domingo, 5 de diciembre de 2010

Capitulo 7: Amor

Capitulo 7

Amor.



El trabajo se paso rápido y las ocho de la tarde llegaron. Daniela se despidió un poco fría para mi gusto, pero no me di mucho tiempo para pensar en eso porque sabia que Cristóbal me esperaba afuera del local. Efectivamente... ahí estaba.
-Hola, Stephanie- me saludo. Yo sentía como el mundo dejaba de girar tan solo porque él hablaba y me obligue a seguir caminando hacia él.
-Hola, Cristóbal- respondí mientras él me atrapaba en un abrazo.
-¿Cómo pasaste el día?- pregunto cariñoso. Su boca, que al principio estaba en mi frente, comenzó a descender lentamente hasta llegar a mi boca.
-Bien- alcance a contestar. Me besó con la misma pasión que ocupó en su departamento, pero ahora había más necesidad de mi boca. No importaba, mi intensidad crecía igualmente.
-Te llevo a tu casa, bueno?- pregunto. Asentí y luego me di cuenta quien me esperaba en casa...
-Pero solo hasta el principio del bosque, no quiero mas allá...- le pedí. Él no entendió bien mi petición, pero la acepto sin mucho revoloteo.
Llegamos en su auto hasta el inicio del bosque y se despidió con un suave beso entre la boca y la mejilla. Fue tierno y de nuevo sentía como si mi corazón volviera a latir para poder parar de repente.
Me fui lentamente caminando hacia la casa porque no quería verle la cara a Tobías, no después de que supiera que... estaba enamorada de Cristóbal. Me arrepentía tanto de haberle devuelto el beso la primera vez que Tobías se atrevió a dármelo, luego de aceptarle otro beso y seguir aceptando los demás. Era culpable de todo lo que me estaba pasando, pero aunque Grace me decía lo contrario, hoy concordaría conmigo, estaba segura.
Pero no podía evitar llegar a la casa y cuando lo hice estaba todo muy tranquilo. Grace y José Tomas estaban sentados en el sillón mirando televisión, aunque las noticias ahora eran mas alentadoras... las muertes en Johady habían parado repentinamente. Los salude y busque a Tobías, pregunte por él y José Tomas me miro extrañado.
-¿No esta contigo?- preguntó. Yo me sorprendí y negué con la cabeza.
-Dijo que te iba a ir a buscar al trabajo porque tenían las intenciones de pedirte que fueran novios- me aclaro Grace. José Tomas la miro furioso porque ella había arruinado mi ‘sorpresa’ y esta pidió disculpas...
¿Al trabajo?
-No...- susurre y José Tomas se paro a mi lado.
-¿Qué paso?- pregunto tomándome por los hombros. Yo estaba aturdida y aunque hubieran entrado los Volturis por la puerta no habría reaccionado. ¿Al trabajo? O sea que él vio cuando Cristóbal y yo...
-No...- volví a susurrar. José Tomas se estaba asustando y Grace se gano a mi lado. Me sacudieron, pero yo no reaccionaba. Grace quiso actuar sobre mí, pero no consiguió nada. Yo solo veía un hoyo negro sin fondo, pero sabía que al fondo... estaba Tobías. Me sentía tan mal que es difícil de describir.
-No...- por tercera vez susurre queriendo haber evitado todas las situaciones románticas con Cristóbal de ese día. No era justo, no para él. Él era muy buena persona como para que tuviera que sufrir de este modo y yo era muy egoísta para evitarlo...
-Stephanie... reacciona, ahora- ordenó Grace, pero no podía contestarle. Estaba mal, en shock, ninguno de mis músculos reaccionaba a mis órdenes. Y de repente, caí al suelo. Grace y José Tomas quisieron evitarlo pero no alcanzaron, fue tan repentina mi reacción que no consiguieron nada más que caer conmigo.
-No...- se estaba volviendo la única palabra que podía decir. Grace y José Tomas estaban paranoicos.
-Steffi... por favor...- suplico Grace. Por fin pude verla y decir algo más, aunque no servia de mucho.
-Tobías...- susurre entrecortadamente.
-Si, Tobías. ¿Qué paso con él?- pregunto José Tomas.
-Yo... no... Tobías...- alcance a decir antes de que mis músculos volvieran a funcionar y corriera a toda velocidad en dirección a al puerta. Recorrí el bosque completo en busca de Tobías y podía sentir como José Tomas y Grace estaban detrás de mí. Pare y ellos también se detuvieron.
-Busquen a Tobías... ¡AHORA!- grité. Ellos comprendieron de inmediato y nos dividimos. Yo fui al norte, Grace al este y José Tomas a suroeste. Después de buscar mucho rato, me estaba rindiendo. Quise saber si Grace o José Tomas lo habían encontrado, pero... yo lo encontré.
-Tobías...- grite y me acerque a él antes de que pudiera arrancar.
-¿Qué?- pregunto enojado. Se soltó y cayó sentado al pasto.
-Tobías, no... Por favor...- suplique mientras me arrodillaba frente a él. Tobías me miraba con tristeza y gemía del dolor. Yo no podía evitar querer matarme para que él estuviera bien. Solo hacia daño, ¿qué pasaba conmigo?
-¿Qué?- pregunto nuevamente.
-Tú me fuiste a buscar...-
-Si... ¿y?- pregunto él intentando parecer indiferente.
-Tú me viste... con... Cristóbal- afirme.
-Se llama Cristóbal, bueno saberlo- dijo.
-Tobías...- suplique.
-¿Qué estabas pensando?, ¿Por qué me diste ilusiones?- me cuestiono.
-Tobías, yo... nunca te di ilusiones- le grite con toda mi fuerza.
-¿No?... a lo mejor los besos tienen otro significado para ti- me dijo completamente furioso.
-¿Los besos?- pregunte.
-Si, o ¿ya se te olvido que nos besamos?- pregunto.
-No, obvio que no. Es solamente que yo... te besaba por… no provocarte dolor- le explique entre gemidos. Él me miraba incrédulo, intentando tapar el dolor con una mascara de furia.
-Aaaa! MUCHAS GRACIAS- me grito -, te juro que ahora duele menos-. Yo gemía arrodillada con el rostro entra las manos, Tobías se paro y me miraba sollozando.
-Tobías...- susurre entrecortadamente y gimiendo. Él cayó arrodillado frente a mí y me pidió, me rogó que no estuviera así.
-No, por favor. Stephanie, no... No estés así. Yo fui el estúpido que se hizo ilusiones sin tu consentimiento- se culpó.
-No, Tobías. Yo... Tobías, perdóname- dije mientras lo abrazaba. Él suspiro y me pidió que le diera el último beso. Intente decirle que luego dolería, pero ya me estaba besando. Se notaba en la intensidad la necesidad que tenia Tobías. Me tomo por la cintura y me coloco abajo del. Lo deje por el simple hecho que no quería causarle mas daño, pero sabía que le estaba haciendo un mal. Dentro de mi sentia como algo me gritaba que todo esto estaba bien… pero ¿cómo podria esto estar bien?
Luego que todo termino, él me miro con pasión y me levanto.
-Vamos a casa...-
Pasaron los días y mi relación con Cristóbal crecía cada vez más, pero mi relación con mi familia y Daniela iba cada vez peor. Exequel me quería mucho, pero la madre de Cristóbal no me quería para nada. Siempre le dije a Cristóbal que no intentara que yo le cayera bien, pero él insistía.
No podía entender porque Daniela cada vez se alejaba más de mí, ya ni siquiera me esperaba en la mañana como siempre, ahora me esperaba Cristóbal. Pero el bichito de la curiosidad siempre punzó. Un día martes de Julio me tuve que ir a trabajar. Me despedí de Grace como siempre, de José Tomas con un saludo frío y con Tobías con uno peor.
De camino me encontré con Daniela, pero no hice el intento de hablarle. Cuando llegue Cristóbal me esperaba en la puerta.
-Hola, amor- me saludo y luego me besó. Daniela paso a lado nuestro muy tensa. Intente que esto no me molestara, pero era inevitable. Yo había aprendido a quererla mucho, ella fue mi amiga, mi primera amiga en Santiago de Chile.
-Hola, Cris- le conteste.
-¿Cómo dormiste?- pregunto. Al igual que Daniela, él siempre hacia esa pregunta. Y yo seguía sonriendo.
-Como siempre- respondía para no mentir.
-En cambio yo... soñé mucho- confeso.
-¿Y que soñaste?- pregunte curiosa.
-Contigo, pero no querrás saber que...- dijo murmurando. Si hubiera podido sonrojarme, estaría como tomate. Sonreí y él me beso apasionadamente antes de dejarme en mi puesto de trabajo.
El día paso rápido y en la hora de almuerzo se estaba haciendo habitual que Cristóbal me llevara a un departamento que había arrendado para poder salir de su casa y los problemas. Ahí comíamos cualquier cosa, pero yo trataba de comer lo menos posible. Él me retaba, pero le decía que no era muy hambrienta, era mi excusa.
Ese día Cristóbal había comprado una pizza y un par de bebidas. Nos sentamos en la misma parte donde él me confeso que estaba enamorado de mi. Arreglo las cosas para comer y luego saco una rosa.
-Te amo- me dijo tiernamente pasándome la rosa.
-Te amo con la vida- le dije de vuelta.
-¿Quieres ser mi novia?- pregunto. Me dejo totalmente sorprendida y le dije que si de inmediato. Él me besó y así se paso el día...

En la casa le pedí a Grace que fuéramos a cazar juntas y ella aceptó. Después de cazar, hablamos.
-¿Y como vas con Cristóbal?- me pregunto.
-Genial, hoy me pidió que fuera su novia- conteste orgullosa. Grace sonrió y me dio las felicitaciones, pero luego su sonrisa se desvaneció y me miro preocupada.
-Le dirás que nosotros somos...- comenzó Grace.
-No- interrumpí tajante. –Él no debe saberlo nunca- exigí.
-¿Lo conoceré?- pregunto Grace ansiosa.
-Obvio, cuando quieras-
-Llévalo mañana a la casa-
-¿A la casa?-
-Oh! Es cierto... Tobías...-. Era difícil recordar que Tobías podía salir dañado con cada mala decisión que yo tenga. Me sentí un poco triste por la situación que estábamos pasando. No era justo... no era justo.
Grace y yo nos fuimos a la casa y encontramos a Tobías y José Tomas viendo el partido de fútbol. Grace suspiro y fue a hacer sus tareas.
-¿Quién juega?- pregunte sentándome al lado de José Tomas.
-La Universidad de Chile contra Colo-Colo- me contesto Tobías. Quise intentar recuperar la relación que tenía con él y me cambie de asiento; me puse a su lado. Él me abrazo y me pidió que fuera de la Universidad de Chile porque él era de ese equipo y José Tomas era colocolino. Asentí y le grite en la cara a José Tomas que yo era de la U.
-Bastarda- susurro él.
-¿Qué dijiste?- pregunte teatralmente furiosa.
-Te dijo bastarda- me explico Tobías. Yo reí porque Tobías estaba tan calmado, era como si los últimos años no hubieran pasado. Le pegue a José Tomas en la cabeza y todos empezamos a pegarlos con los cojines. Rompimos varios cojines lanzándolos de aquí para allá. Y cuando bajó Grace...
-Aaaa! ¡BASTARDOS!- nos grito con toda su furia. –Mis cojines blancos, peluditos como conejo. Malditos chupasangres, ¡me las pagaran!- nos amenazo Grace. Nosotros nos detuvimos en un instante y luego José Tomas le tiro un cojín a Grace. Con Tobías no reímos a carcajadas y esta le volvió a tirar el cojín a José Tomas.
Jugamos toda la noche a tirarnos cojines y la casa quedo completamente desordenada.
Al amanecer, Grace avisó que no iría al liceo porque alguien tendría que ordenar la casa y comprar nuevos cojines blancos y peluditos como conejos.
-De verdad, tienes un problema serio con los conejos, yo que tú me hago ver- le dije con gracia. Grace sacó su lengua en tono de burla.
Yo iría a trabajar nuevamente, pero ahora mas feliz después de lo ocurrido en la noche. Era como si los dos años recién pasados no hubieran ocurrido nunca, me sentía tan feliz. Ahora mi único cabo suelto era Daniela.
-Hola, Steffi- me dijo Cristóbal cuando llegue al local.
-Hola, Cris- respondí y como siempre me besó.
El día fue normal, trabajo, almuerzo en el departamento, Cristóbal, la indiferencia de Daniela, etc.
En la tarde, Cristóbal por primera vez me había preguntado por mi familia. Y sin mentir, eso me incomodo mucho ya que mi familia era un tema un poco complicado como para tomar a la ligera.
-¿Me llevaras algún día a tu casa?- preguntó ansioso. Quise poder darle vuelta la pregunta pero sabía que a su madre no se le haría gracia verme aunque Exequel me aceptara. Así que tuve que saber responder con una mentira, solo en parte.
-Algún día… sabes que en mi casa las situaciones no son las mejores- respondí.
-¿Tu hermano te cela mucho?- pregunto un poco enojado. Claro… esa era nuestra farsa, aunque nosotros no la hayamos difundido la misma gente hizo sus suposiciones; Tobías, Grace, José Tomas y yo éramos hermanos.
-Un poco- respondí aun mas incomoda. Mi ‘familia’ era el único tema que no podía tratar con toda sinceridad con Cristóbal. Me daba rabia que fuera así, pero odiaría la idea de decirle que yo… era una… no quise seguir pensando en todo eso.
-Bueno, pero eso no se interpondrá entre nosotros, cierto?- pregunto.
-Obvio que no- conteste con toda seguridad, aunque no sabia a que grado yo misma me podría creer eso, por lo menos sonó convincente.
Salimos del trabajo y me invitó a tomar un helado. Sonreía cada vez que él me invitaba a comer algo ya que no era mi actividad favorita. Aunque de una u otra forma siempre terminaba botando la comida en alguna parte. Cuando llegamos a la heladería, él pidió un café helado y yo un helado de chocolate con vainilla.
-¿Te ha ido bien?- pregunte un poco confusa, no sabia por que diablos había hecho esa pregunta.
-¿En que sentido?- pregunto. “No se” pensé en contestarle, pero me di cuenta que era algo muy estúpido así que aproveche la oportunidad para saber de su familia.
-Tu familia- conteste. Él bajo la mirada y le dio un sorbo a su café. Sin darme cuenta yo también comía el helado.
-Tú sabes que nunca me va bien en ese sentido. Además ahora que mi madre esta embarazada...- respondió tajante. Era un tema doloroso, tanto para él como para mí ya que sentía el sufrimiento como propio. Lo amaba y odiaba a cualquiera que pudiera presentar un peligro o un dolor para él. Estaría dispuesta a morir por él y eso lo tenía claro. Cristóbal se había vuelto la persona que cambio mi mundo en el segundo que menos lo pensé, se había vuelto esencial para mi sobre vivencia, algo importante, lo mas importante. Creo que todo se dio vuelta en mí cuando vi su expresión de dolor. Esa situación era intolerable.
-Lo siento- me disculpe y me senté en sus piernas. Él me abrazo fuertemente, quito mi helado y lo dejo dentro de su café para poder besarme sin interrupciones. En medio del beso sentí su mano bajar por mi espalda trazando la línea de mi columna. Me estremecí y Cristóbal sonrió. Tome su cabeza y lo aferre a mi como casi siempre lo hacia, pero ahora con mas necesidad. De la cintura me acerco más a él y termine el beso en sus labios para seguir por su cuello. Él tirito y me susurro que me amaba, entre besos le respondí que era lo más importante que en mi existencia había tenido. No podía creer que fuera tan feliz, pero luego recordé que el tiempo pasa y yo… tendría que irme. ¿Cómo seria lo suficientemente fuerte para dejarlo y que él continuara su vida?, porque tenia claro que una vida conmigo no la conseguiría nunca, por mucho que se intentase. Hubiera dado cualquier cosa por ser un humano y seguir mi vida con él, pero… pedía demasiado.
-Te amo, eres mi vida, lo que ilumino mi existencia- me susurró al oído. Me estremecí nuevamente porque los pensamientos que estaba teniendo en ese momento no eran los apropiados para que pudiera aparentar normalidad. Me amaba y yo a él… ¿Qué podíamos hacer? Estábamos condenados a seguir caminos diferentes aunque muriéramos del dolor, sabia que tendría que dejarlo. Pero lo que me consolaba era que él podría olvidarme y enamorarse de alguien bueno y normal, que le de lo que él quiera. Eso estaba bien, aunque yo… jamás pudiera olvidar.

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