasta que no sentí nada.
-Listo- le dije.
-¿Segura?- me pregunto. Asentí con la cabeza, Tobías intento darme mas daño en la cabeza, pero me protegí aun más. No sentí ninguna dolencia más. Él sonrió al mismo momento que yo.
-Eres genial- le declaré.
-No más que tú- me respondió. Seguimos cazando, pero me protegía… No quería olvidar que Tobías era más que increíble.

Capitulo 52: ¿Aqui viviremos?

¿Aquí viviremos?

Deje de escribir cuando vi a Tobías y Grace salir del hospital hacia el auto de Felipe, que extrañamente seguía ahí. Los alcance.
-¿Dónde van?- le pregunté mientras se subían. Grace como volante y Tobías en el asiento trasero.
-A la nueva casa, a conocerla- me respondió Tobías y me senté a su lado.
-Bien, los acompaño-. Grace me sonrió por el espejo. Estaba ansiosa por conocer nuestra nueva casa… la casa de la familia ¿Dawnther?
Cuando Grace estaciono jure que se había equivocado. La casa era muy grande, con cuatro pisos, pintada de un gris claro y decorada con piedras, como si la casa estuviera construida de ellas. Había tan solo árboles enormes a los alrededores. Un río con mucho caudal rodeado de pasto y piedras adornaba musicalmente el lado izquierdo de la casa. En la entrada había un techo de madera muy lindo, en vez de paredes ahí había ventanales con cortinas blancas, dejaban entre ver un espacio muy iluminado. Entramos y nos recibió una sala de entrada decorada al estilo casi antiguo… obra de Grace obviamente.
-¿Te gusta? Es de mi creación- dijo Grace entrando y dejando su bolso en una silla mecedora dorada con un cojín rojo.
-Esta… hermoso, Grace- le dije, incapaz de pronunciar algo mas. Tobías murmuraba por lo bajo de que así jamás pasaríamos inadvertidos. Seguí entrando a la casa y al terminar la primera sala, la casa hacia como que se dividía, aunque seguían todas las paredes pintadas de blanco; para el lado derecho estaba el comedor y living, ambos con amueblados de forma exquisita. Para el lado izquierdo estaba la cocina, dos baños (supuse) y una sala de juegos que se veía con toda clase de artefactos tecnológicos, también había una sala… ¡Por Dios! Estaba llena de instrumentos musicales. Atrás de la escalera se notaba que había un gran espacio… ¿seria una especie de closet? Me sentí cohibida. Tobías se ponía más furioso a cada segundo.
-¿A Grace no se le ocurrió poner lucecitas donde diga “Hola, aquí viven vampiros. No se acerquen o los mataremos”?- dijo Tobías. Sonreí. Lo que separaba las habitaciones era una escalera de madera blanca hermosa que llegaba hasta el cuarto piso, tan solo tenia algunos pasillos que unían los pisos del medio. Grace se puso a mi lado dispuesta a mostrarme las habitaciones. Subimos y llegamos hasta los pasillos uno, uno para la izquierda y otro para la derecha, pero también se veía una puerta en medio.
-En la habitación de la izquierda estarán Isabella y Joseph. En la del medio estará Elizabeth y en de la derecha Emily y Franco- nos aviso. Asentimos y subimos hasta el tercer piso. Ahí pasaba lo mismo, dos pasillos, tres habitaciones. -Izquierda: yo. Derecha: Tobías. Centro: Anita- dijo y volvió a subir. La seguí, pero Tobías se fue a ver su habitación murmurando que cualquier cosa que no le gustara, mataría a Grace. Llegamos hasta el último piso de nuestra casa y encontré tan solo dos habitaciones y la escalera se separaba hasta llegar a la puerta de cada una. Grace sonreía triunfante: -Derecha tú, izquierda Carla-.
-Bien, iré a verla- le dije y ella sonrió completamente satisfecha. Bajó como un rayo. Entre algo temerosa de que me pudiera encontrar, nadie había detenido a Grace esta vez y no sabia que había hecho. Me asustaba. Mi puerta era blanca, pero al entras el celeste me inundo. Las paredes eran de este color claro y las paredes que darían al exterior eran ventanales con cortinas celestes también. Había un sillón de cuero negro, dos repisas, dos pequeñas bibliotecas y dos puertas más. La primera era un baño, supuse que cada habitación debía tener uno y el otro era un closet lo suficientemente grande como para poder dormir ahí, aun así el dormitorio era enorme en si. Había una cama de dos plazas con sabanas blancas y el cobertor de un suave dorado. Tenía dos veladores y cada uno tenía una foto. Una era de Tobías y yo hace mucho tiempo, eran el año 1924 y me acuerdo que la tomamos por una apuesta que había hecho José Tomas y Grace. En la otra estábamos todos los Dawnther; José Tomas, Grace, Tobías y yo. Era 1987, el día que viajamos a Vancouver para celebrar navidad. La deje en el velador con mucho cuidado. Recorrí la pieza y vi una foto de Isabella colgada en la pared, al lado estaba yo… Era la foto que me había enviado Isabella el día de mi cumpleaños… ese día fue cuando decidí venir a Chile a buscar mi pasado… ¿Cómo llego a manos de Grace? Un misterio.
-¿Y?, ¿te gusto la habitación?- me pregunto Joseph, mientras entraba y se sentaba en unas sillas con felpudo rosa que ni siquiera había notado.
-Si… esta hermosa- le susurre aun viendo la foto.
-Grace puso mucho esmero en todo esto-
-Me lo imagino- le conteste ida. Joseph se paro y vio la foto que tanto me absorbía.
-¿Eres tu?- pregunto incrédulo. Él sabía que era yo, pero se negaba a aceptarlo.
-Si, lo soy- le respondí y luego me fui a ver los ventanales. Abrí uno y vi que había un balcón que empezaba en mi ventana y terminaba al otro lado, ¿en la habitación de Carla? Aunque este se separaba con una pequeña baranda en donde terminaba mi habitación. Joseph me había seguido y veía todo sorprendido. La madera estaba pintada con un marrón antiguo. Abajo se veían flores, árboles y mas de uno llegaba hasta la altura de mi pieza y mas allá. Había variadas ramas, algo que me encanto porque amo subirme a los árboles. El balcón era lo adecuadamente ancho como para que contuviera un sillón verde y al frente una pequeña alfombra del mismo color. Me senté ahí y Joseph se sentó a mi lado.
-¿Sabias que Alex y los demás vivirán allá?- dijo Joseph señalando una casa que estaba adentrada en los árboles.
-No, pero que genial. Me caen muy bien- le confesé.
-Si, son muy agradables- concordó Joe.
-¿Felipe también vivirá con ellos?- pregunté y Joseph asintió. Alguien había entrado a la habitación.
-Hola chicos- dijo Pablo y Loreto abriendo el ventanal. Asentimos saludando.
-¿Cómo están?- les pregunté.
-Estamos bien- susurro Loreto sonriente. Se sentaron en la baranda y miraron hacia atrás. -Allá están Alex y Marcelo moviendo los muebles- dijo Loreto.
-Eres un tramposo- le dije a Pablo. Este rió.
-No, yo ya hice mi trabajo- se excuso. Escuchamos a Tobías refunfuñar en el piso de abajo.
-Iré a ver que le pasa- les dije y salí de ahí. Fui a la pieza de Tobías. Él estaba sentado en media cama con edredón caqui con los brazos cruzados en el pecho. Estaba enojado. Cerré la puerta y me senté en un sillón camel que había.
-¿Qué te pasa, gruñón?- le pregunté.
-Cállate- me dijo altanero y sarcástico. Reí fuerte e inspeccione su pieza. Era más pequeña que la mía, pero igualmente… También había ventanales y un balcón, no tan grande como el mío.
-¿Qué alegas? Esta pieza es perfecta- le dije yendo hacia su cama para sentarme junto a él.
-Quédate con ella- me dijo todavía enojado.
-¿Quieres mi pieza?- le pregunté.
-Quiero que estés conmigo- me dijo palmeando el lado contiguo donde estaba sentado. Reí de nuevo… me senté junto a él y nos recostamos. Él beso mi frente.
-Eres un payaso. ¿Por eso estabas enojado?-. Tobías afirmo con un solo sonido. Suspire. –Tarado- le dije. Él rió.
-¿Cómo están las habitaciones? Lindas, ¿cierto?- entro de la nada preguntando Grace. Con Tobías nos sentamos de inmediato. Grace sonreía.
-Golpea antes de entrar- le dijo Tobías parándose y arreglando su camisa.
-Tobías…- le susurre. Estábamos dando la impresión equivocada.
-Tranquilo- le dijo Grace -, pero para eso existen los pestillos- le explico ella mostrándole donde estaba en su puerta. Tobías le saco la lengua y Grace a él. Seguía sentada en la cama cuando ellos se sentaron también. -¿te gusto tu pieza?- me pregunto mi amiga.
-Si, Grace. Gracias, esta preciosa- le felicite. Ella no daba más de gozo.
-Vayan a ver el resto de la casa- nos incito. Con Tobías nos miramos y decidimos que quedaba mucho por soportar todavía. Con ‘gusto’ seguimos a Grace.

Después de terminar todo el ‘tour’ por la casa, me fui al hospital para que Elizabeth y Anita vinieran a dormir en una casa, por fin. Así Beth no tendría que vivir a base de cafeína. Cuando llegue Elizabeth daba un biberón a Anita. La mamadera estaba cubierta con un pañuelo, para que no se viera lo que contenía. Creo que perturbaríamos a mucha gente.
-¡Hey!- salude a todos. Isabella se acerco a mí.
-¿Cómo esta la casa?-
-Hermosa- le respondí. Isabella me miro dándose cuenta que algo mas tenía que decir. –Okey, esta hermosa, pero un poco lujosa para mi gusto-.
-Grace a veces me da miedo- dijo Isabella.
-No sabes cuanto peleo Tobías- le dije y ella rió.
-Me lo imagino, en realidad- me dijo después de unos segundos. Elizabeth se acerco a nosotras con Anita. Mi hermana bufo.
-¿Esta lista la casa?- me pregunto.
-Si, lista para que no vivas a base de drogas- le conteste. Ella sonrió y Anita me miro. ¡Por Dios! Había crecido mucho más de lo normal en tres días. Parecía una niña de casi un mes. La tome entre mis brazos y ella reía, su risa era tan musical, perfecta. Después de un rato, se quedo profundamente dormida en mi hombro. Elizabeth había ido a hablar con Mikael y había vuelto con noticias.
-Bien, podemos irnos, pero nos pidió que viniéramos cada día para que Carla se acostumbre a nosotras. Sobre todo a ti y a mi- me dijo Beth. Yo asentí y mire a Isabella que asesinaba a Beth con la mirada. Ella camino hacia el auto y detuve a mi hermana que iba muy campante hacia el auto.
-Suficiente, eh- le dije. Ella puso los ojos en blanco.
-Yo no he hecho nada- me respondió levantando los brazos y poniendo cara de inocente.
-No te viene- le dije y ella me saco la lengua. Emily, Franco y Felipe se nos acercaron para irse con nosotros. Tendríamos hoy un primer encuentro para ver si servimos para vivir todos juntos. ¡POR FAVOR QUE ASÍ SEA!

Capitulo 51: Despierta, empieza el teatro.


Despierta, empieza el teatro

         A las horas nos fuimos al hospital, llegamos y estaba todo igual, excepto porque hoy podríamos ver a Carla. Se había decidido que entraría Beth, Anita y yo… sus ‘familiares mas cercanos’, por lo menos Anita y Beth lo eran. Había venido Alex y Pablo y conversaban con Emily y Franco. Se habían echo buenos amigos. Loreto y Marcelo estaban en la nueva casa que Grace había adquirido arreglando todo junto a Isabella y Joseph. Felipe también había ido, pero volvió a ver como se encontraba Elizabeth. Ella estaba tomando otro café.
-¿De esto te alimentas?- le pregunté mientras me sentaba a su lado.
-Por lo menos, me mantiene despierta- me dijo. Elizabeth estaba ojerosa, su piel blanca como la nieve, su pelo estaba desordenado. Le quite el café de las manos y me lo empecé a tomar.
-Después de ver a Carla tendremos que irnos a la casa para que Anita este más cómoda y para que duermas un poco- le dije y después bebí café, Beth lo miro preguntándose si se lo devolvería: -Volviste a perder el café- le dije riendo. Ella sonrió y bostezo a la vez.
-Bueno, ¿Cómo estamos para ver a Carla y darle un hogar a las chicas?- nos dijo Emily. Grace que se había sentado y no se movía desde que nos habíamos ido, se movió por fin, un poco mas animada.
-Bien, supongo- susurro. Emily le sonrió dándole apoyo.
Los minutos pasaron rápido para mí, pero Beth tenia una expresión inexplicable. Se movía de un lado para otro con un café a cada instante, iba a terminar intoxicada con tanta cafeína. Isabella había vuelto, pero sola. Joseph se quedo con Marcelo y Loreto porque habían ido a ver la casa de Cristóbal. Algo iban a hacer con ella, espero que no la hayan destruido.
-Familiares de Carla Hadsome- nos llamo un doctor, en su nombre se veía ‘Mikael Berger’. Todos nos acercamos a él esperando que diera noticias buenas. –Son bastantes- dijo más para él que para nosotros. –Bueno, como saben Carla ha estado en una situación muy grave, pero ha salido de ella sin mayores contratiempos-. Escuche a Beth botar un suspiro tranquilo. –Pueden verla tan solo sus familiares mas cercanos, pero como en la ficha de entrada no hay mucho quisiera, primero, que me informaran quienes son sus padres-. Todos miramos a Elizabeth. Ella levanto la mano.
-Yo soy su madre, no tiene padre- dijo Beth.
-Bien, ¿algún otro familiar cercano?- pregunto el doctor.
-Yo soy su hermana junto con la bebe- dije y luego tome a Anita, quien había estado con Franco antes.
-Bueno, eso era. Pueden entrar dos personas por vez- nos aviso.
-¿Tan solo yo y Stephanie?- dijo Beth sorprendida porque no pudiera entrar Anita.
-Si, esperemos que ella este más estable para que vea a su hermana pequeña- nos dijo el doctor con algo de molestia. Suspiramos en común, le entregue la bebe a Franco de nuevo y tome el brazo de Beth, quien se estremeció por mi temperatura.
-Estamos listas- dijo ella. El doctor Berger nos llevo por un pasillo completamente blanco, tenia innumerables puertas y en cada una se sentía un poco de olor a sangre, reprimí la ponzoña que se acumulaba en mi boca. Me empecé a preguntar si era buena idea que yo entrara.
-Aquí es- dijo el doctor mientras habría la puerta de la habitación numero 28. Me sentí nerviosa y Beth estaba igual. Carla estaba sentada en una cama con sabanas blancas conectada a muchos cables y con suero. Ella miraba hacia delante con la mirada mas que perdida, una mirada profunda, no tenia idea que pensaba y desee tener a Emily para que me dijera o por ultimo para comprobarlo por mi misma. Carla nos miro, ella se confundió de inmediato y luego unas lágrimas recorrieron sus mejillas. El doctor Berger nos dejo a solas con ella. Nos acercamos cuidadosas, no esperábamos asustar a Carla de repente.
-Hola, Carla Anais- la saludo Beth. Ella sonrió, pero luego su expresión se volvió sombría.
-¿Sabes que no tengo ni idea de quienes son?- dijo lastimera.
-Si, lo sabemos. A eso vinimos, a presentarnos. Soy Elizabeth Miller, soy tu madre, Carlita- le dijo Beth. Ella sonrió y cuando Beth se acerco a ella, Carla la abrazo fuerte. Reconociéndola como si fuera primera vez, de hecho… era la primera vez.
-¿Y ella?- dijo Carla refiriéndose a mi, me estremecí.
-Soy… yo soy tu… tu hermana, Carla. Me llamo Stephanie- le tartamudee. Ella se rió.
-Hola, hermanita- me dijo y quiso abrazarme. No estaba segura de que fuera lo más apropiado, pero igualmente me acerque y la abrace. Carla tembló por mi temperatura y se alejo en el instante. –Estas demasiado fría, debes abrigarte- me indico señalándome su chaleco.
-Ten por seguro que ni eso me hará entrar en calor. Suelo estar fría- le dije yo, pero igualmente me puse su chaleco lila. Ella estiro lo brazos para tenerme nuevamente. Esta vez no le importo que siguiera estando fría.
-¿Tengo más hermanos?- pregunto ella mirándose las manos.
-Una hermana más pequeña- le respondí. Se le ilumino el rostro.
-¿Cómo se llama?-
-Anita Belén Hadsome Miller- le respondió Beth.
-Genial, somos Hadsome Miller- me dijo Carla sonriendo.
-Somos no, ustedes son Hadsome Miller. Yo soy Stephanie Valeria Dawnther- indique. Ella se confundió. –Soy adoptada- le dije sonriendo. Ella sollozo y me abrazo.
-No importa, eres mi hermana igual- me dijo en mi hombro.
-Obviamente- le respondí. Reímos juntas. Me recorrió una sensación de satisfacción inmediata por el hecho de sentirme parte de algo. Ahora tenía una familia muy numerosa. Amaba todo esto. Me sirve casi para recuperarme de los golpes que he recibido estos días.
-¿Cuántos años tengo?- pregunto ella.
-Tienes diez. Yo tengo veintiséis, Steffi tiene dieciséis y Anita…- dijo Elizabeth, pero no pudo terminar la frase insegura de decir algo errado. Me miro alarmada.
-Anita Belén es especial- le dije a Carla. Ella quiso preguntar el porque, pero el destino se lo impidió. Entro el doctor Mikael a preguntarle como se sentía.
-Muy bien, doctor Berger- le respondió. Él miro una carpeta y luego dio un victo bueno.
-Bien, el horario de visita por ahora ha terminado, no puede ser mucho. Después de unas horas y que ella descanse un poco podrán venir de nuevo o podrán venir otros- dijo y luego susurro tan bajo que tan solo yo oí: -Como son tantos, los raritos-. Lo mire molesta y cuando se encontró con mi mirada sonrió. Yo seguía asesinándolo con la mirada. Carla se acomodo en la almohada haciéndonos prometer que vendríamos. Cuando dejamos la sala caminamos hacia la salida mientras el doctor Berger hablaba:
-Carla esta bien, todavía esta en observación, pero ha tenido un buen mejoramiento. Podrá irse dentro de dos semanas- nos dijo. Con Beth nos miramos.
-De acuerdo- dijo ella para poder salir de ahí. Isabella estaba discutiendo con Tobías algo preocupada, él negaba con la cabeza, no alcance a escuchar nada porque apenas las puertas se cerraron Isabella corrió hacia nosotras para ver como había estado Carla. La deje para que conversara con Beth, pero a ellas no les hizo ninguna gracia. Se fruncieron el ceño, airadas. Emily con Franco, Felipe y Anita, que estaba profundamente dormida en brazos de Felipe, se acercaron también para preguntar. Supe que Pablo y Alex se habían ido hacia la casa nueva de Grace. En el hospital quedábamos tan solo cinco vampiros, una humana y una hibrida, esperando el resultado de nuestro loco teatro.
Me senté a esperar que terminaran de conversar y Tobías sentó a mi lado junto con Grace.
-¿Cómo esta ella?- pregunto Grace.
-Esta bien- tan solo conteste. Saque mi diario del bolso de Isabella y buscaba mi lápiz para escribir. Cuando lo encontré salí presurosa hacia la plaza. Nadie me siguió, mi actitud había dejado en claro que no quería compañía. Las nubes estaba decorando el lugar, el cielo estaba gris y la lluvia amenazaba con caer.

Jueves, 6 de abril del 2006.

Querido diario:
            Ha sido un buen día. Conocí a mi próxima hermana; Carla Anais. Ella todavía tiene que quedarse dos semanas mas en el hospital, al parecer quieren tenerla en observación porque fue tan solo suerte que saliera de su estado. Es muy amorosa, pero también muy curiosa y no se si eso será bueno teniendo la familia que tiene… o que tendrá. Estoy un tanto confusa porque verla ha sido como ver a Cristóbal y eso me ha herido mucho. Siento una especie de electrochoque cuando pienso en él e intentando no hacerlo, pero aun así se me viene a la cabeza de vez en cuando si poder parar la ida de mis pensamientos. Tendré que empezar a dejar de imaginarlo en mi mente si quiero comportarme normalmente para Carla o para cualquiera de los que están dentro del hospital.
Te escribo luego…        
                                   Te quiero mucho y gracias por soportar mis estupideces.
                                                                       Stephanie Valeria Dawnther.

Capitulo 50: Un nuevo diario.


Un nuevo diario


Miércoles, 5 de abril del 2006.

Querido diario:
                   ¡Eres nuevo! Eres el segundo diario que llevare continuamente. El primero termino en condiciones no favorables. Historia olvidada. ¿O no?
                   El día ha estado más que nublado, de vez en cuando caen gotas de lluvia. Tobías había ido a comprar algunos comestibles para Elizabeth (y también había ido a la casa de Cristóbal a traer “bebidas rojas”), pero cuando venían para acá te compró para mí. Tienes un lindo dibujo de Piolín en la tapa.  Le agradezco en el alma que te haya comprado. Necesitaba algo con que desahogarme con urgencia… No quiero hablar mucho de eso… tan solo anotare las cosas que han pasado como puntos.
1)       La pelea con Francisca se llevo a cabo.
2)       Matamos a todos los malos… FRANCISCA HA MUERTO.
3)       Ha muerto José Tomas.
4)       Ha muerto Cristóbal.
5)       Ha muerto Helen y Fernanda.
6)       También Exequel, Daniela y el doctor que la ayudo en su parto.
7)       Ayer ha nacido Anita Belén Hadsome Miller. (Hija de Daniela y Cristóbal)
8)       La primera hija de ellos; Carla Anais, ha quedado en coma y con perdida de la memoria.
9)       Hemos decidido hacerle una nueva familia incluyendo a Beth, la hermana de Daniela.
10)   Seré la hermana de las chicas. ¡Que ironía! Yo hermana de las hijas del hombre que amo…
11)   Isabella y Elizabeth se odian. :D (No se porque esto me provoca cierta gracia… pelean igual a como yo peleaba con Valeria… es gracioso)
Eso seria, los puntos que tenia que anotar porque mi mente intenta por todos los medios olvidarlos. No quiero que sea así. Quise hacer un balance con las cosas que habían sucedido, pero aun no soy lo bastante fuerte.
                Pablo, Alex, Marcelo y Loreto han enfrentado con bastante civilización y resignación la muerte de Helen y Fernanda, aun así sus rostros los delatan. Han decidido que vivirán cerca de nosotros porque nos han tomado mucho cariño y nosotros a ellos. Seremos un clan bastante grande y eso nos hace peligrosos. Por lo menos no tendremos que vérnosla con los Volturis mientras no sepan que somos demasiados en un lugar específico. Ellos nos han imitado y se han vuelto “vegetarianos”.
             No se que hacer con Tobías. Diario mío, Cristóbal ha muerto y estoy muriendo de nuevo. Lo peor de todo es que así, no puedo estar con Tobías. Lo daño demasiado. Y pensar… que algo así desencadeno la pelea que me dejo el corazón hecho trizas. A mí y quizás a cuantos más. Tobías ha notado mi lejanía y ha tratado de que no le incomode, pero no puede. Él esta un tanto ofuscado por la muerte de José Tomas y lo hace estar voluble. No ha querido hablarme después de que me entrego el diario. Tendré que tomar una decisión… seguir enamorada de un recuerdo o ser feliz con Tobías. Para cualquier persona la respuesta seria obvia, pero créeme diario… no es tan fácil.
                        Bueno, amigo nuevo… Eso…
                                 Ya te quiero mucho.     
                                                                   Stephanie Dawnther.
Pd: Extraño las discusiones con Valeria.
Pd 2: Si, se que suena estupido.


Guarde el diario en el bolso que Isabella había traído. Ahí estaría seguro, por lo menos. Me senté en un sillón de la sala de espera y vi como Elizabeth tomaba un café de nuevo.
-¿Es bueno?- le pregunté por el café.
-Si, ¿quieres?- me pregunto y me entrego el café. Lo probé y aunque supo algo como a tierra, me gusto. Tenía un agradable aroma.
-Perdiste con el café- le avise y Beth rió. Seguí tomando el café de sorbitos cuando Grace llego con Tobías. Estaban ambos más o menos silenciosos, excepto cuando se susurraban cosas de repente, tan bajo que ni yo podía oír. Menos Elizabeth
Isabella estaba con Joseph abrazándose al igual que Emily con Franco. Felipe se había ido a la casa a hacer compañía a los chicos.
-¿Dónde viviremos?- pregunto Isabella.
-Yo ya tengo todo eso cubierto- dijo Grace y le sonrió a Tobías. Este rió por lo bajo. Suspire un poco molesta, para ser sincera… celosa. Grace volvió a reír.
-Siento como te sientes, ¿recuerdas?- me dijo. Le saque la lengua. Tobías se inquietó y después de un momento me tomo de la mano para salir del hospital. Tan solo lo seguí porque lo menos que quería era discutir con él ahora.
-¿Qué pasa, Tobías?- le pregunté. Pero este siguió caminando y se subió a la camioneta que Felipe tenia ahora. ¿Por qué él tenia las llaves?
-Súbete- me pidió. Le hice caso sin mayor alboroto. Abrí la puerta y me senté en el puesto del copiloto. Cerré con un portazo, no sabia porque pero me enfurecí.
-Bueno, pero tranquila. No es nada malo- me dijo Tobías con cierta expresión graciosa. Me hizo enfurecerme aun más. Mire hacia delante todo el camino, con los brazos cruzados delante de mí. Llegamos hasta nuestra ex-casa y estaba levemente iluminada. Tobías se bajo y se dio la vuelta para abrirme la puerta, como un caballero. Seguía airada.
-¿Qué pasa aquí?-. Necesitaba explicaciones rápidas.
-Vamos hacia adentro-
-¿Quién esta?
-Nadie-. Sonrió. “Mierda” pensé.
-Tobías… yo… No, por favor- le pedí sentándome de nuevo en la camioneta. Él se entristeció un poco.
-No es lo que piensas, tan solo quiero que estemos solos- me dijo. Baje la mirada un poco nerviosa. No quería, pero aun así seguí a Tobías hacia la casa.
Las paredes estaban iluminadas tan solo por el esplendor de las velas, había de todos colores. Era muy romántico, pero me estremecía.
Me senté en el sillón del living.
-Tobías, yo ahora no puedo- le pedí.
-¿Eres virgen?- me pregunto curioso y me sorprendí para mal.
-¿Qué clase de preguntas son esas?- le grite parándome dispuesta a irme de nuevo al hospital. Estaba furiosa. Echaba humo.
-Tranquila, es solo que siempre tuve la duda. Se que no has estado con nadie siendo vampiro, pero no se en tu vida humana- me confeso. Mire hacia un lado y conté hasta diez para calmarme.
-Si, lo soy. Punto- le dije rápido. Él sonrió.
-Creo que lo sabia- me dijo. Lo fulmine mirándolo. Él subió las manos como la señal de “no voy armado”. –Es que cuando me besas noto que te sientes tan nueva en eso que… No lo se, es raro- me dijo Tobías. Estaba entretenido viendo mi expresión de vergüenza y enfado. Entrelazo sus dedos con los míos. –Tranquila- me susurro. Me apretó contra él tiernamente. –Siento mucho todo lo que has tenido que pasar últimamente y desearía que jamás lo hubieras vivido, pero… nada pude hacer- me murmuro lento, pausado, sintiéndose culpable. Asentí solamente. Me abrazo mas fuerte y mi rostro quedo en su cuello, aspire su aroma, era exquisito.
-Tobías, te quiero mucho, cariño mío- le dije. Él sonrió.
-Te amo-. Tobías se acomodo en el sillón y pasaron horas en el que hice el balance de todas las cosas que habían sucedido…
Tuvimos una gran derrota porque perdimos gente importantísima, pero al final de todo… y sobre todo por las chicas… tuvimos una gran victoria.