viernes, 18 de marzo de 2011

Capitulo 34: Mis Recuerdos (segunda parte, Cristobal Hadsome)

Mis Recuerdos
                         (Parte 2, Cristóbal Hadsome)

            Me agarre el pelo y me tire con el fin de hacerme daño. ¿Cómo pude esa noche creer que todo estaría bien con Daniela? Soy un maldito y bastardo iluso… sin querer, me sumí en los recuerdos de la mañana siguiente…
            “Desperté no sabiendo donde estaba. Pensé encontrarme en el departamento tirado en la cama rodeado de botellas de alcohol, pero sorpresa me lleve cuando vi a Daniela a mi lado rodeada solo por sabanas. Mire el techo… ¿Qué había hecho? Bueno, no, yo sabia perfectamente lo que había hecho. La pregunta era en realidad; ¿qué me había movido para hacer eso? Encontré mis pantalones en el suelo y fui al baño a mirarme al espejo para ver mi estupida cara. Claro, ahí estaba el reflejo del pobre estupido. Me cepille rápidamente y luego volví a la cama a pensar. Quise levantarme, ya no me sentía cómodo y la imágenes que se venían a mi cabeza era terrible. Vi a Daniela revolverse inquieta en la cama y luego abrió sus ojos y note que se encontraba tan desorientada como yo cuando desperté. Bostezo y luego miro alrededor. Cuando me vio, ella sonrió. Me retorcí. Pero, bueno, ya había actuado así que asumiría consecuencias.
-Buenos días- salude y ella sonrió de nuevo. Se ruborizo lentamente al verse desnuda. Rodé mis ojos. Se sentó mirando al frente y luego miro su reloj que estaba en el velador.
-Es tarde…- susurro para ella misma.
-Debe serlo- conteste. Daniela suspiro y me di cuenta de mi tono, era súper cortante. Se debía sentir horrible y esto no era su culpa. –Daniela- la nombré acercándome a ella. Se acurruco a mi lado.
-Lo siento- murmuro triste.
-No, Daniela… no hay nada de que disculparse- dije y luego la bese”.
No se que expresión debía tener en ese momento porque Stephanie me miraba asustada como si yo estuviera sufriendo algún paro cardiaco. Se acerco de a poco y me miraba fijamente. Asentí para decirle que estaba bien. Suspiro mas tranquila y movió su cabeza un poco nerviosa, luego me miro un poco más. Se resigno, lo vi en sus ojos. Se preparo para correr, pero cuando se iba a adentrar en el bosque, ella volteo y me dijo:
-Puedes usar cualquier celular de la casa para llamarla-. Sonreí, hablaría con mi hija que ya estaba cerca de cumplir lo tres años. Claro, Daniela quedo embarazada la primera vez que me acosté con ella. Parece que mi cara no iba en paralelo a mis pensamientos porque seguía sonriendo. Stephanie me miraba desconcertada y no tenía que ser Emily para saber que pensaba; que yo amaba a Daniela.
-Gracias- conteste. Stephanie quería que yo siguiera hablando, pero no había nada que decirle por ahora. Yo estaba enfocado en hablar con mi hija. La extrañaba demasiado y por eso será que estaba más que decidido a casarme con Daniela. Ella me había dado a lo que mas amaba en este mundo; Carla Anais Hadsome Miller, y como me gustaba llamarla; Anais. Stephanie seguía ahí. -¿Algo que decir?- pregunte pero mi voz salio tan mal, tan furiosa. Ella miro a otro lado, estaba claro que no quería que supiera cuanto le dolía.
-No, nada-. Ella corrió. La vi irse tan desconsolada, pero no había opción. Anais estaba en Chile esperando por mí. Sabía que Daniela de verdad me amaba y que estaba desesperada buscándome. Tenia que hacer algo por ellas. La tentación de seguir a Stephanie fue demasiado fuerte. Casi sin pensar me pare y fui tras de ella. Stephanie me sintió y corrió más rápido.
-Stephanie… quiero solo llamar- aclare y ella paro la carrera, la pase por algunos metros y la vi quedarse quieta.
-¿Ya no me amas?- pregunto seria.
-No, ya no lo hago- conteste rápidamente antes de que la voz se me quebrara, antes de que se diera cuenta que miento al decir eso, antes de que se diera cuenta que la amo con toda el alma. Corrí hacia la casa mientras sentía como Stephanie caía al suelo sollozando con un sonido sordo.

Llegue a la casa casi muriéndome por haber mentido de tal forma, por haber dejado a Stephanie ahí. Grace me quito ese pensamiento cuando de la nada salio con un celular.
-Steffi dijo que querías uno-. Le agradecí con la mirada estaba tan ansioso por hablar con mi hija que olvide que alguien moría en el bosque. Antes de entrar mire a Grace y ella se confundió.
-Ahí alguien en el bosque que no esta bien- le dije y ella entendió de inmediato. La dirección donde iba era la correcta. Me senté en el sillón y marque el número de Daniela. Un tono, dos tonos…
-¿Alo?- contesto ella. Su voz estaba nerviosa, Daniela estaba nerviosa. Tantos sentimientos me recorrieron en ese instante que me quede pasmado. ¿Por qué la extrañaba tanto? Difícil pregunta… ¿La extraño mas de lo que voy a extrañar a Stephanie? Pregunta más difícil aun.
-Hola, Daniela- le dije y ella dejo de respirar. Sentí por el teléfono como se pego a una pared, intentando no caerse supongo.
-¿Cristóbal?- pregunto atónita.
-Si, soy yo. ¿Cómo estas?-. Ella no contesto, solo sentí llorar. Ella lloraba por mí. Un sonido de caída escuche detrás de la línea. Sabía que algo tenía que decirle pero la imagen de Stephanie inundo mi mente. Verla ahí fue tan triste, estocadas, pero era mejor… ella decía creer que no la amaba para poder irme con mi hija y que ella me olvide.
-Te extraño…- susurro adolorida.
-Yo también te extraño, Daniela-
-Te amo-
-Yo también te amo, Daniela- conteste con una sonrisa. Se escuchaba los pasitos de Anais en la línea, pero tan metido en mi ensoñación estaba que no me di cuenta quien había entrado. Stephanie estaba con Grace en la puerta, la primera me miraba y la segunda miraba a la primera.
-La amas… ahora tú la amas- dijo Stephanie. No fue pregunta, no fue resignación, simplemente la acotación de un hecho para ella evidente. No pude contestarle nada porque Daniela me hablaba. Seguí mi conversación con ella, pero vi los labios de Grace moviéndose y preguntándole a Stephanie si estaba bien y ella contestando que no importaba. Stephanie subió al segundo piso, a su habitación supuse. No había dicho nada mas, su cara se veía normal. ¿Ya lo había asumido?, ¿ya no le dolía?
-¿Quieres hablar con Anais?- pregunto Daniela.
-¡Claro!- grite y por fin pude escuchar la vocecita de mi hija. Era tan hermosa.
-Papi…- me saludo. Fue la emoción más grande que había vivido. La extrañaba tanto, quería poder abrazarla y borrar estos meses en los que hemos estado separados.
-Mi amor- le conteste. Ella rió, con su tono mágico. Todo era tan lindo, todo tan bonito que quería llorar de alegría. Pero se vio empañado cuando vi a Grace moverse nerviosa a José Tomas que recién había llegado.
-No se que hacer con ella. Necesitamos a Isabella. No la podemos dejar así- articulo solamente, pero eso bastaba para yo saber de quien hablaba.

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