jueves, 21 de abril de 2011

Capitulo 40: Nada que hablar, hasta que...

Nada que hablar, hasta que…


         La seguí porque la furia que me dio cuando rió al ver triste a Emily me lleno de tal forma que podría haberla retado a un tipo de duelo para que se le quitara la sonrisa del maldito rostro. Movió su melena castaña rojiza hacia el lado derecho para hacerme un gesto que la siguiera. Tobías se movió a mi lado para acompañarme.
-Quédate aquí- dije con furia. Isabella negó con la cabeza. –Es en serio, Isa- susurre conteniendo la voz.
-Tu estas loca si crees que iras sola- me dijo Joseph.
-Completamente loca estoy- hablo ya mas calmada mientras daba un paso y otro siguiendo a Francisca.
-Déjenla, es bastante grande ya- murmuro irónica.
-Perra del infierno- susurre y ella pareció no escuchar. Todavía las manos me temblaban por la rabia que se hervía dentro de mí. Sentía como cada fibra de mi cuerpo estaba llena de ira, llena de odio, la sed de venganza. Quería vengarme por cada cosa que nos había hecho pasar. Nos alejamos lo suficiente como para que Emily no pudiera oírnos. A cada minuto que pasaba y ella seguía sin hablar me enfurecía mas, iba terminar golpeándola para que dijera una maldita palabra.
-Tranquila…- me dijo sentándose en la tierra, sin importarle que sus pantalones celestes se le ensuciaran. –Quería saber si de verdad nunca te habías dado cuenta que tenia un don extra-. Mi cara mostró la confusión, ya que no pensé que hablaríamos de eso. No era un tema común… me puse a recordar si alguna vez había sentido la capacidad de eso poder. Mire la cielo contenta al saber exactamente cuando me había pasado eso… un día en Chile cuando iba a preguntar por ‘Gabriela’, ese día Grace había utilizado su don en mi, pero tan cegada estaba que no controlaba ni siquiera si respiraba… mi don debió salirse de control y pude apreciarlo… ella me pregunto que qué había hecho para la paz fluyera en ella y no en mi; el don de Grace. También me acorde cuando vi a Felipe y Joseph… el primer hermano había caído al suelo y Joe y yo nos acercamos a él preocupados, tampoco estaba muy cuerda en ese momento y pude oír lo pensamientos de Felipe cuando lo toque; el poder de Joseph. Había una tercera vez… en un departamento con Tobías, pero no quería volver a recordarlo. Lentamente lo saque de mi mente y mire los ojos rojos de Francisca, estaban pegados en mi expresión. Sonreí ilusa… había venido con la mas mala de las malas ¿para contarle cosas mías? ¡Que risa!
-¿Qué quieres?- pregunté dejando de lado sus interrogantes estupidas, hasta ahora nada que hablar, hasta que ella pronuncio su siguiente pedido.
-No dañes a Tobías- susurro con un solo aire. Su cara se torno triste, casi un reflejo de la mía cuando Cristóbal se fue, casi como el rostro de Grace al ver a Arturo. Me estremecí al saber que después de todo ella estaba enamorada y sufría tanto como yo, Grace y cualquier chica. En mi mente un puzzle se desencajó porque jamás espere ver a Francisca tan débil, sentada en la tierra esperando mi promesa de no dañar a su ser amado. Pero era algo que podría haber sucedido alguna vez, ella tenía sentimientos. ¿De que estoy hablando? ¿Ella? ¿Sentimientos? Francisca y sentimientos no van en una oración. Definitivamente no.
-¿De que mierda hablas?- pregunté incrédula.
-Sabes lo que siento por él, se que sabes cual es la intensidad de estar enamorada de alguien que no te corresponde- me respondió y temblé, pero ella continuo: -Por favor, te pido que no dañes a Tobías, me parte la voluntad verlo…mal. Estoy mas que segura que él no me amara jamás y aunque espero que lo haga, después de todo lo que te he hecho a ti y a su entorno, se que no pasara. Eres su vida, Stephanie y te pido, te ruego que no le hagas conocer el dolor de no ser correspondido, no más. No quiero que pase lo que estoy pasando yo-. Francisca temblaba mientras decía su deseo; no ver mas a Tobías sufrir. Pero, ¿podría yo hacer que Tobías estuviera feliz? Él me amaba, yo estaba dividida entre él que me abandono y Tobías. ¿Qué hacer? No era una maquina para borrar lo que sentía por Cristóbal y hacer una nueva cuenta, tenia su recuerdo y su imagen a cada momento, cada cosa, por insignificante que parezca, me recuerda a él. Sin embargo, Tobías también me hacia sentir muchas cosas. Cuando pronuncia mi nombre de repente o un caricia lenta del me ponía muy radiante y hacia que deseara amarlo solo a él.
-Francisca, yo no se que decirte- murmure entrecortado.
-Es fácil… tan solo dime que intentaras amarlo-. Dude unos segundos porque no sabía si lograría amarlo de alguna forma y olvidar que hay alguien más en otra parte del mundo. Sacudí la cabeza, merecía ser feliz de algún modo.
-Lo intentare…-.

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