jueves, 21 de abril de 2011

Capitulo 52: ¿Aqui viviremos?

¿Aquí viviremos?

Deje de escribir cuando vi a Tobías y Grace salir del hospital hacia el auto de Felipe, que extrañamente seguía ahí. Los alcance.
-¿Dónde van?- le pregunté mientras se subían. Grace como volante y Tobías en el asiento trasero.
-A la nueva casa, a conocerla- me respondió Tobías y me senté a su lado.
-Bien, los acompaño-. Grace me sonrió por el espejo. Estaba ansiosa por conocer nuestra nueva casa… la casa de la familia ¿Dawnther?
Cuando Grace estaciono jure que se había equivocado. La casa era muy grande, con cuatro pisos, pintada de un gris claro y decorada con piedras, como si la casa estuviera construida de ellas. Había tan solo árboles enormes a los alrededores. Un río con mucho caudal rodeado de pasto y piedras adornaba musicalmente el lado izquierdo de la casa. En la entrada había un techo de madera muy lindo, en vez de paredes ahí había ventanales con cortinas blancas, dejaban entre ver un espacio muy iluminado. Entramos y nos recibió una sala de entrada decorada al estilo casi antiguo… obra de Grace obviamente.
-¿Te gusta? Es de mi creación- dijo Grace entrando y dejando su bolso en una silla mecedora dorada con un cojín rojo.
-Esta… hermoso, Grace- le dije, incapaz de pronunciar algo mas. Tobías murmuraba por lo bajo de que así jamás pasaríamos inadvertidos. Seguí entrando a la casa y al terminar la primera sala, la casa hacia como que se dividía, aunque seguían todas las paredes pintadas de blanco; para el lado derecho estaba el comedor y living, ambos con amueblados de forma exquisita. Para el lado izquierdo estaba la cocina, dos baños (supuse) y una sala de juegos que se veía con toda clase de artefactos tecnológicos, también había una sala… ¡Por Dios! Estaba llena de instrumentos musicales. Atrás de la escalera se notaba que había un gran espacio… ¿seria una especie de closet? Me sentí cohibida. Tobías se ponía más furioso a cada segundo.
-¿A Grace no se le ocurrió poner lucecitas donde diga “Hola, aquí viven vampiros. No se acerquen o los mataremos”?- dijo Tobías. Sonreí. Lo que separaba las habitaciones era una escalera de madera blanca hermosa que llegaba hasta el cuarto piso, tan solo tenia algunos pasillos que unían los pisos del medio. Grace se puso a mi lado dispuesta a mostrarme las habitaciones. Subimos y llegamos hasta los pasillos uno, uno para la izquierda y otro para la derecha, pero también se veía una puerta en medio.
-En la habitación de la izquierda estarán Isabella y Joseph. En la del medio estará Elizabeth y en de la derecha Emily y Franco- nos aviso. Asentimos y subimos hasta el tercer piso. Ahí pasaba lo mismo, dos pasillos, tres habitaciones. -Izquierda: yo. Derecha: Tobías. Centro: Anita- dijo y volvió a subir. La seguí, pero Tobías se fue a ver su habitación murmurando que cualquier cosa que no le gustara, mataría a Grace. Llegamos hasta el último piso de nuestra casa y encontré tan solo dos habitaciones y la escalera se separaba hasta llegar a la puerta de cada una. Grace sonreía triunfante: -Derecha tú, izquierda Carla-.
-Bien, iré a verla- le dije y ella sonrió completamente satisfecha. Bajó como un rayo. Entre algo temerosa de que me pudiera encontrar, nadie había detenido a Grace esta vez y no sabia que había hecho. Me asustaba. Mi puerta era blanca, pero al entras el celeste me inundo. Las paredes eran de este color claro y las paredes que darían al exterior eran ventanales con cortinas celestes también. Había un sillón de cuero negro, dos repisas, dos pequeñas bibliotecas y dos puertas más. La primera era un baño, supuse que cada habitación debía tener uno y el otro era un closet lo suficientemente grande como para poder dormir ahí, aun así el dormitorio era enorme en si. Había una cama de dos plazas con sabanas blancas y el cobertor de un suave dorado. Tenía dos veladores y cada uno tenía una foto. Una era de Tobías y yo hace mucho tiempo, eran el año 1924 y me acuerdo que la tomamos por una apuesta que había hecho José Tomas y Grace. En la otra estábamos todos los Dawnther; José Tomas, Grace, Tobías y yo. Era 1987, el día que viajamos a Vancouver para celebrar navidad. La deje en el velador con mucho cuidado. Recorrí la pieza y vi una foto de Isabella colgada en la pared, al lado estaba yo… Era la foto que me había enviado Isabella el día de mi cumpleaños… ese día fue cuando decidí venir a Chile a buscar mi pasado… ¿Cómo llego a manos de Grace? Un misterio.
-¿Y?, ¿te gusto la habitación?- me pregunto Joseph, mientras entraba y se sentaba en unas sillas con felpudo rosa que ni siquiera había notado.
-Si… esta hermosa- le susurre aun viendo la foto.
-Grace puso mucho esmero en todo esto-
-Me lo imagino- le conteste ida. Joseph se paro y vio la foto que tanto me absorbía.
-¿Eres tu?- pregunto incrédulo. Él sabía que era yo, pero se negaba a aceptarlo.
-Si, lo soy- le respondí y luego me fui a ver los ventanales. Abrí uno y vi que había un balcón que empezaba en mi ventana y terminaba al otro lado, ¿en la habitación de Carla? Aunque este se separaba con una pequeña baranda en donde terminaba mi habitación. Joseph me había seguido y veía todo sorprendido. La madera estaba pintada con un marrón antiguo. Abajo se veían flores, árboles y mas de uno llegaba hasta la altura de mi pieza y mas allá. Había variadas ramas, algo que me encanto porque amo subirme a los árboles. El balcón era lo adecuadamente ancho como para que contuviera un sillón verde y al frente una pequeña alfombra del mismo color. Me senté ahí y Joseph se sentó a mi lado.
-¿Sabias que Alex y los demás vivirán allá?- dijo Joseph señalando una casa que estaba adentrada en los árboles.
-No, pero que genial. Me caen muy bien- le confesé.
-Si, son muy agradables- concordó Joe.
-¿Felipe también vivirá con ellos?- pregunté y Joseph asintió. Alguien había entrado a la habitación.
-Hola chicos- dijo Pablo y Loreto abriendo el ventanal. Asentimos saludando.
-¿Cómo están?- les pregunté.
-Estamos bien- susurro Loreto sonriente. Se sentaron en la baranda y miraron hacia atrás. -Allá están Alex y Marcelo moviendo los muebles- dijo Loreto.
-Eres un tramposo- le dije a Pablo. Este rió.
-No, yo ya hice mi trabajo- se excuso. Escuchamos a Tobías refunfuñar en el piso de abajo.
-Iré a ver que le pasa- les dije y salí de ahí. Fui a la pieza de Tobías. Él estaba sentado en media cama con edredón caqui con los brazos cruzados en el pecho. Estaba enojado. Cerré la puerta y me senté en un sillón camel que había.
-¿Qué te pasa, gruñón?- le pregunté.
-Cállate- me dijo altanero y sarcástico. Reí fuerte e inspeccione su pieza. Era más pequeña que la mía, pero igualmente… También había ventanales y un balcón, no tan grande como el mío.
-¿Qué alegas? Esta pieza es perfecta- le dije yendo hacia su cama para sentarme junto a él.
-Quédate con ella- me dijo todavía enojado.
-¿Quieres mi pieza?- le pregunté.
-Quiero que estés conmigo- me dijo palmeando el lado contiguo donde estaba sentado. Reí de nuevo… me senté junto a él y nos recostamos. Él beso mi frente.
-Eres un payaso. ¿Por eso estabas enojado?-. Tobías afirmo con un solo sonido. Suspire. –Tarado- le dije. Él rió.
-¿Cómo están las habitaciones? Lindas, ¿cierto?- entro de la nada preguntando Grace. Con Tobías nos sentamos de inmediato. Grace sonreía.
-Golpea antes de entrar- le dijo Tobías parándose y arreglando su camisa.
-Tobías…- le susurre. Estábamos dando la impresión equivocada.
-Tranquilo- le dijo Grace -, pero para eso existen los pestillos- le explico ella mostrándole donde estaba en su puerta. Tobías le saco la lengua y Grace a él. Seguía sentada en la cama cuando ellos se sentaron también. -¿te gusto tu pieza?- me pregunto mi amiga.
-Si, Grace. Gracias, esta preciosa- le felicite. Ella no daba más de gozo.
-Vayan a ver el resto de la casa- nos incito. Con Tobías nos miramos y decidimos que quedaba mucho por soportar todavía. Con ‘gusto’ seguimos a Grace.

Después de terminar todo el ‘tour’ por la casa, me fui al hospital para que Elizabeth y Anita vinieran a dormir en una casa, por fin. Así Beth no tendría que vivir a base de cafeína. Cuando llegue Elizabeth daba un biberón a Anita. La mamadera estaba cubierta con un pañuelo, para que no se viera lo que contenía. Creo que perturbaríamos a mucha gente.
-¡Hey!- salude a todos. Isabella se acerco a mí.
-¿Cómo esta la casa?-
-Hermosa- le respondí. Isabella me miro dándose cuenta que algo mas tenía que decir. –Okey, esta hermosa, pero un poco lujosa para mi gusto-.
-Grace a veces me da miedo- dijo Isabella.
-No sabes cuanto peleo Tobías- le dije y ella rió.
-Me lo imagino, en realidad- me dijo después de unos segundos. Elizabeth se acerco a nosotras con Anita. Mi hermana bufo.
-¿Esta lista la casa?- me pregunto.
-Si, lista para que no vivas a base de drogas- le conteste. Ella sonrió y Anita me miro. ¡Por Dios! Había crecido mucho más de lo normal en tres días. Parecía una niña de casi un mes. La tome entre mis brazos y ella reía, su risa era tan musical, perfecta. Después de un rato, se quedo profundamente dormida en mi hombro. Elizabeth había ido a hablar con Mikael y había vuelto con noticias.
-Bien, podemos irnos, pero nos pidió que viniéramos cada día para que Carla se acostumbre a nosotras. Sobre todo a ti y a mi- me dijo Beth. Yo asentí y mire a Isabella que asesinaba a Beth con la mirada. Ella camino hacia el auto y detuve a mi hermana que iba muy campante hacia el auto.
-Suficiente, eh- le dije. Ella puso los ojos en blanco.
-Yo no he hecho nada- me respondió levantando los brazos y poniendo cara de inocente.
-No te viene- le dije y ella me saco la lengua. Emily, Franco y Felipe se nos acercaron para irse con nosotros. Tendríamos hoy un primer encuentro para ver si servimos para vivir todos juntos. ¡POR FAVOR QUE ASÍ SEA!

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