viernes, 4 de marzo de 2011

Capitulo 13: La Decision

La Decisión.

Pasaron las horas y conversamos sobre en que estaba cada uno y que hacíamos para pasar el rato. Más de una vez Grace pudo ver el sufrimiento marcarse en mis expresiones, pero intento que eso no me molestara mas de la cuenta distrayéndome con cualquier cosa. Le entregue sus respectivos regalos a cada uno y se mostraron felices de que por lo menos haya hecho algo mas allá de quedarme en casa y trabajar. A Grace y José Tomas le encantaron sus regalos y ellos me entregaron dos envueltos en un papel rojo brillante. No los quise abrir ahí, esperaría hasta estar en mi casa. Después de algunos minutos me sentí incomoda y quise irme de esa casa, el dolor empezaba a llenar cada lugar de ahí. Me despedí y prometí que los vería mas seguido, aunque en mi fuero interior sabia que no lo haría. Me subí al auto dejando mis regalos en el asiento del copiloto. Llegue a mi casa en menos de lo esperado.

Miércoles, 25 de diciembre. Son las diez y media de la noche.

Querido Diario:
            Partiendo, te aviso que estoy muy enojada, pero también extrañada y emocionada.
            Me extraña que este escribiendo ya que como dije antes, no soy muy buena llevando un diario, pero sentí la extraña necesidad de escribirte. Puedo desahogarme contigo sin sentir el miedo de ser juzgada, te pareces a Katherine. A lo mejor por eso es tan popular llevar un diario. Contra todo pronostico, me hace bien.
            Hoy es navidad y fui a ver a Grace y José Tomas tan como me lo había propuesto ayer. En la mañana compre los regalos que quería y ellos estuvieron felices con lo que les regale. Ellos también me tenían algo; Grace me regalo un mp4 rojo muy bonito con algunas canciones que me recordaban a momentos pasados con ella y José Tomas me regaló una pulsera con muchas figuritas de colores, también muy linda. Katherine también me había comprado algo, me regaló una almohada con mi nombre bordado junto con la carta que de posdata decía “Se que tú no duermes, pero tómalo como una ironía”, me reí mucho rato con su comentario final. La carta se basaba en que me quería mucho y que era su única amiga... para mí también lo era.
            La visita a Grace y José Tomas fue mas grata de lo esperado, pero en realidad la incomodidad siempre estuvo presente. Perdón diario, pero no quiero hablar mas de eso.
            Bueno, cuando llegue a casa te he de contar que encontré un paquete con una carta dentro. Era un regalo. Ya sentada en el sillón y teniéndote a mi lado, lo abrí con cuidado; encontré un pequeño cuadro con una foto en la que aparecía Grace, José Tomas... Tobías y yo. Al verla la pena se volvió tan evidente en mí que podía saborearla. Luego me fije en la carta y tenia algunas frases escritas, todas muy simples y algunas casi sin sentido; “Una pequeña muestra de que extraño nuestro pasado”, “Eres lo mas importante que me queda, todavía”, “Te recuerdo siempre”. El regalo venia de parte de Tobías. Lo supe porque su nombre estaba garabateado al final de la carta. Quise poder romper el cuadro estrellándolo contra la pared, pero el sentido común y la pena hizo que me quedara viéndolo por media hora e incluso más. Además las palabras de Tobías herían en lo más profundo de mí y eso me asqueaba. Después de todo, deje el cuadro en un rincón encima de la mesa del comedor, sabiendo que por ahí paso muy poco. 
La otra cosa que me tiene rabiosa y sorprendida es que también había otro paquete, más pequeño pero igualmente llamativo. Contenía un retrato solamente y pude reconocer a la persona de inmediato; esa persona era yo, pero cuando era pequeña, podría haber tenido nueve o diez años en la foto. Quede tan sorprendida que casi quedo en shock de nuevo pero solo me aturdí por diez minutos. Atrás salía escrito “Chile” y yo me volví a aturdir por otros diez minutos. Estoy pensando en irme a Chile y buscar con desesperación mi pasado, pero temo al sufrimiento.
            Bueno diario, creo que no hay nada más que contar por hoy. Cualquier cosa te escribir nuevamente. Creo que te quiero...
                                                           Adiós...           
                                                                       Stephanie Dawnther.

Termine de escribir el diario y lo guarde bajo el sillón nuevamente. Me acurruque como una bola y me quede así mucho rato, sopesando la posibilidad de irme a Chile y saber de una vez por todas que había pasado conmigo. La curiosidad era tan grande que me llevo a pensar mucho rato en todo eso. Además la foto me había dejado tan sorprendida, era imposible de describir. Se notaba que era una época distinta, se notaba que era mi época. Yo estaba vestido con un vestido como de princesa y mi cara tenia casi las mismas facciones, mi pelo estaba ligeramente mas corto. Tuve que tener una gran fuerza para no aturdirme de nuevo, no era agradable estar en  ese estado. Prendí el televisor como ya se estaba haciendo habitual y empecé a seguir la serie ‘NCIS’. Estuve toda la noche más concentrada en si irme a Chile o no. Cuando amaneció me di cuenta que tenía que ir a trabajar junto con Katherine. Le pediría ayuda a ella, me conocía bien y Katherine era madura para su edad.
Me fui al trabajo a pie y cuando llegue el auto de Katherine estaba estacionado en la entrada. “Menos mal” pensé. Era bueno que ella ya hubiera llegado. Entré y la encontré arreglándose para empezar el horario. “Todavía son la siete y media de la mañana” pensé un poco extrañada, pero ella se veía como si ya quisiera abrir.
-Hola- saludo con una gran sonrisa.
-Hola, Katherine- conteste. -¿Quieres abrir media hora antes?- pregunte. Entre nosotras nunca nos preguntábamos si estábamos bien, ya que sabíamos que nunca respuestas nunca serian afirmativas, así que nos dejamos de rodeos.
-No, es tan solo que sentí que querías hablar conmigo- dijo con una voz extraña. Asentí y ella se relajó. -¿Qué pasa?- pregunto. Ella se notaba un poco frustrada como si ya diera por hecho mi partida a Chile.
-Quiero saber sobre mi pasado y...-
-Planeas irte a Chile- completo mi frase ella. Suspire, por primera vez en la vida me había relacionado con un humano... excepto a... Preferí no seguir con mi pensamiento y me concentre en el tema principal.
-Exacto...- respondí. Ella ladeo la cabeza y por su rostro se vio un dolor emocional.
-¿Me dejaras?- preguntó con la voz quebrada. Yo no había pensado en eso, en dejar a Katherine. Se me había olvidado el pequeño detalle, la gente que dejaba atrás con esta decisión. ¿Cómo podía haber sido tan ciega de no pensar en eso?
-Katherine, yo...- musite un poco culpable.
-No te preocupes- dijo intentando poner una cara feliz, aunque se notaba el esfuerzo que usaba en eso -, es solo que... tonterías mías solamente-. 
-Katherine, yo me iría a Chile pero hablaríamos cada día- prometí. Su rostro se ilumino aunque todavía la muestra de dolor marcada.
-¿En serio?, ¿No me olvidaras?- preguntó.
-¡Obvio que no!- exclame -, es imposible que yo pueda olvidarte, amiga. Siempre te voy a recordar y, obviamente, vendré a Johady a verte cuantas veces sea posible-. Ella sonrió ante la expectativa.
-Vete a Chile, pero llámame todos los días... y mas de una vez si es posible. No se te olvide- me hizo prometer.
-Indiscutiblemente- le conteste. Katherine me abrazo y sentí su calidez por última vez quizás en cuanto tiempo más. Ese día de trabajo fue bastante tranquilo, pero con Katherine no paramos un minuto de hablar en las cosas que me podría encontrar y eso fue bueno porque ella me hizo ver las cosas desde otra perspectiva. Cuando el día termino me llevo hasta mi casa y nos despedimos. La extrañaría tanto...


Jueves, 26 de diciembre.

Querido Diario:
            No tengo mucho tiempo. Saque un pasaje para irme a Chile en media hora más. Mi pasado, en eso me concentrare, todo el tiempo que sea posible. Ojala no me decepcione ir a Chile. Quizás te escriba de nuevo en el avión.
            Estoy segura de que te quiero, tanto como a Katherine.
                                                                       Adiós...
                                                                                  Tu Stephanie.


Estaba en el aeropuerto y estaba mas tranquila ya que le había pedido a Katherine que viviera en mi casa mientras yo no estaba y ella acepto dichosa. Me hizo prometer que la llamaría cada día, nuevamente. Me había traído toda mi ropa y la mitad del dinero que había juntado en esos cuatro años, la otra mitad se la había dejado a Katherine por si ella necesitaba algo; gas, comida o cosas así que en mi casa no había. Me había puesto mi pulsera, estaba con el mp4 y el cuadro estaba junto a la almohada, la foto de mi y mi diario. Quise traerme todo recuerdo. Por si ayudaba en algo... en superar a lo que me iba a enfrentar.
Me llamaron desde mi vuelo y me estremecí fuertemente, me pare tensa esperando que un milagro me sacara del susto que me embargaba estar en un avión con dirección a Chile. La especie de deja vú era terrible, tanto que me dolía como si me atravesaran una daga.
Ya en el aire me sentí un poco mas tranquila. Pero el estomago me punzaba y no por la sed, había cazado antes de subirme al avión. Era porque me empecé a sentir insegura sobre que encontrar en Chile. ¿Podría, realmente, encontrar algo sobre mi pasado?, si tan solo pudiera tener alguna seguridad de que encontraría algo. Era ir a ciegas y tener una cita asegurada con el dolor. Me prometí a mi misma que intentaría evitar cualquier lugar o situación que me trajera algún recuerdo. Pero no sabía si era demasiado fuerte por si cometía algún error. Miraba al cielo rogando que me hiciera fuerte para poder soportar la visita a la perdición que hacia yendo a Chile. Temí por mi cordura, siempre la conserve pero esto era demasiado, ¿lo soportaría? Eso esperaba porque... tenía que hacerlo. Mi pasado, en eso me concentrare, todo el tiempo que sea posible. Ojala que no me decepcione de ir a Chile.

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