jueves, 21 de abril de 2011

Capitulo 38: En el Final... (Cristobal Hadsome)

En el Final
                        (Cristóbal Hadsome)


         Me sentía nervioso caminando hacia ella. Era como una tortura no poder correr, quería hacerlo ahora. En el aeropuerto me di cuenta que ella es todo, jamás podría vivir sin ella, no importa cuanto lo intente, jamás podré perdonarme abandonarla. La amo por siempre. Apreté los puños cuando pensé en la que quedaba sola, sin mí, en la persona que amo igualmente, pero debí abandonar por pensar en mi algún tiempo. Necesitaba yo ser feliz. Toque la puerta esperando ver por fin al cielo que siempre he querido. No podía soportar estar sin ella, es por eso que la elegí. Camine lentamente cuando abrió la puerta. Ella no esperaba verme ahí, ella pensó que yo la había renunciado por siempre y que jamás nos veríamos de nuevo. Pero no, jamás la dejaría de nuevo, si era por ella que seguía con esta vida. La amaba con todo mi corazón y no quedaba espacio para el dolor. Cada golpe que nos dimos juntos hubiera bastado para separarnos para siempre, sin embargo, jamás permitiría que eso pasara porque el amor es mucho mas fuerte que cada obstáculo que se nos ponga en frente. Ella me sonrió, por fin sabia que el cariño era mutuo y que teníamos la eternidad para pasar juntos…
-No esperaba verte aquí- me dijo con su voz de campana. Tan angelical…
-Te extrañaba tanto, no puedo estar sin ti- le conteste. Ella rió y me uní a su risa abrazándola. Su temperatura era adorable y si, definitivamente ella era mi vida.
-Te quiero mucho, ¿lo sabes?- le pregunté. Ella se acerco a mí y me susurro que siempre estaríamos juntos, que nada nos va a distanciar de nuevo. Sentí una presión en el pecho al pensar que todavía había alguien que me quería y necesitaba al otro lado del mundo. Como la extrañaría. Ya sentía que se me hacia insoportable. Pero había que luchar por la persona que había elegido, en la que había centrado toda mi vida.
-¿Y estas sola?- le pregunté. Ella me miro sonriendo. Asintió y me explico que habían salido y ella había querido devolverse. Fue una suerte, agrego con satisfacción.
-Fue una tortura extrañarte tanto- me confeso y agacho su cabeza. La abrace y sentía que no había peligro.
-Lo se, fue un tiempo insoportable-. Suspire y ella me imito. La cercanía era sensacional, quedaron atrás años de sufrimiento. Por fin estaría con ella hasta el fin de los tiempos. Tendríamos metas, sueños y aspiraciones y yo estaría con ella para cumplir cada cosa que quisiera.
-Se que tuviste que elegir, lamento eso- me dijo ella. Intente sonreír a pesar de que mi alma se rompió.
-No, no sientas nada. Todo esta bien ahora-
-Pero ¿no la extrañaras?- me pregunto inquieta. “Si, con toda mi alma. Ella es un pedazo muy importante de mi y la amare hasta que no me quede tiempo” conteste en mi fuero interno. Esa era la verdad, pero a ella no podía decirle eso, no si quería que todo partiera bien de aquí en adelante.
-No, ahora tranquila- le susurre. Ella suspiro con pesar. Reí para darle confianza pero sonó más bien como un lamento.
-Viene alguien- me dijo ella asustada. Esperamos que abrieran la puerta y allí estaba la protectora de mi elegida. Se gano de inmediato a su lado y la miro de pies a cabeza para ver si estaba bien y completa. Ella tirito al verme, no esperaba que estuviera con mi elegida aquí y ahora.
-Que… sorpresivo- dijo ella sin dejar de asombrarse. Mi elegido sonrió y me abrazo amablemente.
-Ahora somos una familia- dijo mi Anais feliz. Daniela se acerco cuidadosa y luego me beso suavemente. Quise alejarme porque fue muy sorpresivo, pero mas sorpresivo fue sentir que me gustaba sentir su cercanía nuevamente. Las abrace a ambas y luego entro una muchacha con el pelo castaño claro, alta y con una sonrisa perfecta. Entro cuidadosa y al verme soltó el aire de golpe. Sonreí para darle confianza, ella obviamente sentía miedo, Daniela se acerco a ella y nos presento.
-Cristóbal, esta es mi hermana Elizabeth, viene de Francia. Beth, él es Cristóbal, mi pareja-. La salude y ella tembló con mi temperatura. Todavía estaba asustada.
-Hola- salude y ella solo asintió. Se acerco a Anais y esta feliz corrió a sus brazos.
-Tía Beth, mi padre esta muy lindo, cierto?- le pregunto y todos reímos, Daniela con mas ganas. Me abrazo y en mi cuello susurro:
-Volviste, mi amor, volviste-. La abrace con fuerza para besarla y pedirle que luego saliéramos, que había cosas que debía explicarle. Creo que ella me entendió mal porque sonrió con segundas intenciones.
-Bueno, Beth, ¿quieres tomar algo?- le pregunto Daniela a su hermana.
-Claro, Dani- le contesto sonriente. Sus dudas habían quedado atrás y se abrazaba de Anais con firmeza. Se notaba cuanto amor había en esta familia y yo llegue a unirme. Mi hija se acerco lentamente a mí.
-Te amo, papá-.
-Te amo, Anais- le conteste. Yo ahora estaba feliz. Si, feliz, pero no pude evitar sentir como a mi corazón le faltaba Stephanie. Tendría que seguir una nueva vida y ella no estaba en esta. Tendría que ser fuerte para poder olvidar y concentrarme en mi querida hija. Tendría que aprender a vivir sin Steffi.

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