lunes, 23 de mayo de 2011

Capitulo 64: "¿Algo mas?"

Este capitulo esta narrado por dos partes, Isabella y Stephanie. Como antes, el subtitulo aclara quien narra.


¿Algo más?

Por Isabella Dawnther…

         Después de salir de casa, mis emociones se embotaban gracias a tantos sentimientos juntos que tenia; el dolor y el amor por Joseph, la culpa y desdicha de mi hermana, etc.
Nada me hacia mejor y aunque vi a Stephanie llegar algo mas alegre, eso no me convence. Nada lo hará mientras Loreto este en esa casa.
Algo dentro de mí me dice que ella no es buena, algo malo tiene que tener para causar tanto problema tan rápido. Un don… eso es, ella tiene un don para los problemas.
-¿Te quedaras ahí?- me preguntaron. Pensé en asentir, pero ni siquiera mi atención se merecía por ahora. La furia me golpeaba en demasía. –Isabella- me llamo. Mi cuerpo se estremeció ante su voz, pero ahora no demostraría eso. –Amor mío- susurro cerca de mi oído. Temblé, mi cuerpo reaccionaba aun fuera de mi voluntad.
-No te quiero cerca- murmure y, avergonzada ya que mi voz salio entrecortada, me aleje.
-¿Qué importa lo que paso antes de ti?- me pregunto. Me negué a contestar semejante estupidez. Se acerco y abrazándome, embotando mis sentidos, cerca de mi boca, susurro: -Isabella, ¿Qué importa un pasado sin ti? Nada, antes de ti nada importa-. No faltaron más palabras para que toda mi mente se centrara en el amor que, alocadamente, sentía por Joseph.
Él, con cuidado y sin apuros, beso mi mejilla haciendo un camino tortuoso a mi cuello y luego, con suma lentitud y como si su vida dependiese de eso, beso mi boca, preocupándose de que yo me dejara envolver por el amor infinito que sentía por mi. –Como me gustas, Isabella- me dijo sensual cuando sus labios volvieron a bajar a mi cuello, llevándome al extremo de la locura. No podía hacer más que perderme en su aroma, en su piel y la calidez que estaba provocando en mí.
-Joseph, te amo- le susurre. Me miro fijamente y en sus ojos se veía la satisfacción por mis palabras.
-Solo eso basta para que pueda vivir- me respondió. Me apretó mas fuerte en su abrazo y con ternura besaba mi frente, hasta nuevamente llegar a mi boca.
-¡Joseph!-. Escuchamos que alguien llamaba desesperado. –Joe, ¿Dónde estas?- pregunto la voz. No necesite más para saber quien era. Me hervía la sangre, ahora tenía que aparecer.
Como si de repente la magia lo dominara, Joe se alejo de mi y miro al lugar de donde procedía la voz.
-Joseph…- lo volvió a llamar. Bote el aire que tenia pegado a la garganta. “Isabella” me dije en la mente “encuentra la paz”. No dejaría que me hiciera salirme de mis casillas.
-¿Qué sucede?- pregunto mi novio. Me abrace a él en un intento inútil de que nuestra unión volviera, me había sentido tan bien antes que pensé que nada podría arruinarlo, pero me equivoque. Él intento mirarme, pero su concentración de perdió cuando Loreto hablo.
-Te necesito…- susurro bajando la mirada, siendo la perfecta perra que es. Pero mi Joe… él se acerco a ella a paso lento, haciéndome sufrir con cada centímetro que se alejaba de mí, me sentía vacía cada segundo que no sentía su calor junto al mío. No lo soportaba… Pero yo… no aguantaría.
Con la fuerza que me quedaba enfoque el árbol y, manejándolo con mi poder, lo arroje contra Loreto que nada pudo hacer después de que borre su vista con mi poder adicional. Al igual que mi hermana y Emily, tenia dos dones…
Se que la hundí en la mas completo oscuridad, tenia tanta rabia contra ella. ¿Así debió sentirse Stephanie cuando le arrebataron cruelmente a su amado Cristóbal? Creo que si.
-¡Isa!- me reprendió Joseph dejándome sin aliento. La estaba defendiendo, su posición lo dejaba claro. Sentía que cualquier palabra del podía destruirme. –La próxima vez que la toques, no respondo-.
-Ni siquiera me acerque a ella- reclame, furiosa y destruida a la vez.
-Te lo advierto- me susurro amenazante. Escondí mi mirada al notar que mis ojos dolían y que tan solo quería morirme. Suspire y, matándome en vida, arroje el mismo árbol contra Loreto… No me quedaban fuerzas.
Joe, rápidamente, esquivo el árbol y movió a Loreto para que quedara segura. Después, avanzo a mí, con paso resuelto, decidido a atacarme y acabar con mi vida porque había violentado a su ‘amiga’. Comencé a sollozar, yo estaba fuera de control. “No, por favor, no” pensé intentando que él me oyera, pero venia hacia mi con el instinto de la pelea.
-Será mejor que te alejes- advirtieron en la entrada sur del bosque. No quise mirar, lo suficientemente aturdida ya estaba. Mis nervios se tensaron cuando Joe le rugió a nuestro acompañante y me obligue a voltear para verlo. “Mi hermana” pensé al ver su figura. Ella venia mas que furiosa, su cara puesta en un gruñido de lo mas hondo de su garganta. Pero ni siquiera eso hizo reaccionar a mi novio que en cualquier minuto mataría a Stephanie.
-Hermanita- suplique y su cara, al verme, se descompuso. La mueca de dolor que tenía hizo que sintiera un calor alrededor mío, como cada vez que ella estaba cerca y había peligro, era casi como un abrazo.
Stephanie se acerco a mí y tomo mis hombros para acurrucarme en ella. Era mas pequeña que yo, pero aun así se me hizo grande… me sentía demasiado vulnerable y mi único puerto seguro era ella.
Al lugar entraron Franco y Tobías, que venían con la obvia intención de matar a cualquiera que pusiera en riesgo a su ‘Lorenita’. Aunque ninguna de nosotras planeaba hacerlo, nos tensamos para atacar. Éramos dos contra tres protectores firmes y teníamos todas las de perder. No pretendía que el final de mi hermana fuera así y en un intento de protección la coloque atrás mío. Ella trato de negarse, pero se lo impedí. Aun así… no pude hacer nada, sentí poco a poco como mis energías perdían contacto y lento… yo cerraba mis ojos, sin antes ver como Joseph y Franco iban contra mi hermana.

Por Stephanie…
        
         Vi como mi hermana cerraba los ojos. -Joseph, ¿Qué haces?- le pregunté y sin darme cuenta lo vi rodeado de una luz media amarilla, sintiendo su ser como si fuera propio… Era idéntico a lo que sentía cuando Isabella estaba en peligro. Intente tragar para sacar la ponzoña que tenía en la boca, pero no podía. Mi ser me decía que la pelea era inminente y debía prepararme. ¡Como deseaba que Grace estuviera aquí!... ¡Como deseaba que… Cristóbal estuviera aquí!
-Cuidado, Stephanie- dijo Franco tentandor mientras se acercaba a mí para tomarme por sorpresa.
Loreto, escondida tras de Tobías, se acerco a él y beso su cuello haciendo que Tobías gimiera. Se me partió el alma, pero seguí fuerte porque Franco quería atacarme aun.
Joseph, que minutos antes me miraba como desquiciado, ahora estaba parado mirándome, pero luego su atención de centro en Isabella, que tirada en el suelo, daba la impresión de estar muerta.
-¡Mi vida!- grito él y se acerco a mi hermana para tomarla suavemente y colocarla en su regazo. Beso cada parte de su rostro para que pudiera despertar. Joseph seguía con la luz amarilla e Isabella empezaba a tenerla otra vez. De nuevo, sentía como si fueran parte de mí.
Isabella despertó de la nada y al encontrarse en los brazos de su novio, se escurrió para quedar a mi lado en menos de tres segundos. Le rugió a Franco y él le rugía a ella.
Loreto aprovechaba a Tobías y casi se lo estaba comiendo a besos. Evite el temblor de mis manos y la rabia que ardía dentro de mí. Lamentablemente, un sollozo involuntario salio de mí al ver como él le correspondía. Todas esas caricias que algún día fueron mías, están en posesión de ella gracias a que sigo enamorada de un recuerdo… sigo con la loca idea de que Cristóbal algún día volverá. “Por la mierda, Stephanie, no lo hará, entiende” escuche dentro de mi… ¿de quien era esa voz? No pensé mucho antes de acordarme que era el tono exacto de Valeria, ella me decía esas mismas frases cuando estaba con Cristóbal en el lugar y momento equivocado, era ella la que me recordaba que Cristóbal… estaba casado con Daniela y tenia a Carla… y ahora tenían a Anita.
Entre en pánico cuando pensé en la posibilidad de que nos hubiéramos vuelto a separar con Valeria, pero para mi suerte mi conciencia estaba tranquila y sola.
-Stephanie…- me llamo Isabella al escucharme sollozar descontrolada. No me di ni cuenta cuando mis manos, mi cuerpo completo temblaba del dolor de los recuerdos. No me había dado ni cuenta que Tobías me tenía en sus brazos. Él me apretaba junto a él susurrándome que todo estaría bien, pero si él ya no amaba, si él ya no me apoyaba y si ya no lo tenia, nada estaría bien. No podía sola, lo necesitaba.
-Cosita- me susurro en el oído cuando mi sollozo fue aun más fuerte. No podía controlarme y no sentía nada, tan solo las manos de Tobías. Inconcientemente, me junte con él tratando de no poder dejarlo ir y él me correspondió. –Cosita, todo esta bien- volvió a decirme. Abrí los ojos para notar que todos estaban con luces amarillas, excepto Loreto y Franco, quien seguía fiel a su lado. Isabella, en los brazos de Joseph, me miraba intranquila. Y él la protegía como si el peligro estuviera ahí… Claro, el peligro obvio que estaba ahí… el peligro era Loreto. Ella arruino todo esto.
-Tobías… no me dejes- suplique haciendo que él se retorciera de dolor. –Nunca- lo hice prometer.
-Nunca- susurro bajo en mi oído. Beso mi cuello haciendo que recuperara los impulsos nerviosos y luego me hizo recuperar la estabilidad. Tomo mi cintura para que mi cuerpo y el de él se hicieran uno.
Los cuatro miramos a Loreto y esta dio un paso hacia atrás.
No hubo más tiempo.
-¡CHICOS!- grito fuerte Emily que, apenas llego, se vio rodeada de la luz amarilla.
-¿Qué sucedió?- pregunto Joseph.
-Es Beth- nos dijo y corrió con dirección a la casa.
Todos la seguimos y Tobías no quiso soltarme, no quiso separarse de mí. Yo tampoco lo quería.
Entramos y subimos al segundo piso, a la habitación de Beth. El olor a sangre era intenso. Me tape la boca y la nariz intentando no captar el aroma tan particular. Tobías entendió que no se me estaba haciendo fácil y me puso entre la pared y él. Mi dominio propio llego tan bajo que deje de ver la extrañas lucecitas amarillas.
Todo cambio en un segundo.
Joseph seguía con Isabella, aunque se notaba que luchaba.
Tobías estaba ya junto a su novia.
Felipe en una esquina tapándose la boca y evitando respirar. Y ahí, en medio de la habitación estaba Elizabeth sangrando como si estuviera en una menstruación.
-¡Mi bebe, ayúdenme, mi bebe se muere!- grito desesperada. Alcance a ver a Tobías llamar a un doctor.
Tras breves minutos se escucho la ambulancia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario