jueves, 21 de abril de 2011

Capitulo 41: Cumplir las promesas.

Cumplir las promesas


         Sollozaba pensando en como había terminado todo después de que le hiciera una especie de promesa a Francisca. Estos dos años de discusiones entre nosotros y con mi familia eran los malditos resultados. Sabía que Tobías tenía razón, que era obvio que estuviera enojado conmigo por yo ser tan estupida y no darme cuenta que Cristóbal se fue y me abandono a mi suerte, pero no podía echármelo en cara así.
-¿Te das cuenta que tengo razón?- me grito cerrando la puerta fuerte detrás de él. Me había seguido cuando arranqué del comedor. –Siempre estas pensando en él, jamás lo has dejado de amar. Mierda, Stephanie, date cuenta y no me mientas… habla con la verdad de una vez por todas. ¿Me quieres o no? Espera… una pregunta mejor seria; ¿Alguna vez me quisiste como para ser novios?-. Gemí de nuevo, no quería más gritos.
Grace escuchaba cada sonido de mi cuarto y José Tomas no tendría que prestar mucha atención para darse cuenta que teníamos una discusión aquí arriba. Agradecía que Isabella no estuviera aquí en casa de Grace. Por lo menos se había librado de escuchar cada sollozo mío y cada pelea con Tobías.
-¿Tu eres idiota, Tobías? Si no te quisiera tanto no te hubiera pedido que fueras mi novio… no me dabas tanta lastima- ironice, pero me arrepentí de inmediato. Tobías tembló de pies a cabeza por mi comentario. Lo herí demasiado, me excedí de los límites, pero Tobías no quiso decir nada de cuanto lo dañaba. Sollozó involuntariamente. Me acerque a él y lo deje entre la pared y yo, lo mire fijamente a los ojos. Su expresión dolida aun se notaba. Con un beso en su cuello lo estremecí. Dos más en su mandíbula para, luego, llegar su dulce boca. Él no se movió, tan solo se dejo acariciar. Mis manos estaban en su pecho para sujetarme. Tobías tomo mi cintura y me acerco a él, puso mi pierna alrededor de sus caderas. La mayoría de nuestras peleas terminaban así… pero esta no era una mas, estábamos decididos en seguir la bronca.
-¿Alguna vez me has besado tan sensual sin pensar en él?- me pregunto mientras nuestras bocas se unían. Me paralice por su pregunta, me aleje del para mirarlo con furia.
-¿Qué estas diciendo?- pregunté intentando comprenderlo. Ahora era yo la que estaba profundamente dolida y temblaba. Tobías seguía en la pared apoyado, agitado con los ojos cerrados. Boto el aire y abrió los ojos lento.
-Siempre he pensado en ser feliz contigo, pero me doy cuenta que jamás podré ser feliz. Siempre quise que fuéramos más que amigos porque yo de verdad te amo. Yo… no creo que merezca esto, no después de todo lo que pase contigo antes de transfor… Olvídalo- susurro y salio de mi pieza. Lo seguí furiosa porque había metido a Cristóbal de nuevo a la conversación y él no tenia nada que ver.
-No hables cosas que no sabes- replique.
-¿Por qué lo defiendes tanto?- me pregunto suplicante.
-Porque lo amo y si estoy contigo es porque, de alguna forma…- empecé, pero esas palabras salieron de mi boca sin querer. Me pare de inmediato y quise arreglarlo, pero era demasiado tarde.
-No, cállate. No quiero escuchar de tu voz “porque necesitaba olvidarlo y tú eras lo mas cercano que había para utilizar”- me susurro con dolor.
-No, Tobías… jamás quise decir eso. Tobías, te amo. Recuerda que Valeria esta dentro de mí- le murmure casi sollozando.
-No, en verdad creo que Valeria desapareció. Ustedes no se unieron, tú tan solo la echaste de ahí. Yo las amo, pero tan solo Valeria me ama y no puedo obligarte a que tú lo hagas por yo sentirme realizado- sentencio. Me quede pasmada, casi aturdida por su palabras. Tobías se acerco a mí y me beso los labios tiernamente. No podía moverme. Acto seguido, salio rápido de nuestra casa. Me quede mirando la pared como una tarada. ¿Qué había hecho? Dañe a Tobías en lo más hondo y de paso me dañe a mi misma. Pero ¿Qué había de cierto en que yo había despachado a Valeria de mi mente y tan solo quedaba yo? Una muestra de que eso no era cierto eran lo sentimientos que tenia por mi novio, pero también… yo todavía amaba a Cristóbal. Era una afirmación que hace tiempo estaba evitando, era lo que estaba intentando olvidar. Ya no mas… lo amo, todavía lo amo.
-Amiga- susurro Grace viéndome en el umbral de su puerta.

Estábamos sentadas en el sillón del living. Yo no había emitido palabra después de que Tobías se fue. Lo extrañaba tanto y mi culpa estaba creciendo en demasía. Habían pasado horas, tantos tormentos en mi mente. Grace me quiso relajar, pero me escude y tuve la fuerza necesaria para protegerme de la ayuda de Grace. No necesitaba que alguien me ayudara, quería que alguien me golpeara en el maldito suelo hasta que me doliera y rogara que pararan. Pero nadie de la casa lo iba a hacer. José Tomas me miraba inquieto, se estaba desesperando, no sabia que hacer por mí. Nada había que hacer por mí. Como un ovillo en el sillón, mi cabello caía por mis rodillas cubriéndome el rostro. Quería ir a buscar a Tobías, pero mi orgullo y la verdad que me había confesado me lo impedían. Era una perra. Debería estar enterrada junto a mi familia desde el día que choque en la camioneta, así nada de esto estaría pasando. Yo no estaría haciendo sufrir a nadie.
-Steffi, me estas asustando- me susurro José Tomas.
-Estoy bien- respondí sin mirarlo. Creo que al ver mis ojos se daría cuenta que nada de eso era cierto. Estaba mal, quería morir. Grace intento actuar en mí nuevamente, pero se lo impedí. No quería que nadie me ayudara, ya lo había dicho en mi mente.
-Viene alguien- me avisó Grace con un tono asustadizo. Yo ni siquiera había sentido que alguien podría venir, rogué internamente porque fuera Tobías.
Abrieron la puerta de un solo golpe y la dejaron al otro lado de la sala. Quedo hecha trizas. Levante mi cabeza y vi a mi hermana, Emily, Franco y Joseph. Mas atrás venia Tobías. Me pare del asiento y corrí a sus brazos. Tobías me recibió cariñoso, su magnificencia era tremenda. Tobías tomo mi rostro y me beso con furia e incluso poco apto para la compañía. Entrelace mis piernas en su cintura cuando él me apresó en su cuerpo. Me decía te amo cada vez que mis labios bajaban a su cuello para volver a su boca. Alguien carraspeo; Franco y Joseph.
-Hermana… algo tenemos que decirte, pero por favor tómalo con la mayor tranquilidad posible- susurro. Me tense de inmediato, ¿Qué me dirían ahora? No estaba preparada para soportar algo más. Tobías me abrazo fuerte y susurro que lo sentía. ¿Por qué lo sentía?
-Stephanie… Francisca me vio cuando fui para allá después de nuestro altercado- empezó nervioso -, me enoje y cuando me pregunto que qué me pasaba le respondí que no le importaba. Fui con Franco y le conté lo que había pasado contigo y me descargue…- murmuro culpable hasta que calló.
-¿Qué paso, mi amor?- le pregunté.
-Francisca me escucho y supo que había peleado contigo. Dijo algo de que tú habías roto una promesa. Luego…-. Se volvió a callar mientras yo lo miraba atónita. Parece que nadie quería continuar con lo que seguía.
-Continúen…- les pedí. Sin embargo, nadie hablo. Empecé a hiperventilar. –Sigan…- volví a pedir.
-Nos lleva horas de ventaja, Francisca ha ido en busca de Cristóbal buscando venganza. Quiere que sientas lo que sintió ella al ver sufrir a Tobías- me contesto por fin Emily, pero después de su primera aclaración no sentí nada mas. Caí al suelo en los brazos de mi novio.
-Stephanie… no tenemos tiempo, ¿Qué haremos? ¿Lo ayudamos o lo dejamos que se defienda solo? Por favor, responde- suplico mi hermana poniendo sus manos en mi rostro.
-Amor mío, por favor habla- pidió Tobías. Me voltee y lo bese.
-Vamos, tenemos que ayudarlo- susurre entremedio del beso. Tobías solo asintió.

No hay comentarios:

Publicar un comentario