lunes, 7 de marzo de 2011

Capitulo 21: El Departamento

El Departamento

-Stephanie...- susurro él como respuesta. Escuchar su voz dirigiéndose a mi otra vez fue como tocar el cielo, como si los cuatro años no hubieran existido, ya nada importaba solo saber que estaba él ahí al frente mío hablándome y mirándome. Todavía seguía siendo tan perfecto como siempre, se notaban algunos cambios por su edad, pero igual de hermoso y adorable como siempre. Debería tener 21 años en este preciso instante. Y luego me estremecí... yo seguía igual, yo no cambiaba. -¿Qué estas... haciendo...- murmuro con la voz entrecortada, apagada por el miedo.
-¿Aquí?- conteste con un gemido de dolor. Sabia que no tenía que estar ahí asustándolo y aun así parada ahí estaba.
-Si...- contesto. La pequeña en sus brazos puso sus ojos en mí y quedo mirándome fijamente. Era agraciada, pálida casi tanto como yo y con algunos de los rasgos de Cristóbal que la hacían más hermosa aun. Sus ojos de un color castaño oscuro sorprendentemente delicado me miraban inquieta y cuando mire su piel, cuando mire su cuello, sus venas... perdí el control. Tan solo me alcance a recuperar al oír la voz de Cristóbal y apoyarme en la pared. –Stephanie, yo...- musito poniendo a la bebe detrás del, siendo el escudo de ella. Mire sus movimientos, no segura si había recuperado mi control porque sentía el fuego en mi garganta por la sed. Sentí unos pasos que venían bajando por la escalera y no me detuve a pensar que esto podría suceder. “Esto es absurdo, esto no pasa” pensó Valeria con furia, primera vez que escuchaba su voz en ese tono.
-¿Stephanie?- dijo con un tono de miedo. Me gire solo para comprobar quien era, aunque ya sabia, después de escuchar su voz  y el quejo de Valeria ya sabia.
-Daniela...- susurre. Cristóbal se tenso al escuchar mi voz cargada de dolor y fijo la atención en mí. Sentí como Daniela se preparaba para defender a la bebe que él tenia en sus brazos. Parecía que esa bebe era el centro de todo en este minuto. Mire a otro lado y escuche como Valeria me imploraba que me fuera, que ya lo había visto y que incluso había charlado con él. Pero yo no estaba lista para irme aun y no quería que esto terminara. Incluso con Daniela ahí.
-Cristóbal... lo siento- fue lo ultimo que dije hasta darme cuenta que Valeria tenia razón, tenia que irme lo mas rápido de ahí antes de que perdiera el control de mis sentimientos. Cristóbal no tenia que saber que yo aun lo amaba porque no era justo, yo tenia que ser capaz de dejarlo que hiciera su vida y que fuera feliz, lo merecía.
Corrí hacia las escaleras que me llevarían hacia la cordura y sentí cuando Cristóbal corrió hacia Daniela pasándole a la bebe, diciéndole:
-Cuida de Anais-. Implore que él se arrepintiera y que no me siguiera, que no hiciera esto más doloroso. Pero no me tomo en cuenta. Corrió tras de mi y yo, al no poder usar la velocidad necesaria, no pude escapar o tal vez no quería hacerlo. La puerta principal estaba vigilada y el señor me miraba con rareza, preguntándose quien era yo. Cuando Cristóbal llego tras de mi, el caballero me dejo en paz.
-¿Qué quieres?- pregunte en un sollozo con la voz en un susurro. Él me miro desolado y sentí como un calor recorría mi cuerpo tan solo por mirarlo. –Por favor... déjalo así...- supliqué.
-No- dijo tajante. Se acerco a mi y me tomo del brazo con la fuerza máxima del, aunque podría haberlo sacado de ahí en un movimiento no lo hice porque sentir su calor de nuevo fue mágico y algo que no esperaba. Nada de lo que había pasado en ese día lo había estado esperando.
Con su fuerza me saco del edificio y me metió al auto con rudeza. Me encogí de dolor por su forma de tratarme, me lo ganaba, después de todo lo que le había hecho... me lo merecía. Él se sentó en el puesto de conductor y empezó su camino a una velocidad no admisible. De vez en cuando me miraba con furia y yo seguía encogida y con los ojos cerrados, sin querer saber donde me llevaba. Cuando paramos abrí los ojos e inmediatamente reconocí donde estábamos; era el departamento en el que pasábamos la horas, el que se me declaro, en el que me dejo.
-¿Qué hacemos aquí?- dije sin mirarlo, en cuanto lo hiciera perdería mi ‘forzado’ control.
-Necesito aclararte algunas cosas- confeso mirando hacia abajo. Luego su mirada se encontró con la mía y antes de que yo le dijera rogando que todavía lo amaba, que funcionaria entre nosotros, gire y mire la ventana fijamente. –Stephanie... yo todavía...- empezó, pero tuve que parar de escuchar lo que quería hace años, aunque me doliera tener que detener mi futuro feliz había que hacerlo por el bien del y de... Daniela.
-No lo digas- pedí y me baje del auto con la intención de irme, pero solo quede en la puerta porque ya no podía seguir, porque alejarme del era algo que no quería. Cristóbal se bajo del auto y se gano a mi lado.
-Stephanie...- decía. Yo sentía como a él le dolía pronunciar mi nombre y era una razón más para irme de Chile e ir a Johady y hacer una vida con mi hermana, Emily y Katherine, porque ella formaba parte de mi plan.
-Cristóbal, ¿por qué tan solo no lo dejamos así?- rogué. Pero él negó con la cabeza incontrolablemente.
-No puedo...- confeso sin mirarme. Me estremeció su cercanía y cuando él tomo mi mano volví a perder mi control. Le tome el rostro y lo mire fijamente a los ojos, Cristóbal solo me miraba con lagrimas en los ojos y yo trate de borrar algunas con mi dedos fríos. Luego él se acerco más tomando mi cintura y la distancia entre nosotros era mínima, abrió sus labios levemente y dejo escapar un suspiro acercando su boca a la mía.
-Cristóbal, no...- pedí alejándome del, actuando contra mis instintos. Él me miro con tristeza y cerró los ojos con fuerza y se escaparon otras lágrimas. Quise acercarme, pero Valeria pidió temblando que no porque ella ya sufría. Me voltee para sacarlo de mi vista y mire hacia el parque que estaba al frente y ahí establecí mi mente. Pero Cristóbal se acercaba con alguna palabra en sus labios.
-Subamos...-.

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