martes, 17 de mayo de 2011

Capitulo 61: "La Separacion Final"

La separación final.


         Mi cama estaba mas blanda de lo normal, me molestaba de excesivamente. El cuerpo tenía control propio y no dejaba de temblar y temblar, ya no lo soportaba. Veía mi anillo que relucía, refulgía como ya no lo hacia yo. Todos ya teníamos nuestro anillo, incluido el de la habitación de abajo. No podía creer que metiera tanto ruido, a veces lo sentía respirar agitado, ni idea de lo que hacia en la maldita pieza, ¿estaba cambiando muebles? Pero ni siquiera eso podía hacerlo respirar así.
Carla entro a mi pieza y me mostró su atuendo, se veía hermosa.
-Buenos días, hermana- me saludo.
-Buenas- resumí. Ella se sentó en mi cama y empezó a ver mi vestimenta, yo llevaba un vestido celeste todo arrugado después de acostarme en la cama y no moverme por horas. Suspiro y comenzó a mirar para los lados, intranquila.
-¿Tú tienes algo con el tío Tobías?- pregunto de repente, sabia que algo quería decirme, aunque no era el tema preciso para hablar ahora, aun estaba dolida.
-Tenia…- deje en claro desde ya.
-Si, pero aun así, él debería respetar un cierto tiempo- exclamo Carla claramente ofuscada. La mire extrañada y la abrace para que contuviera las lágrimas que estaba a punto de salirse descontroladas.
-¿Por qué dices eso?-. Carla no aguantaba el llanto y se acurruco en mí, me sentí impotente al no poder luchar contra la pena que la agobiaba.
-Es triste- me contesto.
-¿Qué es triste?-. Necesitaba encontrar el motivo de su tristeza y derribarlo para que mi hermana estuviera bien otra vez.
-El tío Tobías esta con la tía Loreto. Lo vi subir muy… acaramelados- dijo pensando la ultima palabra con cierto asco. Me partió el alma… y ahora comprendí ciertas cosas; ayer, cuando Tobías termino conmigo, a él le costaba decirme porque todo lo mandaba a la mierda, ahora entiendo… él se enamoro de Loreto…
Bote el aire contenido para poder respirar de nuevo y sacar todo de mí. Me enfurecí porque el idiota de Tobías había permitido que Carla lo viera con Loreto, siendo que ayer estaba conmigo. Ella tendría un concepto de amor rápido, no quería que lo tuviera. Deje a Carla en mi habitación y fui a la suya. A medida que me acercaba se escuchaban mas claros los suspiros, las caricias… los ‘te amo’. Se me partió el corazón y tuve que apoyarme en la pared para no caer. Grace estuvo en un segundo conmigo y cuando escuchó lo que yo, se enfureció y se dispuso a ir a la habitación de Tobías, la seguí por inercia. Ella abrió la puerta de un solo golpe y ahí estaban… Tobías sobre Loreto y, por cierto, ninguno llevaba algo puesto de la cintura para arriba, sentí la necesidad de voltearme. El estomago se me lleno de dolores centralizados y los ojos, sin querer, me empezaron a doler, no me gustaba lo que veía. Tobías intento proteger a Loreto de la mirada airada que Grace le daba, él aun no me había visto. Salí para que pudiera ver que su… ‘ex’ también esta aquí, que debería tener un poquito de respeto por mi.
-Es insólito… ¿sabían que Carla los vio y esta llorando porque vio como tú estas engañando a Stephanie?- le grito Grace a Tobías.
-Yo no he engañado a nadie, estoy completamente soltero- dijo él levantando las manos. Tomo la blusa de Loreto y se la puso suavemente sobre su parte desnuda, luego tomo su camisa y se la puso. Grace quedo boquiabierta y me miro.
-Él… o sea, terminamos ayer- le conteste tartamudeando, no podía decir nada mas. Isabella subió en ese instante y se encontró con la escenita, me tomo por lo hombros para que no pudiera derrumbarme, pero debía conversar con Tobías y sincerarnos… ya que, como veo, antes toda conversa había sido una mentira.
-Déjennos solos- pedí, pero Loreto me miro furiosa y Tobías la protegió.
-Ella no se va, los demás si- dijo y tomo mi muñeca para adentrarme a su cuarto y que los demás se fueran. Me sentía tan nerviosa que poco pude aguantar el temblor de mis manos. -¿Qué sucede?- me pregunto cariñoso… ahora.
-Cuando… cuando ayer… terminamos, tú… o sea, era por… por… ¿por Loreto?- pregunté casi sin aire. No podía creer que todo se había acabado justo ahora. Tobías se tomo la cabeza y se sentó en su cama. Loreto ya vestida comenzó a mirar por la ventana.
-Stephanie…- me llamo él -, lo que siento por Loreto… ha ido creciendo… desde el momento que la vi por primera vez- me confeso.
-Pero… tú me dijiste que me ama…- hable rápido, pero no pude completar la frase. Di vuelta el rostro para que no fuera capaz de ver que había calado en lo más hondo de mi alma y que me encontraba herida. Tobías intento encontrar mi vista y la esquive. -¿Desde hace cuanto ya no me amas?- le pregunté. Tobías dudo al responderme.
-Creo que empezó a decaer desde… hace algunas semanas atrás… cuando Loreto… cuando la vi por primera vez- me contesto por fin. Luego su habla se volvió confusa, casi una suplica. –Stephanie… lo siento, se que te prometí mil cosas, pero ahora quiero ser feliz porque creo que… Loreto es lo que he buscado toda mi vida-.
–Yo debería sentirlo- dije sacando entereza -, siempre supe que no… no podría darte lo que querías… Loreto… ella puede hacerte… feliz-. Mi respuesta salia entrecortada, mi cuerpo tiritaba por completo gracias a la desolación que sentía dentro.
-Loreto me ama, Stephanie… Ella me ama y desde la primera vez que la vi, sentí algo muy intenso por ella- me explico. –Decidí que no podía hacer nada por tenerte cuando… caíste al agua con Katherine… ese día te bese, pero tú solo recordabas a Cristóbal- me dijo casi como una acusación, en verdad lo era. Respire para no llorar.
-Nos amamos, déjanos ser felices- me pidió Loreto que dejo de mirar la ventana para exigirme que dejara a Tobías en paz. La mire para asentir. Me acerque a Tobías, me agache y tome su rostro para que quedara a mi altura.
-Se feliz, te lo mereces- le felicite. En mis ojos se advertía la agonía, pero Tobías no quiso notarla y me pidió que saliera de la habitación. Le hice caso, pero quede quieta al cerrar la puerta. Lamentablemente pude escuchar lo que hablo con Loreto.
-¿La amaste?- le pregunto ella.
-¿En serio?... No lo se- sentí como él se acercaba a ella. –Creo que mas bien, Stephanie fue una preparación para poder sentir el verdadero amor que, ahora, siento por ti-. Bote el aire y cerré los ojos. Mi mente evoco recuerdos recientes…
“-Te amo- le susurre.
-Por siempre, cariño-. Sus manos tomaron mi cintura por debajo de la ropa y me apretó a él. Recorrí su pecho con las manos deleitándome de lo bien formado que era y de que él era mío. Raje su polera con fuerza y quedo hecha pequeños pedazos de tela, él no podía dar crédito a lo que yo había hecho. -¿Estas segura?- me pregunto y eso me hizo reaccionar.
-No, no lo estoy- le conteste, me voltee quedando encima de la cama lejos de Tobías y me acurruque en mi misma. Él se acerco y murmuro en mi oído.
-No te preocupes, estoy aquí- me aseguro.
-Eso espero, no puedo sin ti- le confesé y me di vuelta para esconderme en su regazo. Él me abrazo protector.
-Estoy contigo, este cuento de hadas aun no tiene final- me aseguro”
Ahora, ahora era el fin de este cuento. Su princesa había caído de su trono y quedo completamente sola por cada error cometido, el príncipe se enamoro de otra princesa y así era. Fin… ese era el fin. Ahora Tobías sabía el final.
Sin ver a nadie corrí hacia la casa de Cristóbal.

Mi llanto desconsolado sobre la tumba de Cristóbal me estremecía, cada vez sentía que se me oprimía más el pecho, cada vez sentía que más moría. Tome el retrato de Cristóbal y acaricie el recuerdo, era lo único que me quedaba. Mi cuerpo ya no tenia reacciones y sin darme cuenta ya había llegado la noche. Comencé a respirar un par de veces para poder calmarme, tenia la boca seca y sentía sed. Cace en unos segundos. Debía ir a casa.
Caminaba con fuerza y decidida, no soportaría que Tobías me mandara para abajo después de todo lo que me ha costado levantarme por Cristóbal. Prefería estar muerta que volver a sufrir así que seria indiferente, hipócrita de alguna forma porque pondría cara contenta cuando los viera. Después de todo, Tobías merecía ser feliz y yo no era la indicada, a lo mejor él tenia razón cuando dijo que jamás me amo y fue la preparación para de verdad amar.
La casa se veía iluminada y Anita estaba con Carla afuera de la casa, esperándome.
-¿Qué hacen afuera?- las reprendí. Anita me miro triste y tiro sus brazos hacia mi para que pudiera tomarla, cuando lo hice sentí como las gotas salían de sus ojos y se quedaban en mi cuello. Carla, que miraba igual que Anita, me tomo la mano y la apretó dándome fuerza. -¡Hey! Chicas, no estén tristes. Las cosas terminan solamente, pero estoy bien- les mentí como mejor pude. Carla y Anita asintieron. Sonreí para darles mayor confianza. –Lo que si nunca acabara es que somos hermanas- les bromee. Rieron sinceras, algo que yo no podía hacer ni por asomo.
-Entremos, están todos- dijo Carla.
-Vamos…- susurre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario